jueves, 26 de diciembre de 2013

LISTAS (2)

Sight and sound (Reino Unido)
1. The Act of Killing (Joshua Oppenheimer, Christine Cynn & Anónimo)
 2. Gravity (Alfonso Cuarón)
 3. La vie d’Adèle (Abdellatif Kechiche)
 4. La grande bellezza (Paolo Sorrentino)
 5. Frances Ha (Noah Baumbach)
 6. A Touch of Sin (Jia Zhangke)
 7.  Upstream Color (Shane Carruth)
 8. The Selfish Giant (Clio Barnard)
 9. Norte, the End of History (Lav Diaz)
10.  L'inconnu du lac (Alain Guiraudie)


MI COMENTARIO
La revista inglesa siempre ha sido no poco deudora de la francesa aunque, justo es afirmarlo, con aportaciones  de su propia cosecha. En este año más bien desdichadas con la excepción de la maravillosa película de Sorrentino, esa revisitación a la felliniana “dolce vita” con el atractivo suplementario de ser mucho mejor que el modelo. Notable “Frances Ha”, ignota para mí  “The selfish giant”. Con “Norte” me  sucede que albergo dudas razonables de que algún día pueda llegar a verla. Bien merecería esa recompensa ya que me he tragado las infinitas horas de “Death of the land  of Encantos“ o “Melancholia”. Que el filipino es un cineasta importante me resulta obvio. Que en esas larguísimas jornadas antes citadas sucede como en botica. Hay de todo; momentos excepcionales, otros inexplicables y varios prescindibles. Con todo Lav Dïaz  tiene su punto de fascinación, aunque uno prefiera al mucho más “convencional” Brillante Mendoza siempre que la ubicua Isabelle Huppert no vaya a estropearle la faena, como hizo también con el gran camboyano Rithy Phan. A la tan notable como antipática actriz francesa únicamente sobrevivió, en territorio asiático,  el coreano Hong Sang-so que para nada dejó de ser él mismo y hasta Isabelle resultó menos adusta que de costumbre.

He precisado dos visiones para pasar del entusiasmo a la decepción respecto a “The act of killing”. Pura impostura y bastante desvergüenza la de mr. Oppenheimer. El maquillar, vestir y disfrazar a unos raritos actores, o no, para que hagan de verdugos indonesios es situarse en las antípodas no ya del documental sino incluso de una moral que excede a lo meramente cinematográfica. “The act of killing” o aparatoso intento de dar gato por liebre.

Y como ya me he despachado, aunque poquito, con “Gravity”, llega el turno de esa melonada, estupidez, cripticismo posmodernista para quién se lo crea (lo del “posmodernismo”, etiqueta de la que, por fin, he leído una acertada definición: no crear nada y pretender que te paguen por ello), refugio mínimo del cretinismo intelectualoide.  Es mi opinión y que nadie se sienta insultado por la misma. Carruth ya exhibió sus cartas en “Prime”. Ha tardado muchos años en mostrarlas otra vez. Por mi que no quede. A la tercera -  que como es sabido va la vencida – este sujeto y ser humano que soy yo se abstendrá prudentemente de acercarse al universo – sin duda, genial – de este caballero. Bye, bye. Y venga ya, que estamos en familiares y entrañables Fiestas. Voy a despedirme escribiendo algo positivo sobre “Gravity”: es menos mala que “Avatar”. Que le den a las tres dimensiones, pura y dura barraca de feria con infinita menos gracia que……….¡¡Georges Meliés!!.

Feliz Navidad con Turrones Tardá, Gran Crema y Cocotá. El villancico ha sido aún más popular que el de nene del tambor. Y ha sido cantado por Enya en gaélico.  Cortesía del amigo Sergio.
Luis Betrán

LISTAS 2013 (1)

Rindo homenaje a "El Roto". Problablemente el "español" más inteligente y al que leo con no poco espanto todas las mañanas en el diario "El País", que el diablo le conserve la lucidez y la mala hostia.


Primero anoto la de las dos revistas especializadas más conocidas de Europa. Me hubiese gustado traer asimismo la de “Positif”, pero sabido es que fiel a sí misma la publicación que dirige Michel Ciment jamás entra en “banalidades” como puntuaciones de films o listados de películas. 


Cahiers du Cinéma (Francia)

1. L’inconnu du lac (Alain Guiraudie)
 2. Spring Breakers (Harmony Korine)
 3. La vie d’Adèle (Abdellatif Kechiche)
 4. Gravity (Alfonso Cuarón)
 5. A Touch of Sin (Jia Zhangke)
 6. Lincoln (Steven Spielberg)
 7. La jalousie (Philippe Garrel)
 8. Nobody's Daughter Haewon (Hong Sang-soo)
 9. Les rencontres d'après minuit (Yann Gonzalez)
10. La bataille de Solférino (Justine Triet)


MI COMENTARIO
Probablemente exagerado, porque “L’inconnue du lac” me parece sensiblemente inferior a “La vie d’Adéle”, pero no deja de ser un acierto incluir la magnífica película de Alain Guiraudie. Film en el que el contenido homo importa tan poco como en la obra de Kechiche el lésbico. Sensiblemente diferentes la una de la otra, “El desconocido del lago” es una propuesta impregnada de belleza y de alto voltaje poético. Curiosamente los dos personajes enamorados no son en absoluto los más importantes, sino el de ese vejete gordito que va deviniendo en agudo y desesperador observador de cuanto acontece en el lago y el bosquecillo que lo circunda. Planos situacionales del agua que no remiten a Ozu, más bien al Apichatpong Weerasetakhul del río Mekong. Afortunadamente Guiraudie no nos abruma como el tailandés. En mi opinión, para ser redonda le sobra un inoportuno policía del todo innecesario y cuyas escasas apariciones rompen el flujo lírico de esta, ciertamente extraordinaria película. Justamente la que jamás podría filmar Almodóvar. Si de algún autor del pasado toma algún préstamo el cineasta francés (ésta no es en absoluto su primera película) me viene a la cabeza Fassbinder y con muchísimas reservas.

Nada puedo escribir de los films de Jia Zhan-ke, de Hong Sang-so o de Philippe Garrel, salvo que tanto el chino, como el coreano o el francés son directores que me suelen interesar en muy elevada medida.  No me gusta “Lincoln”, pieza de cámara de Spielbeg magníficamente filmada, pero que mixtifica (y mitifica) la figura del Presidente USA más cinematográfico. Obviamente nada que ver con el voluminoso libro de Gore Vidal en el que el “gran hombre” que abolió la esclavitud tras desencadenar una sangrienta Guerra Civil, además de trapacero es algo peor. Gore Vidal está muerto. Así que como reza el lúcido proverbio “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”, Stevie, en complicidad con Daniel Day Lewis, acaba por ofrecer una plúmbea hagiografía. Impresentable en cualquier lista ese bodriete de “Gravity” (10 minutos de buen cine gracias al 3D y luego Houston tenemos otro problema, la odio). Muy divertida la de Harmony Korine, siempre y cuando no se tome en serio en tanto que gran película y, como es habitual en “Cahiers” , invención de un cineasta – en 2013,  Yann González – naturalmente francés. Chauvin no puede faltar a la cita anual. Debe ser su primera obra maestra. Luego vendrán otras. Como pasa con Claire Denis – vaya pifia “Les salauds” – Arnaud Desplechin, Jacques Audiard, Olivier Assayas……

Luis Betrán

miércoles, 18 de diciembre de 2013

OBITUARIOS DE CINE (2) JOAN FONTAINE


JOAN FONTAINE
Ha muerto a los 96 años la hermana pequeña de Olivia de Havilland - ¡¡caramba, la mayor debe frisar casi en los 100 ¡! -, Rebecca de Winter la que lució en ese excepcional melodrama de Hitchcock una chaquetica de punto que para siempre restó con el nombre de “rebeca” o en aragonés “rebequica”. Fue peor actriz que Melania Wilkes y su “estrellato” apenas duró una década y nunca fue de las que más brillaron en el firmamento de Hollywood. Sin embargo, a mí siempre me resultó más atractiva que la sosaina heredera de Henry James y William Wyler. Tambien le cupo el honor de ser la primera rubia semifrígida de sir Alfred, lo que le resultó muy útil para que le regalaran un oscar por “Sospecha”. Las cotillas de la edad de oro del clasicismo estadounidense – Hedda, Louella – contaron que desde entonces las dos hermanas no se volvieron a dirigir la palabra. Verdadero o falso, la cosa no tiene la menor relevancia.


La cualidad principal de miss Fontaine fue relativamente modesta, pero auténtica: la capacidad de transmitir  la sensación de miedo y vulnerabilidad, de tal manera que muchos espectadores desearon protegerla. Inició su carrera en Hollywood como la típica “rosa inglesa”: cuando se demostró que la “rosa” tenía también espinas, las cosas empezaron a irle algo peor. Era en realidad hija de padres británicos, y había nacido en el Japón de 1917, un año después que su hermana, la asimismo actriz Olivia de Havilland. Sus padres se separaron en 1921, y Joan se fue con su madre y hermana a California, donde se crió. Comenzó actuando en grupos de teatro compuestos por aficionados cuando todavía era una adolescente, espoleada sin duda por el éxito de su hermana. La rivalidad entre ambas se convertiría, posteriormente, en uno de los temas más frecuentemente tocados por las revistas de chismorreos. Su primera película fue No más mujeres (No more ladies, 1935), junto a Joan Crawford y Robert Montgomery. Pero no causó demasiada impresión y lo mismo sucedió  con otro papel secundario en “Olivia” (1937), donde interpretaba a una bobalicona señorita británica. Poco después fue contratada por la RKO para la que interpretó un par de títulos, incluyendo “A damsel in distress” junto a Fred Astaire. Se vio paulatinamente relegada a películas menores, hasta que la productora decidió no renovarle el contrato, oportunidad que aprovechó para dar vida a una joven tímida – que raro - en aquel nido de alcahuetas que fue las “Mujeres” de Cukor, y la MGM tampoco se interesó por ella.

La “mayor cualidad” de sus primeras interpretaciones parecía ser su cortedad y temor a las cámaras. Ahora bien, si se podía controlar y utilizar para un buen fin, los resultados  podrían ser notables. Su consagración se produjo con la inolvidable “Rebeca” (1940), claro. Tras una prolongada búsqueda  de la actriz protagonista (que recibió casi tanta propaganda como la de Scarlett O’Hara de “Lo que el viento se llevó”, David O’Selznick – un experto en dudas hasta que se enamoró de la esperpéntica Jenifer Jones – la eligió para interpretar a la asustadiza e insignificante segunda esposa (que ni tan siquiera tenía nombre) del señor de Manderley que tan prodigiosamente sirvió Laurence Olivier. La floja novela de Daphne du Maurier fue superada por goleada por aquel al que nadie llamaba todavía “mago del suspense”. La Fontaine – dicen que mimada por Hitchcock – consiguió que resultase imposible diferenciar a la intérprete de su personaje. Y la histriónica Judith Anderson (mrs. Danvers) fue aquella ama de llaves secretamente enamorada de un fantasma. Fue nominada al oscar y se convirtió en famosa de la noche a la mañana. Al año siguiente repitió su papel de esposa desconcertada y amenazada en la otra vez hitchockiana “Sospecha”. Y lo que son las cosas, la película fue mediocre, la actriz también, el gran Cary Grant estaba totalmente “fuor di posto” como dicen los italianos, pero el citado regalo del floripondio hollywoodense se produjo. 

Ese fue, realmente, el momento culminante de su carrera aunque por un tiempo siguió siendo apreciada y bien “pagá”. Volvio a interpretar a una mujer inglesa y amenazada - ¡¡que encasillamiento, pardiez!! – en la plausible “Alma rebelde” (Jane Eyre, 1943), versión apañadilla y poco más de la genial novela de Charlotte Brönte, acompañada por un ya gordito e improbable Orson Welles en el tremendo Rochester. De “Frenchman’s creek (“El pirata y la dama”, 1944) lo único salvable es su maravilloso technicolor y su mayor vergüenza el hacer que el gran actor mexicano Arturo de Córdova quedase ridículo. De vez en cuando se la permitió interpretar a mujeres norteamericanas, como por ejemplo en “This day forward” (“De hoy en adelante·, 1946). No obstante, se le solían asignar papeles de refinadas damas europeas – “El vals del emperador”, 1948 un Wilder primerizo y menor – y…..lo dejo para el desenlace de este obituario. Eso fue todo. Lo que llegó a continuación mejor olvidarlo, salvo que estuvo como esposa enamorada, y delatora, en la ambigua pero extraordinaria “Más allá de la duda” (1956) de Fritz Lang, el austero y barato film con el que el genio alemán dio – o le dieron – el portazo definitivo a Hollywood.


Existió la magia una vez en el periplo nada mágico de Joan Fontaine. A recordar siempre la obra maestra “Carta de una desconocida”, donde Max Ophüls (otro grandísimo, y no poco maldito, llegado de Austria, Alemania, Italia y Francia), desde la base literaria de Stefan Zweig, propuso una historia de amor que sin salir de las coordenadas reales alteraba la vida de sus protagonistas justamente en el  espacio y el tiempo con igual o mayor fuerza e infinita superior exquisitez que el magnífico “Petter Ibbetson” de Hathaway. Y es que a pesar de la producción “Carta de una desconocida” es una película europea y “Petter Ibetson” americana. Y el correcto artesano Hathaway jamás rozó siquiera los talones del gran Max. Tampoco el supermitificado Hitchcock.

Luis Betrán


Y allá va que va que vaaaa. Allá va la despedida, con un leve tributo a la fenecida Eleanor Parker, bellísima mujer de flamígera cabellera que solía ponerse histérica cuando, en blanco y negro o en color, se las daba de gran trágica: “Brigada 21” (ella y el Kirk Douglas hacían gestos no ya para 21 sino para 100 “brigadas” más). “Sin remisión”, “El hombre del brazo del oro”, “Con él llegó el escándalo”…..y demostró que hubiera podido ser una estupenda comediante en la no menos estupenda “Scaramouche” con el asimismo estupendo Stewart Granger y el feo Mel Ferrer.


Y ya vale de necrológicas. Lo que toca toca aunque a uno el muy imaginativo nacimiento de Jesús de Nazaret cada 24 de diciembre le resulte pelín extraño. ¡¡Feliz Navidad con turrones Tardá, gran crema y cocotá!! A los innumerables lectores de éste incomparable blog. Excepción hecha de políticos y votantes peperos, el monicaco ese del Cristiano Ronaldo seguro ganador del balón de plexiglás (¡¡ay Gallardón porqué solo te rompiste dos costillas!!), adictos al insulto indiscriminado, chivatos profesionales, ladronzuelos de poca monta, linchadores juntos en unión defendiendo la bandera de la Santa Inquisición y demás genta de mal vivir y peor catadura.