A PROPÓSITO DE SURCOS, BARDEM Y BERLANGA
“Surcos”
a mí me parece un excelente film. Ahora bien, Nieves Conde puede dar lugar a un
equívoco: creer que estamos en presencia de un cine social. Es evidente que
aporta una temática y unos personajes ausentes de nuestras pantallas hasta
entonces: una familia de campesinos que abandona sus tierras para establecerse
en Madrid. Los personajes y las situaciones me los creo en el Madrid de 1951,
pero lo que me invalida la obra en cuanto crítica social es la presentación de
los motivos y la solución final. Para Nieves Conde los campesinos, felices en
su pueblo, abandonan la tierra seducidos por el brillo de la gran capital….., y
el desenlace propone la vuelta al campo donde aguarda la dicha recogiendo
idílicamente las cosechas. Presentar el mercado negro como una encarnación casi
del mal bíblico, silenciando las causas que lo han provocado, no puede ser
ignorancia sino un propósito deliberado de falsear otra realidad de la que se
nos ofrecen algunos efectos pero nunca las causas. Nada que ver con la genial
“Rocco y sus hermanos” en la que el ideario marxista de Visconti arremete
contra la caridad cristiana. La causa de las desdichas de la familia Parondi en
Milán no procede de la ciudad sino del propio Rocco, un santo cristiano, un
masoquista que siempre pone la otra mejilla causando con su actitud un sinfín de
calamidades en la familia. Rocco repite varias veces en dialecto calabrés
“turneró al meu paese”, cuando sabemos que los Parondi han emigrado al Norte
porque no podían ni vivir ni comer en el Sur. Será su hermano Ciro el único
que, lúcidamente, entienda su futuro al convertirse en obrero de la
Alfa Romeo. Para colmo de ironía el que
recibe las bofetadas se gana muy bien la vida….repartiéndolas en un ring de
boxeo. Visconti confesó que sus fuentes de inspiración habían sido “José y sus
hermanos” de Thomas Mann y “El idiota” de Dostoievsky. A buen entendedor…….
SOBRE
“ESA PAREJA FELIZ”
Aquí
Bardem y Berlanga narran la historia de un modesto matrimonio apolítico que se
refugia en la evasión y la ilusión en la
lotería o en los concursos publicitarios (naturalmente “Antoine et Antoinette”
de Becker). Y Elvira Quintillá gana un
premio. Durante un día ella y su marido – un sublime Fernán Gómez – serán “la
pareja feliz”. La película, que me ahorro el contar más porque os la sabéis
todos, de escaso presupuesto demuestra que sus autores están empachados de
teorías cinematográficas poco conciliables. Es una síntesis de las películas
que les han gustado a ambos: estadounidenses en el caso de Berlanga, italianas
en el de Bardem. O sea, un cocktail que funciona a medias, pero en modo alguno
desdeñable y que deviene un testimonio de una determinada clase social en una circunstancia real y concreta por los
espectadores españoles. Bardem debutaría en solitario con la excelente
“Cómicos”.
SOBRE
BARDEM Y BERLANGA
“Bienvenido
mr. Marshall” es estupenda – la considero tras “El verdugo” la mejor de
Berlanga-. La sencilla técnica narrativa es perfectamente adecuada al tema; tan
solo le reprocharía el excesivo empleo de la voz en off de Fernando Rey que
reitera lo que estamos viendo. “Muerte de un ciclista” se rueda el mismo año
(1955) de las Conversaciones de Salamanca. Se ha hablado mucho de excesivas
analogías con “Cronaca d’un amore” (1950) de Antonioni. Para mí no hay tales..
El italiano procede a atacar la burguesía desde dentro del sistema, el español
formula su crítica desde el exterior de aquel. Si es discutible el aspecto
formal aplicado en esta ocasión por Bardem que pretende, sin duda, imitar a
Antonioni, cuando lo propio hubiese sido
acudir a los neorrealistas de la línea dura., al estilo crónica o
semidocumental. Pero fue un film importante, aunque a veces siempre he tenido
la sensación de que la forma cinematográfica adoptada por Bardem – la misma de
“Cómicos” – puede desviar la atención del relato hacia el lenguaje empleado.
Pienso en “Roma ora 11”
de G. De Santis, como ejemplo.
“Calle
mayor” es una obra maestra con la que Bardem logra dar cima a una excepcional
película sobre la pequeña burguesía castellana, una clase social que aún no ha
tomado conciencia de su papel político y que en lugar de enfrentarse a
tradiciones arcaicas se deja absorber y anular por ellas. “Calle mayor” (una
traslación a la España franquista del felliniano “I vitelloni”) es
perfectamente representativa de una determinada mentalidad que acaso todavía
hoy impere en algunas capitales de provincia. De hecho, un amigo mío cinéfilo
empedernido de Logroño (donde se rodó parte importante de la película) siempre
que le veo me dice que esa ciudad sigue siendo “Calle mayor”. Berlanga en
“Calabuch” revela un excelente oficio y una gran sensibilidad, pero en el fondo
puede suponer una notable decepción al quedar como una comedia típicamente
americana “new deal” y el film oscila entre la comedia de evasión y la fábula
moral. “Los jueves milagro” está lastrada por las supresiones de la censura y
la imposición de la aparición del auténtico San Dimas y, sin embargo, hasta
dicho “milagro”, existe antes mayor mordacidad que en “Calabuch” e incluso que
en ”Bienvenido mr. Marshall”. No se olvide que en ese segmento no adulterado
Berlanga expone la manipulación de que es objeto una colectividad en beneficio
de una clase dirigente.
Bardem
habrá representado un empeño ideológico a lo Visconti (ambos eran militantes
comunistas) y narrativamente a lo Antonioni.
Berlanga ha seguido en su línea ideológica y técnica la pauta del cine
liberal USA. Pero en el cineasta valenciano se apreciará una radical variación
al trocar la fuente de su inspiración; en lugar de aclimatar una amable
civilización propia de la comedia americana, sus películas se vuelven duras,
despiadadas, al emparentar con una herencia cultural netamente hispánica: el
esperpento. No obstante el intento de
renovación no se logra por completo en “Plácido” por la coralidad que preside
la obra y que lleva a que los múltiples personajes no siempre queden bien
delineados en su individualidad. La colaboración con Rafael Azcona si que se
manifiesta en toda su truculencia y acritud en la memorable “El verdugo” en la
que los tres personajes principales – Manfredi, Penella, Isbert – están tan
bien definidos como interpretados. Estamos ante otra obra maestra.
Inútil
referirme a lo que vino después en uno y otro. Únicamente Bardem en “Nunca pasa
nada” consiguió un film ciertamente estimable que fue un enorme fracaso
comercial y recuerdo que, acaso injustamente, muchos lo denominamos “calle
menor”. La democracia les sentó fatal a ambos – puede salvarse con buena
voluntad “La escopeta nacional” de Berlanga -, y es que, justo es reconocer,
que el mejor cine español se hizo durante el franquismo. Y no estuvieron solos
Bardem, Berlanga o el Saura de “La caza” o “La prima Angélica” y el Picazo de
“La tía Tula”, o el Fernán Gómez de “El
extraño viaje” y “El mundo sigue”. Ideológicamente si, cinematográficamente no.
Pero eso podrá ser objeto de otro texto.
Luis Betrán
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