jueves, 29 de septiembre de 2016

DOSSIER ALEKSANDR o ALEXANDER SOKUROV (4)


Filmografía
Largometrajes de ficción

La voz solitaria del hombre (Одинокий голос человека, 1978–1987)
Los degradados (Разжалованный, 1980)
Dolorosa indiferencia (Скорбное бесчувствие, 1983–1987)
Imperio (Ампир, 1986)
Días de eclipse (Дни затмения, 1988)
Seguro y protegido (Спаси и сохрани, 1989)
El segundo círculo (Круг второй, 1990)
Piedra (Камень, 1992)
Las páginas susurrantes (Тихие страницы, 1993)
Madre e Hijo (Мать и сын, 1996)
Moloch (Молох, 1999)
Taurus (Телец, 2000)
El arca rusa (Русский ковчег, 2002)
Padre e hijo (Отец и сын, 2003)
El Sol (Солнце, 2004)
Aleksandra (Александра, 2007)
Fausto (Фауст, 2011).
Francofonía, 2014)

Documentales

María (Elegía Campesina) (1978–1988)
Sonata para Hitler (1979–1989)
Sonata para Viola. Dmitri Shostakovitch (1981)
Y nada más (1982–1987)
Sacrificio nocturno (1984–1987)
Paciencia de Labor (1985–1987)
Elegía (1986)
Elegía de Moscú (1986–1988)
Elegía de Petersburgo (1990)
Elegía Soviética (1990)
A los eventos en Transcaucasia (1990)
Una simple elegía (1990)
Una retrospectiva de Leningrado (1957–1990)
Un ejemplo de entonación (1991)
Elegía desde Rusia (1992)
El sueño del soldado (1995)
Voces espirituales (1995)
Elegía oriental (1996)
Hubert Robert. Una vida afortunada (1996)
Una vida humilde (1997)
El Diario de San Petersburgo: Inauguración de un monumento a Dostoevski (1997)
El Diario de San Petersburgo: Kosintsev's Flat (1998)
Confesión (1998), 5 miniseries
Diálogos con Solzhenitsyn (1998)
Dolce… (1999)
Elegía de un viaje (2001)
El diario de San Petersburgo: Mozart. Réquiem (2004)
Elegía de una vida: Rostropóvich, Vishnévskaya (2006)

Wikipedia

Me permito discrepar de Santa Wikipedia en un aspecto. Salvo en sus inicios, Sokurov jamás fue/es un documentalista. Su portentosa serie de “Elegías” no son en absoluto documentales puros, y menos aún "El arca rusa", aunque podamos contemplar a los homenajeados u homenajeadas, y en el caso de la mejor de todas ellas – “Elegía del viajero” – ni siquiera eso porque se trata de imágenes que un personaje desconocido sueña ver desde un tren. Soy de los que opinan, y no soy ni mucho menos el único, que Sokurov es el más importante cineasta vivo del mundo y que su originalísimo y extraordinario arte fílmico es radicalmente opuesto al de Hollywood. Las películas que considero imprescindibles de Sokurov son las siguientes: “Madre e hijo”, “Padre e hijo”, “El arca rusa”, la tetralogía de los dictadores – Taurus, Moloch, El sol (fabulosa aproximación a la figura del emperador Hiro Hito), Fausto (León de Oro de Venecia y, repito, en mi opinión la película más trascendental en las dos últimas décadas junto a “El caballo de Turín”, de Bela Tarr)), “Aleksandra”, “Elegía de una vida”, “Elegía del viajero”, “Dolce” , “Una vida humilde”, “Sonata para viola” y “Francofonia”. Sokurov no se atiene a regla alguna en la duración de un film, así una obra maestra como “Dolce” puede durar 12 minutos, “Voces espirituales” más de 6 horas, las Elegías no llegan a la hora o “Confesión” cerca de las 5 horas.

Luis Betrán

jueves, 8 de septiembre de 2016

DOSSIER ALEKSANDR o ALEXANDER SOKUROV (3)


LA TETRALOGÍA DE LOS DICTADORES (Hiro Hito y Fausto)

SOLNTSE (EL SOL)

º DIRECTOR: Aleksandr Sokurov
º GUIÓN: Iurii Arabov y Aleksandr Sokurov
º AÑO: 2004
º PAÍS: Rusia Rusia
º MÚSICA: Andrei Sigle
º FOTOGRAFÍA: Aleksandr Sokurov
º PRODUCTORA: Coproducción Rusia-Italia-Francia-Suiza
REPARTO
Issei Ogata, Robert Dawson, Kaori Momoi, Shiro Sano, Shinmei Tsuji, Taijirô Tamura, Georgiy Pitskhelauri, Hiroya Morita

Premios
2005: Festival de Berlín: Nominada para Oso de oro
2006: Italian National Syndicate of Film Journalists: Nominada para Mejor director extranjero
2006: Premios Nika: Mejor guión: Yurii Arabov
2005: Russian Guild of Film Critics: Mejor película
2005: Yerevan International Film Festival: Mejor película

Tercera entrega de la tetralogía del poder que Sokurov dedica a las grandes figuras políticas del siglo XX. La historia se centra en la vida cotidiana, en la intimidad del emperador japonés Hirohito, que, tras el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, se hace consciente de que su naturaleza no es divina sino estrictamente humana.


Tercera entrega de la Tetralogía de los Dictadores, Sokurov se aproxima en “Solntse” a la figura patética del emperador Hiro Hito, al que se consideraba una divinidad (Imperio del Sol Naciente) brutalmente cercenada por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Hiro-Hito fue un verdadero genocida, tanto en la llamada Guerra de Manchuria, en la que las tropas japonesas cometieron atrocidades indecibles con la población civil china, como cuando su ministro, el almirante Tojo (juzgado y ejecutado por USA, merced a su condición de criminal de guerra) decidió el bombardeo de Pearl Harbour. La crueldad de los campos de prisioneros japoneses ha sido descrita varias veces por el cine. La del ejército imperial en China, llevó al gran cineasta japonés Masaki Kobayashi a realizar su portentosa y terrible “La condición humana”, film en el que el autor de “Harakiri” empleó cerca de 10 horas para crear una suerte de exorcismo penitencial por las bestialidades japonesas en China.

“Solnse”, es muy distinta a sus predecesoras “Moloch” (Hitler), “Taurus” (Lenin). Nada de filtros y un sorprendente clasicismo en la puesta en imágenes de Sokurov. Con ello, el maestro ruso adopta un estilo observacional e indiferente que respeta (por primera y única vez en su cine) la exposición, nudo y desenlace. Sokurov se permite, eso sí, una bellísima metáfora visual, al sustituir los aviones bombardeando Japón por unos aparentemente inofensivos pajarillos . Hiro Hito en su intimidad, en su pequeño bunker, desayunando, ajeno a la comprensión de los humanos, con su servidumbre. Otra vez “la banalidad del mal” de la que habló Hanah Arendt. Y con una secuencia magistral: la entrevista del ya exemperador con el general Douglas Mac Arthur, en la que el militar se burla del dios abatido considerándole un “niño”.

Una película que detalla magistralmente la energía y el ánimo reinante en una época triste para el mundo, especialmente para los involucrados directos. En este caso el derrotado pueblo japonés. El director logra apoderarse de la mentalidad y sabiduría de un país culturalmente grandioso, y, a través de Hirohito, nos muestra el renacer del alma en momentos extremos. Una película de imágenes potentes, sutiles, poéticas, deliberadamente morosa. Creo que las escenas de exteriores dan un respiro al monótono escenario del bunker. El guion es inteligente, sabio, no dice lo innecesario, no hay palabras ni frases sobrantes, es preciso, acotado y exquisitamente revelador en cuanto a las emociones y actitudes humanas. El orgullo y soberbia del pueblo americano, y la necesaria humildad de los japoneses. Un film que muestra el lado humano de la guerra y sus ángulos desconocidos, y no la típica obviedad de tantas películas sobre la segunda guerra mundial, que solo buscan captar la atención a través de imágenes impactantes, como la violencia, la muerte, el abuso. Particularidades que todos conocemos y que no aportan nada nuevo. El cine debe hacernos entrega de una nueva mirada, de una opinión, un enfrentamiento de reflexiones y no algo evidente y nada objetivo, que no permite otras lecturas. Sokurov nos regala un gran film, otra obra maestra. Hiro Hito es tratado, como Lenin, con una cierta compasión por el cineasta. Con la cuarta, y última entrega, “Fausto” llegará el horror, la monstruosidad de los dictadores y en los títulos de créditos finales aparecerá: Aleksandr Sokurov, Tetralogía de los Dictadores.

FAUST

º TÍTULO ORIGINAL: Фауст (Faust)
º DIRECTOR: Aleksandr Sokurov
º GUIÓN: Aleksandr Sokurov (Obra: Johann Wolfgang von Goethe)
º AÑO: 2011
º PAÍS: Rusia Rusia
º MÚSICA: Andrei Sigle
º FOTOGRAFÍA: Bruno Delbonnel
º PRODUCTORA: Pro Line



REPARTO
Johannes Zeiler, Anton Adasinsky, Isolda Dychauk, Hanna Schygulla, Maxim Mehmet, Georg Friedrich, Antoine Monot Jr., Katrin Filzen, Eva-Maria Kurz, Florian Brückner, Stefan Weber


PREMIOS

2011: Festival de Venecia: León de Oro (mejor película) y premio SIGNIS
2011: Festival de Gijón: Mejor dirección artística
2011: Satellite Awards: 4 nominaciones, incluyendo mejor película de habla no inglesa
2011: Mar del Plata Film Festival: International Oficial Selection
2011: London Film Festival: Sección oficial largometrajes a competición
2012: Premios del Cine Europeo: 2 nomin: mejor fotografía y mejor diseño de producción
2013: Premios Nika: Mejor: Película, Director, Guión, Actor (Anton Adasinsky)

SINOPSIS
Ambientada en el siglo XIX. Se basa en la leyenda alemana de Fausto, un sabio que hace un pacto con el diablo, y en las adaptaciones literarias del mito por parte de Goethe y Thomas Mann. Broche final de la tetralogía que Sokurov dedicó al estudio de la naturaleza del poder .En ella se elucubra una disertación, que tiene mucho de metafísica del mal, en torno a la corrupción y la decadencia

El cine de Sokurov es complejo, y, en cierto modo, experimental. A prori cuesta acercarse a sus películas, aunque al final el aficionado queda satisfecho. Ocurre con ‘El arca rusa’, una de sus obras más populares (en un prodigio técnico y narrativo, la rodó en una única toma), y la historia se repite con ‘Faust’, en la que el cineasta se inspira de forma libre en la tragedia de Goethe. Con ella el genio ruso, cierra su extraordinaria Tetralogía de los Dictadores. ¿Y tras Hitler, Lenin e Hiro Hito, porqué Fausto? Sokurov considera que el imperialismo alemán, desde Federico II de Prusia a Hitler, tiene su origen en la obra seminal de la literatura germana: “el “Fausto” de Goethe. Pero además añade diálogos extraídos del dr. Faustus de Thomas Mann y de Marlowe, mientras que en el apartado visual el referente es “El Bosco, y en lo que se refiere a Margarita, el renacentista Mantegna. El arranque de esta portentosa y esencial película, en terrible. La cámara baja desde el cielo hasta la mesa de disección del dr. Fausto, que abre en canal un cadáver, extrae sus vísceras, las mira y grita ¡donde, donde está el alma! El mito de Fausto ha conocido varias versiones, por lo que el espectador ya está más o menos familiarizado. La trama se centra en Fausto, un doctor en crisis de identidad que vende su alma al diablo. Aquí Mefistófeles es un ser grotesco y deforme (por ejemplo, tiene el pene en la espalda) que guía a Fausto por situaciones que representan las tentaciones mundanas antes de llegar al infierno.

‘Faust’, rodada en alemán, sobresale por su virtuosismo visual y su ambientación, por lo que no extraña que se llevara el premio a la dirección artística en el Festival de Gijón. El hipnotismo que provocan sus imágenes y la profundidad de sus diálogos que se adentran en varios filósofos alemanes: Schopenhauer, Fichte, Nietzche, Kant, Wittgenstein…., ‘Faust’ exige mucho al público, porque no es una adaptación de la obra de Goethe en el sentido habitual de la palabra, sino una lectura de lo que queda entre líneas. ¿De qué color es un mundo que da a luz, ideas tan colosales? ¿A que huele? El universo sokuroviano es sofocante: ideas que harán temblar el mundo nacen en el espacio reducido en que se mueve. El Fausto de Sokurov es un pensador, un portavoz de ideas, un transmisor de palabras, un soñador, un maquinador. Un hombre anónimo empujado por instintos básicos: el hambre, la codicia, la lujuria. Una criatura infeliz y perseguida que plantea un reto al Fausto de Goethe. ¿Por qué contentarse con el momento si se puede ir más allá? Cada vez más allá, siempre hacia adelante, sin darse cuenta de que el tiempo se ha detenido.

“Fausto” se estrenó en España, al contrario que “Moloch”, “Taurus” y “Solntse”. Había ganado el León de Oro de Venecia y ello garantizaba su distribución en varios países de Occidente, incluyendo Estados Unidos. La película fue saludada con un general entusiasmo crítico, y el prestigioso Roger Ebert, ya fallecido, gran gurú de la crítica USA la saludó como la obra más importante de la Historia del Cine, afirmación a todas luces exagerada, y añadiendo irónicamente que justamente el cineasta que había afirmado que “el cine todavía no era un arte” nos ofrecía “la obra de arte total”, como si fuese un Wagner del Séptimo Arte. El rodaje de “Fausto” resultó extenuante por las exigencias de Sokurov, convertido aquí en una especie de Kubrick ruso. Consideró que el único país en el que se podía rodar “Fausto” era Islandia, sobrepasó con creces el presupuesto previsto y, al final, la Rusia de su poco querido Putin tuvo que aportar el dinero necesario para su finalización pese a que el film está hablado en alemán. Algunas tomas, como las del citado arranque, llegaron a alcanzar el número de 50 veces o más. Sokurov renunció a su equipo habitual y prescindió de su guionista habitual, Yuri Arabov (en realidad un heterónimo del propio Sokurov), volvió a estirar las imágenes como en “Madre e hijo”, esta vez homenajeando a Caravaggio. Prescindió de la música incidental y tan solo al final, mientran aparecen los títulos de créditos suena la fabulosa banda sonora de Andrei Sigle.

“Fausto” es, probablemente, la obra cumbre de Sokurov, junto a “El arca rusa”. Destacar de este prodigio fílmico, la secuencia del infierno en la que Sokurov se burla de Goethe y le da la vuelta a su desenlace cristiano. El dr. Fausto gritará de felicidad al haberse reencarnado en la encarnación del Mal Absoluto, en un Infierno con géiseres humeantes que resulta ciertamente pavoroso.  En mi opinión, una de las cuatro películas esenciales de la última década, las otras serían “El caballo de Turín” de Bela Tarr, “Sueño de invierno” de Nuri Bilge Ceylan e “Hijo de Saúl” de Laszlo Nemes.

Luis Betrán