1. The Act of
Killing(Joshua
Oppenheimer, Christine Cynn & Anónimo)
2. Gravity(Alfonso Cuarón)
3. La vie d’Adèle(Abdellatif Kechiche)
4. La grande bellezza(Paolo Sorrentino)
5. Frances Ha (Noah Baumbach)
6. A Touch of Sin (Jia
Zhangke)
7.Upstream Color (Shane Carruth)
8. The Selfish Giant (Clio Barnard)
9. Norte, the End of History (Lav Diaz)
10. L'inconnu du lac (Alain Guiraudie)
MI COMENTARIO
La revista
inglesa siempre ha sido no poco deudora de la francesa aunque, justo es
afirmarlo, con aportaciones de su propia
cosecha. En este año más bien desdichadas con la excepción de la maravillosa
película de Sorrentino, esa revisitación a la felliniana “dolce vita” con el
atractivo suplementario de ser mucho mejor que el modelo. Notable “Frances Ha”,
ignota para mí“The selfish giant”. Con
“Norte” mesucede que albergo dudas
razonables de que algún día pueda llegar a verla. Bien merecería esa recompensa
ya que me he tragado las infinitas horas de “Death of the landof Encantos“ o “Melancholia”. Que el filipino
es un cineasta importante me resulta obvio. Que en esas larguísimas jornadas
antes citadas sucede como en botica. Hay de todo; momentos excepcionales, otros
inexplicables y varios prescindibles. Con todo Lav Dïaz tiene su punto de fascinación, aunque uno
prefiera al mucho más “convencional” Brillante Mendoza siempre que la ubicua
Isabelle Huppert no vaya a estropearle la faena, como hizo también con el gran
camboyano Rithy Phan. A la tan notable como antipática actriz francesa únicamente
sobrevivió, en territorio asiático,el
coreano Hong Sang-so que para nada dejó de ser él mismo y hasta Isabelle
resultó menos adusta que de costumbre.
He
precisado dos visiones para pasar del entusiasmo a la decepción respecto a “The
act of killing”. Pura impostura y bastante desvergüenza la de mr. Oppenheimer.
El maquillar, vestir y disfrazar a unos raritos actores, o no, para que hagan
de verdugos indonesios es situarse en las antípodas no ya del documental sino
incluso de una moral que excede a lo meramente cinematográfica. “The act of
killing” o aparatoso intento de dar gato por liebre.
Y como ya
me he despachado, aunque poquito, con “Gravity”, llega el turno de esa
melonada, estupidez, cripticismo posmodernista para quién se lo crea (lo del
“posmodernismo”, etiqueta de la que, por fin, he leído una acertada definición:
no crear nada y pretender que te paguen por ello), refugio mínimo del
cretinismo intelectualoide. Es mi
opinión y que nadie se sienta insultado por la misma. Carruth ya exhibió sus cartas
en “Prime”. Ha tardado muchos años en mostrarlas otra vez. Por mi que no quede.
A la tercera -que como es sabido va la
vencida – este sujeto y ser humano que soy yo se abstendrá prudentemente de
acercarse al universo – sin duda, genial – de este caballero. Bye, bye. Y venga
ya, que estamos en familiares y entrañables Fiestas. Voy a despedirme
escribiendo algo positivo sobre “Gravity”: es menos mala que “Avatar”. Que le
den a las tres dimensiones, pura y dura barraca de feria con infinita menos
gracia que……….¡¡Georges Meliés!!.
Feliz
Navidad con Turrones Tardá, Gran Crema y Cocotá. El villancico ha sido aún más
popular que el de nene del tambor. Y ha sido cantado por Enya en gaélico. Cortesía del amigo Sergio.
Rindo homenaje a "El Roto". Problablemente el "español" más inteligente y al que leo con no poco espanto todas las mañanas en el diario "El País", que el diablo le conserve la lucidez y la mala hostia.
Primero anoto la de las dos revistas
especializadas más conocidas de Europa. Me hubiese gustado traer asimismo la de
“Positif”, pero sabido es que fiel a sí misma la publicación que dirige Michel
Ciment jamás entra en “banalidades” como puntuaciones de films o listados de
películas.
Cahiers du
Cinéma (Francia)
1. L’inconnu du lac (Alain Guiraudie)
2. Spring Breakers (Harmony Korine)
3. La vie d’Adèle (Abdellatif
Kechiche)
4. Gravity (Alfonso Cuarón)
5. A Touch of Sin (Jia Zhangke)
6. Lincoln (Steven Spielberg)
7. La jalousie (Philippe Garrel)
8. Nobody's Daughter Haewon (Hong Sang-soo)
9. Les rencontres d'après minuit (Yann Gonzalez)
10. La bataille de Solférino (Justine Triet)
MI COMENTARIO
Probablemente
exagerado, porque “L’inconnue du lac” me parece sensiblemente inferior a “La
vie d’Adéle”, pero no deja de ser un acierto incluir la magnífica película de
Alain Guiraudie. Film en el que el contenido homo importa tan poco como en la
obra de Kechiche el lésbico. Sensiblemente diferentes la una de la otra, “El
desconocido del lago” es una propuesta impregnada de belleza y de alto voltaje
poético. Curiosamente los dos personajes enamorados no son en absoluto los más
importantes, sino el de ese vejete gordito que va deviniendo en agudo y
desesperador observador de cuanto acontece en el lago y el bosquecillo que lo
circunda. Planos situacionales del agua que no remiten a Ozu, más bien al
Apichatpong Weerasetakhul del río Mekong. Afortunadamente Guiraudie no nos
abruma como el tailandés. En mi opinión, para ser redonda le sobra un
inoportuno policía del todo innecesario y cuyas escasas apariciones rompen el
flujo lírico de esta, ciertamente extraordinaria película. Justamente la que
jamás podría filmar Almodóvar. Si de algún autor del pasado toma algún préstamo
el cineasta francés (ésta no es en absoluto su primera película) me viene a la
cabeza Fassbinder y con muchísimas reservas.
Nada puedo escribir
de los films de Jia Zhan-ke, de Hong Sang-so o de Philippe Garrel, salvo que
tanto el chino, como el coreano o el francés son directores que me suelen
interesar en muy elevada medida.No me
gusta “Lincoln”, pieza de cámara de Spielbeg magníficamente filmada, pero que mixtifica
(y mitifica) la figura del Presidente USA más cinematográfico. Obviamente nada
que ver con el voluminoso libro de Gore Vidal en el que el “gran hombre” que
abolió la esclavitud tras desencadenar una sangrienta Guerra Civil, además de
trapacero es algo peor. Gore Vidal está muerto. Así que como reza el lúcido
proverbio “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”, Stevie, en complicidad con
Daniel Day Lewis, acaba por ofrecer una plúmbea hagiografía. Impresentable en
cualquier lista ese bodriete de “Gravity” (10 minutos de buen cine gracias al
3D y luego Houston tenemos otro problema, la odio). Muy divertida la de Harmony
Korine, siempre y cuando no se tome en serio en tanto que gran película y, como
es habitual en “Cahiers” , invención de un cineasta – en 2013, Yann González – naturalmente francés. Chauvin
no puede faltar a la cita anual. Debe ser su primera obra maestra. Luego
vendrán otras. Como pasa con Claire Denis – vaya pifia “Les salauds” – Arnaud
Desplechin, Jacques Audiard, Olivier Assayas……
Ha muerto a los 96 años la
hermana pequeña de Olivia de Havilland - ¡¡caramba, la mayor debe frisar casi
en los 100 ¡! -, Rebecca de Winter la que lució en ese excepcional melodrama de
Hitchcock una chaquetica de punto que para siempre restó con el nombre de
“rebeca” o en aragonés “rebequica”. Fue peor actriz que Melania Wilkes y su
“estrellato” apenas duró una década y nunca fue de las que más brillaron en el
firmamento de Hollywood. Sin embargo, a mí siempre me resultó más atractiva que
la sosaina heredera de Henry James y William Wyler. Tambien le cupo el honor de
ser la primera rubia semifrígida de sir Alfred, lo que le resultó muy útil para
que le regalaran un oscar por “Sospecha”. Las cotillas de la edad de oro del
clasicismo estadounidense – Hedda, Louella – contaron que desde entonces las
dos hermanas no se volvieron a dirigir la palabra. Verdadero o falso, la cosa
no tiene la menor relevancia.
La cualidad principal de miss
Fontaine fue relativamente modesta, pero auténtica: la capacidad de
transmitirla sensación de miedo y
vulnerabilidad, de tal manera que muchos espectadores desearon protegerla.
Inició su carrera en Hollywood como la típica “rosa inglesa”: cuando se
demostró que la “rosa” tenía también espinas, las cosas empezaron a irle algo
peor. Era en realidad hija de padres británicos, y había nacido en el Japón de
1917, un año después que su hermana, la asimismo actriz Olivia de Havilland.
Sus padres se separaron en 1921, y Joan se fue con su madre y hermana a
California, donde se crió. Comenzó actuando en grupos de teatro compuestos por
aficionados cuando todavía era una adolescente, espoleada sin duda por el éxito
de su hermana. La rivalidad entre ambas se convertiría, posteriormente, en uno
de los temas más frecuentemente tocados por las revistas de chismorreos. Su
primera película fue No más mujeres (No more ladies, 1935), junto a Joan
Crawford y Robert Montgomery. Pero no causó demasiada impresión y lo mismo
sucediócon otro papel secundario en
“Olivia” (1937), donde interpretaba a una bobalicona señorita británica. Poco
después fue contratada por la RKO para la que interpretó un par de títulos,
incluyendo “A damsel in distress” junto a Fred Astaire. Se vio paulatinamente
relegada a películas menores, hasta que la productora decidió no renovarle el
contrato, oportunidad que aprovechó para dar vida a una joven tímida – que raro
- en aquel nido de alcahuetas que fue las “Mujeres” de Cukor, y la MGM tampoco
se interesó por ella.
La “mayor cualidad” de sus
primeras interpretaciones parecía ser su cortedad y temor a las cámaras. Ahora
bien, si se podía controlar y utilizar para un buen fin, los resultadospodrían ser notables. Su consagración se
produjo con la inolvidable “Rebeca” (1940), claro. Tras una prolongada
búsquedade la actriz protagonista (que
recibió casi tanta propaganda como la de Scarlett O’Hara de “Lo que el viento
se llevó”, David O’Selznick – un experto en dudas hasta que se enamoró de la
esperpéntica Jenifer Jones – la eligió para interpretar a la asustadiza e
insignificante segunda esposa (que ni tan siquiera tenía nombre) del señor de
Manderley que tan prodigiosamente sirvió Laurence Olivier. La floja novela de
Daphne du Maurier fue superada por goleada por aquel al que nadie llamaba
todavía “mago del suspense”. La Fontaine – dicen que mimada por Hitchcock –
consiguió que resultase imposible diferenciar a la intérprete de su personaje.
Y la histriónica Judith Anderson (mrs. Danvers) fue aquella ama de llaves
secretamente enamorada de un fantasma. Fue nominada al oscar y se convirtió en
famosa de la noche a la mañana. Al año siguiente repitió su papel de esposa
desconcertada y amenazada en la otra vez hitchockiana “Sospecha”. Y lo que son
las cosas, la película fue mediocre, la actriz también, el gran Cary Grant
estaba totalmente “fuor di posto” como dicen los italianos, pero el citado
regalo del floripondio hollywoodense se produjo.
Ese fue, realmente, el momento
culminante de su carrera aunque por un tiempo siguió siendo apreciada y bien
“pagá”. Volvio a interpretar a una mujer inglesa y amenazada - ¡¡que
encasillamiento, pardiez!! – en la plausible “Alma rebelde” (Jane Eyre, 1943),
versión apañadilla y poco más de la genial novela de Charlotte Brönte,
acompañada por un ya gordito e improbable Orson Welles en el tremendo
Rochester. De “Frenchman’s creek (“El pirata y la dama”, 1944) lo único
salvable es su maravilloso technicolor y su mayor vergüenza el hacer que el
gran actor mexicano Arturo de Córdova quedase ridículo. De vez en cuando se la
permitió interpretar a mujeres norteamericanas, como por ejemplo en “This day
forward” (“De hoy en adelante·, 1946). No obstante, se le solían asignar
papeles de refinadas damas europeas – “El vals del emperador”, 1948 un Wilder primerizo
y menor – y…..lo dejo para el desenlace de este obituario. Eso fue todo. Lo que
llegó a continuación mejor olvidarlo, salvo que estuvo como esposa enamorada, y
delatora, en la ambigua pero extraordinaria “Más allá de la duda” (1956) de
Fritz Lang, el austero y barato film con el que el genio alemán dio – o le
dieron – el portazo definitivo a Hollywood.
Existió la magia una vez en el
periplo nada mágico de Joan Fontaine. A recordar siempre la obra maestra “Carta
de una desconocida”, donde Max Ophüls (otro grandísimo, y no poco maldito,
llegado de Austria, Alemania, Italia y Francia), desde la base literaria de
Stefan Zweig, propuso una historia de amor que sin salir de las coordenadas
reales alteraba la vida de sus protagonistas justamente en elespacio y el tiempo con igual o mayor fuerza
e infinita superior exquisitez que el magnífico “Petter Ibbetson” de Hathaway.
Y es que a pesar de la producción “Carta de una desconocida” es una película
europea y “Petter Ibetson” americana. Y el correcto artesano Hathaway jamás
rozó siquiera los talones del gran Max. Tampoco el supermitificado Hitchcock.
Luis
Betrán
Y allá va que va que vaaaa. Allá va la despedida,
con un leve tributo a la fenecida Eleanor Parker, bellísima mujer de flamígera
cabellera que solía ponerse histérica cuando, en blanco y negro o en color, se
las daba de gran trágica: “Brigada 21” (ella y el Kirk Douglas hacían gestos no
ya para 21 sino para 100 “brigadas” más). “Sin remisión”, “El hombre del brazo
del oro”, “Con él llegó el escándalo”…..y demostró que hubiera podido ser una
estupenda comediante en la no menos estupenda “Scaramouche” con el asimismo
estupendo Stewart Granger y el feo Mel Ferrer.
Y ya vale de necrológicas. Lo que toca toca
aunque a uno el muy imaginativo nacimiento de Jesús de Nazaret cada 24 de
diciembre le resulte pelín extraño. ¡¡Feliz Navidad con turrones Tardá, gran
crema y cocotá!! A los innumerables lectores de éste incomparable blog.
Excepción hecha de políticos y votantes peperos, el monicaco ese del Cristiano
Ronaldo seguro ganador del balón de plexiglás (¡¡ay Gallardón porqué solo te
rompiste dos costillas!!), adictos al insulto indiscriminado, chivatos
profesionales, ladronzuelos de poca monta, linchadores juntos en unión defendiendo
la bandera de la Santa Inquisición y demás genta de mal vivir y peor catadura.