LAS PELÍCULAS DEL
GRAN FINLANDÉS
HAMLET SE VA EN VIAJE DE NEGOCIOS (1987)
De nuevo Kaurismaki en una distopía que no es tal. Es
asombroso cómo el gran cineasta finlandés puede despachar el "Hamlet"
de Shakespeare en menos de hora y media, llevarlo a su terreno, atacar al
capitalismo, mezclar en la banda sonora a Shostakovich y el más agresivo rock,
resolver de forma genial el suicidio de Ofelia, traer a escena al fantasma del
papi de Hamlet - que en el film se llama Hamlet - y le informa a su gordezuelo
y feo retoño por teléfono de la manera en que se lo cargaron su esposa (mamá de
Hamlet) y...
Pero el problema radica en que Hamlet solo hereda el 51% de
las acciones de la fábrica de patitos de plástico del progenitor apiolado. El
Hamlet kaurismakiano tomará, no obstante, cumplida venganza, a tiro limpio o
bien sirviéndose de una curiosa arma: una radio antigua muy adecuada para
empotrarla en la cabeza de un mafioso. Porque en esta película también se habla
de la mafia y todos son gánsteres salvo la infeliz Ofelia. Otra Vez Kaurismaki
recurre al film noir y, naturalmente, en explosivo blanco y negro y con su
troupe habitual de intérpretes.
Este universo que nos resulta tan cercano y en el que
parece que lo único que importa es el vil metal, logra no traicionar a
Shakespeare y ser fiel a su poética mutando la metafísica por la rapiña. Tan
ingeniosa como "La vida de Bohemia", tan bressoniana como
"Crimen y castigo", tan seca como "Las manos sucias" (pieza
teatral de Jean-Paul Sartre), tan cómica como trágica, este "Hamlet"
que es Hamlet aunque no lo parezca es otro logro absoluto de este fascinante
director al que no toda la crítica la he hecho la justicia que merece. Y es que
a nuestro hombre le importa un pimiento el cine del "nuevo Hollywood"
y el de los "herederos" de la "nouvelle vague" que ni fue
nueva ni fue ola. Y eso no lo perdona "Cahiers du cinéma" y las
revistas clónicas españolas.
ARIEL (1988)
Inmediatamente después de Sombras en el Paraíso, Aki
Kaurismaki volvió a adaptar un texto clásico (como lo había hecho con su debut
de 1983, Crimen y Castigo), trayendo un tinte noir a Shakespeare con su sátira
en blanco y negro del crimen corporativo: Hamlet se va en viaje de negocios
(1987). Para su próximo proyecto, sin embargo, el director anunció que haría
una secuela a "Sombras en el paraíso", que había sido un éxito,
ganando el premio Jussi (el equivalente finlandés del Oscar) para la mejor
película. Ariel (1988), recuerda "Sombras en el paraíso" en su
caprichosa relación central, su enfoque infalible en la gente que busca una
vida mejor, y su retrato de las medidas desesperadas que toman para escapar de
su aislamiento.
En cierto sentido, el director finlandés se acerca al
neorrealismo clásico. Pero en las manos de Kaurismaki, la búsqueda de un
trabajo seguro que proporciona el drama para "Limpiabotas" y
"Ladrón de bicicletas", las obras maestras de Vittorio De Sica junto
a "Umberto D", se convierte en una comedia breve, divertida, aunque
igualmente compasiva. Al igual que "Sombras en el paraíso", Ariel
comienza con un marco inmóvil en el que los trabajadores marchan, esta vez,
siendo un grupo de mineros del carbón subiendo una escalera. Taisto (Turo
Pajala) acepta algunas palabras finales de sabiduría y el regalo de un Cadillac
convertible usado de su padre y compañero de trabajo, de quien luego se separa
y deja su Laponia para viajar a Helsinki, con la vaga esperanza de algo mejor.
La suerte la tendrá de otra manera, sin embargo, y Taisto se encuentrará como
un pequeño pez en un gran estanque fangoso.
No obstante, Kaurismaki le da a Taisto una gracia
salvadora, una relación amorosa: la madre soltera divorciada Irmeli (Susanna
Haavisto). Taisto e Irmeli se encuentran en los extremos opuestos del espectro
del empleo: mientras que el primero no puede mantener un trabajo, ella está
viviendo de una serie hilarante e infinita de ellos, desde la limpieza del
metro a la ama de llaves o a la guardia de un banco. El propio Kaurismäki
proviene de una familia obrera y tiene su propia lista cómicamente larga de
oficios de su juventud - cuarenta en total asegura, entre ellos el encargado
del puerto, el trabajador de mantenimiento y el lavaplatos, sin mencionar su
eventual trabajo como crítico de cine y guionista - haciendo de los asuntos
difíciles de Taisto e Irmeli, un relato con tintes autobiográficos.
Al igual que en "Sombras en el paraíso",
Kaurismäki dirige "Ariel" con una mezcla de austeridad y calidez que
otorga una potencia y una franqueza casi increíbles, a pesar de la reticencia
emocional de sus personajes. Cuando "Ariel" toma un giro a la
izquierda en territorio noir, la película nunca se rompe: un sudor manteniendo
su encanto inmóvil incluso en medio de las muertes por disparos y fugas de la
prisión. La elegante combinación de idiosincrasia visual de la película (una
imagen tardía de la tapa del convertible que se cierra lentamente sobre un
cadáver es a la vez humorística y desgarradora) y los tropos narrativos fiables
ayudaron a que sea un gran avance para su director. Ganó los premios del
festival y de la crítica en Moscú y los Estados Unidos. "Ariel" probó
la sensibilidad pop sorprendentemente traducible de Kaurismaki. Su banda sonora
de los estándares americanos ("Over the Rainbow" en finlandés) y la
música indígena (tango finlandés) es exótica y familiar, al igual que su
historia de la lucha humana. Otra obra maestra de este grandísimo cineasta.
Luis Betrán
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