Hoy se cumplen 25 años de la muerte de Luis Buñuel y este año 110 de su nacimiento. Tambien llega a Zaragoza la exposición "Un perro andaluz más de 80 años despues". Van a ser muchos los festejos, homenajes y demás parafernalia en honor del que fue no ya un inmenso cineasta sino uno de los artistas que más identificaron al siglo XX. No creo que a don Luis le hubiera gustado tanta alharaca, él que era un hombre más bien solitario (aunque con amigos tan significados como Julio Alejandro, Luis Alcoriza, Jean-Claude Carriére, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Max Aub, Carlos Saura, Fernando Rey, Francisco Rabal, ....). Ingmar Bergman consideraba que la mejor película que había visto era "El ángel exterminador" (1962). Buñuel le correspondía otorgando tal distinción a "Persona"(1966). Ni el uno ni el otro jamás fueron a recoger los Oscars que les fueron concedidos (1). No les agradaba exhibirse. El uno en su isla de Färo, el otro en su casa de México D.F. No puedo evitar, aunque sea un breve texto, y no el que merece uno de mis 5 o 10 cineastas de cabecera , en memoria de tan enorme personalidad del Cine, del Arte y de la Cultura. El que fuera aragonés, para mí es cosa secundaria. Al fin y al cabo, con su inigualable sorna, el gigante de Calanda dice en su libro"Mon dernier soupir" (Mi último suspiro): " en mi tierra solo aspiro a que me consideren uno de los buenos directores de cine de Aragón".
EL OJO Y LA NAVAJA DE BUÑUEL
Cecil B. De Mille, paradigma del cine-espectáculo bíblico, lujurioso y naïf al californiano modo, decía que una película debía empezar con un terremoto y luego incrementar el crescendo hasta su desenlace. Ningún cineasta, y ahora nos situamos en el más estricto cine de autor, ha irrumpido en las salas oscuras de forma tan violenta como Don Luis Buñuel de Calanda y de Aragón. El ojo rasgado por la navaja de “Un perro andaluz” (1928) provocó un impacto emocional, subversivo y transgresor que sirvió de icono a las vanguardias del siglo XX. Al mismo nivel que el trazo libre de “Las señoritas de Aviñón” de Picasso, las disonancias de “La consagración de la primavera” de Stravinsky o el monólogo interior sin signos de puntuación de Molly Bloom en el “Ulises” de Joyce.
Trás estos contundentes puñetazos a la tradición decimonónica, el siglo XX configura su propia identidad cultural de la que Buñuel será consumado factótum - y ejemplo de fidelidad a si mismo hasta el final de su carrera -, en tanto que adalid supremo del surrealismo como credo estético y revolucionario.
La importancia de Buñuel en la alta cultura del siglo consumado es de tal calibre que excede el hecho incontrovertible de haber sido uno de los cinco o diez mayores realizadores que en el cine han sido. En efecto, cuando la figura de otros surrealistas - incluyendo al mismísimo gurú André Breton – aparecen hoy borrosas por la pátina del tiempo, olvidadas o convertidas a veces en caricatura de si mismos – Dalí, obviamente –, la estatura artística del León de Calanda (como le llamaban en su juvenil tránsito por el boxeo) no hace sino crecer y crecer, hasta el punto de abrumar y situarse en el Olimpo de aquellos artistas que, desde hace años y mucho antes de su muerte física, moran más allá del bien y del mal..
No siempre fue así, y el terrible y genial turolense conoció las servidumbres, la humillación, el trabajo a destajo en ínfimas producciones mexicanas del más bajo presupuesto. Fueron sus años de galera de los que emergió , no podía ser de otra manera, con la patada a los bajos del espectador burgués en “Los olvidados” (1949) - junto a la felizmente recuperada en su cuasitotalidad "Metrópolis" (Fritz Lang, 1924) - hace años declarada Patrimonio de la Humanidad . Y desde entonces, aún con inevitables altibajos de calidad, Buñuel fue elevándose a los cielos como el santo ateo más original y trascendente. Redundancia citar los hitos de esta vertiginosa ascensión: “Susana” (1950), “Subida al cielo” (1951), “Ensayo de un crimen” (1955), “El”(1952), “Nazarín” (1958), “Viridiana” (1961), “El angel exterminador” (1962, ¿el propio don Luis?), “Simón del desierto” (1965), “Belle de jour” (1966), “La vía láctea” (La voie lactée, 1969), “Tristana” (1970), “El discreto encanto de la burguesía” (La charme discret de la bourgeoisie, 1972), “El fantasma de la libertad” (Le fantôme de la liberté, 1974)…..Películas mexicanas, españolas y francesas (2). Da igual. A Buñuel le gustaba trabajar con holgados monederos tras pasadas penurias; más el ojo segado por el acero siguió inmutable hasta que la decrepitud física le obligó a alejarse del medio en el que había encontrado su ideal estético. Pena del extraordinario y lúcido proyecto de “Agón”.
Acunado por el estruendo de los tambores de Calanda, educado por los cultivados jesuitas (él se burlaba de los hermanos maristas, menos de sus mentores religiosos), fascinado por la liturgia , la ortodoxia y la heterodoxia cristiana, fiel a una postura ética de izquierda rigurosa que jamás abandonó, compañero de juergas y explosiones creativas en la Residencia de Estudiantes, contertulio de una vasta intelectualidad madrileña primero y parisina despues, amante de Galdós y del marques de Sade, deslumbrado por los insectos y las armas de fuego, enemigo de dogmatismos y terrorismos de toda laya…..Imprescindible Buñuel, adorable Buñuel, indivudualista feroz, Buñuel de los desamparados, Buñuel contra los analfabetos funcionales, contra los enemigos del alma, contra la tecnología y la deshumanizada ciencia. Radical y antiguo sin dejar de ser más moderno que nadie. 110 años de Buñuel, más de veinticinco (27) sin Buñuel. ¿Es eso cierto?. Todo artista revolucionario, si no es flor de un día, de una pasajera y evanescente moda, si es verdaderamente revolucionario (la verdad es siempre revolucionaria porque es verdad, Marx dixit) deviene inevitablemente un clásico. Y un clásico no sabe ni de espacios ni de tiempos. San Luis Buñuel de los Ateos. De ahí su inmortalidad. La del espíritu libre. Bebamos un enésimo Dry Martini a su salud.
Luis Betran Colás
1) Buñuel consiguió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1972 con "El discreto encanto de la burguesía". No fue a recogerlo, pero comió y fue homenajeado en Hollywood por George Cukor, Billy Wilder, William Wyler, George Stevens, Alfred Hitchcock, John Ford, Robert Mulligan, Robert Wise, Rouben Mamoulian.........A Bergman le fue otorgado idéntico galardon en 3 ocasiones: 1956 "Fresas salvajes" (Smultronstället), 1959 "El manantial de la doncella" (Jungfrukällan), 1961 "Como en un espejo" (Sasom i en spegel) amén de los 4 oscars atrubuídos en 1982 a "Fanny y Alexander" (Fanny och Alexander).
2) Señalo las películas que más me gustan. Las subrayadas en negrita las considero absolutas obras maestras.
Y, por supuesto, que pronto tendremos en Vergerus más buñueladas.
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