Continuo en plan antiguo, pero si quiero llegar a 2010 ya me dirán......Con 18 años, en 1965.
LAS DIEZ MEJORES PELÍCULAS ESTRENADAS EN ZARAGOZA EN 1965
1) CAMPANADAS A MEDIANOCHE (Tambien "Chimes et midnight), de Orson Welles
2) AMÉRICA AMÉRICA, de Elia Kazan
3) LA NOCHE (La notte), de Michelangelo Antonioni
4) EL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (Il vangelo secondo Mateo), de Pier Paolo Pasolini
5) JUDEX, de Georges Franju
6) TELÉFONO ROJO, VOLAMOS HACIA MOSCU (Dr. Strangelove or....), de Stanley Kubrick
7) EL MILAGRO DE ANA SULLIVAN, (The miracle worker), de Arthur Penn
8) EL CRIMINAL (The criminal, de Joseph Losey)
9) DUELO EN LA ALTA SIERRA (Ride the high country), de Sam Peckinpah
10) SIETE DÍAS DE MAYO (Seven days of may), de John Frankenheimer
LUISES DE 1965
Mejor película: Campanadas a medianoche, de Orson Welles
Mejor director: Orson Welles (Campanadas a medianoche)
Mejor actor: Marcello Mastroianni (La noche)
Mejor actriz: Anne Bancroft (El milagro de Ana Sullivan)
Mejor guión: Elia Kazan (América, América)
Mejor banda sonora: Manos Hadjijakis (América, América)
Mejor película española: La tía Tula, de Miguel Picazo
El petardo del año: Este perro mundo (Mondo cane), de Gualterio Jacopetti
Al igual que en la memoria de 1964, se da la circunstancia de que ya existe un post en vergerus de la maravillosa "Campanadas a medianoche"·. Así que pasamos a la segunda, que comparte con el film de Welles el rango supremo de la obra maestra. Y a modo de curiosidad no hay que olvidar que el estreno mundial de "Campanadas a medianoche" - sin asistencia de Orson Welles, ni Emiliano Piedra (productor, es una película española), ni nadie del equipo técnico y artístico, ni alfombra roja - fue .......en Zaragoza, exactamente en el desaparecido Coliseo Equitativa.
AMERICA, AMERICA, de Elia Kazan (1963)
"Las historias que más tiempo han permanecido en mi memoria se remontan a cuando tenía 5 años: son aquellas que me contaba mi abuelo sobre las matanzas en Asia Menor (1), y han sobrevivido hasta que hice "América, América", a los 55 años. Yo siempre había querido contar de que forma mi familia había venido hasta aquí y comencé por la historia de otro, Stavros/Joe Kazanjouglos, para poco a poco acabar con mi propia historia. "América, América" estaba muy cerca de mi en muchas cosas. Era un tema sacado de mi propia vida. Yo me acercaba de puntillas, hasta verdaderamente decir: es de mi de quién hablo. Los acontecimientos esenciales de esta historia son verdaderos, creo que es mi mejor película".
(Elia Kazan, entrevistado por Michel Ciment, director de "Positif")
1) Obviamente se refiere al genocidio perpetrado por los turcos sobre los armenios.
"América, América" se abre con la voz en off del propio director presentándose a si mismo: "Mi nombre es Elia Kazan". Dato este que ya marcará el resto de la película en el sentido de que lo que se nos va a contar a lo largo de dos horas y media va a ser una confesión íntima del cineasta armenio/americano. Sus orígenes, la atroz miseria de de su tierra natal tras el genocidio turco y la emigración de su tío Joe Kazan a la anhelada América, tierra de promisión. El joven Stavros Topouzoglu, a su vez alter ego del realizador, llegará a su idealizado paraíso en un itinerario jalonado por penalidades, engaños, matrimonio de conveniencia y, finalmente, sacrificio de un amigo tuberculoso. Una vez en América se empleará como limpiabotas y comenzará a ahorrar dólares para ir trayendo poco a poco al resto de sus parientes. Así fue, según afirma Kazan, la manera como varios miembros de su familia (su padre y él mismo) consiguió llegar a Estados Unidos y afincarse definitivamente. Para creerle es necesario prescindir de los episodios melodramáticos que abundan en la cinta.
"América, América", el film más personal y sentido de Elia Kazan, tiene una fácil lectura. Terminada su serie de brillantes melodramas que culminaron en las espléndidas "Río salvaje" (Wild river, 1960) y "Esplendor en la hierba" (Splendor in the grass, 1961), el cineasta arriesga en una película larga, en blanco y negro, sin estrellas conocidas, su mayor empresa creativa. El resultado fue/es su obra maestra y, como era de esperar, un fracaso comercial que le dejó en el dique seco durante 6 años. El film ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián (acaso el más justo y brillante galardón jamás concedido en el certamen donostiarra), pero eso para nada influyó en las plateas occidentales, incluida la española.
Acosado, insultado, vituperado siempre por su vergonzosa delación ante el Comité de Actividades Antiamericanas, Kazan va a explicarse en tanto que autor total (productor-director-guionista-escritor) en el díptico integrado por esta genial película y la mucho menos conseguida "El compromiso" (The arrangment, 1969) basadas en sendos libros suyos publicados con anterioridad. Pero si "América, América" se asemeja a una confesión religiosa, a un acto de fe, "El compromiso" refleja un desencanto ante una sociedad, la americana de finales de los 60, competitiva y obsesionada únicamente por el dinero. Aunque realizadas con una distancia temporal de seis años, estas dos obras son indisociables aún con una brutal diferencia de calidad. Nunca se podrá entender "El compromiso" sin su glorioso antecedente. El protagonista Eddie/Evangelos (Kirk Douglas) no es otro que el hijo de Stavros (Stathis Giallelis).
"América, América" una expiación. No lo creo porque Kazan jamás expresó palabra alguna de arrepentimiento por su sonada delación. A lo más que llegó fue a contarle a Michel Ciment que "tenía sobre ese acto "sentimientos opuestos". Los Estados Unidos, cuyo suelo besa Stavros al desembarcar está lejos de ser la Amérika de la contracultura y del "aullido" de Ginsberg, sino el país de la opulencia, las oportunidades y la libertad, en el que todo el mundo tiene trabajo y no sufrirá represiones. Para llegar allí Stavros ha padecido un calvario lleno de acentos desgarradores y desmesurado patetismo. En obras anteriores, "Un rostro en la multitud" (A face in the crowd, 1957, "Río salvaje", "Esplendor en la hierba"), el cineasta ya había cuestionado determinados aspectos de la sociedad capitalista USA. El terreno estaba sembrado y el caldo de cultivo se nutría del progresismo mostrado en estas películas. "América, América" será testimonio de las heridas "sufridas" por su autor. Kazan no es sincero (nunca lo fue ni cuando militó en el Partido Comunista) y si alguién creyó leer la película como una justificación erró el tiro. Que Elia Kazan había sido un traidor ya lo sabíamos. Que era un gran realizador tambien.
Pero si aplicamos una suerte de homérica odisea el film es apasionante y extraordinario. La cumbre absoluta de la irregular filmografía kazaniana. "América, América" es un vasto poema épico-lírico que consigue conmovernos. Las andanzas, calamidades y picardías del joven Stavros están narradas tan maravillosamente, son tan pródigas en secuencias perturbadoras - la represión de los turcos en la aldea armenia, todas las escenas del barco, la inmolación cristiana de Joannes, la llegada a la tierra soñada e inalcanzable - que uno no puede sustraerse a la sensación de que está contemplando la creación suprema de un imponente artista. "América, "América" con su riquísima galería de personajes, su calculadísimo guión. su cautivadora banda sonora (gran trabajo de Manos Hadjijakis), su precisa dirección de actores y Stathis Giallelis ,de muy limitados recursos expresivos, (lejos de Brando o Dean) da el tipo físico exigido. Y cuando las imágenes, el conjunto de una película nos sacuden de tal modo es porque nos hallamos ante aquello que demandaba Ibsen para la obra maestra, para la belleza: "una gran historia contada de la mejor forma posible". "América, América" podrá ser falaz y autocomplaciente. De verdad; ¿importa algo?, ¿Es una caso aislado en la Historia del Arte?. No.
Luis Betrán
Texto escrito, y puesto al día con las correcciones pertinentes, el 11 de noviembre de 1977
Al igual que en la memoria de 1964, se da la circunstancia de que ya existe un post en vergerus de la maravillosa "Campanadas a medianoche"·. Así que pasamos a la segunda, que comparte con el film de Welles el rango supremo de la obra maestra. Y a modo de curiosidad no hay que olvidar que el estreno mundial de "Campanadas a medianoche" - sin asistencia de Orson Welles, ni Emiliano Piedra (productor, es una película española), ni nadie del equipo técnico y artístico, ni alfombra roja - fue .......en Zaragoza, exactamente en el desaparecido Coliseo Equitativa.
AMERICA, AMERICA, de Elia Kazan (1963)
"Las historias que más tiempo han permanecido en mi memoria se remontan a cuando tenía 5 años: son aquellas que me contaba mi abuelo sobre las matanzas en Asia Menor (1), y han sobrevivido hasta que hice "América, América", a los 55 años. Yo siempre había querido contar de que forma mi familia había venido hasta aquí y comencé por la historia de otro, Stavros/Joe Kazanjouglos, para poco a poco acabar con mi propia historia. "América, América" estaba muy cerca de mi en muchas cosas. Era un tema sacado de mi propia vida. Yo me acercaba de puntillas, hasta verdaderamente decir: es de mi de quién hablo. Los acontecimientos esenciales de esta historia son verdaderos, creo que es mi mejor película".
(Elia Kazan, entrevistado por Michel Ciment, director de "Positif")
1) Obviamente se refiere al genocidio perpetrado por los turcos sobre los armenios.
"América, América" se abre con la voz en off del propio director presentándose a si mismo: "Mi nombre es Elia Kazan". Dato este que ya marcará el resto de la película en el sentido de que lo que se nos va a contar a lo largo de dos horas y media va a ser una confesión íntima del cineasta armenio/americano. Sus orígenes, la atroz miseria de de su tierra natal tras el genocidio turco y la emigración de su tío Joe Kazan a la anhelada América, tierra de promisión. El joven Stavros Topouzoglu, a su vez alter ego del realizador, llegará a su idealizado paraíso en un itinerario jalonado por penalidades, engaños, matrimonio de conveniencia y, finalmente, sacrificio de un amigo tuberculoso. Una vez en América se empleará como limpiabotas y comenzará a ahorrar dólares para ir trayendo poco a poco al resto de sus parientes. Así fue, según afirma Kazan, la manera como varios miembros de su familia (su padre y él mismo) consiguió llegar a Estados Unidos y afincarse definitivamente. Para creerle es necesario prescindir de los episodios melodramáticos que abundan en la cinta.
"América, América", el film más personal y sentido de Elia Kazan, tiene una fácil lectura. Terminada su serie de brillantes melodramas que culminaron en las espléndidas "Río salvaje" (Wild river, 1960) y "Esplendor en la hierba" (Splendor in the grass, 1961), el cineasta arriesga en una película larga, en blanco y negro, sin estrellas conocidas, su mayor empresa creativa. El resultado fue/es su obra maestra y, como era de esperar, un fracaso comercial que le dejó en el dique seco durante 6 años. El film ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián (acaso el más justo y brillante galardón jamás concedido en el certamen donostiarra), pero eso para nada influyó en las plateas occidentales, incluida la española.
Acosado, insultado, vituperado siempre por su vergonzosa delación ante el Comité de Actividades Antiamericanas, Kazan va a explicarse en tanto que autor total (productor-director-guionista-escritor) en el díptico integrado por esta genial película y la mucho menos conseguida "El compromiso" (The arrangment, 1969) basadas en sendos libros suyos publicados con anterioridad. Pero si "América, América" se asemeja a una confesión religiosa, a un acto de fe, "El compromiso" refleja un desencanto ante una sociedad, la americana de finales de los 60, competitiva y obsesionada únicamente por el dinero. Aunque realizadas con una distancia temporal de seis años, estas dos obras son indisociables aún con una brutal diferencia de calidad. Nunca se podrá entender "El compromiso" sin su glorioso antecedente. El protagonista Eddie/Evangelos (Kirk Douglas) no es otro que el hijo de Stavros (Stathis Giallelis).
"América, América" una expiación. No lo creo porque Kazan jamás expresó palabra alguna de arrepentimiento por su sonada delación. A lo más que llegó fue a contarle a Michel Ciment que "tenía sobre ese acto "sentimientos opuestos". Los Estados Unidos, cuyo suelo besa Stavros al desembarcar está lejos de ser la Amérika de la contracultura y del "aullido" de Ginsberg, sino el país de la opulencia, las oportunidades y la libertad, en el que todo el mundo tiene trabajo y no sufrirá represiones. Para llegar allí Stavros ha padecido un calvario lleno de acentos desgarradores y desmesurado patetismo. En obras anteriores, "Un rostro en la multitud" (A face in the crowd, 1957, "Río salvaje", "Esplendor en la hierba"), el cineasta ya había cuestionado determinados aspectos de la sociedad capitalista USA. El terreno estaba sembrado y el caldo de cultivo se nutría del progresismo mostrado en estas películas. "América, América" será testimonio de las heridas "sufridas" por su autor. Kazan no es sincero (nunca lo fue ni cuando militó en el Partido Comunista) y si alguién creyó leer la película como una justificación erró el tiro. Que Elia Kazan había sido un traidor ya lo sabíamos. Que era un gran realizador tambien.
Pero si aplicamos una suerte de homérica odisea el film es apasionante y extraordinario. La cumbre absoluta de la irregular filmografía kazaniana. "América, América" es un vasto poema épico-lírico que consigue conmovernos. Las andanzas, calamidades y picardías del joven Stavros están narradas tan maravillosamente, son tan pródigas en secuencias perturbadoras - la represión de los turcos en la aldea armenia, todas las escenas del barco, la inmolación cristiana de Joannes, la llegada a la tierra soñada e inalcanzable - que uno no puede sustraerse a la sensación de que está contemplando la creación suprema de un imponente artista. "América, "América" con su riquísima galería de personajes, su calculadísimo guión. su cautivadora banda sonora (gran trabajo de Manos Hadjijakis), su precisa dirección de actores y Stathis Giallelis ,de muy limitados recursos expresivos, (lejos de Brando o Dean) da el tipo físico exigido. Y cuando las imágenes, el conjunto de una película nos sacuden de tal modo es porque nos hallamos ante aquello que demandaba Ibsen para la obra maestra, para la belleza: "una gran historia contada de la mejor forma posible". "América, América" podrá ser falaz y autocomplaciente. De verdad; ¿importa algo?, ¿Es una caso aislado en la Historia del Arte?. No.
Luis Betrán
Texto escrito, y puesto al día con las correcciones pertinentes, el 11 de noviembre de 1977
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