Ayer por la noche a la hora de elegir peli para despues de cenar una benéfica hada o un duende bonachón condujeron mi mano hacia la torrecita de dvds y la detuvieron insistentemente en la película que se citará a raudo. Sin duda la más adecuada para mi quebrantada salud, je, je. La experiencia fue inolvidable. No me cabe la menor duda de que Christopher Nolan - el mayor genio contemporáneo del cine, el psicoanálisis y el pimpampumcatacrockbangplifplafborroummmmm - cazó un sueño mío inspirado por mi adoración a Italia. O bien lo que vi fue tan solo una proyección de mi depauperada psique que precisa ver la felicidad, la vejez esplendorosa, la lucha por un objetivo inalcanzable. Pura virtualidad, ya lo se.
CARTAS A JULIETA (LETTERS TO JULIET, 2010 de Gary Winick, USA)
Ignoro si esta película se estrenará o no en Zaragoza. Lo ha hecho y en más de una sala. Un insospechado retorno en el tiempo de más de 50 años. Novela rosa en la más exacta definición del género. Romanticismo a lo Corín Tellado (sobra decir que jamás leí obrita alguna de aquella famosa señora que tantas horas de dicha proporcionó a damas franquistas del ropero piadoso y a infinidad de madres, fallecidas la mayoría, de los que ya rebasamos la sesentona). De hecho en los años 40, 50 y hasta 60 y 70, Hollywood manufacturó productos de una inefable cursilería (con o sin Sandra Dee). Cine para toda la familia, como decía Louis B. Mayer. Películas de amor y lujo. Como la que se va a comentar. Y además, aviso a navegantes, consideró imprescindible contar el argumento al estilo José María Latorre (Dirigido..). Sin este molesto detalle cualquier aproximación a "Cartas a Julia" quedará coja. El film no es ni bueno ni malo sino todo lo contrario. Será prácticamente imposible superar tamaño ejemplo "kitsch". Hay antecedentes claro, "Un hombre y una mujer" (Un homme et une femme, Claude Lelouch 1965), "Love story" (Arthur Hiller, 1970), "Anónimo veneciano" (Enrico Maria Salerno, 1970).....y hasta "Mujercitas" en cualquiera de sus, creo, tres versiones. Aun así, Gary Winick consigue la madre tardía de todas las batallas. Y en 2010.
Sophie (Amanda Seyfried: rubia, rozagante, de gordezuelas piernas, apetecible, morritos de pitiminí, gran culo, execrable actriz) es una joven emprendedora, una cazanoticias que sueña con escribir una novela basada en anécdotas recogidas en la calle. Tiene novio, Víctor aspirante a gran chef de restaurante Michelin que no piensa más que en fideos, quesos, vinos y habla como una ametralladora (Gael García Bernal, ¡ay cuate que con papeles como este no vas a ir muy lejos en Hollywwod a pesar de tu impoluto inglés). Y para celebrar el primer año de concubinato (malicioso que soy; la peli no contiene ni una sola escena de cama ni muestra partes corporales de mujeres y hombres que pudieran herir la sensibilidad del espectador), la soñadora Sophie convence a Victor para ir nada menos que a la bellísima Verona patria imaginaria de Romeo y Julieta como bien sabemos. Así que haremos turismo que en tratándose de Italia nunca está de más (Delmer Daves hizo lo mismo en la olvidada "Rome aventure", 1962), y antes Jean Negulesco en la para mi muy entrañable "Creemos en el amor" - 1954 "Three coins in the fountain").
Pero en Verona las cosas no van bien para la pareja. Sophie quiere ver la casa y el balcón de Julieta Capuletto y Víctor no hace más que llevarla a ver fábricas de pasta, queserías, viñedos el muy egoísta. Un día deciden irse cada uno por su lado de mutuo acuerdo y muy contentos ambos: él irá a Livorno a una subasta de caldos exquisitos, ella por fin podrá contemplar el mítico balcón que inmortalizara Shakespeare. Allí le aguarda una sorpresa a esta analfabeta neoyorquina: la fachada de la casa (imaginaria, obvio) de la Capulettina está llena de cartas pegadas de amor y dolorosas pérdidas, Nuestra Sophie, alcahueta ella, se mosquea y observa como una señora recoge las cartas y las sube a un viejo edificio. Naturalmente nuestra heroína la sigue y se topa con una organización integrada solo por mujeres que se dedican a contestar las dichosas cartas. El consultorio de Elena Francis, más o menos. Se hace amiga de todas con la facilidad que, es cosa común, tienen las veronesas para el inglés y ¡¡¡cáspita¡¡¡, lo que descubre.
Una carta escrita hace 50 años por una tal Claire (Vanessa Redgrave que se adueña de la función con la autoridad que le es propia) en la que le pide excusas a un ragazzo llamado Lorenzo (quién sino Franco Nero) por no haber acudido a una cita cuando ambos andaban por los quince años. Sophie, pura ternura, lee la epístola, se emociona, llora y decide contestarla a pesar del tiempo transcurrido. Milagros del cine; la belleza de la respuesta hace que mrs. Claire y su nieto Charlie (Christopher Egan) que se han quedado - fatales circunstancias de la vida - más solos que la una viajen a Verona. La anciana con la ilusión de comprobar si aun vive Lorenzo y le localiza, su nieto con escepticismo al respecto superado por el amor a su abuelita del alma. ¿Y que pasa luego?. Adivina, adivinanza. Joé chatos, pues que se topan con Sophie gran culo, se hacen amigos y en un plisplás ¡hale¡ a recorrer la Toscana que es donde vivía el Lorenzo di coglioni. Lo cual le viene de perlas al bobo de Víctor que sigue empeñado en ser Ferrán Adriá.
Como era de esperar hay innumerables Lorenzos (Bartolini), hasta curas. Pero ni Claire ni Sophie pierden la esperanza mientras Charlie, que es algo grosero a pesar de ser ingles fino, se va impacientando de tan dificultosa caza al macho lo que no le impide intentar ligar con Sophie sin éxito. Nuestra chica es honesta y fiel a su alocado novio, faltaría más. El resto, ¿a que ya os lo imagináis con lo listos que sois los virtuales lectores de vergerus? Claire, viuda, encontrara a Lorenzo, viudo, montando brioso corcel. Al instante se reconocerán, se abrazarán (nada de besos con tornillo) y.....¡¡¡fijaran su boda¡¡¡. Sophie regresa a Verona y , ya con con Victor, a Nueva York porque Charlie es tonto de remate, un deficiente, un stupidino y cuando le hace caso a los gritos didácticos de su abuela ¡¡Go, Go¡¡ ya es tarde.....¿Seguro?
Sophie es ahora quien recibe la carta de Claire y la invitación a su boda con Lorenzo. Vacila. Duda. Momentos de angustiosa tensión. Pero toma la decisión que es de ley. Se dirige al imponente restaurante que Víctor está a punto de inaugurar y le viene a decir, más o menos, tu a tus salsitas que yo me largo al bodorrio. Mentirosilla, lo que quieres es ver al Charlie. Víctor pone cara de sufrir pero por poco rato que el metraje de la cinta se está alargando. Sophie llega a la boda y ¡¡¡gag digno de Groucho Marx¡¡¡: halla a Víctor sentado junto a su expareja que Sophie sabía que se llamaba Patricia. Pobre americanita engañada por un hijo de la Pérfida Albión y que has tirado como una colilla a tu mexicanito tan mono. Más ¡¡¡no puede ser, no puede ser¡¡. Sophie asiste a la ceremonia, hay brindis diversos que inevitablemente me provocan las lágrimas y el sollozo.
Ella se marcha desolada. Charlie la ve y corre,corre que esta vez no me quedo sin tan redondeado culo. Alcanza a Sophie y deshace el equívoco. Niña, niña mal pensada. Esta Patricia no es mi ex sino ¡¡¡mi prima¡¡¡, que hay dos Patricias y a mi me gustas tu, y tú y nadie más que tú. Por casualidad Sophie está en un balcón que evoca al de Julieta, Charlie trepa por la hiedra y las enredaderas, se cae y se arrea tremendo costalazo. Sophie baja corriendo (se corre mucho en esta peli, a pie, a caballo y en coche) y le espeta al descalabrado: ¡¡¡amor mío, puedes moverte!!!. La respuesta de Charlie supera ampliamente a aquella de "amar significa no tener que decir nunca lo siento" ¡¡¡TAN SOLO MUEVO LOS LABIOS PARA BESARTE!!!.
Palabrita del niño Jesús que esta es la historia. Hay canciones de fondo como "Quando, quando" o "Guarda che luna, guarda che mare". El director filma imperturbable y no pierde nunca el rumbo. Si señor, como debe ser. Parece ser que "Cartas a Julieta" ha sido un fiasco de taquilla. Malos tiempos para la lírica. No os la perdáis por nada del mundo. Es tan bonita. Y sale mucho Italia.
Asi que mejor no leer este post porque cuento el argumento
Luis Betrán