IN MEMORIAM: ALAIN RESNAIS
(1922-2014)
Alain Resnais colaboró
regularmente con guionistas diversos y escritores consagrados: sin embargo, su
obsesión por los temas del tiempo y la memoria, su personalísimo estilo, el no
renunciar nunca a ser un cineasta experimental, han terminado por dotar de
unidad y coherencia al número de películas por él dirigidas. Nunca tuvo nada
que ver con la “nouvelle vague” – a pesar de los repetidos intentos de
asociarle a tan publicitado “movimiento” – y él, con su minimalista sentido del
humor, se desmarcaba firmando sus obras :
realisation: Alain Resnas. Jamás “mise en scéne” de….Hubo dos etapas bien
acentuadas en su filmografía: la “seria” y la “frívola”. Conjuntadas ambas,
Alain Resnais permanece como uno de los cuatro o cinco más importantes
cineastas franceses de la historia. Quizá tras Robert Bresson (únicamente) y a
nivel igual o superior que Renoir, Duvivier, Guitry, Pagnol, Rohmer, Chabrol,
Becker……
Existen pocos maestros del
cine moderno cuya obra se vea más fuertemente marcada por la paradoja que Alain
Resnais. A pesar de ser creador de un mundo cinematográfico específicamente
suyo, Resnais se niega a seguir la tendencia predominante en el cine
contemporáneo. Sobre todo en el llamado “artístico”, y a considerarse como el
único autor de sus películas. Hablar del cine de Alain Resnais equivale a
correr el riesgo de la simplificación, ya que cada una de sus obras lleva la
impronta de un colaborador diferente: guionistas (muchas veces con obras
literarias enjundiosas a sus espaldas), compositores, actores, actrices…Así, aunque
el nombre de Resnais va indisolublemente ligado a la vanguardia cinematográfica
y se le considera como un cineasta distanciado e intelectual, su forma de
enfocar el cine no deja de lado que él ama por igual la alta cultura que la
cultura popular, y sus elaborados métodos de trabajo parecen exigir, a veces,
medios notables de producción. Poeta de la tristeza y la alegría, del amor y el
dolor. Alain Resnais je t’aime, je t’aime.
Alain Resnais nació en
Vannes, Bretaña, en 1922, y pertenece por tanto a esa destacada generación de
cineastas que tanto contribuyeron a conformar el cine europeo de los 60 y 70.
De hecho, cierta crítica llamada “canónica” le considera uno de los tres
grandes popes de la “modernidad”, junto a Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni.
Pas, Jean-Luc Godard. (á mon avis)
Resnais versus Godard. Lo insoslayable y lo prescindible. Su carrera debe juzgarse
en relación con la obra de estos cineastas – añadamos a Pasolini, Tarkowski, el
postrer Buñuel francés, o el asimismo
fallecido hace muy poco tiempo Miklós Jancsó, o al mejor Losey británico,
y…..avanzando leguas en el tiempo a Theo Angelopoulos, Bela Tarr, Aleksandr
Sokurov, Terence Davies, los Dardenne….- e, insisto, no con la de los
directores franceses de la “nouvelle vague”. Aunque empezó a dirigir
largometrajes, más o menos al mismo tiempo que Godard, Chabrol, Truffaut,
Rohmer, Rivette, Rozier…, Resnais tenía diez años más que ellos y las
influencias sobre su vida y su obra tenían unos orígenes y unas características
completamente distintas.
Hijo único de un
farmacéutico de provincias, Resnais sufrió durante la infancia de una salud
delicada y empezó a leer desde muy pequeño las obras que resultaban lógicamente
atractivas para un muchacho asmático dotado de gran inteligencia y sensibilidad.
El mismo lo ha contado, no sin ironizar “sur lui même”. Las novelas de Aldous
Huxley, Marcel Proust, Katherine Mansfield…..De su madre, que se encargó de su
educación, heredó una enorme afición por la música clásica, revelada con
frecuencia en la elección de partituras para sus películas.
Pero, al mismo tiempo, también nació un amor por los “tebeos” (Mandrake, Dick
Tracy…), y la afición por la literatura popular, ejemplificada en los
folletones sobre Fantomas. Resnais estudió interpretación, comenzó un curso de
realización cinematográfica en la escuela de cine francesa más importante
(IDHEC), y trabajó profesionalmente como montador. Mientras dudaba de la línea
a seguir, disfrutaba como cineasta amateur, rodando en súper 8 cuando era
adolescente y en 16 mm. algún tiempo después. Sus primeras obras en estos
formatos se han perdido, pero según cuenta parece ser que esas primitivas
películas poseían un tono fuertemente personal y una cierta cualidad
improvisada, completamente ausentes en sus trabajos posteriores de carácter ya
más profesional.
En 1948, se le encargó la
realización en 35 mm. de un documental sobre Van Gogh. A
continuación rodó otro sobre Gauguin (1950) y un análisis magistral del Guernica de
Picasso (1950). En estos primeros documentales clarifica su forma de entender
el tema, y es que durante ese período tenía ya ideas y planes para futuras
películas de ficción: pero de hecho los ocho años siguientes los pasó
íntegramente dedicado al cine documental. Junto con Georges Franju, se convirtió
en la primera figura del documentalismo francés. Los cinco cortos realizados
por Resnais entre 1950 y 1958 abordaron temas completamente distintos: la
colonización y el arte indígena en “Les statues meurent aussi” (1953), la
Biblioteca Nacional Francesa en “Toute la memoire du monde” (1957), la
seguridad en el trabajo en “Le mystére de l’Atelier 15” (1957, desconocido para
mí), el proceso de fabricación de los
plásticos en “Le chant du Styréne” (1958). Pude verlos por primera vez en el
Instituto Francés de Zaragoza.
Son excelentes, aunque su primera obra maestra
no sea otra que “Nuit et brouillard” (1955), impresionante película llena de
inteligencia y grado de compromiso que todavía sigue siendo – junto a la
monumental “Shoah” de Claude Lanzmann – el más sobrecogedor testimonio del
genocidio perpetrado por los nazis contra el pueblo judío. Añadir que, por
ejemplo, Paul Eluard aparece como guionista en “Guernica” y Raymond Queneau en
“Le chant du Styrène”. Alain Resnais se presenta ya como un hombre de izquierdas
– aunque jamás militase en partido político alguno, pese a su amistad con Jorge
Semprún – “de verdad”. No de mentirijillas “a lo Godard”.
Luis Betrán
Este texto ha consultado el
libro “Viaje al centro de un demiurgo”, de Nuria Bou y entrevistas diversas a
Resnais en la revista francesa “Positif”.
Especialmente dedicado a los amigos Eduardo González y Emilio Lacambra.
Especialmente dedicado a los amigos Eduardo González y Emilio Lacambra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario