miércoles, 3 de septiembre de 2014

EL CINE ESPAÑOL DURANTE EL FRANQUISMO

CINE, SOCIOLOGÍA, TARDOFRANQUISMO


La Escuela de Barcelona, los cantautores, los viajes a Ceret, Perpignan, Biarritz a ver una mínima parte del cine prohibido…….eso lo viví yo igual que tantos otros. En Zaragoza, los Raimon, Llach, Paco Ibañez, Pi de la Serra, Labordeta (el paisano), Ribalta, Elisa Serna, Pablo Guerrero, Guillermina Motta….solían actuar en el Paraninfo de la Universidad o en la Facultad de Ciencias, y sus recitales eran, ante todo, actos políticos. Recuerdo una anécdota bien divertida: por aquellos años yo era crítico de cine en una emisora local y cuando terminó su canto, unos cuantos cinéfilos la llevamos a nuestros locales radiofónicos y allí la Motta se descolgó con una yenka que rezaba así:

Izquierda paciencia
Derecha, clemencia
Ni Franco ni el Rey
Ni el Opus Dei


Roman Gubern tambien dio conferencias en Zaragoza y siempre lo he considerado como el mejor historiador que ha tenido el cine en nuestro baqueteado país. El mr. Belvedere fotogramero de la época era un cachondo,  y un tipo que iba por libre hasta el extremo de que no recuerdo en que año se le ocurrió escribir que la mejor película estrenada había sido “Mil caras tiene el amor” (Love has many faces, Alexander Singer 1965), espantoso melodrama protagonizada por una decadente Lana Turner. Y es que Fotogramas era muy distinto al actual y tuvo dos críticos formidables: Jaume Picas y José Luis Guarner. El primero amaba a Michelangelo Antonioni, Orson Welles, Luchino Visconti, Ingmar Bergman y Luis Buñuel y apareció alguna vez como actor, siempre en papeles de malo. Al segundo le conocí personalmente en una edición de la Semana de Cine en Color de Barcelona en la que se proyectaron films tan opuestos como “The sandpiper” (Minnelli) y “Pierrot le fou” (Godard). Era un hombre de una exquisita educación y de muy suaves maneras. Le gustaban Mizoguchi, Rossellini, Ford (sobre todo “Centauros del desierto”), Vidor y no despreciaba en absoluto a Huston o Visconti (anatematizados por Film Ideal donde él había surgido como crítico). Tambien fue Guarner un apoyo nada menor a todas y cada una de las películas de la Escuela de Barcelona, asunto del que “pasaba” Picas que crucificaba inmisericordemente – yo creo que con razón – al Portabella de “Nocturno 29” y a José María Nunes. Si la memoria no me traiciona, Pere Fagés era un tío gordísimo y un crítico muy izquierdoso, a lo Nuestro Cine.


La famosa frase de Bardem (1) es falsa en una de sus afirmaciones. El cine español no era “estéticamente nulo”. Es más creo que Val del Omar o el primer Mur Oti – hay más – fueron mucho más brillantes en este aspecto que el propio Bardem, siempre dado a que en sus films apareciese un portavoz intelectual (lo que él se creía) que en casos como “Muerte de un ciclista” (Carlos Casaravilla diciendo “yo soy la cultura” o Fernando Rey lanzando su mensaje de paz a los improbables segadores de “La venganza”). Bardem siempre careció de mínimo sentido del humor y hasta llegó a decir que no le gustaba nada Buñuel “porque era de derechas”. Supongo que debido a que el maestro de Calanda fue siempre un individualista aunque de izquierdas, mientras que Bardem era un comunista radical estalinista a lo Georges Sadoul, eterno amigo de Buñuel desde la lejanía del surrealismo.


Antes de Bardem y Berlanga, y durante el franquismo, se hicieron buenas  (no muchas) películas y existió mejor cine español que “Esa pareja feliz” (lo vengo contando). Sin olvidar que el cine de ambos solo tuvo su razón de ser en esa jocunda frase que leyó en una pared Buñuel en Sevilla (“contra Franco vivíamos mejor”). El declive de los dos autores fue lamentable y si el de Barlanga coincidió, más o menos, con el tardofranquismo el de Bardem comenzó mucho antes y pareció no avergonzarse ni pregonar la menor autocrítica por sus films con Marisol o Sara Montiel. Las películas del valenciano (después de “Vivan los novios” que tiene un pasar) y del madrileño (después de “Nunca pasa nada”) fueron invariablemente bodrios, aunque no tan respaldados por una industria ya no raquítica como los igualmente infectos artefactos de Amenábar o Almodóvar. Y es que España – tan brillante en sus manifestaciones pictóricas – parece no haber nacido para lucir palmito en el Séptimo Arte. Ni Bardem, ni Barlenga, ni Saura ni nadie me resultan similares a un genio. Luis Buñuel sí. El único. Queda el que denomino “otro cine español”, el que roza la invisibilidad.


Hacer cine en la España de aquellos duros años y con ideología no cercana al fascismo, era una arriesgada aventura con probabilidades de corte de cabellera comanche. Hoy, y ya hace años, el cine español está sodomizado, y en varios países de Latinoamérica (México, Colombia, Peru, Chile, Uruguay….como avanzadillas) se filman obras que aquí no podríamos ni soñar – con la excepción en mi caso de Jaime Rosales y de ese “otro cine español” -, pero ¿quién le da por donde la espalda pierde su nombre?. Los mismos que a casi todo que sea europeo, asiático, hispanoamericano (excepción de los amiguetes): los voceros del grandioso cine U.S.A. de las superproducciones (uy, qué fallo “blockbusters”) y de los superhéroes del edén del rifle cuyo cine, justamente, dejó de ser grandioso hace ya dos décadas o casi (con las excepciones debidas), y contribuyó a endosar la subcultura yanqui a los cinéfilos y no cinéfilos, especialmente jóvenes. Que pocos libros leerán pero muchas “novelas gráficas” consumirán. Allá ellos.  América (barras y estrellas) para los americanos.

Luis Betrán

1) Conversaciones de Salamanca, fueron unas jornadas organizadas por el director de cine Basilio Martín Patino en dicha ciudad desde el 14 al 19 de mayo de 1955, Juan Anatonio Bardem definió allí al cine español: Políticamente ineficaz.Socialmente falso. Intelectualmente ínfimo. Estéticamente nulo.Industrialmente raquítico”.

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