FILM IDEAL (V)
LOS QUE HICIERON FILM IDEAL
FELIX MARTIALAY
Director de Film Ideal durante
los sesenta, luego propietario de la empresa. En 1958 rechazaba “Gigi” por
inmoral y en 1964 consideraba a Minnelli un artista supremo. Creía que el cine
eran John Ford, Raoul Walsh, Gordon Douglas, Anthony Mann y Samuel Fuller.
Amaba, sobre todo, el cine de acción. Significó la tendencia más fascista de la
revista aunque su ideología - cinematográfica, la otra no – fue camaleónica
(hoy De Sica, mañana Ford). Sus bestias negras: la homosexualidad y el
comunismo. Odiaba por tanto a Pasolini (según él “un director a quemar porque
era feo, malo, comunista y marica”). Copiaba las ideas de sus colaboradores,
especialmente del grupo Palá-Buceta-Villegas, exponiéndolas luego en tono
lírico-guerrero. Admiración suprema por el jefe: sheriffs, alguaciles,
comandantes, capitanes y jueces tuvieron
en él a un comprensivo defensor. Censor del ejercito, desempeño un
triste papel lanzando la voz de alarma ante “Canciones para después de una
guerra”, lo que costó durante años el silenciamiento de la película de Patino.
Elaboró teorías a cual más ridícula sobre sus directores favoritos. (“la cuarta
posibilidad de Mann”, 7 hurras por Raoul Walsh”, etc). Un fósil franquista que
escribía tambien en “El Alcazar”.
JUAN COBOS
La promesa de la primera época de
la revista de la que desapareció, poco a poco, hacia 1962. Gran admirador del
cine norteamericano (USA) al que consideraba “el cine puro” frente a tanta
contaminación (no sabía lo que le deparaba el futuro). Tenía un estilo ingenuo
y sencillo y carecía de capacidad analítica. Llamó la atención por ser de los
primeros en chupar rueda del célebre número de “Cahiers du Cinéma” dedicado al
cine estadounidense. Luego desarrolló una tímida carrera de guionista coronada
por verdaderos fracasos. Fue la eterna esperanza frustrada. Se casó y su foto
de boda salió en Film Ideal junto a las luminarias de la época. El pie de la
misma decía: “se casó nuestro querido benjamín”…..Llegó a ser ayudante de
dirección de Orson Welles en “Campanadas a medianoche”, lo que debió significar
para él su único sueño realizado.
MIGUEL RUBIO
Uno de los factótums hasta 1964.
Gran admirador de Hitchcock era el que hacía las críticas de los films del “gordo
inglés”. Tenía cierto regusto en mostrarse un poco intelectual y elaboraba
teorías “a medias” con François Truffaut y Eric Rohmer. Detestaba a Visconti
con un odio tan racial y visceral como Martialay a Pasolini. Llamaba esclavos a
los seguidores de Luchino y amantes del cine a los de sir Alfred. Tenía un
estilo algo enrevesado pero detectable yéndose por los cerros de Ubeda cuando
le daba por ser original. Despues, y al igual que Cobos aunque con más
regularidad, fue un guionista de notable falta de talento y éxito. Fue crítico
de cine de “Diario 16”
adonde llevaba los viejos vicios del filmidealismo.
MARCELO ARROITA JAUREGUI
Una especie de Martialay pero
intelectualizado. Era poeta y cantaba a John Ford y Howard Hawks. A destacar un
inenarrable poema a “Falso culpable” y otro no mejor a Raoul Walsh. Tormento de
amantes de la lírica, ocupó, naturalmente, un puesto en la Junta de Censura. Odiaba el
cine europeo, particularmente el español salvo Pedro Lazaga y Jesús Franco.
Temía la contaminación de la inteligencia más que a la peste. Actor, casi
siempre en papeles de malo, en numerosas películas. Adornaba sus escritos con
un innombrable sentido del humor.
JULIO MARTINEZ
El europeísta. Gracias a él Film
Ideal se enteró de que existían el cine italiano, el inglés y el francés,
excepción hecha de la nouvelle vague. Se esforzó en demostrar que ver “Vida
difícil” (la obra cumbre de Dino Risi) o “La escapada” (igualmente excelente)
no debía llevar consigo la excomunión. Escritor fácil y serio, juzgaba el cine
un tanto trasnochadamente. Hijo del gusto por el neorrealismo parecía un bicho
raro entre tantos pro americanos.
Luis Betrán
FILM IDEAL VI
LOS QUE HICIERON FILM IDEAL (2)
JOSE MARÍA PALÁ, RICARDO BUCETA, MARCELINO VILLEGAS
Fueron la nota exótica y acaso la
aportación más demencial que se ha dado en la crítica cinematográfica española.
Escribieron teorías enrevesadas y probablemente vacías, pero algo quedó de
aquél enjambre apologético de desiertos, costas y nubes. Pretendieron encontrar
el sentido telúrico del cine en las más infames series Z, Llevaron el
tópico a categoría de rito. Hicieron que
el silencio fuera más elocuente que la palabra y la acción el ente supremo. El
vestuario empolvado y la suciedad hacían comunicarse a sus héroes con la naturaleza.
Hablaban del volumen de los cuerpos, de la pastosidad de la puesta en escena y
creían que el Panavision devolvía la rústica realidad del cine arrebatada por
los trucos fotográficos anteriores. Eran
optimistas hasta el arrebato, basándose en que los nuevos hallazgos técnicos de
entonces contribuirían a que el cine recuperara una verdad primaria. Que en
algunas ocasiones, años ha, había tenido. Sus preferencias pasaban por un
pintoresco territorio que alcanzaba al film americano de serie de la B a la Z, el spaghetti western, el
peplum del que fueron cantores incansables y el giallo. Adoraban que el actor
interpretase mediante la concreción del volumen que ocupase en el decorado y el
resto era silencio. Sin noticias sobre su actual paradero.
JOSÉ MARÍA CARREÑO
Escribió dentro de un estilo
serio y consciente de que realizaba una labor didáctica. Le gustaba el mismo
cine que a Martialay, pero sus análisis superaron la anécdota bélica de aquél y
no edificó ninguna teoría que hiciera reir a la vuelta de la esquina. Sesudo y
poco lírico, podía leerse porque escribía claro, pero verdaderamente nunca
enseñó deleitando. Continuó en Fotogramas manteniendo idéntica actitud y siendo
absolutamente fiel al filmidealismo.
RAMON TERENCI MOIX
La personalidad más brillante que
tuvo Film Ideal. Apareció en un número de diciembre de 1963, casi
exclusivamente dedicado a la “Cleopatra” de Manckiewicz, descolgándose con un
divertidísimo estudio sobre esta película y rematando la faena con una
arbitraria clasificación de las maravillas del mundo entre las que, ¡mira por
donde!, figuraba tan singular film. Moix venía de Londres y aparte de talento y
originalidad para la escritura, tenía la ventaja de haber visto más cine que
nadie en la revista, por lo que era el único que se hallaba en condiciones de
amar a los mitos o despreciar la obra clásica que le viniese en gana ya que
para ello él si que las había visto. Sus aportaciones al cine de terror, a las
connotaciones del cine con la literatura (otra ventaja de Moix en un país semianalfabeto,
él había leído), ¿qué podía oponer a esto Martialay?, ¿Qué podía oponer el
militar franquista al análisis del cine popular que ha quedado entre las
mejores páginas de Film Ideal?. De estilo brillante y barroco, lleno de
repeticiones y búsquedas de un lirismo distanciado que a veces le hacía
confuso. Patentó términos que luego no explotó debidamente, como su fulgurante
texto sobre el pop-cinema, procuró siempre apartarse del maniqueísmo
izquierda-derecha explorando una relación dialéctica entre la obra y la propia
historia del cine, entendiendo ésta no como algo abstracto sino como la
relación industria-público que satisface necesidades colectivas. Su prosa
anunciaba una “gauche divine” que luego no fructificó en otros campos. Adorador
de mitos a todos los niveles, trató de disimular el carácter onírico de su
visión del cine con las teorías realistas, pero la praxis no era su fuerte y la
naturaleza del cine que amaba pasaba por la cabellera de Rita Hayworth y
escasamente por los problemas sociales, aunque con mala conciencia a veces
quisiera hacer ver lo contrario. Ha seguido una discutiblee evolución como
novelista y adaptador de obras literarias, pero sus últimos escritos sobre cine
(en Fotogramas) son pálidas copias de sí mismo, carentes de la fuerza vital de
los de la década anterior. Nunca fue un filmidealista auténtico pero sus textos
son seguramente los que mejor se conservan de unas páginas cada vez más
amarillas. Muchos años más tarde de su periplo por Film Ideal y Fotogramas
sorprendió con una excelente Historia del Cine en fascículos que publicó el
diario ABC, adornada con unas extraordinarias fotografías. Su prematuro
fallecimiento fue muy sentido por la cinefilia española. Más, probablemente,
que por los amantes de las buenas novelas. Inolvidable.
MANOLO MARINERO
Sus intenciones iban por delante
de sus posibilidades. Buscaba un estilo que se apoyaba en el cine únicamente
para desarrollar sus ambiciones poéticas – algo frecuente en Film Ideal y
aplicable tambien, por ejemplo, a VICENTE MOLINA-FOIX y en menor medida a JOSÉ
MARÍA LATORRE – y que solo se tradujo en resultados positivos no en él sino en
PERE GIMFERRER asimismo colaborador de la revista. Desgraciadamente Marinero y
sus artículos se quedaron en frustradas intenciones. Explotó el lado del
lirismo mítico al estilo de Moix, solo que nunca pasó de ahí. Adecuado para los
films de John Huston, la serie negra y, en general, el cine con personajes
malditos y marginados. Era a la crítica lo que Jean-Pierre Melville al cine. A
distinguir su texto “Las joyas del op.art” dedicado al cine de aventuras y
agudos comentarios sobre el “Rififí” de Jules Dassin. Fue acaso el único
escritor interesante en el Film Ideal de la última época, a punto ya de
desaparecer. Amigo de Víctor Erice, su figura está en vías de reivindicación.
JOSE LUIS GUARNER
En esta lista “the last but not
the least” según repite con frecuencia en sus textos. Ya escribía en Film Ideal
en 1961, estando muy cerca de los que podríamos llamar puntos programáticos de
la revista aunque siempre gustó de aparecer como independiente. Esta
independencia consistió en un
distanciamiento elitista basado en que Guarner sabía más cosas que los demás –
excepto Moix – y como con el paso del tiempo fue aprendiendo otras muchas es
fácil suponer que ese elitismo se agudizó, terminando por llevarle a una torre
de marfil de la que nunca se bajó hasta su muerte, y viviendo tan
ricamente impartiendo bendiciones y
maldiciones. Rara vez inteligibles para el pueblo llano ya que Guarner a veces
pareció escribir en un dialecto, propio de sabios y doctores, pero cuyas claves
no están a la vista. Como los buenos cahieristas hizo de la boutade un arma de
trabajo y del inconformismo con respecto a la valoración de films, el
leit-motiv de sus escritos. Gustaba de alterar los valores al uso pero acabó
siendo tan convencional como los tradicionalistas. Luchó por Nicholas Ray y se
recuerdan sus esfuerzos por explicar la diferencia entre los motivos de la
violencia en “La verdadera historia de Jesse James” y “Cazador de forajidos”. Luego,
desde Fotogramas (tras fugacísimo paso por Nuestro Cine), trató de ponerse al
día alabando el cine de la modernidad pero su fuerte es el cine clásico
americano. A recordar para siempre sus textos sobre el cine visto en televisión,
cargados de un formidable sentido del humor que le permite camuflarse una vez
transformado en cinismo. Autor de varios libros sobre cine, profeta de
Rossellini a quién dedico más de una hora de su vida, amigo de Cabrera Infante.
Enfin, uno de los mejores críticos de
cine que ha conocido éste país, poseedor de un estilo brillante apoyado en una
fraseología de fuegos de artificio que acaban escondiendo siempre una última y
amarga verdad. Muy probable un intelectual desplazado. A leer con humor y
placer. Realmente único.
Luis Betrán
El libro de Guarner tiene buena pinta. No lo conocía.
ResponderEliminarMarinero en vías de reivindicación o de resurrección o de reencarnación aunque un servidor acabe medio loco buscando su espíritu dispersísimo.
Buen artículo! A escribir y nosotros a leer, Vergerus!
S
Gracias Sergio, por el comentario. Por éste y por otros, porque me temo que aquí no contestas más que tú. Creo que pasó la era de los blogs, ahora todo el mundo está loco con las redes sociales. Marinero, en efecto, está muy reivindicado. Llegó a Film Ideal en una época tardía de la revista cuando ya daba signos de próxima extinción. Seguro que, tarde o temprano, encontrarás los datos suficientes sobre él como para escribir un libro tan bueno como el de Aristarain. A Guarner le dedicaré pronto un texto en exclusiva. Una cosa tengo clara: actualmente en las revistas clónicas de "Cahiers du Cinéma" - Dirigido, Caimán - ni Marinero, ni Guarner, ni Moix, ni Angel Fernández-Santos podrían escribir. Fueron gente con opiniones libres y notable cultura - ¡ay!, no solo USA - y eso (la libertad y no seguir dogma alguno) hoy es casi imposible en la escritura cinematográfica.
EliminarUn abrazo, amigo.
Posteriormente, José María Palá Bastaras ha ejercido de arquitecto y urbanista, pero sigue siendo un gran cinéfilo.
ResponderEliminarGracias por este excepcional artículo.
Gracias a usted. Me alegra tener noticias de José María Palá. Lo de cinéfilo no me extraña, una vez se alcanza esa condición ya no se abandona. También es mi caso, que a punto de cumplir los 70 años fundé un cine-club con tan solo 20. Cordiales saludos.
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