DOSSIER LUIS BUÑUEL (Y V)
EL BUÑUELONI DE BUÑUEL
Receta del dry-martni,
según Luis Buñuel:
“Pongo en la nevera todo lo
necesario, copas, ginebra y coctelera la víspera del día en que espero
invitados. Tengo un termómetro que me permite comprobar que el hielo está a
unos 20 grados bajo cero. Al día siguiente, cuando llegan los amigos, saco todo
los que necesito. Primeramente sobre el hielo bien duro echo una gotas de
“Noilly Prat” y media cucharadita de café, de angostura, lo agito todo
bien y tiro el líquido conservando
únicamente el hielo que ha quedado levemente perfumado por los dos
ingredientes. Sobre ese hielo, vierto la ginebra pura, agito y sirvo. Eso es
todo y resulta insuperable. Si bien el dry-martini es mi aperitivo favorito, yo
soy el modesto invento de un coctel llamado “Buñueloni”. En realidad se trata
de un simple plagio del célebre “Negroni”; pero, en lugar de mezclar Campari
con la ginebra y el Cinzano dulce, pongo “Carpano”.
Luis Buñuel (Mon dernier
soupir)
HOMENAJE A BUÑUEL EN EL
ATENEO DE ZARAGOZA
Con motivo del centenario
del maestro en 2000, dedicamos en el Ateneo de Zaragoza un ciclo de conferencias
sobre Buñuel. Entre los cinco charlatanes me contaba yo. Ninguno, recuerdo,
estuvimos muy afortunados en nuestra palabrería y nos atuvimos a lugares
comunes y tópicos. Todos, eso sí, ya conocíamos la filmografía entera de don
Luis. Yo, personalmente, me centré en la Semana Santa de Calanda a la
que luego me referiré. Pero el quinto – no hay quinto malo – y el que cerró el
ciclo fue el inolvidable y ya fallecido Alberto Sánchez. Llegó el hombre con un
misterioso refrigerador en la mano, extrajo de ahí todos los ingredientes
citados por Buñuel, siguió la fórmula al pie de la letra y…..concluyó sirviéndonos
a todos dry-matinis a tutiplén. Las cogorzas que se pillaron algunas y algunos
de los asistentes fueron memorables. Yo estuve discretito por la simple razón
de que no me gusta el jeringazo ese de ginebra que supone el dry-martini. Mas
ello no me impidió pensar que mi amigo Alberto había sido el único que había
acertado de pleno en el homenaje a Don Luis, y hasta imaginé que le habría
gustado ver como se le recordaba de tan alcohólica manera. Buñuel adoraba el
vino, los aperitivos y el tabaco. Entonces se podía fumar en cualquier recinto,
y la severa habitación del Ateneo devino en cuartucho en el que se gritaban
tonterías y el humo “cegaba los ojos”.
CALANDA
La primera vez que fui a
Calanda fue en el año 1967, justamente a mi recién estrenada veintena. Hice el
viaje en un 600 de segunda mano, acompañado de dos cinéfilos zaragozanos y guiados
por el mito Buñuel. Hacía un frío que pelaba y llegamos 15 minutos antes de la
llamada “rompida” que se produce todos los viernes santos justo al mediodía.
Aparcamos donde nos dio la gana e íbamos descendiendo por calles más bien feúchas
en dirección a la Plaza
en la que se ubica la Iglesia
y, asimismo, la casa en la que nació el genio. No veíamos a nadie portando
tambor o bombo y escaso personal. Pero una vez llegados a la plaza comprobamos
que estaba atiborrada de nativos y nativas con la cabeza descubierta, túnica
morada y con los ansiadísimos
instrumentos de percusión. El reloj de la Iglesia comenzó a dar las doce campanadas y al
finalizar brotó un estruendo bien acompasado que nos dejó estremecidos y
emocionados.
Volví a Calanda el Viernes
Santo al menos en otras diez ocasiones, cada vez con más gente, ya no necesariamente
cinéfila, y en más coches. Yo tanbien, con el paso del tiempo, se me quemó el
600 y me compré un Renault R-8 de un horrible color verde guardia civil.
Recuerdo las dos matrículas, la del 600 Z-63.765, la del R-8 Z-6008 B. No me acuerdo la del último
automóvil que tuve hasta hace como un año, era un Citröen Xantia. Ahoya ya no
quiero ni tengo coche alguno. Soy muy mayor y mis facultades visuales y de
tacto se han visto notablemente mermadas por los venenos recibidos durante tres
años.
Por fin., y en una ocasión
en que fui otra vez con solo mi amigo cinéfilo, obtuve la recompensa que
aguardaba cada año. Fue en 1970 y a eso de las 22 horas.. Buñuel apareciose en
carne mortal en el balcón de su casa. Un enorme grupo de paisanos se
apretujaron a su vera y tocaron con todo la furia de que eran capaces. Don
Luis, con una mano se palpaba el oído y con la otra les hacía visibles gestos
de ¡¡mas fuerte, más fuerte¡¡. Junto a los calandinos y calandinas se personó
tanbien la Corte
del Genio: Fernando Rey, Carlos Saura, Geraldine Chaplin, Francisco Rabal y
¡¡Silvia Pinal!!. Provistos de los correspondientes tambores podían rivalizar
en a ver cual de ellos hacía más el ridículo. Con progresiva invasión turística
Calanda, como Hijar o Alcaniz, se ha convertido en inaccesible. Tanto que para
los que celebran su Fiesta (que tiene algo de pagana y algo de cristiana y nada
de piadosa) prácticamente nos hay lugar suficiente ante la avalancha de
visitantes. Así que desde hace ya más de dos décadas, totalmente
desaconsejable. Yo nunca toqué ni el tambor ni el bombo ni mis manos se
mancharon de sangre. No soy masoquista.
EL INCIDENTE DE CALANDA
Antonio Maenza era un joven
amigo algo mayor que yo (muy poco) que amaba el cine y quiso hacer películas.
Lo logró y filmó su larguísima “El lobby contra el cordero” en la que trabajaba
como actriz mi novia de entonces. Algo queda de ella pero no todo y, creo, que
entre otras cosas, se ha perdido buena parte del sonido. Maenza era muy buena
persona con momentos delirantes. En una ocasión me dijo con total seriedad:
“que tal Luis si nos fabricamos un cohete de esos que hacen los americanos y
nos vamos a la Luna
con Pasolini”. Se creía fichadísimo por la policía y en una ocasión –
justamente a una hora en que yo no estaba ni Buñuel tampoco – comenzó a gritar
entre el estruendo. “¡¡Buñuel, tu que eres rojo, líbrame de las garras
fascistas¡¡. Nadie, que a mi me contaran, le hizo caso. Poco tiempo después y
sin motivo aparente alguno se suicidó. Juan Luis Buñuel, jovencísimo, filmó un
magnífico documental sobre los tambores de Calanda. Ahí debió terminar su
carrera cinematográfica.
SILVIA PINAL Y PEPÍN BELLO
A Silvia Pinal la conocí en
el Festival de Cine de Huesca y luego, otra vez, en Zaragoza. La señora estaba
ya algo mayorcita pero todavía de muy buen ver. Cruzaba las pernas, con medias
negras con costura. Y todavía dejaba traslucir encantos preñados de erotismo.
Iba muy maquillada y con escote (en Zaragoza) pronunciado que permitía entrever
aquellos generosos senos exhibidos en “Simón del desierto”. No dijo ni una
palabra de Alatriste pero, como era de
esperar, se deshizo en elogios de Buñuel y, que originalidad, afirmó que
“Viridiana” era la mejor película que había visto en su vida.
Pepín Bello vivía en Huesca
y cuando charle con él estaba muy gordo pero se le veía feliz. Se encargo de
informarme, como si yo no lo supiera, que no había dado golpe en su vida y que
vivía y era entrevistado regularmente por su vieja amistad con el trío
Lorca-Dalí- Buñuel, de los que dijo que
eran unos tíos estupendos, Buñuel un poco bruto y Alberti un perfecto cerdo.
Reivindicó como su máxima aportación a la Residencia de Estudiantes en general y al dúo
Buñuel-Dalí en particular, la “estética del carnuzo”. Nombre que él otorgó a
los burros muertos y semidescompuestos que Buñuel le enseñaba en las cercanías
de Calanda. Dado que salen en “Un chien andalou” pensaba que su nombre debía
figurar en los títulos de crédito.
BUÑUEL Y CARLOS SAURA
A Buñuel, que trabajó como
actor haciendo de verdugo en “Llanto por un bandido”, le gustaban “La caza” y
“La prima Angélica”. Carlos Saura, que es de Huesca, se autoproclamó discípulo
de don Luis e hizo que en la mediocre “Pepperment frappé” salieran secuencias
de los tambores de Calanda intentando, en vano, hacer una especie de sucedáneo
de “El”, en la que el protagonista era un dentista de Cuenca interpretado por
un hierático José Luis López Vázquez. Muchos años después, Saura – cuyas
restantes películas nada tuvieron que ver con Buñuel – perpetro la espantosa “Buñuel
y la mesa del rey Salomón”. Estuve en el preestreno, celebrado en el cine
Palafox de Zaragoza, en cuyas escalinatas éramos recibidos por una cuadrilla de
lugareños de Calanda tocando el tambor y el bombo. Saura llevó a cabo un film
terrible que a mi me recordó al peor “Indiana Jones” y nada a “Nazarín” o
“Archibaldo de la Cruz”. Ahora, con 80 cumplidos, Saura sigue declarándose
discípulo de Buñuel. Lo que me lleva a pensar que lo dice porque queda bien. Todo
antes que sospechar que el cineasta oscense jamás se enteró de que iban las
películas del turolense.
BUÑUEL Y ZARAGOZA Y YO
En Zaragoza Buñuel es muy
poco apreciado por la gran mayoría, exceptuando a los cinéfilos. Se prefiere con mucho a Almodóvar
y de Buñuel suele decirse que o estaba loco o era un pervertido. En 1969, el
año en que vi al maestro en Calanda, yo
hacía crítica cinematográfica en una emisora de radio de Zaragoza. Nos
enteramos de que el interfecto se alojaba en el Gran Hotel y, con gran
amabilidad, el director me dijo que si me atrevía a intentar hacerle una
entrevista. Yo le respondí que Buñuel odiaba las entrevistas, pero me lancé.
Acompañado de un técnico de la radio con micrófono etc, entre al vestíbulo del
hotel y casi me dí de bruces con el genio que, a la sazón, estaba hablando con
un cura al que llamaba Padre Fulgencio. Me vio, hizo un gesto evidente de que
no se le molestará aunque sin descortesía alguna y solo me atreví a balbucir:
“Don Luis, que tal por Zaragoza”, Buñuel sonriendo respondió “horrible, Zaragoza
es una ciudad feísima, no se ofenda y que tenga usted un buen día”. Fuime y no
hubo nada.
Hasta siempre, San Luis de
Calanda y Aragón
Luis Betran
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ResponderEliminarGracias a ti por el comentario Alekhine64. Precisamente con este "buñueloni" termino el dossier sobre el "santo de Calanda". Los cuatro anteriores eran más sesudos. Por cierto, no es por nada pero tu pseudónimo me suena más al ajedrez que al cine. Y me viene a la cabeza una pregunta sobre ajedrez: ¿el Shirov ese es español o ruso?. Recordad que este blog no es exclusivamente cinematográfico. De momento solo tengo claro que es un hijo de Shirov, claro está.
ResponderEliminarCordialísimos saludos.
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ResponderEliminarMe parece que acerté con lo de su pseudónimo. ¡¡Vaya lección magistral de ajedrez que me ha impartido!!. Aunque me parece observar cierta antipatía por su parte hacia Kasparov. Y ahora mi pregunta es aún más obvia: ¿cual es la película con ajedrez dentro que usted considera la mejor?. Le espero amigo y otra vez gracias por el comentario. Cordialísimos saludos.
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ResponderEliminarImpresionante. Conste que he visto las cuatro, pero de la que guardo mejor recuerdo es, sin duda, "Juego de reyes". Tambien "La diagonale du fou" en su día, me pareció notable. Y alguna habrá, digo yo, sobre el esquizofrénico Bobby Fischer. Saludísimos.
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ResponderEliminarInteligentes son las reseñas contenidas en este blog.
ResponderEliminarMe ha gustado especialmente la crónica dedicada a los Cines Buñuel.
Luis, sin rendirte a un fácil sentimentalismo, has revivido una todavía reciente época de la historia de los cines de nuestra ciudad.
¡Enhorabuena!