Hace unos años - no muchos - el invitado de honor y premio Luis Buñuel del Festival de Cine de Huesca fue Bertrand Tavernier. El veterano cineasta galo - no vamos a tratar aquí de él - cuyas relaciones con Cahiers du Cinéma no fueron siempre cordiales, a una pregunta en la rueda de prensa que ofreció sobre Jean-Luc Godard respondió: ¡¡Oh Godard!!, il a fait des grands films comme "A bout de souffle" ou "Pierrot le fou", pero a partir de mayo del 68 las cosas que hizo con el llamado grupo Dziga Vertov fueron horrorosas, ni siquiera fueron cine, una vergüenza para la profesión.
Estoy de acuerdo
COMO ACABAR DE UNA VEZ POR TODAS CON EL MITO/PUTO GODARD
GODARD DESPUES DE MAYO 1968
El cine es una imaginación individual, que es a veces muy generosa o muy de “izquierdas”, que está bien, pero que está hecho para venderse, porque es el único medio para que esta imaginación pueda continuar funcionando y vendiendo. Por eso no hay diferencias entre Antonioni, Kazan, Dreyer, Bergman y un mal cineasta como Delannoy (1). Hay diferencias de calidades pero no de fondo: todos hacen cine de las clases dominantes. Es lo que yo he hecho durante diez años, aunque mi intención fuese otra (2). Pero he sido utilizado para lo mismo.
La noción de autor era revolucionaria en los tiempos en que el autor luchaba contra el productor, un poco a la manera en que en la Edad Media un burgués luchaba contra un señor (3). Ahora el burgués se ha convertido en un señor, el autor ha reemplazado al productor. Por lo tanto ya no hace falta un cine de autor, porque mucho es un cine a nivel de la revolución burguesa. Es decir, el cine es hoy un medio muy reaccionario. El autor es algo así como el catedrático en la universidad. El cine de autor, objetivamente, es un cine aliado de la reacción. Fellini, Visconti, Bergman, Bresson, yo antes de mayo, Truffaut, Rivette, Demy, Resnais, Lester, Bertolucci, Polanski, todo el mundo. Están integrados y no quieren desintegrarse.
Ahora intento hacer un cine que conscientemente procura participar en la lucha política. Antes era inconsciente, un sentimental, era de izquierdas pero partí de una posición de derechas y tambien porque era un burgués, un individualista. Despues fui evolucionando sentimentalmente hacia la izquierda (4), hasta llegar a una posición no de izquierda parlamentaria sino de izquierda revolucionaria, radicalizada, con todas las contradicciones que esto impone. Cinematográficamente yo siempre he tratado de hacer aquello que nunca se hacía aún cuando trabajaba con el sistema. Ahora intento ligar lo que no se hace con la lucha revolucionaria. Trato tanbien de hacer aquello que no se hace, porque lo que se hace ya en cine es prácticamente todo imperialista.
Ahora hago cine con los obreros (5) y hago aquello que ideológicamente ellos quieren, pero tambien les digo: ¡Cuidado!, es necesario que además de este cine no vayáis el domingo a consumir el cine del sistema. Este es nuestro deber y la manera de ayudar a la lucha que tenemos los cineastas. En resumen, he llegado a la conclusión de que, siendo el panorama del cine muy complicado y confuso, es necesario hacer cine con gente que no sea tan cineasta, con gente que esté interesada en que lo que ves en la pantalla tenga relación con ella misma.
Respecto al lenguaje del cine, el que impone su lenguaje, su discurso a toda la población, es un pequeño puñado de individuos en Hollywood o Mosfilm o donde sea, y no es suficiente salirse de ese pequeño grupo y pensar que se hace un cine diferente. Ya no tengo una idea anárquica o individualista sino un deseo profundo. Tambien para el cine es necesario volver a empezar. Hice una película con estudiantes que hablaban con obreros (?) y, estaba claro, los estudiantes hablaban todo el tiempo, los obreros nunca. ¿Dónde están sus palabras?. Los obreros hablan mucho entre si, Ni en los diarios ni en las películas están las palabras de las gentes que constituyen el 80% de la Humanidad. Por eso no quiero pertenecer a la minoría que habla y habla todo el tiempo o a la que hace cine, sino que quiero que mi lenguaje exprese al 80%. Y es por eso que no quiero hacer cine con gente del cine, sino con gentes que componen la gran mayoría. En el proceso de liberación, el cine debe jugar un papel fundamental. Hay que hacer películas claras y sencillas que ayuden a clarificar las cosas.
Jean-Luc Godard.- Traducido del original de “Cahiers du cinema” por José Monléon y publicado en la revista española “Nuestro Cine”, nº 98 de junio de 1970.
En 1972, Godard rueda “Tout va bien”, con Ives Montand y Jane Fonda. Evidentemente obreros del 80% y para nada “gentes del cine”.
LAS PELICULAS DEL GRUPO DZIGA VERTOV
Un Film Comme les Autres (1968), British Sounds 1969), Pravda (1969), Vent D’Est (1969), Luttes En Italia (1970), Vladimir Et Rosa (1970), One Parallel Movie (1971), Schick (1971), Letter to Jane: An Investigation About a Still (1972) o Ici et Ailleurs (1974)
1) Jean Delannoy estuvo lejos de ser un mal cineasta. Fue un artesano extremadamente competente que, en ocasiones, alcanzó altos niveles de calidad: "L'eternel retour" (1943, sobre texto de Jean Cocteau), "La symphonie pastorale" (1946, según la novela de André Gide), "Marie Antoinette" (1955, muy superior a supuestas biografiás modernísimas y vacuas como las perpetradas por Sofia Coppola o Benoit Jacquot), "La princesse de Cléves" (1960) o "Les amitiés particulières" (1964, no desmereciendo en nada de Stephen Frears y muy por encima de Milos Forman, en su adaptación de la célebre novela epistolar de Choderlos de Laclos). O sea, un aplicado director como pudo ser Raoul Walsh con gran distancia en géneros, cultura y contexto.
2) Hace falta cara dura para decir que hacía lo mismo que los mentados aunque "su intención era otra". ¿Cual?. Nunca lo aclaró.Y qué coño sabía él lo que pensaban los estos realizadores. Robert Bresson SI QUE SE APARTÓ DE CUALQUIER ADSCRIPCIÓN Y ETIQUETA y fue el más radical de los cineastas franceses, aunque no fuese muy de izquierdas que digamos.
3) Contundente demostración de la incultura godardiana. En la Edad Media no existía la burguesía sino el feudalismo y los siervos...y el derecho de pernada. Hace algún tiempo circulaba por la red un chiste cinéfilo que aconsejaba que cuando uno se daba un porrazo no gritase !ay¡ sino ¡puto Godard¡. En la interesante revista argentina "El amante" se publicó que Godard solo se parecía a Picasso en que ninguno de los dos habían leído un libro en su vida¡¡. En Positif nº 602 de abril 2011 Fabien Baunman escribe un espléndido texto titulado: "Ultimas tendencias de la idolatría godardiana o el antisemitismo en Godard".
4) Repito lo de la nota 2. Godard era "sentimentalmente de izquierdas" antes, tras mayo 68 "evolucionó sentimentalmente a la izquierda". ¡¡Oh mon Dieu, cuanta ternura¡¡.
5) Lo mas grave de este texto. Godard se erige en el profeta y dirigente ideológico de los obreros y no duda que son sus películas y nada más que sus películas las que el proletariado desea ver, y les indica de paso las que no deben ver. Actitud ésta inherente a un genuino autócrata y, por tanto, filofascista. Godard jamás hizo un film con obreros ni los obreros vieron las películas del grupo Dziga Vertov. ¿Como iban a hacerlo si no llegaron ni a estrenarse más allá de Paris y en Filmotecas o circuitos alternativos, ni se pasaron por televisión ni se proyectaron - ay que risa y que asco - en fábricas o talleres.
Yo si las he visto, y por supuesto los cahieristas servidores del puto amo e incluso gente de buena fe que no renunciaron a conocerlas para poder hablar o escribir de Godard con honestidad y libremente. Hace pocos, muy pocos años, que los bodrios fueron editados en DVD. Añado que jamás un obrero podría entender absolutamente nada de la ridícula verborrea godardiana amen de que el cineasta suizo/francés experimenta fútilmente con la imagen. Lo mas probable hubiese sido que si unos cuantos obreros contemplaran cualquiera de estos timos corrieran a gorrazos a su presuntuoso autor. Forman, y yo no albergo dudas al respecto, el corpus más obsoleto, feo, malo y fraudulento de toda la ingente filmografía del "genio". De entre ellas una - "Letter to Jane" - emerge como faro de luz para la entonces "comprometida" hija de Henry. Sirviéndose como telón de fondo de una fotografía hecha a la actriz en Vietnam, Godard habla y habla aconsejando/ordenando lo que tiene que hacer una auténtica militante de izquierdas cuando dialoga con el Vietcong. La jugada ya la había hecho antes en la muy notable "Loin du Vietnam" (1967) film colectivo en el que participaron Chris Marker, Joris Ivens (el que se jugó el tipo), Alain Resnais, Agnés Varda, William Klein, Claude Lelouch.... sin que ninguno de ellos en los títulos de crédito indicasen que fragmentos les correpondían, excepto Godard que corta bruscamente el hilo narratico para aparecer en persona con su cámara y una enorme claqueta con su nombre dirigiéndose al espectador y afirmando no entender porque Ho-Chi Minh no le permitió viajar a Vietnam. Ahí queda eso. La monstruosa egolatría de un experto en la mentira.
No abundaré mucho más en Godard, pero habrá más pesadillas. O ninguna. En unos cinco días "la clave del enigma" se despejará. Y "Vergerus" continuará su andadura o......se extinguirá.
Luis Betrán