“Viridiana” es, probablemente, la
mejor película de la historia del cine español y la que marca el retorno de
Buñuel a España. Exiliado desde la Guerra
Civil había prometido solemnemente no pisar suelo español
mientras persistiera la dictadura franquista. La película – como todas
españolas de aquella época – pasó por una censura previa del guión que obligó a
Buñuel a modificar su primitiva historia en la que “mi heroína iba a tocar la
puerta de la recámara de su primo y lo encontraba en la cama con la criada
(Margarita Lozano), la cual se marchaba y Viridiana tomaba su lugar. La censura
encontró escandaloso que un hombre – fuera del matrimonio – tuviera relaciones
con dos mujeres sucesivas. Entonces imaginé sustituir este desenlace por una partida
de tute con tres jugadores: el hombre, la sirvienta y Viridiana. Y ahora estoy avergonzado
de mi primer final: era demasiado directo, demasiado grosero” (Luis Buñuel:
“Mon dernier soupir”). En efecto, resulta mucho más sutil y sarcástica la frase
que Francisco Rabal (Jorge) le espeta sonriente a Silvia Pinal (Viridiana): “ya
sabía yo que mi prima acabaría jugando al tute conmigo”. Este nuevo desenlace
obtuvo la aprobación de los censores y la película dio comienzo el 4 de febrero
de 1961. Buñuel había incumplido su antigua promesa, pero le marcaba a Franco y
sus inquisidores un auténtico gol olímpico. “Viridiana” resultaría ser una
película violentamente blasfema.
En principio el film había sido invitado
a título particular al Festival de Cannes, pero como no existía representación oficial
española en el certamen, se estudió la posibilidad de que “Viridiana” asumiese
ese papel. Tras la obligada visión por parte de los censores – debían estar
dormidos en la secuencia de la parodia de la “Ultima Cena y el “aparato” que
utiliza Lola Gaos para hacer la fotografía levantándose las faldas -, se obtuvo
el reticente acuerdo de la Junta
de Productores que opinó en principio que el film carecía de calidad (¿???)
para poder representar a España en un Festival Internacional. Como las mezclas
se estaban haciendo en Paris, y Buñuel pasaba por un período de mala salud, el
tiraje de la copia se retrasó y la proyección, prevista para mediados del
Festival, únicamente pudo tener lugar el último día de la competición. Al día
siguiente se hacía oficial la noticia de que el film – ex aequo con “Une aussi
longue absence” de Henri Colpi – había obtenido la Palma de Oro, y esa misma
noche el Director General de Cinematografía, Muñoz Fontán, subía al escenario a
recoger el premio. La reacción del órgano vaticano “L’Osservatore Romano”, que
acusaba a la película de blasfema trajo como consecuencia la destitución de
Muñoz Fontán, la prohibición de la película y hasta la sola mención de su
existencia. Franco pide ver personalmente el film y ordenó a continuación la
destrucción de todas sus copias. Pero la existencia de un contratipo en Paris
evitó la pérdida total de esta obra maestra. Dieciséis años más tarde, y
presentada como película mexicana, pudo finalmente estrenarse en España.
Dentro de la filmografía de
Buñuel, “Viridiana” representa en cierto modo una continuación de la prodigiosa
“Nazarín” y su Ecce Homo riendo a carcajadas. Pero a diferencia del cura que
trata de poner en práctica la doctrina de Cristo entre los hombres recorriendo
los caminos, Viridiana se esconde del mundo en el convento. Buñuel la obliga a
salir haciendo que la madre superiora la fuerce a visitar a su lascivo tío
(Fernando Rey). La novicia se ve lanzada a afrontar el mundo y no se encuentra
preparada para ello. Al igual que Nazarín, incorpora una concepción católica de
la existencia que reniega de lo humano para mejor alcanzar lo divino. Al hacer
un bien abstracto y desencarnado solo logra provocar catástrofes. Recoge a los
mendigos en su casa y únicamente consigue que se despidan los criados. Se
aprovechan de su ausencia para celebrar una orgía en la casa que los acogió, y
uno de los favorecidos por su caridad está a punto de violarla.
Si “Nazarín” había suscitado
opiniones encontradas hablándose hasta de una conversión de Buñuel (¡¡¡¡¡), con
“Viridiana” esto no ocurre, porque se trata de un film mucho más explícito que
el basado en la novela de Galdós. Frente a la filosofía católica encarnada por
Viridiana, Buñuel contrapone la materialista de Jorge, hijo natural de don
Jaime y, por tanto, primo de la joven. El más claro exponente puede hallarse en
el montaje paralelo de Viridiana y los mendigos rezando el ángelus mientras que
Jorge junto con los obreros trata de arreglar la finca y conseguir, mediante el
trabajo, que ésta de frutos. La actuación individual de Viridiana será siempre
inútil porque trata de solucionar problemas sociales. La caridad nunca podrá
ocupar el lugar de la justicia. De nada sirve que Viridiana socorra a unos
mendigos, si se mantiene intacta una sociedad injusta que los produce
constantemente. Es inútil que se trate – como hace Jorge – de liberar a un
perro que va atado con una cuerda a un carro porque unos segundos mas tarde
pesará otro perro en idénticas circunstancias que el anterior.
En “Viridiana” Buñuel deja muy
clara su manera de pensar – y en “Nazarín” nunca hubo incógnita alguna a
despejar -. Para él la religión es el opio del pueblo que predica la sumisión
en la tierra y la recompensa en el cielo, lo que significa el aumento de la injusticia,
de la desigualdad social y económica y la justificación y perpetuación de la
opresión y de la tiranía en este mundo (visión que a día de hoy podemos
presenciar en la España
pepera, virtual y real heredera del franquismo, la lucidez de Buñuel siempre
fue asombrosa). Los representantes de Cristo en la tierra son, a juicio de
Buñuel, hipócritas y acomodaticios: pactan siempre con el poder y el dinero,
mientras afirman estar a favor de los desheredados y de los oprimidos. Crean y
sostienen que las instituciones – lo que se ha dado en llamar los pilares de la
sociedad cristiana – que perpetúan la opresión, impiden el desarrollo del
individuo y el avance de la comunidad. En definitiva, Buñuel piensa que la
clara toma de partido por parte de la Iglesia a favor de la clase dominante
Y explotadora, hace
imprescindible su destrucción si se pretende llegar a una sociedad justa e
igualitaria.
En la confrontación entre la
manera de pensar de Jorge y la de Viridiana, se impone la de aquél. Dirigiendo
la partida de tute final como una escena de humor, Buñuel multiplica su
virulencia convirtiéndola en una iniciación amorosa de Viridiana por parte de
su primo ante la atenta mirada de la criada Ramona. Esta astuta forma de
presentar un “menage a trois” supone la claudicación de Viridiana., la confesión
de su impotencia y la posibilidad de que la ex novicia acabe asumiendo su
propia persona. Lo que supone igualmente asumir su propio cuerpo. Sin alma
alguna.
Luis Betrán