miércoles, 27 de julio de 2011

Memorias de 1967 a 1977.- La década prodigiosa XII.- La Memoria


INTRODUCCIÓN AUTOBIOGRÁFICA




Y ya comienzan estas memorias liliputienses de mis experiencias políticas y culturales en la década 1967-1977. Para ello es imprescindible mínima autobiografía, por más que ello resulte indiscreto e impropio de un blog que no hay que confundir con "voy a contar mi vida" o un diario. No obstante, considero que sin la breve introducción de datos referentes a mi familia, la larga evocación que va a continuar de una Zaragoza viva y amada carecería del "como y el porqué" milité en partidos políticos de izquierda y llegue a representar a uno de ellos en la la Platajunta o Coordinación Democrática. Jean-Paul Sartre escribió aquello tan determinista de que "toda vida es la historia de una derrota". Prescindo, por supuesto, de la generalización pero en mi caso la pesimista frase sartriana es aplicable, no en el todo sí en fundamental parte. Sin más dilación, paso a explicar las razones de esta defección.


LA FAMILIA




En el prólogo de estas memorias incluía entre aquello que detestaba el concepto de "familia". Faltaba el adjetivo que concretase lo que sonaba a pura abstracción. "La familia española", las de antes y las de ahora aunque mis reticencias sean muy superiores a las de los años 50 y 60 que a las de las tres últimas décadas, sin que ni unas ni otras hayan perdido su hispánica esencialidad. Yo nací en 1947, hijo único de padre militar de notable graduación (se jubiló de coronel) y madre de profesión "sus labores". Puedo afirmar, ya sin odio ni rencor - dislate absurdo a mis casi 65 años - que mi progenitor cercenó lo que se aproximaba a mi vocación que nada tenía que ver con sables, botas ni color caqui. Mis recuerdos de infancia no son especialmente gratos pero si de algo desconfío es de toda mítica de "infancia feliz". Los destinos que ,sucesivos ascensos de estrellitas en la gorra y puños de la guerrera de mi padre, me llevaron de Zaragoza a Gerona, de Gerona a Huesca, y de Huesca de nuevo a Zaragoza. Examino brevemente las 3 etapas que incluyen niñez y adolescencia.


GERONA






Era, y hoy lo es mucho más, una bella y original ciudad. Allí estudié en el Colegio de los Hermanos Maristas aquello del Ingreso, Primero y Segundo de Bachiller. No era un chico aplicado ni que hiciese codos con fruición. Me sobraba con mi excelente memoria para sacar buenas notas, aunque ya empezaba a notarse que la Aritmética - luego Matemáticas - me interesaba más bien poco. Prescindo de asuntos ajenos a la memoria histórico-política. Recuerdo muy bien que mis padres tuvieron como principales amigos al Capitán de la Policía Armada y esposa. Aquel individuo contaba con asquerosa mofa que él y un par de subordinados recorrían de vez en cuando, vestidos de paisano, los bares de Gerona, pedían al camarero "un vas de vi" y si oían hablar en catalán procedían a la detención y posterior apalizamiento en los calabozos de su cuartel a aquellos insensatos que habían osado utilizar su idioma de toda la vida. Eran finales de los 50, yo tenía 10, 11 y 12 años. Mi padre le reía la "gracia". Yo no.


HUESCA





Fundamental el Colegio de San Viator donde cursé 3º, 4º, 5º y 6º de Bachiller. En Huesca me divertí gracias a que enseguida forme parte de una pandilla de amigos que aún hoy, en 2011, lo siguen siendo salvo uno recientemente fallecido y a quién  tuve, y tengo, en el recuerdo. No importa que nos hayamos visto de pascuas a ramos, ellos se interesaron por mi cáncer y hasta Antonio Carmona y José Luis Latorre vinieron a visitarme desde Valencia. Pero fueron otras personas treintañeras las que ejercieron sobre mi una influencia capital y contribuyeron no poco a alejarme definitivamente de la ideología paterna.





Colegio de San Viator de Huesca

Don José Luis Acevedo era clérigo, no sacerdote, de la orden de San Viator y fue mi profesor titular los tres postreros años. Tenía costumbres peculiares además de ser una excelente persona. En los exámenes semanales traía un tocadiscos de maleta y mientras discurríamos los problemas de matemáticas, física y química, escuchábamos música clásica - inolvidable la impresión que me produjo la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonin Dvorak - y, más adelante, a gloriosas cantantes como Edith Piaf o Mahalia Jackson. Tambien era un aficionado al cine y los lunes nos preguntaba sobre la película que, obligatoriamente, nos habíamos tragado el domingo en el salón de actos. Mi "feeling" con él surgió con "Tu, Kimi y yo" que había gustado a toda la clase excepto a mí y al Acevedo, dado que nos repugnó Jerry Lewis. Luego me llevó a ver al cine Olimpia "El séptimo sello" de Bergman e incluso a Madrid al teatro, la obra de Alejandro Casona "La barca sin pescador". No fui yo únicamente el afortunado. La cabeza más grande y mejor amueblada de la clase - Juan Herrero - completó el trío. Por cierto que hará unos 10 años volví a verlo pasando de todo y es que además de inteligente fue el úncio viatoriano que derivó a la extrema izquierda, sufriendo por ello cárcel y exilio. En 6º  el Acevedo se despidió de nosotros organizando en una aula una suerte de guateque - sin baile, no había zagalas - pero generoso en comida....y bebida. Tres de seis amigos que lo fueron para siempre lo visitamos una vez en Madrid: Manolo Lacarte, José Luis Latorre et moi. Seguiá siendo encantador. El otro mentor era una extravagancia en aquella pequeña ciudad en la que el cotilleo era moneda de cambio. Se llamaba Pepe Pérez del Cacho, portaba pelo largo y era completamente afrancesado. El me hizo conocer las canciones de Georges Brassens, Leo Ferré y Jacques Brel, determinantes entonces y ahora en el curso de mi vida, los poemas de Verlaine, Valery, Baudelaire y Rimbaud y la primera novela importante que leí  - obviamente antes fueron Jules Verne, Emilio Salgari, Mark Twain, Fenimore Cooper, el Dumas de "Los tres mosqueteros"......y tebeos muchos tebeos - "Rojo y negro" de Stendhal que no entendí pero me deslumbró y que él me explicó pacientemente. Termino este apartado oscense con el hecho irrefutable de que en San Viator, a base de misas, rosarios, te deums, triduos, bendiciones y hostia santa, hostia pura, hostia inmaculada, clausuraron mi fe católica. Con 16 años Dios ya me importaba un pito. Y la confesión; ¡¡que indecencia eso de contarle intimidades a un cuervo!!.


Y VUELTA A ZARAGOZA: RUPTURA Y TOMA DE CONCIENCIA





Harrogate

Ya sabía yo la que se me preparaba. En 4ª y reválida habia que optar por ciencias o letras y fui obligado a escoger lo que menos apreciaba. Terminado el bachiller, mi padre me puso las cosas bien claras: o militar o nada. Y tres años a la odiosa Academia de Preparación Militar llamada PROA, sita en el Paseo Sagasta entonces General Mola. Miserable tiempo perdido en el que me convencí de que podía pasar el resto de mi vida sin saber lo que eran los logaritmos neperianos. Y llegó el momento de la verdad con el enchufe correspondiente. Me autosuspendi haciendo dubujitos en lugar de contestar a los exámenes. Mientras me había apañado con dos amigos un viaje a Inglaterra a fregar platos con contrato de 4 meses, de junio a septiembre de 1967. Supuso, naturalmente, la ruptura total con mi padre. Antes de la Gran Bretaña tan solo conocía Paris y sus múltiples maravillas. Ahora era otra cosa asaz distinta. Trabajé en el staff de un restaurante llamado Red Lion Inn, sito en plena carretera y cerca de Harrogate y Leeds. Allí conocí a varios inmigrantes gallegos. Sobre todo a Ramiro Romero y su esposa Dora. El buen Ramiro en una gran mesa planeaba el asalto y toma del Palacio del Pardo. Yo ya amaba el cine, me llegaba por suscripción Fotogramas. Debido a la intervención de mi madre, llegue a un acuerdo con mi padre y regresé a Zaragoza. Luego vendría mi inevitable salida del domicilio familiar, la radio, la Escuela de Turismo, el funcionariado y la frustración de la que nunca podría o sabría salir. A finales de 1967 yo ya estaba convencido de que mi padre no tenía razón y, en consecuencia, comenzó mi acercamiento a la izquierda. ¿Adolescente edípico?. No lo creo. Mi aversión profunda a todo lo que oliese a militar venía desde hacía ya diez años. El paso del tiempo hizo que perdonase pero no que olvidase. Ni aún ahora a 20 de julio de 2011. Yo conocí y sufrí a la familia española castradora. Suerte, jóvenes y menos jóvenes, que os han permitido elegir vuestros estudios.


Luis Betrán 

viernes, 22 de julio de 2011

Urgentísimo


Debido a problemas en mi ordenador que no acierto a resolver y a que mi "técnico" y experto en la materia se halla de vacaciones me veo obligado a publicar lo que sigue en un post de urgencia.


Enrique Manzano dijo... día 22 de julio de 2011


Estimado Luis Betrán,

Primero gracias por la traducción de este texto sobre los Straub-Huillet. Resulta muy útil para enfrentarse a la reciente edición de sus películas en España. Tan sólo una cuestión que me alegraría mucho pudiera resolver. He encontrado, asimismo en la web, un artículo, firmado por el musicólogo (y asimismo crítico cinematográfico) José Luis Téllez, prácticamente idéntico al que usted publica procedente de la revista Positif y no sé muy bien a qué atenerme. Usted mismo lo puede comprobar aquí:

http://www.diverdi.com/portal/detalle.aspx?id=41951

¿Podría concretarme los datos, nº y pág. de la revista? Se trataría de un caso flagrante de plagio por parte de Téllez ¡incluso habría copiado su traducción!

Quedo a la espera de su respuesta.

Un cordial saludo



Respuesta de "Vergerus"

Muchas gracias por su comentario sr. Manzano y comunicarle que no encuentro palabras para disculpar tamaño error por mi parte. En efecto el texto al que se refiere se debe al gran escritor y musicólogo José Luis Téllez y no es traducción alguna de "Positif". Sucede que estoy suscrito a esta revista cinnematográfica francesa y tambien al Boletín de Diverdi por lo que trastoqué las firmas, y sin su oportuna intervención hubiese dejado al sr. Téllez como un plagiario, lo cual es inconcebible e inadmisible por lo que pido perdón al citado caballero lea no lea "vergerus". Es cierto que tengo traducidos varios textos de "Positif" que aparecerán alguna vez en este blog con la pertinente indicación, faltaría más. Le ruego, no obstante, acepte mis excusas a la vez que un cordial saludo.

Luis Betrán

El post "a propósito de los Straub" está ya corregido como podrá comprobar




El día 20 de julio de 2011, Nombrera.o19 dejó en "vergerus" el siguiente comentario


Gracias por este aire fresco, cuando TODOS los medios nos han inundado diciendo que era una gran actriz (y, por supuesto, bellísima) sin ningún derecho a réplica, me estaba empezando a sentir como un extraterrestre, porque para mí siempre fue una actriz horrorosa (de belleza no discuto, porque es absurdo y cada uno tenemos un gusto, pero ni su más ferviente admnirador podrá negar que era rechoncha).


Un solo desacuerdo con tu crónica: ¿Cómo puedes decir que en Suddenly, the last Summer, Elizabeth Taylor estaba bien? Si no sabía ni fumar! Y no es ninguna tontería, en la primera escena ella se supone que está desquiciada porque necesita un cigarrillo y luego se pasa toda la escena parloteando y poniendo caras raras(eso, como siempre), pero sin dar una sola calada al cigarrillo. Para mí eso es fallo incluso de Manckiewitz, que tenía que haberle dicho algo.

En fin, otro "mito" innecesario... como todos.

PD - Me acabo de hacer una cuenta en Live Journal para poder escribir esto... ¿Por qué no se puede escribir directamente aquí? Es muy engorroso y no veo que aporte nada.



Respuesta de "vergerus"


Muchas gracias por tu comentario aunque creo que exageras un poco. Elizabeth Taylor no fue una actriz horrorosa, tan solo medianeja, vulgar, del montón como tantas - y tantos - más o menos "míticos". Antes y ahora. No obstante, me sigue gustando su interpretación en la peli de Manckiewiz fume o no fume. Lamento asimismo las molestias que te ocasione entrar a este blog debidas a la misma "avería" que me impide responder a los comentarios en la forma habitual.

Un cordial saludo


Luis Betrán

22 de julio de 2011









Antes de las prometidas memorias.- Zaragoza sitiada ...200 años despues


Confieso que no tengo ganas de comenzar las anunciadas memorias histórico-políticas del período 1967-1977. Pero lo prometido es deuda y lo haré...no se cuando. Sigo sin "ver" por lado alguno, persona o seguidor de este blog a quién pueda interesar tamaña antigualla. Mientras tanto dejo la voz y la palabra al "amable" lucky que, me temo, va a pronunciarse más obscenamente que nunca ,el muy grosero.





ZARAGOZA SITIADA..... TRES AÑOS MAS DE 200 DE QUE LO HICIESE NAPOLEON

Un texto hiperrealista dedicado a la memoria de Lucian Freud por lucky.

José Rebolledo de Palafox y Melci, duque de Zaragoza (Zaragoza, 1776 — Madrid, 15 de febrero de 1847), fue un militar español, que participó como capitán durante el sitio de Zaragoza en la Guerra de la Independencia. Por sus ideas liberales tuvo altibajos en su carrera, acabando sus días en Madrid, donde murió en 1847, y está enterrado en la Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza.






El Palafox ese fue el mayor imbécil que ha parido Zaragoza se puso tozudo cuacuacua y los franceses dejaron la ciudad hecha un asco y con muertos amontonados pero el subnormal chuflachuflaquecomonote apartestu joder que capullo igual ahora eramos gabachos y no baturros burros encima le hacen monumentos calles cines hoteles tal como al fascistón del Joaquín Costa ilustres próceres aragoneses por el forro de mis cojones mecagüen la hostia y el copón de la baraja






Ahora me voy a descargar y no me voy a meter con el lb que el pobre anda depre y futut que el LNH no le acaba de abandonar cual tentáculo pretrasero mas erase que se era que en julio de 2011 y por unos añitos la ciudad vuelve a estar sitiada cercada encerrada encajonada encojonada por culpa del hijoputa juanitotranvías el sitio posmoderno va de Valdespartera al Actur gracias a las obras de esos carricoches que ni se os ocurra mentarnos a mi y al jefe que andamos armados y disparamos aunque no a quién quisiéramos o sea al alcalducho cabronazo ratero borrachuzo drogata pelotudo boludo jetudo cerdo pollino que me hace contar un argumento de gran peli coreana vista recién e intitulada "Yo he visto al diablo" o sea el jt en la que un psicótico asesina y descuartiza a la novia de un poli el cual jura aplicar la venganza del setentavecessiete y anda puteando con dolores indecibles al criminal apalizándolo cortándole a trocitos poco a poco hasta que al final deja que sea su propia familia la que involuntariamente le cercene la cabeza tal y como nos haríamos con el villano Alberto mientras nos partíamos de risa





Nos encontramos en la Plaza del Pilar con joven indignado e ingenuo que pregunta que se puede hacer con los chorizos pues niño la cosa está bien clara lo mismo que a los de Cantimpalos o Pamplona prepararlos a rodajas en bandejas sirviéndose de cuchillazo que ni el del Pekins en picosis forma dos en la que eyacularíamos de placer si se aplicase al Belloch que ha conseguido que acá junto al por fin te veo Ebro famoso ya no se pueda ni andar so pena de escabecharse pie o pierna que los conductores de buses anden en huelga de celo que se transforma en servicios mínimos los fines de semana ya que van a enviarse al puto carajo varias líneas y sus chóferes al paro salvo que depositen óbolo en el enorme bolsillo del putrefacto no digamos del cabreo de los taxistas que no tienen cliente alguno ya que la carrera de 5 euros puede pasar a ser de 15 por las vueltas y revueltas venga machotes autobuseros y del sp os aguardamos demasiado tiempo ya en el apalizamiento hasta la defunción del pringoso filibustero pirata bucanero traicionero cuey de la gran chingada y el mierdaldo callando aunque de vez en cuando publique misiva violenta al director por el estropicio y atraco




Y lo mas inri ambulancias y furgonetas de bomberos no tienen por donde abrirse camino debido a tal contingencia enfermos poder no llegar vivos a clínicas y hospitales y capital churruscarse en incendio que dejaría en mantillas al de Santander de los 40 y muertos mil menos el asqueroso que viaja en helicóptero a no ser que las llamas llegasen al autogiro y barrrsbum justo castigo a su perversidad lb y yo somos dos en uno o 1+1=1 y pedimos solicitamos exigimos la inmediata ejecucuón con extremo sufrimiento del pervertido canalla granuja que preside el trágico Ayuntamiento de Zaragoza amén de que previamente se le desvalije de todo aquello que ha mangado con las comisiones que debe ser ya tanto como los Roldanes o Triviños otros ilustre personajes de galería aragonesa de mentes aviesas soplistas catarriberas monipodieras gentuza de la peor ralea que no merecen sino la extinción adornada de aullidos de dolor.


Lucky

Heraldo de Aragón.- Sábado 23 de julio de 2011

1) Ryanair deja de vender billetes desde noviembre

La compañía de vuelos baratos toma la medida trás el anuncio del alcalde Belloch de quitarle la subvención dentro del duro plan de ajuste. El Ayuntamiento le debe más de cuatro millones de euros.

2) Las brigadas antincendios irán a la huelga

3) Cartas al Director

a) En Zaragoza hacemos tranvías. Gastamos miles y miles de euros en un transporte público que lo único que hace es empeorar la ciudad. Suprimimos los vuelos de las compañías de bajo coste. Para hacer una ciudad maravillosa. Para aquel que quiera culturizarse viajando tenga que pagar 500 euros por ir a Italia. Quiero recordarles que estamos en crisis y el que tiene suerte cobra 1000 euros. Eso sí, perdemos los mismos. Los de posibilidades reducidas. Los ricos seguirán viajando.¿Esto es una ciudad moderna y avanzada?. Se está convirtiendo en un cutrerío. Gasto y gasto, derrochar en cosas sin importancia......

Julia Hernández Riojano.- Zaragoza

b) Ayer viernes quinto día de las obras del tranvía nos encontramos los usuarios de los autobuses de Tuzsa, con decenas de paradas modificadas. Y, a pesar del tiempo que han tenido para planificar y trabajar, los ciudadanos vemos que las nuevas paradas de autobús que han ido apareciendo no cuentan con su número de poste, de manera que no se puede consultar desde ellas cuando va a llegar el autobús ni que nuevo recorrido, por las enormes obras del tranvía, va a seguir..

Manuel Verges Ramirez.- Zaragoza

Pequeñas muestras del descontento generalizado que he recogido. A través de Internet existe una web de protestas contra el tranvía. En "El Periódico de Aragón" pueden leerse muchísimas quejas más que en el Mierdaldo, por lo que ratifico las invectivas de lucky a la vez que exijo detención, cárcel, juicio justo y la máxima sentencia condenatoria al rufián juanitotranvías.

Luis Betrán.- 25 de julio de 2011 

domingo, 10 de julio de 2011

Memorias de 1967 a 1977-La década prodigiosa XI-Salas de Arte y Ensayo, y 4


Con este texto termina este bloque dedicado al cine de Arte y Ensayo. Y con una sola y última sala. Sucede, no obstante, que no se puede mencionar el cine Cervantes (todavía enhiesto, aunque agonizante) sin una referencia al que fue su vecino y al que cinéfilo alguno de Zaragoza echa de menos. No se mencionó en el post "los cines de estreno". Lo hago ahora porque tan ciclópeo esperpento bien merece una postrera carcajada. Hoy, su lugar lo ocupan las dependencias del Hotel Palafox (5 estrellas) y el Casino que sustituyó al fenecido Montesblancos, sito en Alfajarín. Un negocio, con matices negrísimos, que costó el asesinato de un auditor de cuentas. Crimen sobre el que se arrojaron toneladas de tierra encima. Pocos zaragozanos se acuerdan. Yo si.

Luis Betrán.- Zaragoza,   10 de julio de 2011.





El cuartel de Carmen en Zaragoza estaba situado en el centro de la ciudad. Una hábil combinación, favorecida por el entonces Capitán General de la V Región Militar, Baturone Colombo, entre el ejército y las familias Escoriaza/Sanz permitió a éstos adueñarse de la imponente manzana que flanqueaban calles como Bilbao, Sanjurjo, capitán Portolés y la antigua Plaza del Pueblo. Era hacia el final de los años 50. La tal familia, a través de su empresa Zaragoza Urbana, tuvo los terrenos en barbecho a la espera de que la especulación, lenta pero segura, situara el valor de aquellos solares a niveles de Oriente Medio. Mientras tanto el circo Americano levantaba su carpa para las Fiestas del Pilar en tal lugar. No hará falta decir que aquellos eran tiempos en que la "operación cuarteles" se conjugaba en futuro imperfecto. Siempre será un misterio  como los más sabrosos terrenos de Zaragoza con procedencia del ejército pudieron ir a parar a Zaragoza Urbana cuando la empresa rival, los Parra, contaban en sus filas familiares un número considerable de generales y otras altas graduaciones militares. Que una familia que profesaba la adhesión inquebrantable al régimen franquista en épocas que semejante actitud era la patente de corso para descerrajar cofres públicos o privados, se viera excluida de tan goloso pastel entra dentro de la fantasmagoría de la ciudad.







Habiendo especulado cuanto se pudo llegó el momento de edificar, y como todo el mundo sospechaba se construyeron dos cines, amén de otros edificios por supuesto. El primero en nacer lo hizo en 1975, y se acogió al disparatado nombre de Don Quijote. Nada más alejado del ascetismo del caballero de la triste figura que el colosalismo del nuevo cine. Combinando lo viejo con lo nuevo, los mármoles con las mallas metálicas, las moquetas con los plásticos; el cine Don Quijote, a través de sus originales butacas, nació con la pretensión de curar enfermedades renales o provocarlas según la estatura del espectador. Mala cosa que el punto recordable de un cine sea su techo o sus butacas, pero así fue la historia. Las butacas de este Polifemo estaban diseñadas pensando que el volumen medio del zaragozano oscilaba entre el Conde Maximiliano y el fallecido Hércules Cortés (ambos luchadores de "catch" muy en boga en el proletariado). Los más pequeños - que somos unos cuantos - buscaban una imposible intimidad en una butaca venida del reino de Gulliver. A mi apenas me llegaban los pies al suelo, a otros el cogote les quedaba donde debiera estar la nuca y, sobre todo, si se entraba con las luces apagadas por haber comenzado la proyección, debía tener sumo cuidado de no sentarse en una butaca ya ocupada aunque por los caprichos de los volúmenes parecía no estarlo ni parcialmente.






El techo negro y de él pendían como pequeños estandartes superficies malladas, a modo de metálicas rejillas de serio aspecto - más negro - y que abovedaban solemnemente la sala. El monstruo resultó irregular, con aspecto de sala de sesiones de algún parlamento tipo Naciones Unidas. Las paredes eran algodonosas de color marrón claro. La pantalla de tal curvatura que condenaba a los espectadores de los extremos a no ver ni poco ni mucho la parte de la misma cercana a su butaca. La proyección desenfocada, la brillantez de la luz dejando bastante que desear y el sonido solo apto para captadores de susurros. Este cine, de ingrato recuerdo, se creó cuando el asunto del Todd-Ao y los 70 mm. estaban en declive. El proyecto obedecía a las necesidad de encontrar local apto para los "Ben-Hur" de turno. Notable error: los Judás y Mesalas ya no competían en carreras de cuádrigas y la gran pantalla ya no "mataba" a las pequeñitas de la televisión. Se inauguró con "Nicolás y Alejandra" (Franklin J. Schaffner), cosechó sus mayores ingresos vía taquilla con "El coloso en llamas" (J. Guillemin) y tuvo su timbre de gloria cinematográfica con la exhibición de la obra maestra de Kubrick "Barry Lindon". R.I.P.







A mediados de 1975, y al lado del gigantesco Don Quijote, surge la sala Cervantes, de pequeño volumen, con vocación eliseística, correcta decoración en tonos azules y butacas anatómicas con reposacabezas de notable comodidad. Buena perte de su decoración, suelos, colocación de la cabina de proyección, son similares a los de su hermano mayor jocundamente desaparecido. Comenzó con buena proyección - hoy es espantosa - y deteriorado sonido (no hubo dicha completa). En 1976 pasó temporalmente al régimen de Arte y Ensayo cuando esta calificación era ya un coladero y para aprovechar la pintiparada ocasión de proyectar "La naranja mecánica". Bajo tales auspicios conoció sus mayores éxitos: además del film de Kubrick, "La caida de los dioses" /(L. Visconti), "Portero de noche" (L. Cavani).....La gente no entendió el discurso de Kubrick y Burguess pero creyó ver pornografía en fino. El sexo de Charlotte Rampling pudo admirarse durante tres meses y las gracias del amante de Ludwig Van y su panda más de seis.







Pasada esta furia el cine Cervantes devino un lugar sumamente agradable y uno de los escasos cines de aquella Zaragoza que llevaban una política de películas altamente coherente y atractiva, basándose en films tan civilizados como de elevada calidad. Fue, incluso, una sala bergmaniana de altos vuelos: "La flauta mágica", "Secretos de un matrimonio", "Sonata de otoño"........ya lastimosamente dobladas. Por escaso tiempo, como ha quedado dicho, la última Sala de Arte y Ensayo de la ciudad de Zaragoza.


Luis Betrán Colás


Estos textos sobre las Salas de Arte y Ensayo fueron escritos en 1979. He agregado acotaciones con el fin de "aggiornarlos". En 2011, y desde hace al menos una década, el cine de Arte y Ensayo es objeto de burlas y aquellos que gozamos sus mejores muestras de gran arte, además de recibir el sobrenombre de "gafapastas", tambien somos recipiendiarios de insultos, burlas, etc. Provenientes de orates que escriben en las espantosas revistas cinematográficas españolas: Cahiers-España o Dirigido por...y en diarios en los que sientan cátedra de ignorancia cinematográfica y de atroz incultura gentes como Carlos Boyero o Carmen Puyó. La razón es sencilla: las salas de Arte y Ensayo proyectaron poquísimo cine americano (¡¡¡anatema!!!) y en nuestros días uno no acaba de imaginarse a las eximias "obras maestras" del cine de superhéroes, playstation, videojuegos, comics y demás chorradas del Imperio en cines con programación de cierto nivel cultural. Asimismo el cine de Arte y Ensayo fue auspiciado por revistas como la francesa "Positif" (todavía superviviviente y sin haber perdido la categoría de mejor-publicación-cinematográfica-del-mundo, en la que no caben ni estrellitas de calidad ni siquiera fotografías en color, solo análisis dialéctico y concienzudo)) y la española "Nuestro Cine", ambas de ideología acusadamente izquierdista y en las que se cachondeaban no poco de Godard y jamás consideraron que Alfred Hitchcock fuese el cineasta más importante de la historia del Septimo Arte. O sea, lo más terrible en nuestro "civilizado" y "globalizado" tiempo. Aguardo, impertérrito, denuncias, encarcelamientos y, quién sabe, ajusticiamento con inyección letal y sin "juicio justo". La acusación entiendo que será de peligroso terrorismo cultural y cinematográfico. Je.je.

sábado, 9 de julio de 2011

Memorias de 1967 a 1977-La década prodigiosa X-Salas de Arte y Ensayo 3







El cine de Arte y Ensayo fue un dique que filtraba algunas películas a cambio de detener muchas cosas. El año 1976 derribo varios diques. El del cine no podía ser una excepción y el tropel de películas llegó sin tener en cuenta si estaban bendecidas por las culturales siglas. El cine de Arte y Ensayo dejó en España de tener significación porque su nacimiento se englobaba  dentro de una política represiva y que daba un paso adelante y dos atrás, al revés del diagnóstico de Lenin en el camino de las revoluciones.










El cine Rialto, inaugurado en 1949 con el inefable Technicolor-Universal (1) de "Noche en el paraíso" (A. Lubin), cerca de la cuesta de Morón al final de la Avenida San José, ocupaba el lugar de una antigua vaquería y lucía como independiente hasta 1955 en que acabó como último cine de circuito de la Empresa Parra. Era una sala de pocas butacas, pantalla baja y de grato recuerdo para los menores de edad por lo liberal de los porteros en materia de apreciar mayoría a los espectadores. Había un acomodador cojo cercano a una caracterización de Lon Chaney, y en conjunto era limpio y discreto contrastando con la siniestrez de las barracas del centro ("los coliseos de las ratas"). El público era el del barrio que hasta finales de los sesenta contó con dos de las fábricas de más abolengo en la ciudad: las cervezas "La Zaragozana", todavía en activo para desespero de los amantes del rubio líquido, y la Textil de Piera, ya desaparecida. Otras factorías menores, madereras y harineras, agrupaban a un proletariado de cierta especialización cuyo nivel de vida era aceptable para la época en un barrio de pequeñas parcelas en el que los dueños accedían a huertecillos de los que tan llena se presentaba esa zona, recorrida a su vez por dos acequias que lo mismo regaban la huerta que movían las fábricas. Si en los 50 el Rialto proyectó preferentemente films burgueses de la Metro más que folklóricos, ello da idea  de los gustos más pequeño-burgueses que proletarios de los habitantes del susodicho barrio.










Pero el Rialto, como todos los cines de barrio, vio declinar su parroquia en cuanto esta pudo acceder con mayor facilidad a los salones del centro. De hecho las distancias centro-barrio perdieron el significado de antaño, los tranvías dejaron de circular - ¡que pena! (2) -, la especulación y algún plan que otro de urbanismo modificaron el entorno. Se cubrió la vía del ferrocarril que marcaba una suerte de frontera y, enfín, que nadie se conformaba ya con ver en un cine de barrio lo que fácilmente podía obtener semanas antes y en mejores condiciones. Por lo que el cine Rialto canceló su contrato con los Parra y en octubre 1977 se alistó con la nueva empresa que luego explotaría los Buñuel, lanzándose al Arte y Ensayo y la V.O. con un acusado carácter político y de significado inaquivocamente cultural. Los primeros meses fueron triunfales: "Sacco e Vanzetti" (G. Montaldo), "EL ACORAZADO POTEMKIN" (S.M. Eisenstein), "La tierra de la gran promesa" y "Las bodas" (A.Wajda), "Dersu Uzala" (A. Kurosawa).....agruparon en él a todos los aficionados.










Vinieron luego las vacas flacas y el barrio se desentendió de su cine. Películas de título extraño, de autores desconocidos y de desarrollo aburrido mandaban a su casa a gentes que preferían "Baretta"  o "Sumarísimo" (horrendos productos televisivos) al volver del trabajo "pasando" nada menos que de "Octubre" (S.M. Eisenstein) o "Solaris" (A. Tarkowski). Para su nuevo destino, el cine había sido remozado hasta dotarle de una impersonal comodidad. Su futuro devino tristemente, hasta su cierre,  en las películas "S" (porno blandito) o "X" (porno sin suavizaciones ridículas). Ese sería asimismo el implacable de cines como el Latino, el Coso, el Victoria, el Venecia, el Salamanca, el Norte.....Pero ello será objeto de otro estudio sobre el lastimoso declinar de salas que habían sido tanto de estreno como de circuito


Y llegaron los Multicines Buñuel....y en 2007 dijeron adios. Como dice el tango "treinta años no es nada".
(Ver post dedicado a tal asunto)


Luis Betrán







1)  Las películas que la Universal produjo en los años 40 y primeros 50, cuando distaba de ser una de las "majors", en las que necesariamente tenía que salir un desierto y una historia derivada, más o menos de "Las mil y una noches", constituyen una de las manifestaciones más acabadas del "kitsch" de Hollywood. Solían ser tan entretenidas como infumables y tuvieron estrellas femeninas tan apetecibles como María Montez (la reina indiscutible), Ivonne de Carlo, Maureen O'Hara.... La filipina Merle Oberon nunca figuró en este Olimpo en que los caballeros no alcanzaron ni el rango de semidioses: Turhan Bey, John Hall, el exótico Sabú....Lo mejor de ellas, sin duda, era el maravilloso color que las adornaba y más si el operador era Leon Shamroy. Hoy, los cinéfilos las denominamos groseramente "de tetas y arena".








2) Zaragoza en aquella década, y en mi infancia, estaba dominada por el tranvía como único medio de transporte urbano. Se alcanzaron niveles de belleza en el diseño como el que figura en la foto y que corresponde al nº 11 que cubría el trayecto desde la plaza España hasta el Parque llamado entonces Primo de Rivera (hoy simplemente Parque Grande). El progresivo crecimiento del automóvil llegó a crear graves congestiones y líos de tráfico en la citada Plaza España y en las de Aragón y Basilio Paraíso. Fueron sustituidos poco a poco por silencioso trolebuses y, finalmente, autobuses como los que hoy circulan. Nada que ver con el absurdo capricho del impresentable alcalde sr. Belloch, conocido en este blog como juanitotranvías, que amén de engrosar con los nuevos su ya abultado bolsillo ha cortocircuitado con su "invento" el acceso a los principales hospitales de Zaragoza, creando graves problemas a las ambulancias y urgencias. Uno ha sufrido y sufre las interminables obras por mor de su cáncer. Por todo ello, una vez más, le maldigo y le deseo menos años de vida que a las Salas de Arte y Ensayo.

jueves, 7 de julio de 2011

Memorias de 1967 a 1977-La década prodigiosa IX-Salas de Arte y Ensayo 2






El cine Avenida se había inaugurado en 1968 con "Golfus de Roma" (R. Lester). Ocupaba el lugar que dejó vacío el cine Alhambra, aunque esto no sea del todo exacto. Se recordará que el antiguo Alhambra tenía un largo pasillo que conectaba por su extremo con el Paseo de la Independencia, y por el otro con una especie de hall en el cual se hallaban propiamente las puertas del cine. Pasadas las mismas se accedía rápidamente a la sala  por un pequeño pasillo que rodeaba a la misma. Debido a un pleito de lejanos y oscuros orígenes la empresa, al derribar el cine Alhambra, no podía volver a edificar otra sala de cine en el lugar donde estuvo la destruida. Tras una suspensión de obras de muchos meses, se decidió construir el nuevo cine  sin emplear un metro del solar que sostuvo el Alhambra. En consecuencia el cine Avenida se levantó ocupando parte del antiguo pasaje - ¡aquel que servía de portavoz a las novedades cinematográficas de la empresa Parra! - y el vestíbulo de acceso; o sea, que el Avenida plantó sus reales en los terrenos situados antes de la antigua sala del Alhambra.



 



La marcha del cine en cuestión no fue ni carne ni pescado, como su decoración. Algún retoque modernista por aquí y por allá  algunos cuadros que recordaban a Orús o a Viola, mármoles en el suelo, paredes de arpillera y madera. Un conjunto funcional agradable pero sin fuerza para ser recordado. Ningún toque pintoresco. Su itinerario como Sala Especial se caracterizó por empezar con cierta furia - "El cuchillo en el agua" (Polanski), "Freud" (Huston) - para perder gas progresivamente  hasta presentar una programación que unía el despiste con el intento de nuevas "Helgas". Se proyectaron films de abierto carácter minoritario como "Las margaritas" (Chitylová), lo cual resultaba sorprendente en quienes tanto se habían pensado la apertura de un local para la modalidad que nos ocupa. El desconocimiento del asunto les hacía dar una de cal y otra de arena, hasta que los tiempos trajeron más arena que los desiertos. Al igual que el Elíseos, el Avenida tenía la gentileza de ofrecer un programa de mano que se caracterizaba por contener comentarios poseídos de la más extrema ignorancia. Mezclaban gacetillas de publicidad, críticos del jaez del increíble sr. Martinez Tomás (La Vanguardia, de Barcelona), bestia negra de los chistes sobre la incultura cinematográfica (el Boyero de aquellos años) y, llanamente, el argumento de la película. Algunas veces añadían fotos y otros dibujos de propaganda para prensa. Su nulo valor como recordatorio - en ocasiones fúnebre - les limpia del pecado.


 




Allá por 1972 la empresa Parra pensó que dedicar tan flamante local a proyectar semejantes chorradas era excesivo. Y volvió a los films de siempre normales y doblados, decían, en contraposición a la supuesta "patología" de los otros. Resultados medianos. Su nota más distintiva durante cierto tiempo fue su llamemosla especialización en los estrenos de películas españolas de "calidad": "Furtivos" (Borau), "Canciones para despues de una guerra" (Martin Patino), "El desencanto" (Chávarri)........Pero quedaba en pie el problema de que hacer con las sucesoras de "Helga" que se empezaban a amontonar, y pusieron el Actualidades al servicio de la "cultura". Inauguración: "El derecho a la vida", una "Helga" de imposible nacionalidad (española, je, je). Durante la corta vida del Actualidades como Sala Especial - aproximadamente un año - batió el record de proyectar estupideces ginecológicas y partos sin cuento. Pero las cosas - la taquilla - no fueron bien. Se recurrió hasta el programa doble. Los desatinos se sucedían y en su despiste llegaron a proyectar films que el cine Elíseos - que ya tenía donde elegir - había desechado por su previsible fracaso taquillero, caso de "Los carabineros" (Godard) por ejemplo. Al fin, no una pulmonía como a don Guido, sino una suma de resfriados acabó con él. Era el otoño de 1973 y el Actualidades, ya sin la marquesina y el hall naranja y verde de antaño, volvía a ser cine de reestrenos. Las aguas, limpias de impurezas muy diversas, volvían a su cauce.


 



El sábado de Gloria de 1976 el cine Palacio presentaba "El conformista" (Bertolucci) y con ello su adscripción a las cadenas de cine de Arte y Ensayo. La empresa Parra había llevado tal encomienda como los penitentes peregrinos. Del citado Palacio al Avenida, de éste al Actualidades y ahora se volvía a la casa madre. Pero entre el otoño de 1973 y la primavera de 1976 - interregno en que esta empresa juzgó ininteresante  el proyectar films en versión original - el mundo había dado muchas vueltas. En este período existe la fecha clave del 20-N-1975, que marcó en el campo de la exhibición cinematográfica , como en tantas cosas más importantes, un cambio absoluto. A partir de esa fecha la censura da muestras de abatimiento y neurosis, antes de entrar en un larguísimo estado de coma. Cuando se estrena "El conformista" se apuesta sobre seguro.....aparentemente. Llegar tarde y mal suele tener un justo castigo. Sin duda lo que animó a la conservadora empresa a tomar esta decisión se debió a que la censura toleraba títulos clave del cine-espectáculo de los últimos años. Los films que constituyeron la base para los viajes a Francia estaban llegando. "La naranja mecánica" (Kubrick) batía records. Había que buscar otra naranja, pero se llegaba con demasiado retraso a la cosecha.






Lo cierto es que el Palacio, con idénticos equipos de proyección y sala que estrenara en 1963 la inefable "El valle de las espadas" (J. Setó) se aprestó a la cultura con éxito decreciente. Se vieron buenos films porque ello era inevitable teniendo en cuenta el material que las distribuidoras ofrecía. Junto a ellos bodrios aceptados con ignorancia superlativa. En 1977, las Salas Especiales y de Arte y Ensayo desaparecen oficialmente, pero surge la posibilidad de proyectar películas porno - calificadas "S", pueden herir la sensibilidad del espectador, que risa tía Felisa - de forma horrible, bajo unas oscuridades que avergonzarían al extinto cine Iris (ver post "los coliseos de las ratas"). El Palacio prodigue su zigzagueante sendero con films espantosos que tantos años de represión hacen rentables. Un auténtico "palacio de los horrores". Lógicamente los años no pasan en balde y las cazadoras han sustituido a los blusones y las alpargatas. Desde "El pescador de coplas" (Antonio del Amo, 1954) a "Fiebre del sábado noche" (John Badham, 1977)  han sucedido muchas cosas, pero, desgraciadamente no de un calibre que impida resumirlas en un pechos y un sexo "a poil".



Luis Betrán

lunes, 4 de julio de 2011

Memorias de 1967 a 1977-La década prodigiosa VIII-El Cine-Las Salas de Arte y Ensayo 1






En 1966 Fraga Iribarne, entonces ministro de Información y Turismo, monta una operación de prestigio y se inventa una primavera que en la penuria cinematográfica de aquellos tiempos acabó pareciendo un verano. Aquella tímida liberalización incluía la resurrección del espíritu de Salamanca del ya lejano 1955, con la presencia del falangista Garcia Escudero en la Dirección General de Cinematografía hombre que el menos si le gustaba el cine y no pedía que el cine español se iluminara con biografías de María Goretti, como se solicitaría pocos años despues. Llegó la creación desde altas cúspides de lo que se llamó "Nuevo Cine Español". Fraga se sentía el Malraux celtíbero y si la V República francesa había traído la "nouvelle vague", los planes de desarrollo tambien debían aportar sus profetas del cine. Pero aparte del problema de la producción, estaba el de la exhibición. Lógicamente cualquier intento liberalizador supondría que algunos temas "non sanctos" hasta entonces tendrían que llegar a los espectadores. Despues de todo no se enciende la luz para ocultarla, dice el Evangelio, luego habría que inventar un entramado  legal que destruyera el primer escalón de la censura; o sea, que quedaban infinitos menos uno. Y así se inventaron las Salas Especiales y de Arte y Ensayo que bien poco tenían que ver con sus homónimas francesas (1). Ciertas salas de ciudades de más de 100.000 habitantes y con capacidad no superior a las 200 butacas podían apuntarse a la proyección de esas películas que parecían constituir el paraíso de la esperanza cinéfila. Y en esas aguas, en la inmortal ciudad del Ebro y el Pilar, navegó primero el bellísimo cine Elíseos, y luego el Avenida, y más tarde el Actualidades, y el Palacio, y el Cervantes rematando de cabeza el Rialto, el Latino y los Multicines Buñuel (de los que se hablado en post.)







El cine Elíseos - Zaragoza Urbana -  conoció su época de oro cuando los atormentados personajes de Losey-Pinter repitieron la eterna farsa del amo y del criado. Las esplendidas arañas y los mármoles grecolatinos iluminaron las ilusiones de tantos aficionados que accedían a nombres y películas sabiamente mitificadas por aquella prensa cinematográfica que hablaba de Losey, Pasolini, Buñuel, Polanski (Positif en Francia, Nuestro Cine en España). De 1967 a 1976 fueron diez años en los que el cine Elíseos mantuvo una programacion de Arte y Ensayo. Cuando tal modalidad era novedosa, el cine Elíseos recibía a los espectadores cumpliendo las agradables leyes de la hospitalidad. Entregaba un programa en papel couché conteniendo fotos, ficha técnica y comentario de la película que se estrenaba; alegría de coleccionistas hoy son una pieza de museo, encantador testimonio de su tiempo, su mensaje ha sobrepasado lo circunstancial de los textos o lo incompleto de las informaciones. Durante estos años el cine Elíseos fue la sala de Zaragoza que mantuvo la calidad más alta de la ciudad.







Sin embargo las principales distribuidoras de los films de arte y ensayo (siempre en versión original subtitulada) pertenecían precisamente a la órbita de la empresa Parra, el otro gran bloque monopolista de la exhibición cinematográfica zaragozana. En los folios dedicados a los avatares de las primeras proyecciones en cinemascope o 70 mm. quedó reflejado el conservadurismo  de este grupo que solo dotó a sus cines de de instalaciones aptas  para estos sistemas  cunado vio que el proceso era irreversible, justo lo contrario de Zaragoza Urbana. En el caso de las Salas de Arte y Ensayo, y a pesar de que a nivel de vox populi esas películas eran poco menos que films pornos - ¡que vocación la de este pueblo! - no se decidían a dedicar una sala en la que exhibir el grueso de los lotes de estas películas que, ironías del destino, a Parra le correspondían por mor de las exclusivas con ciertas distribuidoras. Así los aficionados se pasaban la vida en vilo pensando que "Repulsión", "Mamma Roma", "Un perro andaluz", "Freud", "El ángel azul", "Sábado noche, domingo mañana", "Dios y el diablo en la tierra del sol" etc, pasarían de largo sobre Zaragoza, sin dejar más huella en el recuerdo que las citas del mr. Belvedere de la época en la revista Fotogramas.







A principios de 1967 la empresa Parra vio que se agolpaban las películas en V.O. y que había que darles salida. Y decidió incorporar al cine Palacio a este menester. Pero por si no existieran suficientes frustraciones, el Palacio pasó al limbo de los nonatos, porque en razón de alguna historia el arrepentimiento de la empresa fue de los de cruda penitencia. Se vino atrás de su decisión, anuló el proyecto, pero, al menos, permitió que algunos films de su exclusiva - Cidensa, Mercurio, CB Films - se proyectaran en el cine competidor. De este modo el Elíseos , que hasta entonces tenía que dedicar dos semanas de proyección a cada película por mor de carencia de material para su sustitución, que no de su rentabilidad, pudo aumentar sus inventarios y "Repulsión", "Marat-Sade" y "Mamma Roma" visitaron el precioso local de los mármoles, las arañas, los adornos grecolatinos y la sala cuasicircular.



 




La defenestración de Fraga en octubre de 1969 supuso el advenimiento al poder ministerial de Alfredo Sánchez Bella. Técnico en turismo familiar, soportaba el bikini y las costumbres del turismo porque traían divisas. No hará falta decir que los pobres films de Arte y Ensayo no aportaban divisas sino la la existencia de otros mundos ante los cuales España era diferente. Sánchez Bella anunció su propósito de cargarse las salas de Arte y Ensayo. En su fuero interno se supone que como focos de perversión. Oficialmente no se adujo razón alguna. Pero existía un entramado legal y de intereses que hacía difícil suprimir algo que, aun a trancas y barrancas, había conseguido tener vida propia. Y optó por otro sistema: agudizar la censura. Pocos films pasaron y los que lo hicieron no siempre llevaron consigo ni calidad ni interés taquillero.








Hubo entonces un acontecimiento que hizo virar el interés de los Parra hacia las ahora denominadas Salas Especiales. El estreno de la multitudianaria e infame "Helga"  (si, esa,  la que mostraba un parto que provocaba síncopes en espectadoras y en en el vestíbulo hubo que contratar enfermeras para atender a las damas que se privaban) efectuado en el Elíseos en 1970. Nuevas "Helgas" vendrían y lo que no nos traía el placer lo proporcionaría la ginecología. En 1970 el cine Avenida estrenaba "El cuchillo en el agua", vista en Madrid y Barcelona un año antes y con ello, tras casi cuatro años de pensárselo, la empresa Parra ofrecía al distinguido público de Zaragoza su primer cine de Arte y Ensayo.



Luis Betrán

1) En Paris continuan existiendo cines de Arte y Ensayo. La cigüeña se equivocó conmigo. En esa maravillosa ciudad tenía que haberme dejado y no taerme a la hoy mastuerza Zaraconejos.

viernes, 1 de julio de 2011

Memorias de 1967 a 1977-La década prodigiosa VII-El Cine:Dosier Federico Fellini/y 4






Como si al propio Fellini le abrumara la ola de dudas que asusta a la protagonista de "Ocho y medio", los films inmediatos no se encuentran entre lo más florido de su obra. "Giulietta degli spiriti" (1965) presenta un extraño maridaje entre Gelsomina (en una última e imposible resurrección) y el genial show que la ha precedido. La idea que tiene Fellini del espectáculo crece hasta enloquecer. La Historia del Arte, y con más frecuencia la del Cine, está llena de héroes que desarrollaron su actividad en un medio diverso, cuando no adverso, al que se desenvolvió el héroe. Desde "Alicia en el país de las maravillas" a "Tarzán en Nueva York". Este ritual, de tan repetido, abarca buena parte del arte popular. Fellini, que no puede llevar a los Hermanos Marx ni al oeste ni al circo, puso de nuevo en órbita su personaje (sonrisa incluida) al que se había comparado con Charlot e hizo una película que bien podría titularse "Gelsomina en el país de Fellini".






La pobre mujer se ve lanzada a un mundo fantástico cuyos contactos con la vanguardia deben observarse en formas retrospectivas. El circo felliniano coquetea con el modernismo pero su sentido de la vanguardia ya estaba sobrepasado por "La bella y la bestia" (La belle et la bête, Jean Cocteau 1946). "Giulietta de los espíritus" cuenta, con parva fortuna, el presumible desanclaje entre el singular personaje y el reino de hadas malvadas en que le toca vivir. "Toby Damnit", sketch dirigido por Fellini para "Histoires extraordinaires", 1967), señala el límite de los campos de acción de Edgar Allan Poe y Federico Fellini. La invasión de lo felliniano en las atmósferas del propietario de la casa Usher, de la cabellera de Ligeia o de los dientes de Berenice, se revela tan bella visualmente....como desafortunada en el resto. El señor de Arnkeim nunca fue al circo.






Tras estos films, Fellini es un artista consagrado, autorísimo de sus películas y perteneciente al gotha sagrado habitado por muy pocos cineastas. El triunfo le hace sobrepasar una moral culturalmente impuesta, pero sentida y escasamente asimilada como hombre y artista. Fellini, cual nuevo César, se autodeifica; sus películas futuras serán templos erigidos a su honor y gloria. Los no creyentes en esa religión serán aherrojados, los fieles saborearán los manjares del circo Fellini y se pedirá genuflexión en reclinatorio.  La beatería individual de tantos miles de de espectadores - más allá de cinefilia - se pondrá al servicio del nasciturus dios latino, cada día más gordo y de cráneo más enorme hasta diferenciar - faltaría más - las testas de los hombres y los dioses.





La era del divino Fellini es, evidentemente, la de los 70. La década anterior ha arrumbado el cine de productora y el llamado artesanal se refugia en las series de televisión. En realidad, el cine se singulariza  y la película es. progresivamente, la consecuencia directa de la capacidad del director para mostrase como un ente artístico o industrial. Los 70 son la era del superautor. Un reducido grupo de realizadores aglutina sobre si la consideración artística del cine. Hacen películas personalísimas  en las que sus caprichos u obsesiones devienen objetos de arte. Se les pide la exhibición de un universo intransferible pero que pueda acogerse por una pequeña burguesía ilustrada que es la que sostiene el concepto. El cine "arty" de estos grandes creadores ocupa el primer lugar del ranking desde su privilegiada postura. Causa asombro recordar como los sobresalientes directores del pasado andaban como locos luchando contra los Warner, Goldwyn, Thalberg o Cohn. De que manera Eisenstein no pudo terminar sus proyectos americanos. Como Orson Welles vio alterada su obra o cual fue el resultado de las desmesuras geniales de Eric Von Stroheim. Ahora los Grimaldi, Ponti o De Laurentis exigen de los Fellinis que lo sean en grado tan intenso como los Mayer o Zukor pedían belleza para los aureolados cabellos de Greta o Marlene, mientras quién las dirigía tenía que limitarse a una labor rigurosamente prediseñada. El público que antaño no pasaba de conocer a Hitchcock, aprendió la existencia de Bergman y luego manejó con soltura  nombres, opiniones y conceptos reservados antes al reducido ámbito de los "connaisseurs".





Así Fellini desarrolla su personalidad en el momento justo. Se acuerda de que "La dolce vita" puede ser de nuevo buen sustento para la función, solo que sustituyendo al guía-moralista por inocentes pecadores nada proclives a considerar que la "dolce vita" romana de "Satyricon" pueda juzgarse desde cualquier moral enojosa. La obra de Petronio se convierte, como era presumible, en la de Fellini. Otra vez la zarabanda de antaño, el carnaval felliniano a tope. Los romanos se entregan, ahora sin culpa, a los placeres de la vida. Por un camino, en cierta forma similar al seguido por Pasolini hasta su "trilogía de la vida", Fellini depura su poética, una de las bazas fuertes de su primera época, hasta hacerla desaparecer. El hedonismo es la meta vital de sus nuevos héroes. Un grosero materialismo barre las glorias espirituales de "La strada". Fellini sobrepasa al mismo Petronio.




Trompeteros anuncian que la pasarela presentará a continuación a la curia vaticana vestida a la moda otoño-invierno. Que "Roma" será una fiesta exuberante y barroca con un único dueño: F.F., convertido en honorable señoría, y aún santidad, que manejará a su antojo el viejo espíritu romano, el que proclaman las agencias de viajes que existe en el Trastevere, en Vía Véneto o junto a la Vía Appia Antica. Todo de color naranja ocre, como las casas romanas iluminadas por el sol de octubre o el una pasta cualquiera salpicada de las infinitas salsas. Colores amarillentos de oro viejo, ese color que el gran cine italiano nos ha traído en "Crónica familiar", "El gatopardo" o "Novecento". Celebrada la ceremonia de Roma, acto de la liturgia felliniana que concluía la cueresma de los últimos años de los 60, el éxito le obliga a un más dificil todavía (1).






Hasta su deceso como director y como ser humano (1920-1993), Fellini da rienda suelta a su fantasía mediterránea. Sus amables fantasmas se agolpan, aprestándose  a complacer una demanda que le exige día a día que abra nuevas puertas a los sueños y que sea más colorista, vivaz e ingenioso, que su chistera no deje de producir nuevos trucos - y estos a veces serán buenos como "Amarcord" (1973) o "E la nave va" (1983) o malos como "I clowns" (1970), "Ginger e Fred" (1985), "La citta delle donne" (1979) o la póstuma "Le voce dalla luna" (1990) -.Se autoexigió, como el director de "Ocho y medio", pasar incesantemente por el alambre del funambulista. Pero el demiurgo que tanto ha trabajado por serlo advierte - como ya le ocurrió una vez, cuando los oscars adornaban su casa - que el artista no puede vivir de un sueño perenne, que la realidad es cambiante, que es imperativo un golpe de timón. 






"Casanova" agudiza el sentido del espectáculo, pero rambien la reflexión sobre el mismo. El show se torna grisáceo, lejos ya la cercana luz de "Amarcord". Los trucos dejan un poso de amargura , la brillantez no impide que las máscaras de los mugrientos oculten el sudor, la piel enferma, la vejez de unos personajes que parecen ser todos iguales o títeres con la vida perdida, engullidos por un mar de plástico y aplastados por un cielo de lona. El rodaje de "Casanova" nos traía noticias de problemas económicos: algo fallaba en la rentabilidad del genio. Las computadoras no yerran y si Fellini sobrepasa la línea del presupuesto, con el inmediato stop del patrocinador, es porque los beneficios ya no son los de antaño. Ahora toca frenar esa imaginación desbocada. Esposar las manos del despilfarrador. Fellini se convierte en un expendedor de fantasía demasiado caro. Ha ido demasiado lejos, repetirán los Grimaldis y De Laurentis de turno, no dudando de que sus antecesores tambien le hubiesen parado los pies cerrando el grifo de oro indispensable para que la carpa de eleve con esplendor. El infinito viaje del sr. Mastorna, de inacabable comienzo, nos habla de un Fellini que parece perder el favor de otros dioses: los de las finanzas. A él, como a Welles o Stroheim 30, 40, 50...años antes, debera vigilársele estrechamente. Ni un centavo, ni una lira en lo que no puede ser vendido. Si hay quién pague habrá otro Fellini......."Casanova" alimenta la duda.


Luis Betrán.- Zaragoza, 10 de marzo de 1979






1) Este viejo texto ha sido convenientemente puesto al día. Debo aclarar que Fellini nunca fue uno de mis cinestas de cabecera. No obstante - y por ello se ha traído a estas "memorias" este dossier - ningún otro gozó del éxito y la expectación que merecieron en Zaragoza sus películas en la "década prodigiosa" (1967-1977). La inevitable cita al paso del tiempo me lleva a explicar que a fecha de hoy me aburren "Satyricon" y "Casanova", me divierte intermitentemente "Roma", admiro sin entusiasmo "Amarcord" o "E la nave va". Del resto prefiero guardar piadoso silencio. Me dio pena que "Intervista" - en la que salían el propio Fellini, Mastronioanni, Anita Ekberg, Cinecittá - ya no interesase a nadie en tanto que era una disfrutable y geriátrica muestra de indesmayable narcisismo. No. Mi Fellini es, y lo será "per sempre", el de "I vitelloni", "Las noches de Cabiria" y - capo lavoro - "Ocho y medio". Asimismo este dossier ha intentado, cuando se escribió y ahora mismo, apartarse radicalmente del los tópicos del filmidealismo reiterados hasta la náusea por José María Latorre y sus esclavos en "Dirigido por...". La crítica cinematográfica española permanece anclada en criterios de hace 40 años o más. Tan risible como lamentable.