Texto de Fernando Gracia
Ya habréis imaginado que ese Joaquín no puede ser sino el Sabina. A disculpar por lo facilón del título. Pero es que esa canción no representa cualquier cosa en la carrera del ubetense. Creo que fue la primera que oí compuesta por él, y curiosamente no se la oí al bueno de Joaquín, sino a un chaval que se anunciaba –creo recordar-como “Garbancito”. Flor de un día, cantante de cuando la calle Preciados de Madrid estaba llena de gente que no lo hacía mal.
Recordar la carrera de Sabina no viene al caso. Sé que a muchos no le cae ni medio bien, pienso que más como persona que como artista. Nada que añadir al respecto: sobre fobias, filias y gustos varios no debe haber disputa. Pero permítaseme decir que a mi modesta opinión estamos ante uno de los mejores poetas urbanos que ha dado este país en las últimas décadas, y que un buen puñado de sus canciones no solo están ya en el acervo popular sino que quedarán como de lo más granado de la producción dentro del género.
Se me ocurre hablar de Joaquín para recordar que un grupo de amigos –amigos entre sí y algunos de ellos amigos personales míos- que tocan bajo el nombre de Seven (son siete, como se puede colegir) tienen montado un espectáculo que viene a ser una especie de “integral Sabina”, que interpretan donde pueden, que tampoco son muchos sitios, vista la penuria de nuestra ciudad en cuanto a salas para tocar como Dios manda, o sea en vivo.
Y en plenas fiestas del Pilar desgranaron su colección de canciones en un local que hay en el Tubo, que se llama Rock and Blues, donde aunque parezca mentira hasta se oye bien, y tuvieron un éxito tremendo. Sí, ya sé, que muchos de los presentes eran familiares, amigos y conocidos, pero también había de los otros, sabinianos, rockeros y hasta poetas. Y nos sabíamos las letras y las cantamos, y volvimos a darnos cuenta del enorme talento del de Úbeda componiendo bellos textos y atrevidas metáforas, al ritmo de un estimable rock.
No nos dieron las diez, ni las once, sino las doce, ya que a esa hora se acaban los conciertos en ese local, y nos fuimos tarareando la del pirata cojo y la de esa princesa y tantas y tantas otras, que cada vez que las oigo me parecen mejores.
Dicen que pronto vuelve el original, el más madrileño de los no nacidos en Madrid, a tocar en nuestra ciudad. Volarán las entradas como la última vez e intentaremos conseguir una por si es la última vez que su voz rota suena en directo para nosotros. Dicen que es un tipo difícil, complicado, incluso él lo dice, pero a mí me interesa el artista y ese cada vez me parece mejor. Y los de Seven, que revisan sus canciones, no solo le rinden tributo sino que lo hacen con el mayor de los respetos, como corresponde a su condición de buenos músicos, que no viven de ello; que simplemente disfrutan tocando. Como yo oyéndoles.
Ya habréis imaginado que ese Joaquín no puede ser sino el Sabina. A disculpar por lo facilón del título. Pero es que esa canción no representa cualquier cosa en la carrera del ubetense. Creo que fue la primera que oí compuesta por él, y curiosamente no se la oí al bueno de Joaquín, sino a un chaval que se anunciaba –creo recordar-como “Garbancito”. Flor de un día, cantante de cuando la calle Preciados de Madrid estaba llena de gente que no lo hacía mal.
Recordar la carrera de Sabina no viene al caso. Sé que a muchos no le cae ni medio bien, pienso que más como persona que como artista. Nada que añadir al respecto: sobre fobias, filias y gustos varios no debe haber disputa. Pero permítaseme decir que a mi modesta opinión estamos ante uno de los mejores poetas urbanos que ha dado este país en las últimas décadas, y que un buen puñado de sus canciones no solo están ya en el acervo popular sino que quedarán como de lo más granado de la producción dentro del género.
Se me ocurre hablar de Joaquín para recordar que un grupo de amigos –amigos entre sí y algunos de ellos amigos personales míos- que tocan bajo el nombre de Seven (son siete, como se puede colegir) tienen montado un espectáculo que viene a ser una especie de “integral Sabina”, que interpretan donde pueden, que tampoco son muchos sitios, vista la penuria de nuestra ciudad en cuanto a salas para tocar como Dios manda, o sea en vivo.
Y en plenas fiestas del Pilar desgranaron su colección de canciones en un local que hay en el Tubo, que se llama Rock and Blues, donde aunque parezca mentira hasta se oye bien, y tuvieron un éxito tremendo. Sí, ya sé, que muchos de los presentes eran familiares, amigos y conocidos, pero también había de los otros, sabinianos, rockeros y hasta poetas. Y nos sabíamos las letras y las cantamos, y volvimos a darnos cuenta del enorme talento del de Úbeda componiendo bellos textos y atrevidas metáforas, al ritmo de un estimable rock.
No nos dieron las diez, ni las once, sino las doce, ya que a esa hora se acaban los conciertos en ese local, y nos fuimos tarareando la del pirata cojo y la de esa princesa y tantas y tantas otras, que cada vez que las oigo me parecen mejores.
Dicen que pronto vuelve el original, el más madrileño de los no nacidos en Madrid, a tocar en nuestra ciudad. Volarán las entradas como la última vez e intentaremos conseguir una por si es la última vez que su voz rota suena en directo para nosotros. Dicen que es un tipo difícil, complicado, incluso él lo dice, pero a mí me interesa el artista y ese cada vez me parece mejor. Y los de Seven, que revisan sus canciones, no solo le rinden tributo sino que lo hacen con el mayor de los respetos, como corresponde a su condición de buenos músicos, que no viven de ello; que simplemente disfrutan tocando. Como yo oyéndoles.
Gracias, Fernando, la verdad es que este grupo se lo merece porque cada concierto suyo es una pasada. Además, éste ha sido su "Especial Sabina", pero no te pierdas los que llevan dedicados a la música de los 80, y tambien a The Beatles, década 60 etc.
ResponderEliminarHola amig@s, nuestro gran amigo, (además de todo lo demás), Rafa Castillejo, nos hace llegar éste artículo (pinchar el enlace de abajo), escrito por Fernando Gracia que además de la presentacion del propio Rafa, añadiré que es una delicia cómo persona y que dá gusto hablar con él (con los dos), porque cada palabra que sale de sus bocas, es una lección de buen verbo, tan dificil hoy en día con las jergas que se emplean, en éste artículo aunque está dedicado al gran Joaquin Sabina, habla de SEVEN cómo dignos representantes en escena del maestro, lo cual nos dá mayor fuerza para seguir mejorando y ofreceros todo lo mejor que podamos sacar de nosotros, es un honor y un orgullo que una celebridad aragonesa de la palabra cómo Fernando Gracia, se digne acordarse de nosotros en un artículo dedicado a un artista de tanto prestigio.
ResponderEliminarvuestra presencia en nuestros conciertos, es nuestra fuerza para intentar hacerlo mejor.