La ópera
Tras un paréntesis que podría
considerarse como la apertura hacia el realismo critico; la notable y populista
"Bellísima" (1951), aguda reflexión sobre la impostura del cine,
homenaje a la excelsa Anna Magnani (4) y despedida de las “urgencias”, los
films antropomórficos y el neorrealismo.
"Senso" (1.954) vendrá a romper con todo tipo de ataduras y a
erigirse en la primera manifestación totalmente acabada del universo
viscontiano. Resulta paradójico que el sumo pontífice de la crítica progresista
de los años cincuenta, Guido Aristarco, se extasiara ante las imágenes de
"Senso" y que diez años después sufriera la desilusión de "El
gatopardo". Porque es claro que en "Senso" Visconti dejaba de
lado toda textura neorrealista y se centraba en el debate razón/pasión que iba a
ser el denominador común de todas sus películas a partir de entonces. En
"Senso" Visconti continua aplicando el análisis dialéctico…..sólo que
a un folletín historicista situado en las antípodas de los pescadores de Aci
Trezza y sí en los dislates de los libretistas de Verdi (5). Pero todo ello sin
apasionamiento alguno, apelando a la inteligencia y en nada al corazón, para
presentar en bruto el espectáculo de la traición por amor de la patriota
condesa Serpieri (maravillosa Alida Valli en el rol de su vida). Las vergüenzas
de la aristocracia contadas por un uno de los suyos. Ciertamente, pero dejando
entrever que tras el análisis distanciado hay un mundo al que Visconti se
siente muy próximo. Marx sigue siendo referencia pero también Verdi, y Bruckner
- del que se utiliza su más lírica y bella página musical, el adagio de la
séptima sinfonía compuesto como oda fúnebre por la muerte de Richard Wagner -,
y los objetos del tocador de la condesa, y Venecia....y la ópera claro.
"Senso",es el punto de
arranque y el de no-retorno del cine de Visconti. ¿Ya nunca volverán a aparecer
los pescadores de Aci-Trezza ni la "mamma" de "Bellísima"?.
Tras la exquisita digresión poética de “Noches blancas” (Le notti bianche 1957,
texto menor de Dostoyevski que llevaron al cine con resultados tan excelentes
como antagónicos Visconti y Robert Bresson en “Quatre nuits d’un reveur” 1971);
todos ellos vuelven a presentarse en la genial síntesis de "Rocco y sus
hermanos", auténtica summa del cine de Visconti hasta entonces y preparación
del cenit de "El gatopardo". Lejos ya las primitivas carreteras
polvorientas de "Obsesión", hemos llegado a la ópera pasando por la
lucha de clases y por el neorrealismo. Y todo ello sin dar un paso en falso, a
través de obras de la envergadura de las anteriores; espléndidamente
conseguidas, pero sin haber llegado a la complejidad de la familia Parondi y de
don Fabrizio de Salina. El triunfo de la inteligencia está a la vuelta de la
esquina.
II suo paese.
"Rocco i suoi fratelli"
(1.960) es "La terra trema" más "Senso" yendo más allá que
ambas en sus respectivos terrenos: la dialéctica y la ópera. Este film fue
saludado con entusiasmo en los años sesenta sin ser muy bien comprendido. Se
quiso ver en el cuarto hermano de la familia Parondi - heredera de los Valastro
-, Ciro (Spiros Focas), la antítesis del cristiano masoquista y eternamente
aquejado de complejo de culpa que era el tercer hermano, Rocco, pasando por
alto que Ciro no era ningún símbolo de la toma de conciencia del proletariado.
En una maravillosa secuencia situada al final de la película Ciro explicaba al
pequeño Lucca la suprema inutilidad de la bondad de Rocco enumerando, de paso,
sus escasas ambiciones pequeñoburguesas que nada tenían que ver en una supuesta
participación en la lucha de clases. Por eso la decepción de Lucca ante la
confesión del "destructor" de la familia era la sublimación de Rocco;
el “bambino” se marchaba acariciando una fotografía de Rocco, el santo
cristiano, el idiota de Dostoyevski, que
sufría en su carne toda la violencia de la gran ciudad, que provocaba no
consciente los más estruendosos desastres de la familia, que añoraba "il
suo paese"...,y que triunfaba en la jungla del asfalto repartiendo
deportivos puñetazos. Los obreros de la Alfa-Romeo no eran, en última instancia,
los protagonistas de "Rocco y sus hermanos", como afirmaba en Nuestro
Cine José Monleón. Ciro era el milagro económico - como la Alfa-Romeo - y el
utópico pacto social que no podrían resolver nunca los problemas de todas las
familias Parondis y Valastros y que no ofrecían a los emigrantes del sur más
que la alternativa de la sociedad competitiva e industrial del Norte: el
imposible diálogo norte/sur. Exactamente lo contrario a la socialista hermandad
preconizada por Gramsci en "La cuestión meridional".
El pesimismo de Visconti,
vislumbrado en "La terra trema", latente en "Senso", se
hace aquí más evidente y anuncia la ausencia del optimismo histórico que será
el telón de fondo de "El gatopardo". Parece como si Visconti remedase
a Gramsci en su famosa frase sobre el pesimismo de la inteligencia y el
optimismo de la voluntad. Y es que "Rocco" siendo menos ortodoxamente
marxista que "La terra trema" es, curiosamente, mucho más proletaria
en cuanto que el contexto social y político aparece más complejo y el análisis resulta exacto y
sin contemplaciones. De otro lado "Rocco" prolonga la experiencia de
"Senso" alcanzando el fortissimo de una furiosa ópera en la que los
dúos (Rocco y Nadia en la terraza del Duomo de Milán, Simone y Rocco llorando
abrazados), los coros (llegada de la familia Parondi a la casa de Ginneta
(Claudia Cardinale) prometida del primogénito Vincenzo, fiesta en honor de
Rocco) y las arias (monólogo de Rocco en un café ante Nadia, la madre Rosaria
rezando por sus hijos, Ciro amenazando a Simone), están llenos de palizas,
cuchilladas y sangre. Nunca, salvo en la excepcional reflexión histórica de
"El gatopardo, Visconti estuvo tan inspirado, tan lleno de feeling, tan
solemne y tan barroco como en esta tragedia escénico-fílmica de tres horas de
duración, en la que los espectros de N'Toni Valastro, Livia Serpieri y Anna Magnani reviven ante
nuestros ojos prodigiosamente enriquecidos, maravillosamente retratados y
vividos por unos actores que como Alain Delon (Rocco), Annie Girardot (Nadia),Renato
Salvatori (Simone), Spiros Focas (Ciro), Katina Paxinou (Rosaria, la mamma)
jamás volverían a ser lo que fueron en esta película genial, conducida por una
mano de hierro absolutamente firme y sin ningún tipo de vacilaciones ante lo
que quería expresar y cómo plasmarlo en celuloide. Lo que tampoco ningún
convencido camarada que se había exaltado con “Rocco" podía esperar es que
en la próxima obra le aguardaba el cínico escepticismo y la suprema
inteligencia del príncipe de Salina. El desencanto de todos los Aristarcos se
explica en tanto que no podían olvidar que entre "Senso" y "El
gatopardo" - tan parecidas a priori - había existido el gigantesco paso
adelante de "Rocco". Se confundían puesto que ese avance no había
consistido en un "consecuente" retorno a la epopeya de los pescadores
de Aci Trezza. Una obra maestra “assolutta” acompañada por la excelsa partitura
de Nino Rota. A fecha de 2008 la moderna crítica italiana la considera la mejor
película jamás filmada en el país transalpino.
Luis Betrán
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