miércoles, 30 de octubre de 2013

PRIMERA APROXIMACION A RICHARD WAGNER. LÖHENGRIN

Bicentenarios de Verdi y Wagner. El alfa y el omega de la ópera. Verdi el demócrata, Wagner el autócrata. ¿Tanto monta, monta tanto? No.Verdi supuso la culminación de un estilo que había nacido con Monteverdi. Wagner, la revolución absoluta – que se incia en el famoso acorde disonante del preludio de “Tristán e Isolda y cuya influiencia en la música posterior llega hasta nuestros días. Los italianos amaron a Verdi. Los alemanes – salvo Ludig II von Brabant – odiaron muchos años a Wagner hasta que no les quedó más remedio que aceptar la genialiadad del compositor que no la del poeta, escritor y filósofo que herr Richard nunca fue. Se irán introduciendo, poco a poco, datos biográficos del de Busetto y del de Leipzig. Pero el hecho – histórico y bien documentado – de que los nazis y Hitler de apropiaran de las presuntas “obras de arte totales” de Wagner, no es más que, como diría Macbeth, “un cuento (no, fue real) lleno de ruido y de furia narrado por un idiota (muchos) y que no significa nada”. Richard Wagner fue, en verdad, un ser humano temible pero cualquier cosa menos un fascista. Cierto que escribió centenares de folios marcadamente antisemitas, pero en su Orquesta de Bayreuth la mayoría de los instrumentistas fueron…….judíos. 
El mito priva de historia al objeto de que habla (Roland Barthes)

LÖHENGRIN, EL AMANTE SILENCIOSO

“Lohengrin” es una ópera de transición. En el momento de su composición Richard Wagner ha alcanzado la suficiente madurez musical como para aventurarse en la trascendencia de la ruptura. En efecto, en “Lohengrin” soplan vientos revolucionarios aunque sus cimientos sean los firmes y seguros de la “grand opéra romantique”. Por mucho que el autor utilice magistralmente  su invención de los leit-motiven, “Löhengrin” es todavía deudora de la ópera italiana. Estos bosques y leyendas acusadamente germánicos no hubieran desagradado al mismísimo Verdi. Los wagnerianos irredentos – entre los que me cuento – podrían considerar a “Löhengrin” como una obra menor con lo que incurrirían en un grave dislate.


Cierto es que esta obra está todavía lejos de la melodía  infinita que inunda “El anillo”, “Tristán” o “Parsifal”. No menos cierto que “Löhengrin” supone  un paso adelante en relación con “Tannhäuser” o “Der fliegende holländer”. Tres obras maestras, las primeras de Wagner. Justo en la mezcla de elementos tradicionales y renovadores se asienta el delicado equilibrio de “Löhengrin”. Y podemos afirmar que los tótems revolucionarios de herr Richard - el “Ring”, “Tristán”, “Parsifal” - están marcados por el desequilibrio místico, religioso, erótico y pagano. Nunca musical.
Como toda pieza wagneriana, “Löhengrin” exige que expurguemos algo en sus desacostumbradas dimensiones. Más de tres horas de música conducen invariablemente  a separar el oro de la ganga que aquí es ya muy poca. “Löhengrin”, al igual que “Tannhäuser”, “El holandés” o la insoportable “Rienzi” (4 horas), no nos dispensa de himnos militares algo ramplones, fanfarrias horteras y alguna romanza relamida. Y sirva para ello, como socorrido y manido ejemplo, el bullanguero y archifamoso coro y marcha nupcial que atestigua cumplidamente que Wagner tambien podía facturar esa “música de feria” que reprochaba a Verdi. Algunos personajes – Enrique el Pajarero a la cabeza, digno émulo del pesado Landgrave de Turingia en “Tannhäuser – sufren una caracterización musical y dramática paupérrima. Y, asimismo, las escenas de masas caen en una subcultura kitsch tan ostentosa como la cabalgata de las walkirias. Enumerar los leves defectos de “Löhengrin” no es tarea dificultosa. Wagner – el mayor genio operístico que haya existido y tambien el mayor músico junto a Bach, Mozart y Beethoven – no compuso jamás una partitura sin máculas o zonas muertas, porque siempre midió mal la longitud de sus obras escénicas. Wagner, ni en su música ni en su escritura, cayó en el pecado de la modestia dado que su ambición fue desmesurada. Como contrapartida a la escoria citada, se alza el sortilegio imperecedero del genio wagneriano. En tanto que músico y dramaturgo resulta decididamente arrasador aunque, a veces, tan descomunal potencia artística se desparrame  en confusas visiones o inaceptables ficciones. Ello sucede, por ejemplo, en “Tristán”, “El anillo” o “Parsifal” las cumbres oficiales del wagnerismo, en las que el inacabable zumbido del recitativo o monólogo continuo nos fatiga tanto como la cateta pretenciosidad de un mundo en el que conviven hadas, nigromantes, filtros mágicos, muertes de amor y una variopinta amalgama  de rituales cristianos, deificaciones paganas y erotismo desatado.


“Löhengrin” es otra cosa. Wagner es aún un artista tímido, si es que este adjetivo pudo alguna vez aplicarse al menos humilde de los compositores. “Löhengrin” tiene una deuda pendiente con “Tannhäuser” y su apoteosis de redentorismo y además es una ópera más romántica que su antecesora y liga mejor con  ”El holandés errante”. Y lo es no tanto en lo referente a una estética musical sino en lo que concierne a un contenido dramático, que en “Löhengrin” se idealiza considerablemente en relación con la obra precedente. Es una ópera serena, nada estridente, compacta y admirablemente concebida; la culminación del primer Wagner, el dramaturgo apasionado, el músico lleno de encanto, el autor de excelentes libretos que son, en sí mismos, magníficos y turbadores melodramas llenos de tempestuosas pasiones y no menos estruendosas redenciones. El bellísimo preludio de “Löhengrin”, sin embargo, deja en evidencia a las solemnes oberturas de “Rienzi”, “El holandés” y “Tannhäuser”, verdaderas antecedentes de los poemas sinfónicos de un Richard Strauss.
En cuanto historia, libreto o argumento, “Löhengrin” es un vasto poema harto significativo del universo wagneriano. El héroe es ya una celestial criatura invencible, hijo de Parsifal y, por tanto, será custodio del Santo Grial. Muy lejos del rijoso cantor de “Tannhäuser” o del atormentado e innominado Holandés. Particularmente Heinrich Tannhäuser es una figura endiabladamente terrenal. Se burla irónicamente del amor espiritual y proclama estentóreamente las delicias del amor carnal, ya que este avispado caballero ha disfrutado los goces del lecho de la mismísima Venus. Ni que decir tiene que tal herejía merece  reprobación, castigo y hasta el sacrificio de una virgen. Esta ópera en su momento fue despiadadamente abucheada por la clase dirigente del siglo XIX, deseosa de ver en escena platónicos amores y no manifestaciones groseras de la carne (las que ellos hipócritamente practicaban).
Tal vapuleo conllevó que Wagner se inventara para su siguiente obra el personaje del caballero desconocido, casto e invencible. El paladín que no puede revelar su nombre ni origen. ¿Quién es el caballero del cisne blanco?. ¿Viene del cielo o del infierno?. Wagner creó una imagen atractiva que el arte popular – de la novela al cine – iba a explotar hasta la extenuación. Misteriosos defensores de la ley y el orden que encubren cuidadosamente su origen, forasteros venidos de no se sabe donde que desfacen entuertos y enamoran a mujeres frustradas o bobas sin exigir nada a cambio, excepto el silencio respecto a ellos mismos. En su famoso “racconto”, Löhengrin relatará su origen, destino y ¡¡nombre!!. La alcahuetería de su querida y calumniada Elsa von Brabant,  azuzada por la pérfida Ortrud, saltará por los aires. El pacto se romperá, El guapísimo y rubio (ario, naturalmente) se hubiera casado con la ingenua Elsa siempre y cuando ésta jamás preguntase quién era. Así que en un desenlace “no especialmente sangriento”, Elsa y Ortrud  ¿fallecerán? – la una por indiscreta, la otra por malvada – Telramund, el tonto marido de Ortrud, habrá sido previamente apiolado por el invencible héroe que, a su vez, partirá en su cisne a Monsalvat a custodiar el Santo Grial no sin haber dejado Brabante a la buena merced de la ley y el orden. Löhengrin venía del cielo. Los tiempos cambiaron, y del supuesto y discutible misticismo del efebo wagneriano no quedó ni rastro. O sí. Ya se verá.

Luis Betrán

Las mejores versiones de “Löhengrin” en disco:
1) 1954 Eugen Jochum.(Dir.) .- Wolfgang Windgassen (Löhengrin), Birgit Nilsson (Elsa), Herman Uhde (Telramund), Astrid Varnay (Ortrud). En vivo, Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth.- Sonido regular
2) 1958.- André Cluytens (Dir.).-  Sandor Konya (Lóhengrin), Leonie Rysanek (Elsa), Ernest Blanc (Telramund), Astrid Varnay (Ortrud). En vivo, Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth
3) 1963.- Rudolf Kempe (Dir.).- Jess Thomas (Löhengrin), Elisabeth Grümmer (Elsa), Dietrich Fischer Dieskau (Telramund), Christa Ludwig (Ortrud). Estudio, Coro de la Opera Estatal de Viena y Orquesta Filarmónica de Viena.- Buen sonido.
Cantantes
Löhengrin: Lauritz Melchior, Sandor Konya, Wolfgang Windgassen, René Kollo (de joven), Jonas Kauffman.
Elsa: Kirsten Flagstad, Elisabeth Grümmer, Birgit Nilsson, Jessye Norman. Leonie Rysanek, Victoria de los Angeles
Telramund: Dietrich Fischer-Dieskau, Ramón Vinay
Ortrud: Astrid Varnay, Christa Ludwig
Cantantes españoles en “Löhengrin”: Victoria de los Angeles (Elsa)

ESTRENOS RECIENTES: UNA DAMA Y UN CABALLERO PELIGROSOS

"WERTe que no quiero WERTe.
WERTe calvo, WERTe fuerte
que becas a los banqueros
y a los mineros supendes.
Con el Opus por montera
WERTe sueña en el Congreso,
con colegios concertados
y privatizar la suerte.
WERTe que no quiero WERTe,
pues en tu nefasto escaño,
el pueblo te está mirando
y tú sólo miras la muerte".
(Cortesía, es un decir, de Pancho Vertigen antes de convertirme en Satán)

ESTRENOS RECIENTES: UNA DAMA PELIGROSA
THE BLING RING, DE SOFIA COPPOLA
¡Oh!, no es pájaro, no es un avión. Es la nariguda Sofi, miembro emérito de la familia Coppola en la que se practica el nepotismo con la misma alegría que lo hacía don Vito Corleone pero, evidentemente, con menor violencia. Véanse dos ejemplos: Nicholas Cage continúa protagonizando películas con lo feo que es y lo pésimo intérprete que, si o si, siempre nos castiga con actuaciones dignas de cuando Sofi fue actriz  porque así lo dispuso don Francis y, bien se le estuvo empleado, casi le arruina la parte III de “El Padrino”.Más el vulgar rostro a una nariz pegado, es ambiciosa. Pretende desde años ser directora como “my heart belongs to daddy”. Y, claro, ya lleva unos cuantos films a sus espaldas – y a las mías – y no parece que se vaya a detener. Las cintas de erase  una nariz sayón y escriba no parece que vayan a interrumpirse tras la postrera flagelación a la inteligencia que supone “The bling ring”.
Sucede que la señora o señorita – me importa un pito si es casada, soltara, viuda, amancebada o monja – ha caído bien en las legiones cahieristas (por americana y ser la Sofi, hija de Francis) y, aunque sus películas no den ni un euro en taquilla, van a ser aclamadas indefectiblemente por los sesudos y obedientes seguidores de “la maman et la putain” (1). Por escrito y a plena voz. Una vez más me toca, y a mucha honra, ser la excepción que confirma la regla. Confío que haya otras (excepciones, que reglas no hay más que una y pobre del que no la respete). He visto, creo, todas y cada una de las películas que Sofía, hija de Francis, lleva rodadas desde aquellas “Vírgenes suicidas” que, el que lo dude no sale en la foto, eran vírgenes y se suicidaban. Los motivos no estaban muy claros. Pero nunca se va a pedir al “posmodernismo” que el muy canalla tenga que ser explícito. Bueno el film era mediocre pero no ofensivo. Idéntico al que luego se marco la mujer a una nariz pegada, yéndose a Japón con el Bill Murray y diciéndole al oído: a ver tío si te enteras, vamos a hacer una película en Japón, me has oído bien ¡¡en Japón, en el mismísimo Tokyo!!. Tú cabroncete no vas a hacer ni un gesto que si no te apiolo, que los famosos personajes del cine de mi grandioso padre sabían muy bien como cargarse a tipos más duros que tu. Y, entérate, yo se un huevo de cine porque para algo soy la Sofi, hija de Francis. Y se que hubo un eminente maestro nipón llamado Yasujiro Ozu. En consecuencia vamos a rodar en Tokio una película de Ozu sin Ozu. El argumento te importa una mierda y a mí también, pero verás como dicen que hasta es mejor que las de Ozu con Ozu.  El resultado fue la soporífera, inane pero no ofensiva “Lost in translation”. Sorprendente, y en no pocas ocasiones estupenda, la breve reseña en “El País” del gran Calvo Serraller (intelectual de pro y exdirector del Museo del Prado): le entusiasmó por su serenidad, casi el mismo y la misma que le habían provocado “Cuento de Tokyo”, inmortal obra maestra del Rey de Sochiku y que suele figurar – también en la mía – en todas las listas habidas y por haber de “las mejores películas de la Historia del Cine”. Me guste o no, que es que no, el perdido en el traslado a Tokyo consagró a Sofi, hija de Francis, en las aguerridas tropas del breviario de Jean-Luc Godard.
Más dudas generó - ¿será posible? – el que Sofi, hija de Francis retrocediese en el tiempo hasta nada menos que al siglo XVIII (el de las Luces) y a la Revolución Francesa. Pero, como era previsible, a Sofi, hija de Francis, no la seducían Danton, Marat, Robespierre o “les sens-culottes” o los jacobinos. No, ella debe tener para ser políticamente correcta un leve toque feminista. Voilá: “María Antonieta”. Y, sin que sirviera de precedente, su ¿aproximación? a tan desdichada reina no satisfizo ni a a tirios ni a troyanos. Ahorraré a los innumerables lectores de “vergerus” la descripción de mi estado físico y mental cuando salí del cine Palafox. Detesto la grosería y el linchamiento. En este menester me desmarcó de la red de nuestros pecados, tan proclive ella a la una y al otro. Más petardo que la las faldas de la austriaca guillotinada pareció imposible. No se detengan mis amados lectores, Les aguarda el no y el sí.
“Somewhere” ha sido, por ahora, la mejor película de Sofi, hija de Francis, y como mandan los cánones y los dogmas la película que ha llevado al éxtasis a los clones (involutarios o no, conscientes o no, replicantes o no). Esta vez, sin profanar la nada metafísica de la “posmodernidad”, es un actor el que se aburre y yo con él. Raudamente se ha podido escribir y se ha escrito que “Somewhere” no solo era el más depurado Coppola – de Sofie, hija de Francis – si no que bien hubiera podido filmarlo Michelangelo Antonioni de haber estado vivo y no difunto. Este profundo razonamiento no está ayuno de motivos. Cuando grandioso Papá Francis atizose el pobre el descomunal batacazo de “Corazonada” (su primera extravagancia), la ruina le hizo despertar de su sueño denominado, todavía, Zoetrope en el que iban a levitar no solo Michelangelo de Ferrara sino hasta el tan británico Michael Powell. Todos al suelo.
Como bien dijo el clásico “toda la vida es sueño y los sueños sueños son”. Francis, papá ilustre de Sofi la por narices, se vio obligado a aceptar encargos de regular o soez ralea para ir pagando acreedores múltiples. No es éste el cimiento del edificio Copola – Francis papi de Sofi – que resurgió tímidamente de sus cenizas gracias al vino, lo que es la mar de saludable. Sofi – hija de Francis – no obstante siempre, dicen, se había críado en algodones y conocía mucha gente guapa. No se ha privado, por ello, de contárnoslo en esa indescritible estupidez llamada “The bling ring”, una de las peores películas de Hollywood (y Zoetrope) que este inmundo bloguero ha visto en su vida. Telecinquismo de Los Angeles. Chafardeo en Beverly Hills. Esta nauseabunda y orate película si tiene argumento: estúpidas niñatas pijas y un joven que está a su altura – en compartida idiocia – roban objetos caros de celebridades tan indiscutiblemente geniales como Paris Hilton o Orlando Bloom. Lo hacen para divertirse porque su materia gris – si la hubiere – no da para más. Serán multados e irán a la cárcel, más no a ruin y húmeda mazmorra sino a celda con dorados barrotes. Y por muy poco tiempo. Porque además de pijos e imbéciles son ricos. Basada en hechos reales. Dios bendiga América, la Gran Hermana Orwelliana.
Luis Betrán
1) Los que leyeron algún texto de la primera etapa de “vergerus”, sabrán que con “la maman et la putain” no me refiero a la obra maestra de Jean Eustache. No, Es a la “revu des revues” Cahiers du Cinéma. Que tendrá pronto su homenaje aquí, donde tanto se la quiere y venera.
Corolario: En realidad la Sofi, hija de Francis, ha querido burlarse de los subnormales de su película. Graciosa que es la chica. Y además presentarnos un cuadro de la banalidad humana ubicado en L.A. Mi problema es que el chiste me resulta muy malo y lo de la metafísica de Las Vegas no me lo creo.
ESTRENOS RECIENTES: UN CABALLERO PELIGROSO
NICOLAS WINDING-REFN: ONLY GOD FORGIVES
Este caballero es danés – mal asunto – y de no ser porque presentó en Cannes 2012 su excelente film “Drive” bajo pabellón y productora usaca nadie le hubiese hecho el menor caso. Pero como decía Buñuel – “Mon dernier soupir” – John Steinbeck no sería nadie sin los cañones americanos (1), dejo a la imaginación libre (más bien no) quién le hubiese hecho caso a este tipo, que no era ciertamente un debutante, de no ser por la ayudita de “la maman et la putain”. N.W.R. llevaba perpetradas “Pusher I, II, III”, “Valhalla rising”, “Bronson”… bajo el signo de una violencia desatada y poco más. Suficiente para que la mal llamada (desde hace casi tres décadas)  Meca del Cine (lo justo, equitativo y saludable sería Lupanar, y asi no se inflamarían los arábigos) se fijase en él y en la ingente cantidad de hostias que se atizaban en sus filmes. Ansí, y con la muy estimable colaboración de Ryan Gosling, arribó a las más cinematográficas playas del mundo ese chofer que pareció tan bueno como el de Walter Hill. Nada que oponer. “Drive” es detentadora de una acusada estilización que formaliza adecuadamente una historia más bien confusa. Todas, y miran que son, las campanas cahieristas redoblaron unánimes. ¡¡Una obra maestra!!,¡¡Una obra maestra!!. ¡¡Un genio que viene del frío y que no es Lars Von Trier¡¡. No me pareció que tan estruendoso rebato estuviese justificado, pero tratando de ser objetivo “Drive” me venció aunque no me convenció (del todo).
Ergo, había que repetir con el dúo dinámico de aquella tierra en la que, según Shakespeare, algo olía a podrido. “Only god forgives” es lo mismo pero menos que lo mismo. El Gosling tambien habla menos – parecía a priori difícil – que en su Bautista “posmoderno” y para qué coño se necesita ya guión alguno. Eso sería darle pistas al espectador y el cine de la nada veta tan osadas visiones de mensaje. “Only God forgives”, que todavía no se ha estrenado en Chorizistán pero lo hará en breve, ha supuesto en Sitges 2013 el trance de los de 40 para abajo que han convertido ese festival en el más multitudinario de la península que aloja esa Comunidad que no desea ser autónoma sino independiente. Están en su derecho y dado que yo odio los nacionalismos de cualesquiera laya pues con su pá amb tumaca se lo coman. Más, ¡ay!, reza el proverbio de los abuelos/as que nunca segundas partes fueron buenas y N.W.R. y R.G. naufragan cual liliputiense Titanic sin que haya dios que ni les perdone ni les salve. “Only god forgives” no es tan boba como el Ring – que no me refiero al de Wagner sino al de narizotas Sofi, hija de Francis - ; es muy aparente de ver  - y además sobrepasa apenas los 60 minutos – y como procedía es el polar más gélido que imaginar quepa. Y otra “maravilla” de la “posmodernidad observacional”. Agudícese ad infinitum y ad nauseam el aparato neuronal. Porque nada por aquí, nada por allá. Retrato de Ryan en rojo. RRR. Nico, me has matao como la purga del sublimao. Cero, cero, cero pelotero. Diez, diez, diez en “la maman et la putain” y sus celtíberas y rugosas hijas.
Luis Betrán
¡¡Ya se estrenó!!
1) Esta vez don Luis exagera. Steinbeck si fue algo: nada menos que el autor de “Las uvas de la ira”. Del resto, el tupido velo.

miércoles, 23 de octubre de 2013

BUÑUEL, ZARAGOZA Y LA CRITICA

En Zaragoza se tiene poco aprecio por Luis Buñuel y sus películas, salvo en lo que a los cinéfilos se refiere. La crítica actual – mejor olvidar la del pasado – respeta a Buñuel….pero ¿por cuanto tiempo?. Teniendo en cuenta que al maestro le importó siempre un rábano la teoría de la puesta en escena, la política de los autores y “Cahiers du Cinéma” las cosas pueden cambiar en cualquier momento. Además Buñuel era español e hizo cine en su país, en México y en Francia. A lo peor un día leemos en revistas tan horripilantes como “Dirigido” que su única buena película fue “The Young one”, que para eso era usaca.  No tendrá la menor importancia, salvo para aquellos que la citada Cahiers y sus clones hispanos constituyen dogmas de fe. SDurrelismo puro y duro. Buñuel fue “ateo por la gracia de Dios”. Mal asunto para Chorizistán en la que gobiernan los franquistas sin Franco


LOS MULTICINES BUÑUEL CERRARON EL 5 DE JULIO DE 2007

UN SENTIDO HOMENAJE

DE 1.977 A 1.980.- AUGE Y DECADENCIA 

En los años sesenta y setenta, todo aficionado al cine que visitaba Paris quedaba admirado de los cines múltiples: pequeñas – y aún pequeñísimas  - salas reunidas en un solo local, con equipos de proyección únicos. Los duplex, triples, y aún quíntuples permitían  hacer rentables films que de otra manera no hubieran llegado a salas donde los gastos generales resultan, lógicamente, más altos que la escasa proporción  que les toca en los múltiples tras el reparto de la totalidad de aquellos.
 
De pronto en Zaragoza surge la noticia de que se están construyendo cuatro minicines o multicines de esas características. El emplazamiento, al final de Francisco Vitoria, cerca del Camino de las Torres – todavía recorrido parcialmente por una acequia – es céntrico pero sin excesivo valor comercial. El anuncio  de que se iban a instalar estos cines trajo consigo un cúmulo de reacciones que situaban a la ciudad a la altura mental  de la villa de “Gigantes y cabezudos”. Sin saber de que iba, como la Pilar de la zarzuela – ¡porqué Dios mío no se leer¡ - ante la carta indescifrable de su amado; un cúmulo de declaraciones – y lo que es peor de acciones – se hicieron de dominio público. El quid de la cuestión  estaba en que los tales multicines no pertenecían a ninguna de las dos poderosas empresas de Zaragoza – la de los tranviarios y la de los militares (1) -,  y para colmo de males la explotación y construcción parecía estar ligada  a un partido político soportador durante cuarenta años de los valores eternos del insulto, la calumnia, la infamia, la cárcel y la eliminación física (2). Para cortarles el paso - ¡que mal calcularon la fuerza del enemigo¡ - inventaron la historia  de que se iban a dedicar a cines porno. Esta estulticia era favorecida por quienes, a solo quinientos metros, mantenían el cine Palacio cuya vocación por los sex-films era superior a la de San Francisco Javier por convertir orientales. La hoja parroquial de Santa Engracia se hizo portavoz de semejante ultraísmo. Que si no se iba a poder andar por la calle a causa de las gentes que iban a ir allí -¡esos cines que se los lleven a otro lado¡ - porque los depravados sexuales cumplirían con su triste trabajo hasta hacer imposible incluso el aparcamiento (¿?). Cualquiera que conozca la calle Francisco Vitoria sabe que la “gens” que la habita en su lado de diversión es propia de bares, discotecas y disco-clubs. Amigos de Travolta pero poco de Resnais y similares.
 
Una vez superadas las trabas administrativas – si cumplían o no el reglamento de 1.934 o de 1.937 – y prometido que dichos cines se dedicarían no a la explotación de los bajos instintos, como temían las buenas gentes de derecha, sino a la cultura, - o sea, a un objetivo tan extraño al medio – pudieron inaugurarse los multicines, acogidos al sacrosanto nombre de Luis Buñuel, en abril de 1977. Tan señalado momento histórico sirvió para que en sus distintas salas se vieran como debut “La Edad de Oro”/”Simón del desierto”, “La gran comilona”, “La encajera” y “La batalla de Chile” primera parte “La insurrección de la burguesía”, título profético como luego veremos. (3)  Las salas respondían al modelo francés de funcionalidad absoluta. Solo servían para ver cine. Paredes desnudas, butacas cómodas, pantalla colgante sin telones, buen sonido, buena proyección, versión original subtitulada, ambiente acogedor enormemente apropiado para su uso y disfrute. El paraíso del cinéfilo, en principio. Pero tras las sesiones inaugurales la euforia va decayendo. El ciclo Bogart, el ciclo “nuevo cine alemán” (4), el musical, dejaban paso a un ciclo Saura de circunstancias.
 
Pronto se vio cuan infundados eran los temores que habían precedido a su inauguración. Había sitio para aparcar y la salida al término de las sesiones mostraba a tres y al de la guitarra – barbas, pelliza, lentes – que para colmo no tenían ni coche. La burguesía, naturalmente, no quiso saber nada. Los multicines empezaron a verse frecuentados por un público muy localizado – y muy escaso – y las sesiones fueron la reunión de una docena de soledades. Por otra parte la proyección, de innegable valor cultural e informativo – todo hay que decirlo – no se veía siempre acompañada por la amenidad, y es bien sabida la existencia de una teoría que muchos defienden y pocos desmienten de que no existe cine bueno ni malo sino entretenido y aburrido. Como las desgracias no vienen solas, el suelo del hall, interior y exterior, se vio presa de una inundación que obligó a levantar todo el enmaderado y sustituirlo por ladrillo. Se tomaron soluciones, se buscó la película juvenil. Al igual que la Joven Guardia Roja (5) creía atraer adeptos con conciertos de rock en sus mítines, los Buñuel montaron ciclos con horribles películas que, a falta de otra cosa, daban marcha al cuerpo, a la espera de que por este camino se llenarían las salas. Algo de eso ocurrió con la inefable “Grease” (6), proyectada como quién se agarra a la tabla de salvación económica. Hay que decir que previamente habían abjurado de la versión original  y la película doblada podía tener carta de naturaleza en el hasta entonces templo de la versión original. De cualquier forma, salvo “Grease”, tampoco la película rock ha añadido laureles ni ha quitado números rojos. El semblante de la señora viuda de Julián Grimau (7), encargada y anfitriona amabilísima y educadísima de los Buñuel , se había vuelto sombrío. Ciertamente los Buñuel han surgido en un momento en el que al desaparecer la legislación de las películas en versión original, éstas tan apenas figuran en las listas de material. No hay films importantes y los que existen están en manos de potentes distribuidoras contratadas en exclusiva con las grandes empresas. Quedan las distribuidoras especializadas, a la espera de una legislación más benigna, pero, mientras tanto, tiempos duros.
 
Para los aficionados al cine en Zaragoza, raza a extinguir, la apertura de los Buñuel suponía un rayo de esperanza en la mediocridad de esta ciudad. Se pensó que la imaginación llegaba al poder aún en una parcela tan limitada. Por ello esta falta de firmeza en su desarrollo supone una innegable desilusión. Política de parcheo que ha continuado con la proyección  de los films que dejan libres el Goya y el Fleta. Vamos, algo así como unos sustitutos  del Alambra y del Actualidades, lo que hace gritar una vez más aquello de ¡no es eso¡¡ ¡no es eso¡ (8). La simbólica bajada de pantalones de los Multicines Buñuel es una de las pruebas más concluyentes de la miseria cultural de la ciudad. Habrá que esperar a una política de protección de estas salas – improbable salvo extraños acontecimientos en el período 1979/1983 – y que sean las únicas que desarrollen  una labor cultural cinematográfica de cierta entidad para ver si así se afianza el camino y todos saben a que atenerse. La cuestión es llegar vivos. Entretanto “el cielo puede esperar” (9). No fue así. Como bien sabemos es triste recordar ese pasado y contemplar el presente. Veánse las carteleras de la Zaragoza del nuevo milenio. Bazofia yanqui y poco más.  Las salas Renoir que parecieron recoger el testigo de los Buñuel, bien pronto abandonaron la versión original subtitulada. No podían hacer otra cosa. Al público mayoritario le horrorizaba. En 2009 proyectan un film en VOSE únicamente las sesiones de los jueves. 

 
Luis Betrán

1) Zaragoza Urbana y Parra, respectivamente

2) Obviamente el Partido Comunista de España (PCE)

3) L’age d’or (1930, Luis Buñuel y Salvador Dalí), “Simón del desierto” (mediometraje de Luis Buñuel no concluido por falta de dinero, 1.964)

4)Películas derivadas del “Manifiesto de Oberhausen” (1.962), cineastas como Alexander Kluge, Volker Schlondorff, los hermanos Schamoni (Uli y Peter) y, más tarde, Werner Herzog, Werner Schröter, Rosa Von Prauheim, Jean-Marie Straub, Rainer Werner Fassbinder, Hans Jürgen Syberberg y un no corto etc.

5) Sección juvenil del PT (Partido del Trabajo) de ideología maoista

6) “Grease” (1.978, Randal Kleiser con John Travolta y Olivia Newton-John)

7) Julián García Grimau. Célebre dirigente comunista detenido por la policía franquista en Madrid en 1962. Fue conducido a la Dirección General de Seguridad sita en la Puerta del Sol y, tras diversas torturas, arrojado por la ventana. Como no falleció del impacto, fue finalmente fusilado el 20 de abril de 1.963.

8) Frase contenida en el célebre artículo “El error Berenguer”, publicado en el Diario “El Sol” el 15 de noviembre de 1930 , de José Ortega y Gasset

9) Alusión a la película de Ernst Lubitsch del mismo título (Heaven can wait, 1.943)

PREMIOS CHIPRE 2012

INTRODUCCIÓN
 En “vergerus” se quedaron sin apuntar los premios de 2011. Se corregirá en breve. Así que sin más dilación paso a relatar lo acontecido en “Casa Emilio” el sábado 28 de septiembre fun, fun, fun. Los sobrios se quedaron sin degustar un magnífico ternasco asado (a la aragonesa, no a la castellana), en tanto que los glotones no nos privamos de tan suculento y rotundo manjar. Tal fue el éxito del corderito – Dios lo tenga en su gloria – que José Mari Flandehuevodegallina agotó las existencias rematándolas de cabeza con livianos trocitos que aún restaban del pobre animalito. Cervezas de aperitivo, vinos, cafés y orujos a discreción completaron esta maravillosa colación que cumplió felizmente su  edición nº V.
Los Premios Chipre son, sin duda posible, los más importantes que se conceden en el cine no ya de Aragón sino de Chorizistán entera. Y los más libres, porque importa un carajo que las pelis a votar hayan sido estrenadas en Zaragoza o no. En roman paladino, nada que ver con los mierdas esos de los Goyas. Se dividen en cinco capítulos: Europa, Asia y colonias, América – tanto del norte como del sur – Universo Mundo y Petardos. Este último apartado no castiga a las películas que menos han gustado a los votantes sino a las que habiendo despertado amplias expectativas en cuanto a su calidad resultaron fiascos y, en algunas ocasiones, incluso frustraciones. Los participantes en este remedo del casposo Festival de Eurovisión solo que con películas y no ratoneras canciones, son todos ellos – con alguna excepción – miembros de la Tertulia Perdiguer.de Zaragoza. He aquí los nombres de los que vocearon aquello de tres puntos o three points. De 1 a 10, naturalmente.
 
Luis Gil, Fernando Solsona, Mónica Gorenberg (que no pudo acudir a la gran cita pero remitió sus votos), Toni Alarcón, Agustín Raluy (que no es propietario de circo alguno), Iván Villarmea (que es gallego pero se expresa con acusado acento maño), Emiliano Puértolas, Mercedes Díaz de Greñu, Maite Real (la enana infiltrada), Oswaldo Somolinos (que transita pero no vota, cosa que al año que viene no se le permitirá; a mojarse como todo quisque) y el que suscribe. La honradez y seriedad está garantizada – hum, algún año hubo intentos de trampeo, éste no -. Se entregan los Chipres de Oro, Plata y Bonce, el Chiprísimo y el Coscorronazo. Dichos trofeos consisten en un brindis y hasta el año que viene. Los que beben claro – hay malvados/as que incluso fuman – que siempre son gafapastas o cercanos a tan estupenda calificación, y cuya edad va de 50 para arriba. Los de 40 para abajo ni beben, ni fuman, aman el deporte y las odiosas bicis y son, en consecuencia, tediosos y posmodernos. Qué le vamos a hacer. Nadie es perfecto, ni siquiera yo.

RESULTADOS DE LAS VOTACIONES

AMERICA
1)  THE MASTER, de Paul Thomas Anderson (USA)
2)  DJANGO UNCHAINED, de Quentin Tarantino (USA)
3)  ZERO DARK THIRTY, de Kathryn Bigelow (USA)

ASIA, AFRICA Y OCEANÍA
1) PIETA, de Kim-Ki Duk (Corea)
2) COLD FISH, de Sion Sono (Japón)
3) IN ANOTHER COUNTRY, de Ho Sang-so (Corea)

EUROPA

1) TABU, de Miguel Gomes (Portugal)
2) LE PRÉNOM, de Alexandre de la Patellière y Michel Delaporte (Francia)
3) AMOUR, de Michel Haneke (Francia)

LAS TRES MEJORES PELÍCULAS DEL MUNDO MUNDIAL
1) TABU, DE Miguel Gomes (Portugal)
2) LE PRENOM, de Alexandre de la Patelliére y Michel Delaporte (Francia)
3) AMOUR, de Michel Haneke (Francia)

LOS PETARDOS DEL AÑO 2012

COSMOPOLIS (USA, CANADÁ), de David Cronenberg
TO ROME WITH LOVE, de Woody Allen (Italia, Francia y USA)
HOLY MOTORS (FRANCIA), de Leos Carx

MIS VOTOS

AMÉRICA

“Django unchained” y “Mud” (Jeff Daniels)

ASIA, AFRICA Y OCEANÍA

“In another country” y “The taste of money” (Im Sang.soo)

EUROPA

“Amour” y “Vous n’avez encore rien vu” (Alain Resnais)

LAS TRES MEJORES PELICULAS DEL MUNDO MUNDIAL

“Amour”, “Vous n’avez encoré rien vu” y “Tabú”
LOS PETARDOS DE 2012

“Cosmópolis” y “To the wonder” (Terrence Malick)

Mi opinión que quiere decir todas las opiniones son iguales pero algunas son más iguales que otras (en este caso la mía, la más sabia, docta y objetiva).
 

No hubo respecto a las películas de 2012 la unanimidad de las de 2011, año en el que triunfó la portentosa y trascendental obra maestra “El caballo de Turín” (A Torino lo), de Bela Tarr. En este cónclave la fumata blanca para la Chiprisima precisó de un desempate entre “Amour” y “Tabu”, con el triunfo final y definitivo de la originalísima, poética y maravillosa película de Miguel Gomes, autor ya definitivamente ubicado en el Olimpo de los más grandes de nuestra contemporaneidad. Nada que objetar, aunque para mí Haneke sigue siendo mucho Haneke. Sorprendente los votos obtenidos – tanto positivos como negativos – de la “Cosmópolis” de Cronenberg, director con el rumbo ya perdido desde que tornara livianos e inanes a Freud y Jung. Las limusinas tuvieran su aquel, ya que tanto la mencionada versión de la terrible novela de Jonathan Franzen como la aclamadísima “Holy motors” tuvieron adalides y detractores, casi a partes iguales. La española “Blancanieves obtuvo bastantes votos, ninguno mío ya que no soporto el pastiche del cine mudo ni con ésta ni con “The artist”.  Punto final. Hasta el año que viene. Thank you Satan.  Se jodieron los fans de “Post tenebras lux”, je, je,

Luis Betrán