martes, 8 de octubre de 2013

DOSSIER LUIS BUÑUEL (Y V)

EL BUÑUELONI DE BUÑUEL
 Receta del dry-martni, según Luis Buñuel:
 “Pongo en la nevera todo lo necesario, copas, ginebra y coctelera la víspera del día en que espero invitados. Tengo un termómetro que me permite comprobar que el hielo está a unos 20 grados bajo cero. Al día siguiente, cuando llegan los amigos, saco todo los que necesito. Primeramente sobre el hielo bien duro echo una gotas de “Noilly Prat” y media cucharadita de café, de angostura, lo agito todo bien  y tiro el líquido conservando únicamente el hielo que ha quedado levemente perfumado por los dos ingredientes. Sobre ese hielo, vierto la ginebra pura, agito y sirvo. Eso es todo y resulta insuperable. Si bien el dry-martini es mi aperitivo favorito, yo soy el modesto invento de un coctel llamado “Buñueloni”. En realidad se trata de un simple plagio del célebre “Negroni”; pero, en lugar de mezclar Campari con la ginebra y el Cinzano dulce, pongo “Carpano”.

Luis Buñuel (Mon dernier soupir)

HOMENAJE A BUÑUEL EN EL ATENEO DE ZARAGOZA
    
 Con motivo del centenario del maestro en 2000, dedicamos en el Ateneo de Zaragoza un ciclo de conferencias sobre Buñuel. Entre los cinco charlatanes me contaba yo. Ninguno, recuerdo, estuvimos muy afortunados en nuestra palabrería y nos atuvimos a lugares comunes y tópicos. Todos, eso sí, ya conocíamos la filmografía entera de don Luis. Yo, personalmente, me centré en la Semana Santa de Calanda a la que luego me referiré. Pero el quinto – no hay quinto malo – y el que cerró el ciclo fue el inolvidable y ya fallecido Alberto Sánchez. Llegó el hombre con un misterioso refrigerador en la mano, extrajo de ahí todos los ingredientes citados por Buñuel, siguió la fórmula al pie de la letra y…..concluyó sirviéndonos a todos dry-matinis a tutiplén. Las cogorzas que se pillaron algunas y algunos de los asistentes fueron memorables. Yo estuve discretito por la simple razón de que no me gusta el jeringazo ese de ginebra que supone el dry-martini. Mas ello no me impidió pensar que mi amigo Alberto había sido el único que había acertado de pleno en el homenaje a Don Luis, y hasta imaginé que le habría gustado ver como se le recordaba de tan alcohólica manera. Buñuel adoraba el vino, los aperitivos y el tabaco. Entonces se podía fumar en cualquier recinto, y la severa habitación del Ateneo devino en cuartucho en el que se gritaban tonterías y el humo “cegaba los ojos”.

CALANDA
 La primera vez que fui a Calanda fue en el año 1967, justamente a mi recién estrenada veintena. Hice el viaje en un 600 de segunda mano, acompañado de dos cinéfilos zaragozanos y guiados por el mito Buñuel. Hacía un frío que pelaba y llegamos 15 minutos antes de la llamada “rompida” que se produce todos los viernes santos justo al mediodía. Aparcamos donde nos dio la gana e íbamos descendiendo por calles más bien feúchas en dirección a la Plaza en la que se ubica la Iglesia y, asimismo, la casa en la que nació el genio. No veíamos a nadie portando tambor o bombo y escaso personal. Pero una vez llegados a la plaza comprobamos que estaba atiborrada de nativos y nativas con la cabeza descubierta, túnica morada  y con los ansiadísimos instrumentos de percusión. El reloj de la Iglesia comenzó a dar las doce campanadas y al finalizar brotó un estruendo bien acompasado que nos dejó estremecidos y emocionados.
 
Volví a Calanda el Viernes Santo al menos en otras diez ocasiones, cada vez con más gente, ya no necesariamente cinéfila, y en más coches. Yo tanbien, con el paso del tiempo, se me quemó el 600 y me compré un Renault R-8 de un horrible color verde guardia civil. Recuerdo las dos matrículas, la del 600 Z-63.765, la del R-8  Z-6008 B. No me acuerdo la del último automóvil que tuve hasta hace como un año, era un Citröen Xantia. Ahoya ya no quiero ni tengo coche alguno. Soy muy mayor y mis facultades visuales y de tacto se han visto notablemente mermadas por los venenos recibidos durante tres años.
 Por fin., y en una ocasión en que fui otra vez con solo mi amigo cinéfilo, obtuve la recompensa que aguardaba cada año. Fue en 1970 y a eso de las 22 horas.. Buñuel apareciose en carne mortal en el balcón de su casa. Un enorme grupo de paisanos se apretujaron a su vera y tocaron con todo la furia de que eran capaces. Don Luis, con una mano se palpaba el oído y con la otra les hacía visibles gestos de ¡¡mas fuerte, más fuerte¡¡. Junto a los calandinos y calandinas se personó tanbien la Corte del Genio: Fernando Rey, Carlos Saura, Geraldine Chaplin, Francisco Rabal y ¡¡Silvia Pinal!!. Provistos de los correspondientes tambores podían rivalizar en a ver cual de ellos hacía más el ridículo. Con progresiva invasión turística Calanda, como Hijar o Alcaniz, se ha convertido en inaccesible. Tanto que para los que celebran su Fiesta (que tiene algo de pagana y algo de cristiana y nada de piadosa) prácticamente nos hay lugar suficiente ante la avalancha de visitantes. Así que desde hace ya más de dos décadas, totalmente desaconsejable. Yo nunca toqué ni el tambor ni el bombo ni mis manos se mancharon de sangre. No soy masoquista.

EL INCIDENTE DE CALANDA
 Antonio Maenza era un joven amigo algo mayor que yo (muy poco) que amaba el cine y quiso hacer películas. Lo logró y filmó su larguísima “El lobby contra el cordero” en la que trabajaba como actriz mi novia de entonces. Algo queda de ella pero no todo y, creo, que entre otras cosas, se ha perdido buena parte del sonido. Maenza era muy buena persona con momentos delirantes. En una ocasión me dijo con total seriedad: “que tal Luis si nos fabricamos un cohete de esos que hacen los americanos y nos vamos a la Luna con Pasolini”. Se creía fichadísimo por la policía y en una ocasión – justamente a una hora en que yo no estaba ni Buñuel tampoco – comenzó a gritar entre el estruendo. “¡¡Buñuel, tu que eres rojo, líbrame de las garras fascistas¡¡. Nadie, que a mi me contaran, le hizo caso. Poco tiempo después y sin motivo aparente alguno se suicidó. Juan Luis Buñuel, jovencísimo, filmó un magnífico documental sobre los tambores de Calanda. Ahí debió terminar su carrera cinematográfica.

SILVIA PINAL Y PEPÍN BELLO
 A Silvia Pinal la conocí en el Festival de Cine de Huesca y luego, otra vez, en Zaragoza. La señora estaba ya algo mayorcita pero todavía de muy buen ver. Cruzaba las pernas, con medias negras con costura. Y todavía dejaba traslucir encantos preñados de erotismo. Iba muy maquillada y con escote (en Zaragoza) pronunciado que permitía entrever aquellos generosos senos exhibidos en “Simón del desierto”. No dijo ni una palabra de Alatriste  pero, como era de esperar, se deshizo en elogios de Buñuel y, que originalidad, afirmó que “Viridiana” era la mejor película que había visto en su vida.
 Pepín Bello vivía en Huesca y cuando charle con él estaba muy gordo pero se le veía feliz. Se encargo de informarme, como si yo no lo supiera, que no había dado golpe en su vida y que vivía y era entrevistado regularmente por su vieja amistad con el trío Lorca-Dalí- Buñuel,  de los que dijo que eran unos tíos estupendos, Buñuel un poco bruto y Alberti un perfecto cerdo. Reivindicó como su máxima aportación a la Residencia de Estudiantes en general y al dúo Buñuel-Dalí en particular, la “estética del carnuzo”. Nombre que él otorgó a los burros muertos y semidescompuestos que Buñuel le enseñaba en las cercanías de Calanda. Dado que salen en “Un chien andalou” pensaba que su nombre debía figurar en los títulos de crédito.
BUÑUEL Y CARLOS SAURA
 A Buñuel, que trabajó como actor haciendo de verdugo en “Llanto por un bandido”, le gustaban “La caza” y “La prima Angélica”. Carlos Saura, que es de Huesca, se autoproclamó discípulo de don Luis e hizo que en la mediocre “Pepperment frappé” salieran secuencias de los tambores de Calanda intentando, en vano, hacer una especie de sucedáneo de “El”, en la que el protagonista era un dentista de Cuenca interpretado por un hierático José Luis López Vázquez. Muchos años después, Saura – cuyas restantes películas nada tuvieron que ver con Buñuel – perpetro la espantosa “Buñuel y la mesa del rey Salomón”. Estuve en el preestreno, celebrado en el cine Palafox de Zaragoza, en cuyas escalinatas éramos recibidos por una cuadrilla de lugareños de Calanda tocando el tambor y el bombo. Saura llevó a cabo un film terrible que a mi me recordó al peor “Indiana Jones” y nada a “Nazarín” o “Archibaldo de la Cruz”. Ahora, con 80 cumplidos, Saura sigue declarándose discípulo de Buñuel. Lo que me lleva a pensar que lo dice porque queda bien. Todo antes que sospechar que el cineasta oscense jamás se enteró de que iban las películas del turolense.

BUÑUEL Y ZARAGOZA Y YO
En Zaragoza Buñuel es muy poco apreciado por la gran mayoría, exceptuando a los cinéfilos. Se prefiere con mucho a Almodóvar y de Buñuel suele decirse que o estaba loco o era un pervertido. En 1969, el año en que vi al maestro en  Calanda, yo hacía crítica cinematográfica en una emisora de radio de Zaragoza. Nos enteramos de que el interfecto se alojaba en el Gran Hotel y, con gran amabilidad, el director me dijo que si me atrevía a intentar hacerle una entrevista. Yo le respondí que Buñuel odiaba las entrevistas, pero me lancé. Acompañado de un técnico de la radio con micrófono etc, entre al vestíbulo del hotel y casi me dí de bruces con el genio que, a la sazón, estaba hablando con un cura al que llamaba Padre Fulgencio. Me vio, hizo un gesto evidente de que no se le molestará aunque sin descortesía alguna y solo me atreví a balbucir: “Don Luis, que tal por Zaragoza”, Buñuel sonriendo respondió “horrible, Zaragoza es una ciudad feísima, no se ofenda y que tenga usted un buen día”. Fuime y no hubo nada.
Hasta siempre, San Luis de Calanda y Aragón

Luis Betran

11 comentarios:

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  2. Gracias a ti por el comentario Alekhine64. Precisamente con este "buñueloni" termino el dossier sobre el "santo de Calanda". Los cuatro anteriores eran más sesudos. Por cierto, no es por nada pero tu pseudónimo me suena más al ajedrez que al cine. Y me viene a la cabeza una pregunta sobre ajedrez: ¿el Shirov ese es español o ruso?. Recordad que este blog no es exclusivamente cinematográfico. De momento solo tengo claro que es un hijo de Shirov, claro está.

    Cordialísimos saludos.

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  4. Me parece que acerté con lo de su pseudónimo. ¡¡Vaya lección magistral de ajedrez que me ha impartido!!. Aunque me parece observar cierta antipatía por su parte hacia Kasparov. Y ahora mi pregunta es aún más obvia: ¿cual es la película con ajedrez dentro que usted considera la mejor?. Le espero amigo y otra vez gracias por el comentario. Cordialísimos saludos.

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  7. Impresionante. Conste que he visto las cuatro, pero de la que guardo mejor recuerdo es, sin duda, "Juego de reyes". Tambien "La diagonale du fou" en su día, me pareció notable. Y alguna habrá, digo yo, sobre el esquizofrénico Bobby Fischer. Saludísimos.

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  11. Inteligentes son las reseñas contenidas en este blog.
    Me ha gustado especialmente la crónica dedicada a los Cines Buñuel.
    Luis, sin rendirte a un fácil sentimentalismo, has revivido una todavía reciente época de la historia de los cines de nuestra ciudad.
    ¡Enhorabuena!

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