ENTRE ESPAÑA E ITALIA
AÑOS
60 y 70
ITALIA
En
1956 Vittorio de Sica realiza la película Il Tetto, que anuncia la extinción
del neorrealismo. Constituye un gran fracaso comercial, pese a su evidente
calidad. En 1960 Luchino Visconti filma Rocco i suoi fratelli. La película -
una indiscutible obra maestra - causa una notable conmoción en los medios
artísticos y políticos italianos. Guido Aristarco, gran santón de la crítica
cinematográfica del momento, considera que con ella nace un nuevo estilo
renovador de los postulados neorrealistas al que da el nombre de Realismo Crítico.
Situación política
Los años de plomo (Gli anni di piombo)
Las
Brigate Rosse (BR) nacieron a finales de los años 60 y, poco a poco, fueron
sumergiéndose en una campaña de violencia que, junto a la grave crisis social
de comienzos de los setenta, a las provocaciones neofascistas y a los complots
desestabilizadores urdidos en el seno del aparato del Estado, persuadió a
algunos observadores políticos de que el régimen democrático italiano caminaba
hacia una crisis irreversible y definitiva. El 16 de marzo de 1978, un fuerte
contingente de brigadistas asestaron el golpe más espectacular de estos años de
plomo: el secuestro del presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro,
precisamente en el momento en que estaba negociando un Gobierno de solidaridad
nacional con apoyo parlamentario comunista. Tras 55 días de agonía colectiva,
en que las BR emitieron varios comunicados sobre el transcurso del juicio
popular y diversos mensajes del secuestrado sembraron la discordia entre los
partidarios de la negociación (PSI) y de la firmeza (PCI y Gobierno
democristiano), el cadáver de Moro fue descubierto el 9 de mayo. Sin embargo,
este discutible éxito político y militar marcó el comienzo del declive de las
BR. Las acciones violentas comenzaron a saldarse con repetidos fracasos,
debidos al caos interno, pero también a la reacción del Estado. De otro lado, el PCI, bajo la dirección del
eurocomunista Enrico Berlinguer alcanza la mayor fuerza que jamás tuviesen los
comunistas en Italia. Los comunistas podrían formar gobierno ateniéndose a los
resultados de elecciones democráticas. La negociación llevada a cabo entre
Berlinguer y Aldo Moro, el secuestro de éste y su posterior ejecución por las
BR con el asentimiento de la Democracia Cristiana y el Papa Pablo VI, suponen
un punto de inflexión que trastornará para siempre el entramado político
italiano hasta la desaparición de la mismísima Democracia Cristiana y el
progresivo declive del PCI consumado tras la muerte de Berlinguer.
El
cine se hará eco de toda esta convulsión y realizará un conjunto de películas
alejadas, tanto ética como estéticamente, de los postulados neorrealistas. El
término “realismo crítico” ,acuñado por el crítico y teórico Guido Aristarco,
miembro del P.C.I. y, por tanto, debelador de aquellos films neorrealistas que
no le parecían lo suficientemente de izquierdas. Es decir, lo opuesto a
Zavattini, el guionista por excelencia y
“alma mater” del neorrealismo en cualquiera de sus tendencias. El calificativo
de “realismo crítico” es ambiguo, ya que Aristarco consideraba que nacía con
“Rocco y sus hermanos”, cuando ya podía considerarse al neorrealismo
definitivamente periclitado. Es falso. Durante los años cincuenta ya existen
películas que responden, más o menos, a lo que Aristarco demandaba. La
irrupción de Francesco Rosi (tambien miembro del P.C.I.) y Pier Paolo Pasolini
hace que el “movimiento” (en realidad
más “invento” que otra cosa), se afiance durante unos diez años, ya que
el cine marcadamente político que vendría después (con nombres tan poco interesantes
como, Damiano Damiani, Elio Petri o Stefano Vanzina ), no pasó de ser un
producto oportunista y de muy baja calidad que se caracterizaba por los largos
títulos de sus películas y que mezclaba, desafortunadamente, cine político (a
sinistra), policíaco y judicial. Eran ya finales de los sesenta y comienzos de
los setenta. Con él, y el fallecimiento de gentes como Visconti y los grandes
que le siguieron a la tumba, el cine italiano – que había sido el mejor de
Europa durante dos décadas, desde 1946 – inicia una irreversible decadencia que
llega hasta nuestros días en los que directores como Marco Tulio Giordana, Gianni
Amelio, Matteo Garrone y Paolo Sorrentino
retoman, con desigual fortuna, el espíritu de este realismo crítico. El
singular Pupi Avati nos recordará más al caligrafismo.
Películas sociales italianas más distinguidas de los años 60 y
70
Marco
Bellocchio I pugni in
tasca.- 1965
Bernardo
Bertolucci.- Prima della
rivoluzione.- 1964
Bernardo
Bertolucci Novecento.-
1975-76
Vittorio
de Seta.- Banditi a
orgosolo.- 1961
Carlo
Lizzani.- Il processo di verona.- 1963
Mario
Monicelli.- I
compagni.- 1963
Ermano
Olmi Il posto.-
1961
Ermano
Olmi L’albero
degli zoccoli.- 1978
Pier
Paolo Pasolini Mamma
Roma.- 1962
Gillo
Pontecorvo La batagglia
di Algeri.- 1965
Dino
Risi
Una vita difficile.- 1961
Francesco
Rosi Salvatore
Giulano.- 1961
Francesco
Rosi Le mani sulla
citta.- 1963
Luchino
Visconti Rocco i
suoi fratelli.- 1960
Valerio
Zurlini Cronaca familiare.- 1.962
La
calidad de estas películas es alta. Las grandes obras son “Bandidos en
Orgosolo” (gran película hoy injustamente olvidada tanto como su director), “El
proceso de Verona” (obra cumbre del irregular Carlo Lizzani que recupera
magistralmente la memoria histórica de la descomposición del fascismo),”Los
compañeros” (el gran maestro de la comedia all´italiana realiza aquí su mejor y
más comprometida película), “El empleo” y “El árbol de los zuecos” (dos grandes
películas del único director democristiano aquí citado y que acaba de anunciar
su retirada del cine tras su particular ajuste de cuentas con el Vaticano y la
Iglesia Católica en su espléndidas “Cien clavos” (Centocchiodi 2007) y
“Villagio di cartoné” (2010), ”La batalla de Argel” (la única gran película que
hizo en su vida el mediocre Pontecorvo), “Vida difícil” (la obra maestra del
recién fallecido Dino Risi), “Salvatore Giuliano” y “Las manos sobre la ciudad”
(excepcionales muestras del talento de Francesco Rosi, sin duda el cineasta que
si hubiera que elegir uno sólo, identificaría al realismo crítico.), “Rocco y
sus hermanos” (hoy considerada en determinados segmentos de la crítica del país
transalpino como la mejor película de la historia del cine italiano, representa
sobre todo el universo personal e intransferible del maestro Visconti, el cual
no pretendió en ningún momento ir de abanderado de movimiento cinematográfico
alguno pese a todos los Aristarcos habidos y por haber), “Cronica familiar”
(emotivo melodrama dialéctico basado en la novela de Vasco Pratolini). Con la
excepción de Olmi, el resto de cineastas citados fueron próximos al PCI, y en
los casos de Rosi, los hermanos Taviani, Pasolini y –curiosamente- el
aristócrata Visconti militantes de dicho partido. Es obvio que esta corriente queda
muy alejada en importancia y en cantidad del considerable número de grandes
películas del inmortal neorrealismo que,”mutatis mutandi”, pervive en nuestros
días en la mayoría de los países europeos y asiáticos.
Luis Betrán
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