lunes, 27 de junio de 2011

Memorias de 1967 a 1977-La década prodigiosa VI-El Cine:Dossier Federico Fellini 3





"La doce vita" cierra la etapa biográfica de los hijos de las procesiones y los amantes del matirio. La provincia queda atrás. El Pan Marshall dio sus frutos. La estabilidad política italiana, vista desde el prisma occidental, es un hecho. "Il Miracolo Italiano" no debe nada a santa Margarita de Siena, y el cine de la bota de Europa produce los artistas que el momento requiere. ¿El neorrealismo?, recuerdo de Filmoteca. Los "papparazzi" hablan de los amores de las estrellas del nuevo renacimiento. Agnelli (1) ha arrinconado las bicicletas y el Vaticano es objeto de las primeras sátiras. La púrpura cardenalicia es color de chiste. La Italia del "sorpasso" y de Rita Pavone reemplaza a la del miserabilismo. Este existe pero queda encerrado en un sepulcro sino del Cid por lo menos de Garibaldi. Gino Bartali y Fausto Coppi - la delgadez absoluta - se sustituyen por el aspecto saludable y un poco anglosajón de Baldini o Nencini. El Torino es una esquela y el Milano una realidad. Mazzola se llevó de este mundo al ladrón de bicicletas. Nadie recuerda el resultado - ni que partido fue - a cuya salida Lamberto Maggioranni y Enzo Staiola se daban la mano, perdidos entre los tiffossi (2), a la espera de una utópica solidaridad que permita al menos intercambiar ,con el hombre, al que se siente codo con codo a la salida del estadio,  la amargura de la pérdida de la bicicleta con la del penalty fallado.


 


Muere la Italia de De Gasperi, Togliatti, Coppi, la dama bianca (3), Pio XII y el neorrealismo. Les sustituyen Juan XXIII, el Concilio Vaticano II, Antonioni y sus paseggiattas y el neorrealismo da paso al realismo crítico. El compromiso histórico queda lejos. El P.C.I. ya no es el sueño del amante de la ragazza de Bube (4). Las computadoras y las negociaciones  usurparán la metralleta del partisano. Kennedy sucede a Eisenhower. De Gaulle ha instaurado la IV República. Va a nacer el Africa independiente. Kruschev, al menos nominalmente, ha liquidado el estalinismo. La solidaridad del proletariado se resquebraja. Unicamente en América Latina la figura del Che Guevara parece surgida de los viejos tiempos en que el universal ruego que sella la tumba de Marx era la verdadera consigna de campesinos, obreros, desheredados de La Tierra.....





En esa Italia cambiante en un mundo en ebullición, Fellini rueda en 1958 su "Dolce Vita". La protagoniza un superviviente del "ancien régime". Un periodista que antes de llegar a Roma, a presenciar el declive del Imperio, había escrito los reversos de las estampas de los santos católicos. Marchaba a Roma para ser el testigo de la corrupción de la inocencia, pero lo hace llevando sobre si la mala conciencia de dos mil años de cultura cristiana mal asimilada. Su visión de la Roma ,de esa "dolce vita" en Via Venetto, le atormenta porque le resulta imposible conectar con el candor de los pecadores veniales. El Mastroianni de esta película, bastante castigada por el paso del tiempo, es el redactor/juez que distorsiona lo que observa porque lo hace a través de unos hechos para creer, y no dudar,  que Cabiria es la prostituta del Evangelio y que los estafadores de "Il bidone" son algo asi como Zaqueo recibiendo a Cristo en su casa.







Con semejante telaraña en los ojos, Marcelo/Fellini cuando ve a Anita Ekberg bañarse en la Fontana de Trevi imagina a San Juan Bautista en el Jordán ante la figura de Salomé, Y cuando al final de su viaje a los infiernos contempla el amanecer en una playa desierta, solo turbada por la presencia de una angelical adolescente femenina, le parece sentir la espada flamígera hiriéndole los diez segundos de rigor para ordenar su vida y arrepentirse por sí y por los demás. La imposible pureza, el sueño que inflama el rescoldo de la nostalgia - ¡tambien! - del paraíso perdido. Se despertará en un paisaje  puramente material que puede servir de decorado para un nuevo intento de retorno  al reino de los cielos desde el perentorio aquí y ahora. A Fellini le costaría ocho años deshacerse de este intermediario, justo hasta le llegada del "Satyricon" (1969). Con esta larguísima "vita", inaudito escándalo en su tiempo, fallida en buena parte por una filosofía expuesta por un existencialista suicida (Alain Cuny) que hoy resulta tan ingenuo como anacrónico (otra vez, el imposible Fellini intelectual), Federico apaga la sonrisa de Gelsomina y asesta el mazazo del olvido a la idea del pecado tal y como el enseñaron los curas en Rímini. Cierra los ojos ante un cristianismo represivo, se arroja de bruces a otro averno que no por más laico le va a atormentar menos.





A comienzos de los 60 filma "Ocho y medio" (Otto e mezzo, 1962) y de la superación afirmativa de la represión - que ya no tiene para él otro valor que el de simple recuerdo sentimental utlizable a la luz del día y solo cuando las circunstancias lo aconsejan - pasa al que da a sus beatos y beatas la categoría de sublimidad: el mundo del arte. Fellini se siente algo más que cineasta. Es el emperador que ordena y dirige obras y organiza un cirio artístico de impresionante envergadura al que bautiza con el enigmático nombre de "Ocho y medio". El circo de su niñez ya eleva la carpa: fieras, payasos, equilibristas y domadores se aprestan a salir a la pista. Y de nuevo Mastroianni se atusa y engalana para la representación. Solo que esta vez el proceso vampírico del personaje-director sobre el personaje-actor es mucho mayor. Mastroianni es ya el alter-ego absoluto de Fellini. El sueño se cumple. La vida entera va a desfilar delente de él al compás de otras "barras y estrellas". Reaparecerán sus quimeras en la lejana Rímini, sus comienzos. Pero todo ello depurado de la presencia de los espectros que ha podido exorcizar en su primera época de autor cinematográfico. Ni Gelsomina, ni Zampanó, ni Cabiria tienen papel en el grotesco reparto. Han sido peldaños duramente escalados para izar la bandera del FIN.






Fellini tiene en su mano el sombrero, las cartas y los conejos que, jugados como buen prestidigitador - y él es excelentísimo - asombrarán a un mundo expectante. Pero ¿que es lo que realmente esperan de él?. En "Ocho y medio" juega a desprenderse de todo lo anterior y ese vacío debe cubrirlo con la habilidad de su mano, que no tiene otra otra cosa para jugar más que su autosuficiencia sin dioses ni diablos. Fellini teme no ganar el juego y, como supremo desvergonzado, hace una película de su propio temor. El espectáculo no es el podio del artista; el show es correr debajo de la mesa perseguido por la multitud que le grita ¡¡artista!! con la misma fe que se grita ¡torero! en la plaza de toros de México D.F. ¡Genio! ¡Dános de comer y beber!, ¿Puedes multiplicar los panes y los peces?, ¿Eres tú el que ha de venir o ha de ser otro?. Nuevo aprendiz de brujo, al conjuro de las mágicas palabras asa-nisi-masa, dominará la tempestad desde su propia debilidad. "Ocho y medio" se construye desde la duda  y con cajones de doble fondo.





Nadie negará que Fellini sabía de antemano los resortes de su triunfo y como accionarlos. "Ocho y medio"  no es el cinéma-verité, no es la película que se hace mientras se rueda. Es, muy al contrario, un film que procede de una disciplina férrea, de unas ideas preconcebidas, de una estructura ya creada que al aparentar surgir espontáneamente antes los ojos del espectador es porque el ,hasta entonces, inmenso cineasta es un fabuloso jefe de pista, duro y autócrata. No ha habido acontecimiento que haya rebasado a Fellini. "Ocho y medio" es LA OBRA MAESTRA de la que se derivarán todas las  películas que filmará hasta su muerte.


Luis Betrán

1) Gianni Agnelli, patrón y dueño de la FIAT.

2) Nombres de grandes futbolistas, ciclistas y de los no-actores que protagonizaron "Ladrón de bicicletas" (Ladri di biciclette, 1948), la obra maestra de Vittorio de Sica con guión de Cesare Zavattini. Durante muhos años fue considerada la mejor película de tan insigne dúo, honor que quizá ha perdido en beneficio de la extraordinaria "Umberto D" (1952).

3) "La dama bianca" era el nombre que los italianos adjudicaban a la misteriosa compañera sentimental de Fausto Coppi  el que, dadas las condiciones de las carreteras y de las bicicletas de la postguerra, no pocos amantes del ciclismo o profesionales (Bahamontes) tienen como el mejor y más sufriente corredor que jamás haya existido en tan duro deporte.

4) "La ragazza de Bube" (1963),  interesante film de Luigi Comencini protagonizado por Claudia Cardinale y Georges Chakiris.

viernes, 24 de junio de 2011

Memorias de 1967 a 1977.- La década prodigiosa V- El Cine-Dossier Federico Fellini 2







En pleno humanismo cristiano, el neorrealismo había ya dado una buena serie de obras en las que el cristiano aparecía comprometido hasta el martirio en su búsqueda de la esperanza en un mundo nuevo y mejor. El reino de la solidaridad se anuncia desde "Ladrón de bicicletas" (Ladri di biciclette 1948, Vittorio de Sica) a "Roma ciudad abierta" (Roma cittá aperta 1945, Roberto Rossellini), de ""Dos céntimos de esperanza" (Due soldi di speranza 1951, Renato Castellani) a "Milagro en Milan (Miracolo a Milano 1951, Vittorio de Sica). Es probable que estos nuevos apóstoles aparecieran ante Fellini como creadores de una corriente cinematográfica que no había porque seguir de forma absoluta. Todo el bagaje de santos y pecadores que, de forma circense, alborotaban la mágica carpa del mundo felliniano afloró al celuloide. Cristos y Sebastianes renacentistas, madonnas de popular devoción, romerías, conventos religiosos que tan pródigamente pueblan Italia, configurarán el horizonte de la ilusión felliniana dando lugar a dos nuevos mártires: Gelsomina y Cabiria, interpretadas por su esposa Giulietta Massina, saludada diaparatadamente como el nuevo Charlot femenino.







Contrariamente a los santos de Rosellini o Zavattini, los celestiales clowns de Fellini no aportaban bien material alguno. Ni recuperaban bicicletas, ni suministraban nuevas viviendas, ni aumentaban el sueldo. Esas rastreras acciones quedaban para gobiernos y sindicatos. Ellos eran la suprema inutilidad  que reparte sonrisas - y la tal Cabiria, por mor de su oficio, algo más que sonrisas - y se solaza en la contemplación del vuelo de un pájaro o el traqueteo de un juguete infantil. Su recompensa no podía ser otra que el fracaso, abonable con la muerte o la lenta desesperación, pero en cualquier caso iluminadas por una especie de suprema confianza en la bondad congénita del hombre (¿Rousseau?, jamás, Fellini y la filosofía no congeniaban) , capaz de ablandar los mas duros corazones, como el de Zampanó (Anthony Quinn), asesino de Gelsomina, que comprenderá el horror de su acción llorando en una playa desierta, casi la misma en la que años despues el periodista de "La dolce vita" (1958) sollozará por la pureza perdida.







Para el insignificante ladrón de "Almas sin conciencia!" (Il bidone, 1955), la esperanza consistirá en quedarse rezagado de su pandilla y santiguarse al paso de una procesión y para el jefe de la banda (Broderick Crawford) en dejarse matar - la sangre le mana de la frente como producida por una corona de espinas - por devolver el dinero robado a una pobre inválida. Pléyade de alegres mártires, insisto, recorre el cine de Fellini durante la década de los 50, seres que jamás cuestionan la indigencia con la que tropiezan de imposible mejora y a la que no puede ofrecerse algo más efectivo que la sonrisa o la buena acción, dado que "il sorrido" es tremenda rebelión en ellos ante la crueldad circundante - "il matto", el loco (Richard Basheart) de "La strada" (1954)  muere riendo - y el estafador de "Il bidone" equipara la muerte a la toma de conciencia sentimental que, mediante la entrega del dinero sustraído, vence la agonía de la mísera lisiada. Tambien es el único y último signo posible en que la exaltación física redime el infinito dolor de la realidad que argolla los cuellos de los miserables y los mendigos. Esta visión, tan ortodoxamente cristiana, hizo llover Premios de la O.C.I.C. (Oficina Católica Internacional del Cine) a sus películas. Fellini ya era un nuevo profeta del mencionado humanismo cristiano.








Antes, en "I vitelloni" (1953) Fellini descubre varias cosas: que la irrupción de la fantasía puede hacerse sin perjuicio de la claridad de la línea narrativa, de carácter realista y aún naturalista, y que, como director, se siente cada vez con más fuerza en tanto que artista omnipresente hasta en los últimos detalles de la obra. Los "zánganos" de Fellini (título que se atribuyó a esta primeriza obra maestra hacia 1956, cuando la censura franquista vetó semejante escándalo)  rezuman la misma ternura que los no menos conocidos inútiles de "La strada". A nadie se hiere, todo es digno del amor, la redención está a la vuelta de la esquina en la figura de la madonna acogedora. Verdaderamente el resto del universo parece inhóspito, pero el refugio de la provincia natal es el patio infantil donde los juegos son ilimitados y las ilusiones devienen intactas. A veces el remolino exterior azota las febles defensas y los personajes comprueban con horror como, despues de todo, la nave de la locura cósmica  navega en los totales cuadrantes, y los "poverellos vitelloni" pueden ser alcanzados por el rayo justiciero. Existe una ventana que airea la mediocridad; salir, huir hacia ese mañana de una Cinecittá soñada o de un periódico de tirada nacional. Esos mitos aldeanos serán adonde encaminarán sus pasos los más lúcidos y los más osados, quedando atrás el cisne blanco del carnaval, las juergas del sábado, los colegios clericales, las misas diarias, las Saraghinas y mil cosas más enterradas en el baúl de los recuerdos a la espera de que la mágica palabra "Amarcord" (1973) las ponga de nuevo en pie.






"I vitelloni" había variado - ¿se había percatado de ello el demiurgo cuando filmó a continuación "Stradas", "Cabirias" y "Bidones"? - los ingredientes de la mezcla. Escasa importancia ahí los herederos de san Francisco de Asís o del Ringling Bross. Es el film de su primera época que más directa unión tiene con los realizados en la década de los 70. Una visión nostálgica de la vida en su Rímini natal que no excluye punzantes momentos de un insólito surrealismo, nada agresivo, que rompe la monotonía naturalista de la narración. Bajo los rasgos juveniles de aquellos vitelloni subyacen el Marcelo de "La dolce vita" (1958), el cineasta de "Ocho y medio" (Otto e mezzo, 1962).

"I vitelloni" y la muy emocionante "Las noches de Cabiria" (Le notti di Cabiria, 1956) . Las dos joyas del primer y, quizás, mejor Fellini. El paso del tiempo no se llevará siempre bien con el "más difícil todavía".



Luis Betrán

miércoles, 22 de junio de 2011

Memorias de 1967 a 1977- La década prodigiosa IV- El Cine- Dossier Federico Fellini 1


"El neorrealismo representó un enorme impulso, una indicación verdaderamente sagrada y santa para todos. Pero trajo consigo una confusión muy grave. Si su humildad ante la vida debía continuarse tambien ante la cámara, entonces ya no se necesitaban directores. Y, sin embargo para mi el cine se parece mucho al circo"

(Federico Fellini, 1960)

"Tener ideas es mi oficio, incluso me pagan por eso"

(Federico Fellini, 1980)









FEDERICO FELLINI


1942. Luchino Visconti adapta la novela de James Cain "El cartero siempre llama dos veces" con el título de "Ossessione". El triángulo trágico, matrimonio y amante, abandona la soleada California por un no menos ardiente mezzogiorno italiano. Se admite como punto de partida convencional que allí comienza el neorrealismo (1), o al menos el neorrealismo de la línea dura, de tendencia marxista influida por Gramsci, analítico y apasionado. El mismo Visconti haría años más tarde la obra más definitoria, al menos en una aplicación estricta de los postulados dialécticos, "La terra trema" (1948). Esta línea general se afirma con el propio Visconti más los nuevos del momento - De Santis, Germi, Lattuada, Castellani - y su evolución desembocará ,a mediados de los 50, en el realismo crítico apareciendo entonces Valerio Zurlini, Carlo Lizzani, Florestano Vancini. Pero tambien los decorativistas con Bolognini y Masselli al frente. Los 60: Rosi, Pasolini, Bellocchio, Bertolucci y el inclasificable Carmelo Bene. Fueron miembros del P.C.I., amén de Visconti, De Santis, Zurlini, Lizzani, Vancini, Rosi y.....el maestro de la comedia "all'italiana" Mario Monicelli. De todos ellos tan solo Visconti, De Santis, Rosi (todavía vivo en 2011 aunque semiretirado) y Monicelli mantuvieron la militancia hasta su muerte.







Toda una línea, insisto, que se presentará con mayor nitidez en el período 1955/1965 en el que sus características, de fondo y forma, brillan con fuerza: funcionalidad, economía de medios, análisis desencantado de un pasado próximo, frustración por los acontecimientos históricos en la Italia de posguerra, compromiso con la izquierda, cine materialista y sentimental que finaliza  en la desesperanza y en la tendencia a un individualismo intimista e intelectualizado. Su entusiasmo y crisis responde paralelamente a la esperanza y crisis ,casi perpetua en la democracia italiana, de la sinistra transalpina. La Bandiera Rossa acabó siendo un símbolo gastado, y sus raíces culturales les empujan cada vez con más fuerza  al populismo o a una belleza de la forma como refugio y coartada cultural sobre la que siempre cabrá aplicar, consecuentemente, la dialéctica de la cultura. Despues, el grito del esperpento y la revolución iconoclasta. O el puesto en el Gotha internacional de los creadores para los más afortunados y notables (Visconti, Pasolini). Ultima posibilidad: la reinvención continua del cine - el renacimiento constante de la cultura - en una vuelta sin retorno en busca del paraíso perdido.






1945. Roberto Rosellini filma "Roma cittá aperta" y Vittorio De Sica "La porta del celo". Frente a la línea dura de Visconti y compañía aparece un neorrealismo que presenta al hombre como ente sentimental y escasamente histórico. El ternurismo, la esperanza difusa en un mañana mejor, el sentido solidario entre los hombres como remedio para las desdichas terrenales, son las características de esta tendencia. Por este camino transitarán De Sica, Zavattini, Comencini, Zampa. Vivirán un reconocimiento crítico extraordinario, hasta identificar el movimiento neorrealista con el cine hecho bajo estas coordenadas. Políticamente conectará con la Democracia Cristiana. Su evolución, vía sainete y comedia rosa (merece reivindicarse el injustamente olvidado Luciano Emmer ,recientemente fallecido) , conduce asimismo a un individualismo a ultranza, negador de un medio que se vuelve contra sus creadores. Así surgirá "Pan, amor y fantasía" (Pane, amore e fantasia, 1953) pero tambien "Francesco, giulliare di Dio" (1949). Despues, solo intentos desesperados de encontrar alguna salida honorable - la India, la televisión, el cine didáctico....refugios sucesivos de un desubicado Rossellini - a una estética que ya no es de recibo, mientras la Democracia Cristiana se precipita en los abismos de una ininterrumpida corrupción que durará hasta poco despues del asesinato de Aldo Moro - época, cosas que solo suceden en Italia,  del apogeo del P.C.I. bajo la égida eurocomunista de Enrico Berlinguer - .....reapareciendo en nuestros días en su versión más repugnante en la nauseabunda figura de Silvio Berlusconi.  






Federico Fellini, hacia finales de los 40, era un ayudante de dirección de Rosellini y Lattuada principalmente. Procedía de Rímini y llegaba con una carga cultural perfectamente definida. Dentro de una educación cristiana y conservadora conectaba fácilmente con el humanismo de Rosellini, De Sica y Zavattini, y en absoluto con la aridez de Visconti (antes de "Senso", 1954) o De Santis. A finales de esa década y comienzos de la siguiente, Fellini asiste al punto álgido del aplauso internacional al neorrealismo, más la absorción que él realiza de todo esto es desde un cristianismo soñador; punto de partida idóneo para edificar sobre él todo un mundo que probablemente, cuando pisó Roma por primera vez camino de Cinecittá, traía ya completamente delimitado. Llega el joven Fellini de colegios de curas, de paseos por noches provincianas, con una noción del pecado  que abarca desde el sentimiento de traición a las omnipresentes raíces  de la tradición pasando por el sueño de la masturbación. Este universo limitaba al norte con el confesonario, al sur con la fantasía del circo y a las bandas con la barahunda de viejos sentimientos, amistades, paseos, peleas con bolas de nieve. El milagro del primer amor, de las difusas ensoñaciones en las que la política es una invención de Lucifer y la revolución  consiste en dejar de rezar por las noches o no asistir a misa los domingos. ¿Y el cine?. El medio adecuado para dar salida a los fantasmas alegres, resplandecientes, de una cabeza que hervía. El divertido infierno felliniano tardará unos años en invadir las pantallas, aunque Saraghina y la estanquera de "Amarcord" (1973) estén ya dibujadas.







Fellini en el carro neorrealista ayuda a otros directores, colabora en guiones y termina haciendo sus primeros films. Su cosmovisión pueblerina no choca con la neorrealista porque la raíz histórica de ambas es la misma. El ¿hechizo? del miserabilismo que obsesiona al primerizo Fellini cuadra bien con la miseria de la esperanza y del sentimiento de los films de entonces. En su segundo film como director, el primero que hace como autor absoluto, logra colar su particular estilo haciendo de "El jeque blanco" (Lo sceicco bianco, 1951) una insólita película en la que la solución del triste presente no viene del Plan Marshall, ni de las coles del huerto de Milan ni de una bicicleta como herramienta de trabajo, ni de la fidelidad de un perrillo. La esperanza la trae un héroe de fotonovelas, hijo del cine americano de aventuras consumido en las tardes del villorrio natal - y de alguna gigantesca domadora de leones de un Barnum fabuloso -. "El jeque blanco" era un "piccolo" film que negaba los siguientes de Fellini y anunciaba, a veinte años de distancia, lo que había de constituir el Fellini "assolutto".



Luis Betrán

lunes, 20 de junio de 2011

Memorias de 1967 a 1977.- La década prodigiosa III.- El Cine



He recibido una cordial advertencia en el sentido de que me repito en mis fobias político/sociales. Es verdad y tomo nota de ello. Hoy seguimos con el cine.

En un blanquísimo balneario iluminado por el gran Gianni Di Venanzo y a los sones de la cabalgata de "La walkiria" de Wagner, surgió libre el mundo de Federico Fellini. Allá, en el lejano 1967 "Ocho y medio" me pareció la mejor película que había visto en mi vida. Por encima del "Potemkin", de "Kane", de "Los olvidados".....Hoy ya no lo pienso, pero, a pesar de que se ha convertido en un film algo desacreditado, sigo reconsiderándolo una obra maestra y la cumbre absoluta de su autor.


 



OCHO Y MEDIO (Otto e mezzo, 1962), de Federico Fellini

El mundo onírico de Federico Fellini no podía estar por más tiempo asfixiado por efecto de los gases neorrealistas que tan precariamente convivían con la lunática mirada de Giulietta Massina. Demasiadas Gelsominas y Cabirias hubiesen resultado fastidiosas y los vitellonis y bidones acabarían por remitir a un realismo crítico en el que el artista de Rímini no se hubiese sentido precisamente como pez en el agua. Razones muy claras: él siempre tuvo poco de realista y más bien nada de crítico. La dimensión en que hasta entonces se movían los personajes podía estar teñida de colores próximos a la realidad  pero los mismos nombres de esos personajes - Gelsomina, Cabiria, Zampanó, el Loco o Picasso - poco parentesco tienen con los anónimos ladrones de bicicletas, limpiabotas o verdaderos vitellonis de la provincia italiana.

El entonces se sitúa en 1962 y como su propio nombre indica, "Ocho y medio" (filmografía de Fellini hasta ese año), es el borrón y cuenta nueva pero en modo alguno la exposición de una crisis. Las mágicas palabras Asa-Nisi-Masa actúan como el ritual abracadabra que abre las puertas a las obsesiones e imágenes surreales que van a ser plasmadas en celuloide. Y no solo en este film sino en todos los que le van a seguir, que llevarán delante o detrás de su título el nombre del realizador para que críticos con poca imaginación los despachen airados en nombre de tanta egolatría.




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¡Abajo la pedantería de los intelectuales! ¡Viva el poder de la imaginación!. Guido-Fellini-Mastroianni prepara su imposible película  y se divierte soñando con los neorrealistas ahorcados. Empieza el espectáculo, que cuando no será en el futuro invariablemente magnífico, siempre remitirá al muestrario de trucos de "Ocho y medio". Nino Rota guiña el ojo y se complacerá en inventar ligeras melodías siempre con la raíz en la prodigiosa partitura de "Ocho y medio". De aquí en adelante todo va a consistir en un problema subjetivo de comunicación - vía fascinación - con un estilo y una imaginería siempre igual a si misma y sin apenas posibles milagros de aparecer como nueva. El que ame o conecte con esta peculiar iconografía - ¡¡Jose María Latorre!!, el insoportable contador de películas de pe a pa y factótum absoluto de "Dirigido por.".. -, sin mensajes ocultos, será recompensado de forma periódica. El que le odie o se canse de ella  lo mejor que puede hacer es marcharse a su casa o pasar de largo cuando vea carteles que anuncian una película titulada Fellini-Lo-Que-Sea. Como no se de cinéfilo alguno que haya hecho tal cosa, y me incluyo por supuesto, así nos ha ido. Pchs, pchs.




 

Los fantasmas de "Ocho y medio" reaparecerán multiplicados por equis e igual dará que tengan por marco la educación sentimental, el aprendizaje sexual, los colegios religiosos, las casas de citas, las tratorias de Roma, las playas de Rímini, la Venecia de Casanova e incluso la necrofilia de Edgar Allan Poe o de Cayo Petronio. Guido-Mastroianni-Fellini se oculta debajo de una mesa y huye de las preguntas de los periodistas. ¿Que es "Ocho y medio"?. ¿En que se ha basado usted para hacer "Ocho y medio"?. ¿Cual es el trasfondo cultural de "Ocho y medio"?. ¡¡Dejénme tranquilo!!. ¡¡No importa lo que ya está hecho sino lo que voy a hacer!!. Federico Fellini arroja el micrófono y se introduce en el corro de bailarines que danzan sin interrupción la musiquilla de Nino Rota. Danza que bailarán estas criaturas hasta el final del corpus felliniano, cuando el director grite por última vez ¡¡corten!! y haga el definitivo mutis por el foro.







"Ocho y medio" tiene la gran ventaja de ser el film totalizador en el que se materializa de una vez por todas la visión personal del espectáculo cinematográfico que posee Fellini, y el inconveniente típico de toda "summa" realizada cuando todavía se es relativamente joven y se hipoteca insensatamente un futuro que ya no va a deparar sorpresas sino combinaciones y permutaciones sobre lo ya expuesto. Federico Fellini podrá reencontrar más adelante - o acaso anticipó en las mejores secuencias de la irregular y moralizante "La dolce vita" - la magia descubierta un día, con el acechante peligro de que se transforme en un cliché (la insufrible "Giulietta de los espiritus" a la vuelta de la esquina), pero el camino estará cerrado y ya no se podrá volver a la explosión vital de "Ocho y medio", a la auténtica fiesta de "Ocho y medio". Porque este fastuoso carnaval que, de forma distinta a "Macbeth", está lleno de ruido y de furia, no lo ha contado un idiota pero si un artista de escaso bagaje intelectual y, desde luego, no significa nada, no deriva jamás hacia la astracanada y puede llegar a parecer - supremo juego de manos - hasta sincero.








En las antípodas  del materialista Visconti (1), del analista Antonioni o del temerario poeta Pier Paolo Pasolini; el vocinglero Fellini hizo de un sueño otro sueño y acertó a que se nos presentaran como aprehensibles unas figuras que solo a él le pertenecían. "Ocho y medio" fue saludada con el justo entusiasmo que produce tanto despliegue de riqueza y, aún cuando posteriormente las cañas se tornasen lanzas, - y no estará de más recordar que no es ciertamente exclusivo de Fellini el repetir siempre la misma película - la animadversión no llegó (2) hasta este film sin parangón, absolutamente nuevo y único en el cine de los 60. Y es que "Ocho y medio" es muy defendible como uno de los instantes de mayor fulgor que ha conocido el arte de las luces y las sombras.



Luis Betrán.- Zaragoza, 13 de febrero de 1979

1) Visconti, el camarada/alteza según contó via tv Terenci Moix que le llamaba la servidumbre en su palazzo milanés, marxista y miembro del P.C.I. hasta su muerte siempre estimó positivamente el cine de Antonioni, despreció el de Pasolini y respecto a Fellini consideró que era el propio de "un chico de provincias".

2) Claro que en nuestros dias, y hace más de una década,  por lo menos le ha llegado el turno de la defenestración a "Ocho y medio" en beneficio pongamos de "Amarcord". No comparto tal postura en absoluto. Como he escrito al principio "Ocho y medio" me pareció y me parece en 1967, en 1979 y en 2011, una OBRA MAESTRA y una de las películas de mi vida.

viernes, 17 de junio de 2011

Memorias de 1967 a 1977.- La década prodigiosa (II).- El cine








LAS DIEZ MEJORES PELÍCULAS DE 1967

1)   OCHO Y MEDIO (Otto e mezzo), de Federico Fellini

2)   SENSO (Senso), de Luchino Visconti

3)   CENIZAS Y DIAMANTES (Popioly e demanty), de Andrzej Wajda

4)   HAMLET (Hamlet), de Grigori Kozintsev

5)   UN VERANO CON MONICA (Sommaren mit Monika), de Ingmar Bergman

6)   EL SIRVIENTE (The servant), de Joseph Losey

7)   HARAKIRI (Sepppuku), de Masaki Kobayashi

8)   LOS SIETE SAMURAIS (Sochinin no samuerai), de Akira Kurosawa

9)  DOS EN LA CARRETERA (Two for the road), de Stanley Donen

10) ELDORADO (Eldorado), de Howard Hawks


 




Algunas de estas películas llegaron con enorme retraso a las pantallas de Zaragoza. Es el caso de "Senso", "Cenizas y diamantes", "Los siete samurais" y "Un verano con Mónica". Los films de Visconti y Bergman se estrenaron en el cine Dorado, adonde iban a parar aquellas películas que se suponía no iba a ver nadie, dobladas naturalmente. Los de Wajda y Kurosawa tuvieron el honor de estrenarse en v.o.s.e. en la flamante y seminal Sala de Arte y Ensayo en que se transmutó el bello cine Elíseos. Bajo la suntuosa araña del techo se escandalizaron las señoras burguesonas que solían frecuentarlo cuando contemplaron "The servant" o "Repulsion" (Roman Polanski) mientras los cinéfilos y el rojerío universitario (y de otros orígenes más veteranos) gozamos tan morbosos y apetecibles manjares. Recuerdo que una tía mía, más franquista que Esperanza Aguirre ,se fue inmediatamente a confesar el horrible pecado.







Otras películas de indudable interés estrenadas en 1967 fueron "Morgan" (Morgan a suitable case for treatment de Karel Reisz) el mejor free-cinema, "Una luz en el hampa" (The naked kiss) y "Shock corridor" ambas de Samuel Fuller, el fallido adios al cine del indiscutible genio Charles Chaplin con "La condesa de Hong-Kong" (The countess of Hong-Kong), la mediocre consecuencia de "Ocho y medio" en honor a la esposita Giulietta Massina (Giulietta degli spiriti, Federico Fellini), la notable "El loco del pelo rojo" (Lust for life, Vincente Minnelli), la ocurrente y plomiza "En bandeja de plata" (The fortune cookie, Billy Wilder), la excelente "Therèse Desqueyroux" de Georges Franju (1), la potente "La jauría humana" (The chase, Arthur Penn), otros dos Kurosawas menores pero no exentos de atractivos: "Barbarroja" (Akahige) y "El infierno del odio" (Tengoku to jigoku), "En la mitad de la noche" (In the middle of the night) quizás la mejor obra de la regularcilla filmografía de Delbert Mann y la magnífica primera entrega - las siguientes irían perdiendo fuerza - de la colosal produccion rusa "Guerra y paz" (Voina e mir) del importante cineasta ruso Serguei Bondartchuk. ¡¡¡Y Godard!!! con la insufrible y aplaudidísima en Film Ideal "Pierrot le fou".



 





El  llamado  Nuevo Cine Español presentó sus dos películas más emblemáticas: "La caza" de Carlos Saura y "Nieve cartas a Berta" de Basilio Martin Patino. Grandes reposiciones que sería plasta ennumerar, pero no silenciaré la de la obra maestra de John Ford "Que verde era mi valle".  El cineclubismo experimentaba una efervescencia extraordinaria. Citaré las joyas que el Saracosta, dirigido por Alberto Sánchez, nos regaló: "Ensayo de un crimen" de Buñuel, "La regla del juego" de Jean Renoir, "Diamantes en la noche" de Jan Nemec, "Madame de...." de Max Ophüls, "Ordet" de Carl Theodor Dreyer, "Pickpocket" de Robert Bresson , "Gervaise" de René Clément, "El manuscrito encontrado en Zaragoza" de Wojcech Has........Todas las veíamos por primera vez. Subrayo las obras maestras devenidas en clásicos. Pero, por encima de todo, la clandestina y arriesgada proyección de "Viridiana" y "El acorazado Potemkin". La fiesta de las Salas de Arte y Ensayo - una como he escrito antes en 1967 - merecerá capitulo aparte.








LUISES DE ORO DE 1967

MEJOR PELÍCULA               Ocho y medio, de Federico Fellini

MEJOR ACTOR                     Dirk Bogarde (The servant)

MEJOR ACTRIZ                    Audrey Hepburn (Dos en la cerretera)

MEJOR BANDA SONORA   Nino Rota (Ocho y medio)

MEJOR DIRECTOR              Federico Fellini


MEJOR PELÍCULA ESPAÑOLA     La caza, de Carlos Saura

EL PETARDO DEL AÑO                  Help, de Richard Lester



Luis Betrán


(1) La película de Franju, que se tituló en español "Relato íntimo", podría figurar con todo merecimiento entre las postreras de las "diez mejores del año" y Emanuelle Riva carecía del glamour de Sabrina, mas su interpretación quizá era más dificil y comprometida.

Tranquilos que la próxima entrega habrá mas cine. Pero iros preparando para la prehistórica política de la década, mis queridos Mónica, Toni y Emilio.


miércoles, 15 de junio de 2011

Memorias de 1967 hasta 1977 .- La década prodigiosa (I)




PROLOGO


Este va a ser un texto muy especial que dividiré en varios apartados. lo que conlleva que su longitud total excederá, cuando se lea., a  "Satantango" (Bela Tarr, 1984), "West on the tracks" (Wang Bing, 2003), "Dead in the land of Encantos" (Lav Diaz, 2007) o "Shoah"(Claude Lanzman 1985),  por citar tan solo cuatro películas de duración inclemente. Y es que va a incluir cine.......y memoria histórica tal y como he venido anunciando. Vamos que voy a escribir una novela o un conjuntos de  relatos del pasado reciente que acaso ayuden a alguien - lo dudo - a entender el presente tan poco halagüeño en el que sobrevivimos en 2011. Y el futuro negrísimo que nos aguarda sin que tengamos certeza por cuanto tiempo. En 1967 cumplí veinte años y pronto celebraré - si mis enemigos interiores y exteriores lo permiten - 65 primaveras o más bien otoños y si me pongo realista inviernos siberianos. Confieso, como Neruda, que he vivido y que he disfrutado más que padecido. Desafortunada y pedante comparación muy propia de mi nada modesta personalidad. Siempre hay que reirse de uno mismo, pienso. He sido testigo de escasísima importancia en una parcela histórica, cultural y política de Zaragoza durante casi 45 años. La ciudad que yo amé y en la que nací ya no existe. Se tomaron progresivamente medidas para, trás la utopía, se cumpliese inexorablemente  lo que escribió un jovencísimo Woody Allen contradiciendo su obra cinematográfica posterior "acabar de una vez por todas con la cultura".






Ni me quedan ilusiones ni creo en nada o en muy poco En algunas personas y en la fuerza revolucionaria de la cultura. No de la información que es sesgada y traicionera. Punto y seguido. Menos que en nada en Dios, Profetas, Papas, Santones, Radicales, Dogmáticos, Pragmáticos. Abomino de la Patria,  los Ejércitos, los Nacionalismos, las Guerras,  las Paces Interesadas, la Pasta gansa que rebase la indispensable para mantener la dignidad,  la Familia,  el Estado, aunque cínicamente me he aprovechado y me aprovecho de sus ralas prestaciones. Lo que seguirá, y no se si concluiré (¡¡Historia!!) porque no estoy nada convencido de que pueda interesar a persona alguna, de cualquier edad, sexo y condición. Me han dicho que si y he prometido metamorfosearme en el más plomizo de los abuelos Cebolleta. Pido perdón anticipadamente y de paso tranquilizo al personal seguidor de vergerus, que ni con el más histórico optimismo marxiano creo que rebase la docena de masoquistas. Y aprovecho para evocar la magia y belleza de dos fallecidos que me ayudaron a engrosar mi parvo conocimiento histórico y mi aún más esforzada que real cultura. Uno de izquierdas y otro de derechas. Una acaba de morir, el otro nos abandonó hace 25 años. Dos personalidades fundamentales del pasado siglo antes las me inclino y les declaro mi amor y mi amistad virtual u onírica: Jorge Semprún y Jorge Luis Borges.







Odio los nacionalismos (y entiendo que deben ser extirpados los que matan sin  posterior mala conciencia), las personas que se creen de una pieza y trascendentales, los radicalismos, fanatismos y dogmatismos de toda laya, los fascismos azules y rojo, las Fallas de Valencia y las Fiestas de San Fermín en las que nunca he estado ni estaré. El cine de superhéroes, la ciencia-ficción, las novelas policíacas, el comic y el rock and roll globalizado. Hugo Chávez , Vladimir Putin, Silvio Berlusconi, Gadafi , los dirigentes chinos, iraniés....la lista sería interminable. La violencia de género, la pedofilia , los maltratadores de niños y ancianos,  el narcotráfico, las abundantísimas mafias, los patriotas que disparan. Me avergúenzan las hambrunas africanas y no me olvido - gracias Forges - de Haití. Creo que el hombre más lúcido de este asandereado país es un dibujante que se cambió el nombre de Ops por el de El Roto. Con leer sus ¿chistes? en el diario más vendido y más hipócrita basta para  enterarse del ¿pan? nuestro de cada día. Creo, ya solo a medias, en la amistad y en que el mundo da muchas vueltas en algunas de las cuales nos iremos definitivamente al carajo. Soy Republicano y me molesta sobremanera la Monarquía. Y creo tener la habilidad poco recomendable de estar en el sitio indebido en el momento más inoportuno.








Vamos a despegar suave, dulcemente. En la grata compañía de las películas. Queda trecho hasta llegar al llanto, la ira y el crujir de dientes.

No me privaré, puesto que los he nombrado, de carcajearme mofarme y regodearme de aquellos que menosprecian  a gentes - ellos son patéticamente mediocres, dan lástima- como Semprún o Borges porque no fueron "perfectos". . El que estuvo "enchufado" en Büchenwald fue afrancesado y ministro engañado de Felipe González. El "señorito" anglófilo que definió la envidia como "cosa de españoles que cuando algo les gusta dicen es envidiable". Añado de baturra cosecha "si la envidia fuera tiña y la tiña sarampión, cuantos tiñosos habría en el reino de Aragón"

Levitaría si se mudasen en carne y hueso los versos de la copla de Atahualpa Yupanqui

Yo tengo tantos amigos
que no los puedo nombrar
y una novia muy querida 
que se llama libertad







Zaragoza se desperezaba lentamente, intuía el final del mal sueño franquista. La Universidad comenzaba a bullir y los estudiantes fascistas ya eran excepción y no regla. Importó poco que el Caudillísimo visitara ese año la ciudad. Ya había pasado la moda del saludo a la romana. Había tres periódicos: Heraldo (como siempre en el sol que todavía  más calentaba), Noticiero (clero) y Amanecer (F.E.T. y J.O.N.S.). Tres emisoras: Radio Zaragoza, Radio Juventud (Falange) y Radio Popular (Acción Católica). Televisión en blanco y negro. Tranvías, muchos tranvías. Cadetes de la Academia General Militar..... Y yo dirigía el cine-club de la Escuela de Turismo que proyectaba las películas en el Colegio de las Franciscanas de Montpellier. Duró hasta que me echo el infame "Pierrot le fou" (1965) de Godard., quién si no. "Mi público" me dejó solo ante el peligro a mitad de la película. Ejercía de crítico cinematográfico en la surrealistamente progre radio de los curas. Era una rata de cine-club y de las Salas de Arte y Ensayo. Vi los siete días seguidos de la semana la película "Ocho y medio" (Otto e mezzo, 1962, Federico Fellini) desterrada al Teatro Argensola. En la Facultad de Ciencias diserté y leí traducidos textos de canciones de los prohibidísimos Leo Ferré, Georges Brassens y Jacques Brel. Recitales/actos políticos de Raimon, Paco Ibañez, Labordeta, Guillermina Mota, Maria del Mar Bonet, Elisa Serna, Joaquín Carbonell, La Bullonera......Frecuentaba un bar que se llamaba Lloret, como el dueño. Y en el que conocería a dos jovenzuelos de largas cabelleras que influirían no poco en mi, por demás, convencido rojerío. Siguen siendo amigos, hermanos míos. La vida no nos ha alejado.






Luis Buñuel, en sus memorias tituladas "Mon dernier soupir", comenta que cuando filmaba en Sevilla la que sería su última película - "Cet obscur objet du desir", 1977 - leyó un graffitti que rezaba "contra Franco vivíamos mejor". El genial y terrible cineasta turolense se quedó algo pasmado pero creyó entender algo. Entrevistado en 1970  por la revista Nuestro Cine, a la pregunta de que le parecía entonces Zaragoza contestó: ¡¡horrible, es una ciudad feísima!!. No le faltaban motivos arquitectónicos para tan rotunda afirmación que a los cinéfilos de la capital del Ebro y la Pilarica nos dejó indiferentes. En 1967 habíamos visto en clandestina sesión del Cine-Club Saracosta (por siempre gracias, Alberto Sánchez) "Viridiana" y eso era lo importante.

La que he llamado, parafraseando a Chabrol, "la década prodigiosa" duró exactamente hasta las primeras elecciones democráticas y pocos, poquitos años más. Antes y despues comi, cené y conspiré repetidas veces en "Casa Emilio". Sin contarlo a nadie. Tempus fugit.

Luis Betrán


domingo, 5 de junio de 2011

Dramatis personae






1) LEONARD COHEN

Le acaban de conceder el premio Príncipe de Asturias de las Letras. Habrá quién se rasgue las vestiduras porque a un llamado "cantautor" (horrenda palabra) se le otorgue tal prez. No seré yo ciertamente. Amo las canciones de Cohen por encima de todas las que pueda escuchar hoy de gente mucho más joven que el veteranísimo candiense y me importa un carajo si la borbónica medalla se debe a la calidad de sus poemas o del egregio - hoy andamos de realezas, ¡que horror! - resultado de música, letra y voz. Aún me pone más enfermo de lo habitual dos asuntos respecto a L.C. a) Que se le etiquete como artista de rock. Pardiez, que dislate. El hombre jamás ha tenido que ver con ese cajón de sastre en el que todo cabe para los españolitos americanizados. b) Sus devaneos budistas, zen o de cualquier religión en tanto que todas, absolutamente todas, las profesiones de fe en lo absoluto me parece estúpidas. Trátese de Cristo, Buda, Mahoma o la invisible Paloma. Idem sus líos económicos. Leonard Cohen: el creador de "Suzanne", "So long Marianne", "The partisan", "First, we take Manhattan", "Take this waltz" (nunca se hizo una canción tan bella sobre poema de García Lorca), Dance me to the end of love, I'm your man, Sisters of mercy.....Le vi hace unos quince años en un memorable recital en San Sebastian, acompañado de un grupo extraordinario y dos cantantes (una morena y una rubia) que le hacían celestiales coros. Conservaba su voz cavernosamente grave. Era/es un fraseador/susurrador maravilloso.






2) WOODY ALLEN

No se si algún cinéfilo pensaba que a Woody Allen le había llegado la hora de la decadencia. Creo que si. Aviados andaban. "Midnight in Paris" nos devuelve al autor de "Manhattan" (1979) o "Delitos y faltas" (Crimes and misdemeanors, 1989en su mejor forma. Deliciosa película en verdad. Muestra rotunda en celuloide de que "la nostalgia ya no es lo que era". A sus magníficos 75 años el gran judío aparece tan inventivo, corrosivo (esos chistes cruentos sobre el Partido Republicano o el "Tea party"), lúcido en su soledad como cuando se marcó aquella joya injustamente olvidada titulada "Zelig" (1983, su film más experimental) hoy tan actual (1), dicho sea de paso. Aunque se agradece, lo que menos me fascina de esta gran obra es el viaje al Paris de los años 20 o a la "belle epoque". Y si sus retratos de Dalí, Hemingway o Scott y Zelda Fitzgerald son divertidos, los de Picasso, Buñuel o Toulouse-Lautrec le quedan desvaídos. Un mediocre comediante como Owen Wilson se transmuta en el mejor alter ego hasta la fecha que ha tenido mr. Allen. Y Paris es fastuosa aunque la filme como a Nueva York. Y la banda sonora no olvida ni a Cole Porter, ni a Sidney Bechet ni a Django Reinhardt. La cruda y estupenda realidad es que Woody Allen - me niego a llamarle simplemente Woody, no le conozco ni he cenado con él - es que el que quiera peregrinar a una supuesta tumba del gran artista hará el viaje en balde. No hay cadáver. Y no lo digo solo por "Midnight in Paris", tambien por "Cassandra's crossing" (2007), "Match point" (2005), "Wathever works" (2009), "You will meet a tall dark stranger" (2010). Habrá que dedicarle el dossier que se merece. Y, hasta el año que viene en que nos reencontraremos esta vez en Roma. Conozco en Zaragoza gente no cinéfila que detesta a Woody Allen. Se caracterizan por dos cosas: 1) Apenas han visto dos o tres películas suyas, 2) Son antisemitas canónicos que tampoco le encuentran la gracia a Groucho Marx.







3) GUSTAV MAHLER


Otro judío (¡¡¡que genios han sido!!!) al que nunca le gustó demasiado eso de la Torah y el Talmud. Aunque nacido en Bohemia (hoy Chequia) y afincado en Viena, jamás fue practicante de religión alguna y presentó un cielo católico (?) de lo más divertido y jocoso en el lied que cierra su estupenda sinfonía nº 4. Fue lo único gracioso que se le ocurrió al depresivo herr Mahler. Se cumple su centenario y está/es/será celebrado de forma abrumadora. Porque, lo que son las cosas, a Mahler en vida nadie le tomó en serio su faceta de compositor y hoy sus sinfonías - el fatídico nº 9 (2) y la inconclusa 10ª - se graban e interpretan más que las del mismísimo Beethoven. Le dedicamos un texto en vergerus en el 150 aniversario de su nacimiento. Hoy tan solo una recomendación de las que considero las mejores grabaciones discográficas de su extraordinaria y justamente aclamada música. Integrales sinfonías: Rafael Kubelik, Leonard Bernstein, Claudio Abbado (directores). "La canción de la tierra" (das lied von der erde, su absoluta obra maestra): Bruno Walter (espléndido director) con  Kathleen Ferrier (contralto inconmensurable e insuperada) y Julius Patzak (apurado tenor), Otto Klemperer (director insuperable antes y ahora, Christa Ludwig (excelente mezzosoprano), Fritz Wunderlich (único tenor hasta nuestro días que ha vencido la terrible tesitura de su parte). Lieder: tanto por colecciones como separado siempre per secula seculorum Dietrich Fischer-Dieskau (barítono, el más grande de todos los tiempos) y todavía hoy el norteamericano Thomas Hampson. A tener muy en cuenta cualquier grabación mahleriana dirigida por sir John Barbirolli, Vaclav Neuman, Klaus Tennstedt o Jascha Horenstein. Huir del amanerado Von Karajan. Mahler, en tanto que director de la Filarmónica de Viena (único titular hasta hoy mismo que ha tenido la extraordinaria orquesta) fue elemento fundamental en aquella prodigiosa capital austriaca de finales del XIX hasta poco despues de la Gran Guerra,  en la que convivieron Stefan Zweig, Arthur Schnitzler, Sigmund Freud, Carl Jung, Alfred Adler, Ludwig Wittgenstein, Oscar Kokotchka, Gustav Klimt, Egon Schiele, Arnold Schoenberg, Alban Berg, Anton Webern, Otto Bauer, Josef Hoffman, Adolf Loos, Karl Pöpper............y su esposa Alma que le plantó cornamenta preferentemente con los pintores y escribió su autobiografía poniendo a Gustav más bien a caldo. Luego de casó con al factotum de la Bauhaus - Walter Gropius - y el mediocre novelista Franz Werfel. Siempre firmó como Alma Mahler-Werfel.




4) EMILIO LACAMBRA


En 2010 se cumplió el 70 aniversario de la inauguración de Casa Emilio, decano de los restaurantes de Zaragoza tras la desaparición de la Posada de las Almas y tan solo detrás de Casa Lac que, tras años de cierre, ha vuelto a reabrir su precioso comedor. Más allá de las efemérides lo que importa de Casa Emilio es su atipicidad. Fue y es el refectorio de la izquierda zaragozana, preferentemente comunista. Antes - en los sesenta y setenta - jóvenes rojos impregnados de entusiasmo y utopía entre los que me contaba. Hoy caballeros envejecidos - entre los que me cuento - que oscilan entre el escepticismo, la rabia y el nihilismo. Emilio Lacambra, un buen y antiquísimo amigo, es de los diez o doce que todavía esgrimen orgullosos su carnet del P.C.E. Por las mesas de Casa Emilio han desfilado celebridades locales y forasteras de las artes, las letras y la política. Allí nos reuníamos los representantes de los partidos políticos que conformaban la Platajunta o Coordinación Democrática. En Casa Emilio lo que menos importa es la la calidad de la pitanza. Su encanto radica en la tertulia.  Emilio está jubilado pero casi siempre presente en su casa, ¡ oh, marxista tovarich Emilio!, sigo yendo a cenar o comer al menos una vez al mes. Hace poco tiempo me propuso que escribiera en vergerus lo que yo sabía y recordaba de los viejos tiempos de las ilusiones perdidas. Con nombres y apellidos, naturalmente. Tambien otro compañero, y sin embargo amigo, de la Tertulia Cinematográfica Perdiguer , que por edad bien podría ser hijo mío, pero inquebrantablemente fiel a Izquierda Unida (¡¡¡que exotismo!!!) me sugirió lo mismo. De verdad, ahora con los movimientos desgraciadamente ya contaminados de impurezas del 15-M, ¿puede interesar a jóvenes adictos a comics de la Marvel y superhéroes del Imperio esta suerte de memoria histórica?. Lo dudo. Y los "cebolletas" pienso que no deberíamos estar para nostalgias del pasado sino clamores del presente, si aún nos queda voz. Pero lo prometido es deuda. Y se saldará. Muy pronto.







5) EL SR. SUAREZ Y LA ACADEMIA DE HISTORIA


No tiene mayor importancia la descripción que de Franco ha hecho un anciano agradecido en una institución o geriátrico a la que nunca llegó siquiera la idea de la democracia. Peor es que se tache a Negrín de dictador y no al  gallego sanguinario. Pero tampoco hay que rasgarse vestidura alguna. Se corregirán errores - han dicho - y nadie va a leer el voluminoso diccionario de marras. Y a los jóvenes que conozco, salvo muy honrosas excepciones, Europa, España, sus pompas y sus obras, sus artistas, escritores y políticos del pasado - y aún del presente - les traen más bien al fresco. Si se tratara de USA ya sería otro tema. Lo grave es que ya he escuchados a más de uno y de dos y de tres y de......glosar la figura del criminal tirano en adjetivos más elogiosos que los que figuran en el libraco de marras. Y, que casualidad je, je, las señoras y caballeros que me repiten que con Franco vivíamos mejor son votantes, simpatizantes o militantes del P.P. que pronto no mandará tan solo en Ayuntamientos y Autonomierdas sino tambien en el Gobierno de la Nación, más virtual que real en afortunada expresión de Arturo Pérez Reverte. Así que como la crisis va para muy largo, abrochénse los cinturones que la Historia de España será cambiada una vez más. Y esta por ver  lo que aguarda con los corifeos del "Viva Franco, Arriba España".








6) JOSE MOURINHO


Nada que no se puede evitar, que a los que nos gusta el fútbol (ojo al Cristo que es de cera y arde) sin pasión ni elemento principal alienante de nuestras vidas, este granuja, cabrón, cerdo luso, hijoputa, canalla, truhán, payaso, etc, se sigue saliendo con la suya. Ha desnaturalizado al Real Madrid, ha conseguido que el riquísimo y mentecato Florentino le entregue el poder absoluto y lo erija en Caudillo del antiguo equipo de Franco y hoy, evidentemente, del P.P.  Así que me lo pase bomba cuando el Barcelona ganó la final de la Copa de Europa y los culés cantaban ¡¡¡porqué, porqué!!!. Y eso que en Zaraconejos de Cierzo el anticatalanismo es tan feroz que hasta puede negar que el Barça juega bien al fútbol. Madrid, Madrid, Madrid, la cuna del Cristiano y del Jose (chotís desnaturalizado). Que te den por el culo con pupa, con todos tus millones, con todo tu fútbol de cerrojo y patadón (al cuero o a la pierna del contrario). La UEFA ha sido miserablemente cobarde con este asqueroso tipejo. Le tenía que haber inhabilitado a perpetuidad. Por el bien del fútbol. Por la Selección Española. Por la honradez. Mourinho, Cristiano y Florentino: que os la envaine por vuestros sucios traseros un gran pez espada de largo y afilado apéndice.

Luis Betrán

1) Los "Zeligs" son gente cagadita de miedo que se transmutan o metamorfosean en lo que mole al día de hoy o ejerza o vaya a ejercer el ordeno y mando. Haberlos haylos. y no pocos.

2) Las 9 sinfonías de Beethoven. Otras 9 compusieron Schubert, Bruckner, Mahler.....y les fue imposible pasar de ahí por unas razones u otras. Haydn sobrepasó las 100. Así le salieron la mayoría.

Estrambote: el viernes día 3 se inauguró el Festival de Cine de Huesca. En el Mierdaldo del sábado dia 4 no leí palabra alguna sobre tal evento. Hoy leo que a Elías Querejeta le han concedido el premio Luis Buñuel, nombre de uno de los grandes cineastas aragoneses. Diantre ¿aparte del genio de Calanda, quienes son los otros?. Grandiosa Zaragoza de velocípedos, tranvías y exponabos. Probable, lo contrario no, capital europea de la incultura 2018. Lo merece.