jueves, 4 de junio de 2015

EL PASO DEL TIEMPO DEL CINE SOCIAL DEL FRANQUISMO



A PROPÓSITO DE SURCOS
  


 “Surcos” a mi me parece un excelente film. Ahora bien, Nieves Conde puede dar lugar a un equívoco: creer que estamos en presencia de un cine social. Es evidente que aporta una temática y unos personajes ausentes de nuestras pantallas hasta entonces: una familia de campesinos que abandona sus tierras para establecerse en Madrid. Los personajes y las situaciones me los creo en el Madrid de 1951, pero lo que me invalida la obra en cuanto crítica social es la presentación de los motivos y la solución final. Para Nieves Conde los campesinos, felices en su pueblo, abandonan la tierra seducidos por el brillo de la gran capital….., y el desenlace propone la vuelta al campo donde aguarda la dicha recogiendo idílicamente las cosechas. Presentar el mercado negro como una encarnación casi del mal bíblico, silenciando las causas que lo han provocado, no puede ser ignorancia sino un propósito deliberado de falsear otra realidad de la que se nos ofrecen algunos efectos pero nunca las causas. Nada que ver con “Rocco” en la que el ideario marxista de Visconti arremete contra la caridad cristiana. La causa de las desdichas de la familia Parondi en Milán no procede de la ciudad sino del propio Rocco, un santo cristiano, un masoquista que siempre pone la otra mejilla causando con su actitud un sinfín de calamidades en la familia. Rocco repite varias veces en dialecto calabrés “turneró al meu paese”, cuando sabemos que los Parondi han emigrado al Norte porque no podían ni vivir ni comer en el Sur. Será su hermano Ciro el único que, lúcidamente, entienda su futuro al convertirse en obrero de la Alfa Romeo. Para colmo de ironía el que recibe las bofetadas se gana muy bien la vida….repartiéndolas en un ring de boxeo. Visconti confesó que sus fuentes de inspiración habían sido “José y sus hermanos” de Thomas Mann y “El idiota” de Dostoievsky. A buen entendedor…….

 SOBRE “ESA PAREJA FELIZ”

 


 Aquí Bardem y Berlanga narran la historia de un modesto matrimonio apolítico que se refugia en la evasión  y la ilusión en la lotería o en los concursos publicitarios (naturalmente “Antoine et Antoinette” de Becker). Y Elvira Quintillá  gana un premio. Durante un día ella y su marido – un sublime Fernán Gómez – serán “la pareja feliz”. La película, que me ahorro el contar más porque os la sabéis todos, de escaso presupuesto demuestra que sus autores están empachados de teorías cinematográficas poco conciliables. Es una síntesis de las películas que les han gustado a ambos: estadounidenses en el caso de Berlanga, italianas en el de Bardem. O sea, un cocktail que funciona a medias, pero en modo alguno desdeñable y que deviene un testimonio de una determinada clase social  en una circunstancia real y concreta por los espectadores españoles. Bardem debutaría en solitario con la excelente “Cómicos”.
 

SOBRE BARDEM Y BERLANGA



“Bienvenido mr. Marshall” es estupenda – la considero tras “El verdugo” la mejor de Berlanga-. La sencilla técnica narrativa es perfectamente adecuada al tema; tan solo le reprocharía el excesivo empleo de la voz en off de Fernando Rey que reitera lo que estamos viendo. “Muerte de un ciclista” se rueda el mismo año (1955) de las Conversaciones de Salamanca. Se ha hablado mucho de excesivas analogías con “Cronaca d’un amore” (1950) de Antonioni. Para mi no hay tales.. El italiano procede a atacar la burguesía desde dentro del sistema, el español formula su crítica desde el exterior de aquel. Si es discutible el aspecto formal aplicado en esta ocasión por Bardem que pretende, sin duda, imitar a Antonioni, cuando lo propio hubiese sido  acudir a los neorrealistas de la línea dura., al estilo crónica o semidocumental. Pero fue un film importante, aunque a veces siempre he tenido la sensación de que la forma cinematográfica adoptada por Bardem – la misma de “Cómicos” – puede desviar la atención del relato hacia el lenguaje empleado. Pienso en “Roma ora 11” de G. De Santis, como ejemplo.



 “Calle mayor” es una obra maestra con la que Bardem logra dar cima a una excepcional película sobre la pequeña burguesía castellana, una clase social que aún no ha tomado conciencia de su papel político y que en lugar de enfrentarse a tradiciones arcaicas se deja absorber y anular por ellas. “Calle mayor” (una traslación a la España franquista del felliniano “I vitelloni”) es perfectamente representativa de una determinada mentalidad que acaso todavía hoy impere en algunas capitales de provincia. De hecho, un amigo mío cinéfilo empedernido de Logroño (donde se rodó parte importante de la película) siempre que le veo me dice que esa ciudad sigue siendo “Calle mayor”. Berlanga en “Calabuch” revela un excelente oficio y una gran sensibilidad, pero en el fondo puede suponer una notable decepción al quedar como una comedia típicamente americana “new deal” y el film oscila entre la comedia de evasión y la fábula moral. “Los jueves milagro” está lastrada por las supresiones de la censura y la imposición de la aparición del auténtico San Dimas y, sin embargo, hasta dicho “milagro”, existe antes mayor mordacidad que en “Calabuch” e incluso que en ”Bienvenido mr. Marshall”. No se olvide que en ese segmento no adulterado Berlanga expone la manipulación de que es objeto una colectividad en beneficio de una clase dirigente.




Bardem habrá representado un empeño ideológico a lo Visconti (ambos eran militantes comunistas) y narrativamente a lo Antonioni.  Berlanga ha seguido en su línea ideológica y técnica la pauta del cine liberal USA. Pero en el cineasta valenciano se apreciará una radical variación al trocar la fuente de su inspiración; en lugar de aclimatar una amable civilización propia de la comedia americana, sus películas se vuelven duras, despiadadas, al emparentar con una herencia cultural netamente hispánica: el esperpento.  No obstante el intento de renovación no se logra por completo en “Plácido” por la coralidad que preside la obra y que lleva a que los múltiples personajes no siempre queden bien delineados en su individualidad. La colaboración con Rafael Azcona si que se manifiesta en toda su truculencia y acritud en la memorable “El verdugo” en la que los tres personajes principales – Manfredi, Penella, Isbert – están tan bien definidos como interpretados. Estamos ante otra obra maestra.




Inútil referirme a lo que vino después en uno y otro. Únicamente Bardem en “Nunca pasa nada” consiguió un film ciertamente estimable que fue un enorme fracaso comercial y recuerdo que, acaso injustamente, muchos lo denominamos “calle menor”. La democracia les sentó fatal a ambos – puede salvarse con buena voluntad “La escopeta nacional” de Berlanga -, y es que, justo es reconocer, que el mejor cine español se hizo durante el franquismo. Y no estuvieron solos Bardem, Berlanga o el Saura de “La caza” o “La prima Angélica” y el Picazo de “La tía Tula”,  o el Fernán Gómez de “El extraño viaje” y “El mundo sigue”. Ideológicamente si, cinematográficamente no.

Luis Betrán

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