FILM IDEAL III
Por otra parte las críticas de
Film Ideal no formaron en entramado coherente, aunque existieron siempre
algunos puntos de contacto que más o menos podrían definirse como:
1º) La Naturaleza imita al
Arte
El cine no debe nada a la
sociedad en cuyo seno cohabita, debe juzgarse con independencia y pasando por
encima del contexto social.
2º) ¡Fuera mensajes!
Se decía en una página “el que
quiera mensajes que vaya a la Western Union.
Nótese que no se mencionaba acudir a Correos y Telégrafos.
3º) ¡Volved a la vida primitiva!
La sociedad actual tan
sofisticada acaba produciendo en su seno intelectuales que propugnan su
modificación. No al coche, a la dialéctica, al imperio del intelecto. Si al
caballo, los puños, el revólver y el aire de las montañas.
4º) Todo crítico es un director
de cine en potencia
Seguid el ejemplo de los
admirados cahieristas, inventores de la nouvelle vague (lástima que el
resultado de tan aconsejable práctica no pasó de la increíble filmación de
“Escala en Hi-Fi”)
5º El polvo del desierto es bello
como la púrpura
Una tendencia filmidealista
propugnó la excelsitud de vadear ríos, atravesar desiertos, lavarse la cara con
nieve y escalar montañas.
6º) La sobriedad del actor
obtendrá el amor de sus seguidores
¡Viva Randolph Scott, Gary
Cooper, John Wayne, etc.!, ¡Abajo Laurence Olivier y esos horribles ingleses,
por no hablar de los italianos¡. El actor es una roca a subir, o un desierto a
cruzar o un río a navegar. El espectador leerá su propia aventura en los
músculos petrificados del actor.
7º) Los políticos manipulan el
cine
Huir de los políticos y de
cualquier concomitancia entre la política y el cine. Si el general Custer fue
político o no jamás interesó a Film Ideal.
8º) No al neorrealismo, al surrealismo,
al realismo poético o no poético o a cualquier otro ismo no americano.
Mientras Zavattini atormentaba al
mundo con El techo”, Richard Thorpe filmaba “Todos los hermanos eran valientes”
(frase publicada en Film Ideal que resume una postura mejor que cualquier otro
comentario)
9º) La vitalidad ante todo
No al cine de qualité. Si al
placer de la aventura. ¡¡Hurras por los primitivos!!
10º) Amad el cine sobre todas las
cosas
Lo que creará una solidaridad
internacional alimentada por Filmotecas, cadenas de Arte y Ensayo, Cine-clubs,
Festivales etc. Solidaridad que no haría excesiva la frase de aquél maldito
profeta arrancándola de la realidad social para aplicarla al mundo de los
soñadores del cine: “¡¡Cinéfilos de todo el mundo, uníos!!”.
Luis Betrán
FILM IDEAL (IV)
Los cinco años que transcurrieron
de 1960 a
1965 fueron de auténtico monopolio para Film Ideal en las esferas cercanas a
cualquier postulado de los citados anteriormente. Por su izquierda Nuestro Cine
copaba el terreno y junto a él, y en cierta manera heredando el espíritu
eclesial de los orígenes de la revista, la flanqueó Cinestudio, compendio de
los valores éticos y estéticos que la democracia cristiana española entendía
entonces aplicables al cine y que llegó a posturas más profundas pero menos
espectaculares que Film Ideal. La seriedad de Nuestro Cine y Cinestudio
contrastó con la alegre temeridad con que Film Ideal exponía sus teorías,
temeridad no exenta de fuerte sentido apostólico que les hacia portavoces de
algo que ni ellos mismos comprendían, pero estaba claro habían llegado a amar
no por el camino de la razón sino el de la intuición y el sueño, aunque en
muchos casos las exposiciones críticas trataran de racionalizarse a través de
farragosas elucubraciones.
La evolución posterior a 1965 no
fue nada halagüeña para la revista y a ello contribuyeron, aparte las
consabidas disensiones internas, algunas de las siguientes causas:
1º) Los redactores de Film Ideal
tenían una idea fuertemente entusiasta del cine. Este entusiasmo se aplicó a
los fundamentos críticos de “Cahiers du cinéma”. El objetivo de los cahieristas
era hacer cine, no comentarlo, y de una forma generalizada constituyeron el
núcleo de la nouvelle vague francesa. Los críticos de Film Ideal ambicionaban
lo mismo pero no lo consiguieron. La falta de talento quedó patente en cuantos
intentos llevaron a cabo. Su cultura fue impuesta y con una cultura impostada
se pueden rellenar páginas aunque sean trufadas de metalenguaje, pero
difícilmente se puede hacer cine. Creo que el ejemplo, con resultados
contrarios, seguido por sus colegas de Nuestro Cine (base del “nuevo cine
español” que alguna importancia si que tuvo) acabó por desanimar a los futuros
Minnellis del celuloide ibérico.
2º) Pérdida de la ilusión por el
cine ante la evolución del mismo a nivel mundial, justo en sentido contrario al
de sus aspiraciones. No se podía ser Peter Pan por más tiempo, y al crecer el
cine a asimilar se observaba que era heredero del que ellos habían despreciado.
De otro modo: el cine moderno no descendía nunca de los primitivos americanos y
si arrancaba – con todas las metamorfosis que se quiera – del neorrealismo a
través de de sus numerosas secuelas (realismo crítico) y de otros movimientos
con las que jamás Film Ideal se había identificado.
3º) Agudización de los estilos
personales de cada escritor en deterioro de la homogeneidad de la revista. Las
evoluciones de algunos de ellos acabaron situándoles en las antípodas de las
bases programáticas iniciales. Miguel Marías, Vicente Molina Foix, Augusto
Martinez Torres y hasta José Luis Guarner (el mejor, junto a Moix) dieron con
sus huesos, vía oportunismo, en Nuestro Cine.
4º) La sociedad española, o mejor
dicho las capas sociales que leían Film Ideal, dejaron de sentir necesidad de
las propuestas filmidealistas. El grado de politización se fue incrementando.
Surgieron nuevos mitos entre la juventud a los que Film Ideal ni olía. Moría
Kennedy, aparecía Che Guevara en Latinoamérica, Vietnam, Bob Dylan…..¿de que
forma podía conectar todo esto con el discurso de Film Ideal?.
Cierto que en un ámbito cultural
más amplio Film Ideal pudo continuar llenando una parcela, pero como
publicación aislada y, muy a su pesar, testimonial. Esto resultaba insuficiente
para mantener el tipo frente a una sociedad a la que por momentos entendía
menos. A este respecto recuérdese la la transformación de “Cahiers du Cinéma”a
partir de 1965, y como en plena ceremonia de la confusión trató de hallar su
última justificación histórica con su desesperada actuación en mayo del 68, que
aunque la desplazó como centro de la atención mundial de la crítica
cinematográfica, le sirvió para sobrevivir, aunque bien desnaturalizada desde
aquellas bellas historias que contaba diez años antes y que tanto impulsaron a
los futuros “cuadernistas” españoles.
Para Film Ideal es evidente que
no existió un mayo equivalente, luego su continuidad dependería de sus propios
supuestos y de la evolución, muy controlada, que pudieran alcanzar desde sus
primitivos postulados. Ya queda señalado que su público le abandonaba y a la
revista le hacían falta botas de siete leguas para seguir el paso de la moda.
Su mirando hacia atrás con amor se interpretaba como anacrónico y reaccionario.
Desde luego los tiempos ya no jugaban a su favor y así las cosas, tras varias
apariciones y desapariciones a cual más patética y contradictoria (se perdió la
guía y no se supo ya hacia donde apuntar los tiros), terminó por hacer mutis
por el foro sin pena ni gloria. Porque los despistes culturales se pagan caros
y Film Ideal acabó por no saber que lugar debía ocupar. Tras la diáspora
aparecieron revistas más o menos influenciadas por el filmidealismo: “Griffith”
,en vida de Film Ideal, pereció casi de inmediato y años más tarde “Dirigido
por” parece contar – no es muy seguro – con un puesto bajo el sol y con no mala
fortuna.
Film Ideal cumplió un papel que,
con todas las insuficiencias apuntadas, parece hoy insustituible al analizar el
fenómeno cinematográfico en la
España de los sesenta. Nadie le podrá negar que lucho a brazo
partido porque se amase a Orson Welles, Jean-Luc Godard, Howard Hawks, Alfred
Hitchcok, Anthony Mann, Nicholas Ray, Jean Renoir, Roberto Rossellini, Samuel
Fuller, Raoul Walsh, la comedia, el musical………;de ellos salió la “metafísica
del champagne”, “los peces de colores”, los rojos de Minnelli, “el gusto por la
frase barroca” (y, salvo Guarner y Moix no tenían idea de quién era Guillermo
Cabrera Infante)…..Quizá eso fue todo, quizá no debió haber sido todo, pero
seguramente para algunos de nosotros nos pareció suficiente…..O NO..
Luis Betrán
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