miércoles, 12 de noviembre de 2014

DOSSIER LUCHINO VISCONTI (3)

La ópera


Tras un paréntesis que podría considerarse como la apertura hacia el realismo critico; la notable y populista "Bellísima" (1951), aguda reflexión sobre la impostura del cine, homenaje a la excelsa Anna Magnani (4) y despedida de las “urgencias”, los films antropomórficos y el neorrealismo.  "Senso" (1.954) vendrá a romper con todo tipo de ataduras y a erigirse en la primera manifestación totalmente acabada del universo viscontiano. Resulta paradójico que el sumo pontífice de la crítica progresista de los años cincuenta, Guido Aristarco, se extasiara ante las imágenes de "Senso" y que diez años después sufriera la desilusión de "El gatopardo". Porque es claro que en "Senso" Visconti dejaba de lado toda textura neorrealista y se centraba en el debate razón/pasión que iba a ser el denominador común de todas sus películas a partir de entonces. En "Senso" Visconti continua aplicando el análisis dialéctico…..sólo que a un folletín historicista situado en las antípodas de los pescadores de Aci Trezza y sí en los dislates de los libretistas de Verdi (5). Pero todo ello sin apasionamiento alguno, apelando a la inteligencia y en nada al corazón, para presentar en bruto el espectáculo de la traición por amor de la patriota condesa Serpieri (maravillosa Alida Valli en el rol de su vida). Las vergüenzas de la aristocracia contadas por un uno de los suyos. Ciertamente, pero dejando entrever que tras el análisis distanciado hay un mundo al que Visconti se siente muy próximo. Marx sigue siendo referencia pero también Verdi, y Bruckner - del que se utiliza su más lírica y bella página musical, el adagio de la séptima sinfonía compuesto como oda fúnebre por la muerte de Richard Wagner -, y los objetos del tocador de la condesa, y Venecia....y la ópera claro. 


"Senso",es el punto de arranque y el de no-retorno del cine de Visconti. ¿Ya nunca volverán a aparecer los pescadores de Aci-Trezza ni la "mamma" de "Bellísima"?. Tras la exquisita digresión poética de “Noches blancas” (Le notti bianche 1957, texto menor de Dostoyevski que llevaron al cine con resultados tan excelentes como antagónicos Visconti y Robert Bresson en “Quatre nuits d’un reveur” 1971); todos ellos vuelven a presentarse en la genial síntesis de "Rocco y sus hermanos", auténtica summa del cine de Visconti hasta entonces y preparación del cenit de "El gatopardo". Lejos ya las primitivas carreteras polvorientas de "Obsesión", hemos llegado a la ópera pasando por la lucha de clases y por el neorrealismo. Y todo ello sin dar un paso en falso, a través de obras de la envergadura de las anteriores; espléndidamente conseguidas, pero sin haber llegado a la complejidad de la familia Parondi y de don Fabrizio de Salina. El triunfo de la inteligencia está a la vuelta de la esquina.

II suo paese.


"Rocco i suoi fratelli" (1.960) es "La terra trema" más "Senso" yendo más allá que ambas en sus respectivos terrenos: la dialéctica y la ópera. Este film fue saludado con entusiasmo en los años sesenta sin ser muy bien comprendido. Se quiso ver en el cuarto hermano de la familia Parondi - heredera de los Valastro -, Ciro (Spiros Focas), la antítesis del cristiano masoquista y eternamente aquejado de complejo de culpa que era el tercer hermano, Rocco, pasando por alto que Ciro no era ningún símbolo de la toma de conciencia del proletariado. En una maravillosa secuencia situada al final de la película Ciro explicaba al pequeño Lucca la suprema inutilidad de la bondad de Rocco enumerando, de paso, sus escasas ambiciones pequeñoburguesas que nada tenían que ver en una supuesta participación en la lucha de clases. Por eso la decepción de Lucca ante la confesión del "destructor" de la familia era la sublimación de Rocco; el “bambino” se marchaba acariciando una fotografía de Rocco, el santo cristiano, el idiota de Dostoyevski,  que sufría en su carne toda la violencia de la gran ciudad, que provocaba no consciente los más estruendosos desastres de la familia, que añoraba "il suo paese"...,y que triunfaba en la jungla del asfalto repartiendo deportivos puñetazos. Los obreros de la Alfa-Romeo no eran, en última instancia, los protagonistas de "Rocco y sus hermanos", como afirmaba en Nuestro Cine José Monleón. Ciro era el milagro económico - como la Alfa-Romeo - y el utópico pacto social que no podrían resolver nunca los problemas de todas las familias Parondis y Valastros y que no ofrecían a los emigrantes del sur más que la alternativa de la sociedad competitiva e industrial del Norte: el imposible diálogo norte/sur. Exactamente lo contrario a la socialista hermandad preconizada por Gramsci en "La cuestión meridional".


El pesimismo de Visconti, vislumbrado en "La terra trema", latente en "Senso", se hace aquí más evidente y anuncia la ausencia del optimismo histórico que será el telón de fondo de "El gatopardo". Parece como si Visconti remedase a Gramsci en su famosa frase sobre el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. Y es que "Rocco" siendo menos ortodoxamente marxista que "La terra trema" es, curiosamente, mucho más proletaria en cuanto que el contexto social y político aparece  más complejo y el análisis resulta exacto y sin contemplaciones. De otro lado "Rocco" prolonga la experiencia de "Senso" alcanzando el fortissimo de una furiosa ópera en la que los dúos (Rocco y Nadia en la terraza del Duomo de Milán, Simone y Rocco llorando abrazados), los coros (llegada de la familia Parondi a la casa de Ginneta (Claudia Cardinale) prometida del primogénito Vincenzo, fiesta en honor de Rocco) y las arias (monólogo de Rocco en un café ante Nadia, la madre Rosaria rezando por sus hijos, Ciro amenazando a Simone), están llenos de palizas, cuchilladas y sangre. Nunca, salvo en la excepcional reflexión histórica de "El gatopardo, Visconti estuvo tan inspirado, tan lleno de feeling, tan solemne y tan barroco como en esta tragedia escénico-fílmica de tres horas de duración, en la que los espectros de N'Toni Valastro,  Livia Serpieri y Anna Magnani reviven ante nuestros ojos prodigiosamente enriquecidos, maravillosamente retratados y vividos por unos actores que como Alain Delon (Rocco), Annie Girardot (Nadia),Renato Salvatori (Simone), Spiros Focas (Ciro), Katina Paxinou (Rosaria, la mamma) jamás volverían a ser lo que fueron en esta película genial, conducida por una mano de hierro absolutamente firme y sin ningún tipo de vacilaciones ante lo que quería expresar y cómo plasmarlo en celuloide. Lo que tampoco ningún convencido camarada que se había exaltado con “Rocco" podía esperar es que en la próxima obra le aguardaba el cínico escepticismo y la suprema inteligencia del príncipe de Salina. El desencanto de todos los Aristarcos se explica en tanto que no podían olvidar que entre "Senso" y "El gatopardo" - tan parecidas a priori - había existido el gigantesco paso adelante de "Rocco". Se confundían puesto que ese avance no había consistido en un "consecuente" retorno a la epopeya de los pescadores de Aci Trezza. Una obra maestra “assolutta” acompañada por la excelsa partitura de Nino Rota. A fecha de 2008 la moderna crítica italiana la considera la mejor película jamás filmada en el país transalpino.

Luis Betrán

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