Ayer viernes 28 de mayo el diario El País publicó este artículo que copio a continuación. Un prodigio de humor negro firmado por Juan José Millás.
FALSIFICACIONES
El instinto que mueve a la creación de una célula artificial ¿es del mismo tipo que el que impulsa a la falsificación de un bolso de Loewe? ¿Predomina en ambos casos el interés económico?. Nos preguntamos tambien si las cajas de ahorros, dada su situación, eran una mala copia de los bancos tradicionales. En todo caso imaginar a Cristo dirigiendo una caja es como imaginar a Kafka escribiendo un best seller con templarios. Kafka no ha caído todavía en la tentación, pero Cajasur era, hasta que apechugara con ella el Estado, propiedad de la Iglesia.
Las copias ocupan ya tanto espacio que resulta imposible, y quizá nocivo, perseguirlas. Frente a la puerta de las tiendas de los bolsos de marca, en todas las capitales europeas, se exponen sus réplicas sin que la policía pueda hacer otra cosa que fingir su persecución. Los gobiernos actuales , y sus oposiciciones, son como los Rolex de oro de los mercadillos de pueblo. Pero dan el pego, pues la gente se acerca ingenuamente a las urnas como si votara a quienes aparentan presentarse.
En realidad, reciben ordenes del hampa: ayúdeme a crear una burbuja financiera o inmobiliaria, ayúdeme ahora a desinflarlas. Tráigame un cortado con poca leche. Redacte una ley para que mis amigos y yo no paguemos impuestos....La gran delincuencia ha devenido en el Estado a la sombra mientras que el Estado aparente le hace los recados.
No se apresuren las cajas , pertenezcan a Dios como Cajasur o al Diablo como las que están al caer. Cuando tengan problemas, correremos a salvarlas con el IRPF de los cotizantes. En fin, no queda nada genuino; todo es clon, copia, calco, falsificación, duplicado. Los Museos de Arte Contemporáneo están llenos, dicen, de Modiglianis y Piicassos supuestos. Quizá cada una de nosotros, dada la docilidad reinante, sea tambien un sucedáneo de hombre.
Juan José Millás
OK tío,
Luis Betrán
ANTONIONI EN LOS AÑOS 70
Reflejo en el ojo crítico
Cuando en el Festival de Cannes de 1960 Monica Vitti realizaba sus casi infinitas "passegiattas" a través de las desvaídas imágenes de una imposible "avventura", potenciaba los deseos largamente acariciados por por los líricos y lirizantes del cine italiano de enterrar una de las múltiples formas del naturalismo; aquella que ellos mismos habían definido durante dos décadas con el nombre de neorrealismo. Bien cierto que en los años próximos ese neorrealismo se había descompuesto en pequeños subgéneros, que si bien tenían de noble el origen en tan importante movimiento cinematográfico, eran simultáneamente de imposible utilización para el cine italiano. El neorrealismo rosa o el realismo crítico carecían de la originalidad y del atractivo que supone paralelamente la aparición de "L'avventura" (1960) en Cannes y que de alguna manera presagiaba un tipo de cine que ellos podían imponer con ayuda del propio desgaste de un cine italiano que, de año en año, hacía más patente su crisis.
Antonioni ha sido sobre todo un fenómeno crítico. Pocos directores como él han provocado tal avalancha de una literatura sobre sus films que hoy, desgraciadamente, nos parecen tan huecos como aquella. El cine de este director ha sido visto críticamente como un reflejo del hombre moderno, y más todavía del hombre situado en la alta burguesía italiana, actor y víctima del resurgimiento industrial de ese país trás la postguerra. Sin embargo este reflejo ha estado siempre más cerca de un sueño seco y sin salida que de un auténtico análisis de la situación. Su cine expresa algunos de los aspectos de la nada artística de una forma tan habilidosa que permite a una pléyade de Aristarcos (1) creer que sus "desiertos rojos" o sus "noches milanesas" eran algo más que las tracicomedias del día sin proyección futura.
De la obra de Antonioni solo "La notte" (1961) emerge con la suficiente carga crítica y poética como para traspasar con vitalidad el circo de las marionetas que ha supuesto con frecuencia el asfixiante mundo de su sutor. Obra de análisis, la profundidad de éste no se hace en vista de la peripecia vital de los acontecimientos. Los héroes viven un cosmos comprensible en el que las convenciones formales no hacen sino darle mayor verosimilitud.
"La noche" es uno de los mejores retratos del intelectual ¿vendido? a la sociedad industrial como un valor de cambio, cuya inteligencia puede ser usada de mil maneras (¿la publicidad?) de las que quizá la más sutil y explotadora sea la propuesta al joven escritor Mastroianni en el sentido de aprender a vender en un medio obrero la imagen, entre refinada y patriarcal, de un Agnelli que lo tiene todo menos un puesto junto a Cristo y Karl Marx. Habrá que vender un nuevo evangelio para que el mundo se enamore de su figura y se le agradecerán los servicios prestados.
"La notte" es el film donde la lírica de Antonioni no recurre a procedimientos artificiales, tan caros por ejemplo a "Il deserto rosso" (1964) donde se anticipa un posterior cine italiano sin negar la realidad de la obra presente. Película tranquila y bella a pesar de hablar de una sociedad tumultuosa. Es la única cinta verdadera de ese interesante impotente llamado Michalangelo Antonioni.
Luis Betrán, Zaragoza 13 de diciembre de 1977
En 2010 no quitaría ni una coma de los párrafos dedicados a "La noche". El resto que toda Ferrara y el maravilloso cineasta que fue Antonioni me perdonen en el espacio y en el tiempo, en el cielo y la tierra.
1) Guido Aristarco, el más importante crítico y analista cinematográfico de los 60 y 70.
ANTONIONI EN LOS AÑOS 70
Reflejo en el ojo crítico
Cuando en el Festival de Cannes de 1960 Monica Vitti realizaba sus casi infinitas "passegiattas" a través de las desvaídas imágenes de una imposible "avventura", potenciaba los deseos largamente acariciados por por los líricos y lirizantes del cine italiano de enterrar una de las múltiples formas del naturalismo; aquella que ellos mismos habían definido durante dos décadas con el nombre de neorrealismo. Bien cierto que en los años próximos ese neorrealismo se había descompuesto en pequeños subgéneros, que si bien tenían de noble el origen en tan importante movimiento cinematográfico, eran simultáneamente de imposible utilización para el cine italiano. El neorrealismo rosa o el realismo crítico carecían de la originalidad y del atractivo que supone paralelamente la aparición de "L'avventura" (1960) en Cannes y que de alguna manera presagiaba un tipo de cine que ellos podían imponer con ayuda del propio desgaste de un cine italiano que, de año en año, hacía más patente su crisis.
Antonioni ha sido sobre todo un fenómeno crítico. Pocos directores como él han provocado tal avalancha de una literatura sobre sus films que hoy, desgraciadamente, nos parecen tan huecos como aquella. El cine de este director ha sido visto críticamente como un reflejo del hombre moderno, y más todavía del hombre situado en la alta burguesía italiana, actor y víctima del resurgimiento industrial de ese país trás la postguerra. Sin embargo este reflejo ha estado siempre más cerca de un sueño seco y sin salida que de un auténtico análisis de la situación. Su cine expresa algunos de los aspectos de la nada artística de una forma tan habilidosa que permite a una pléyade de Aristarcos (1) creer que sus "desiertos rojos" o sus "noches milanesas" eran algo más que las tracicomedias del día sin proyección futura.
De la obra de Antonioni solo "La notte" (1961) emerge con la suficiente carga crítica y poética como para traspasar con vitalidad el circo de las marionetas que ha supuesto con frecuencia el asfixiante mundo de su sutor. Obra de análisis, la profundidad de éste no se hace en vista de la peripecia vital de los acontecimientos. Los héroes viven un cosmos comprensible en el que las convenciones formales no hacen sino darle mayor verosimilitud.
"La noche" es uno de los mejores retratos del intelectual ¿vendido? a la sociedad industrial como un valor de cambio, cuya inteligencia puede ser usada de mil maneras (¿la publicidad?) de las que quizá la más sutil y explotadora sea la propuesta al joven escritor Mastroianni en el sentido de aprender a vender en un medio obrero la imagen, entre refinada y patriarcal, de un Agnelli que lo tiene todo menos un puesto junto a Cristo y Karl Marx. Habrá que vender un nuevo evangelio para que el mundo se enamore de su figura y se le agradecerán los servicios prestados.
"La notte" es el film donde la lírica de Antonioni no recurre a procedimientos artificiales, tan caros por ejemplo a "Il deserto rosso" (1964) donde se anticipa un posterior cine italiano sin negar la realidad de la obra presente. Película tranquila y bella a pesar de hablar de una sociedad tumultuosa. Es la única cinta verdadera de ese interesante impotente llamado Michalangelo Antonioni.
Luis Betrán, Zaragoza 13 de diciembre de 1977
En 2010 no quitaría ni una coma de los párrafos dedicados a "La noche". El resto que toda Ferrara y el maravilloso cineasta que fue Antonioni me perdonen en el espacio y en el tiempo, en el cielo y la tierra.
1) Guido Aristarco, el más importante crítico y analista cinematográfico de los 60 y 70.
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