miércoles, 15 de junio de 2011

Memorias de 1967 hasta 1977 .- La década prodigiosa (I)




PROLOGO


Este va a ser un texto muy especial que dividiré en varios apartados. lo que conlleva que su longitud total excederá, cuando se lea., a  "Satantango" (Bela Tarr, 1984), "West on the tracks" (Wang Bing, 2003), "Dead in the land of Encantos" (Lav Diaz, 2007) o "Shoah"(Claude Lanzman 1985),  por citar tan solo cuatro películas de duración inclemente. Y es que va a incluir cine.......y memoria histórica tal y como he venido anunciando. Vamos que voy a escribir una novela o un conjuntos de  relatos del pasado reciente que acaso ayuden a alguien - lo dudo - a entender el presente tan poco halagüeño en el que sobrevivimos en 2011. Y el futuro negrísimo que nos aguarda sin que tengamos certeza por cuanto tiempo. En 1967 cumplí veinte años y pronto celebraré - si mis enemigos interiores y exteriores lo permiten - 65 primaveras o más bien otoños y si me pongo realista inviernos siberianos. Confieso, como Neruda, que he vivido y que he disfrutado más que padecido. Desafortunada y pedante comparación muy propia de mi nada modesta personalidad. Siempre hay que reirse de uno mismo, pienso. He sido testigo de escasísima importancia en una parcela histórica, cultural y política de Zaragoza durante casi 45 años. La ciudad que yo amé y en la que nací ya no existe. Se tomaron progresivamente medidas para, trás la utopía, se cumpliese inexorablemente  lo que escribió un jovencísimo Woody Allen contradiciendo su obra cinematográfica posterior "acabar de una vez por todas con la cultura".






Ni me quedan ilusiones ni creo en nada o en muy poco En algunas personas y en la fuerza revolucionaria de la cultura. No de la información que es sesgada y traicionera. Punto y seguido. Menos que en nada en Dios, Profetas, Papas, Santones, Radicales, Dogmáticos, Pragmáticos. Abomino de la Patria,  los Ejércitos, los Nacionalismos, las Guerras,  las Paces Interesadas, la Pasta gansa que rebase la indispensable para mantener la dignidad,  la Familia,  el Estado, aunque cínicamente me he aprovechado y me aprovecho de sus ralas prestaciones. Lo que seguirá, y no se si concluiré (¡¡Historia!!) porque no estoy nada convencido de que pueda interesar a persona alguna, de cualquier edad, sexo y condición. Me han dicho que si y he prometido metamorfosearme en el más plomizo de los abuelos Cebolleta. Pido perdón anticipadamente y de paso tranquilizo al personal seguidor de vergerus, que ni con el más histórico optimismo marxiano creo que rebase la docena de masoquistas. Y aprovecho para evocar la magia y belleza de dos fallecidos que me ayudaron a engrosar mi parvo conocimiento histórico y mi aún más esforzada que real cultura. Uno de izquierdas y otro de derechas. Una acaba de morir, el otro nos abandonó hace 25 años. Dos personalidades fundamentales del pasado siglo antes las me inclino y les declaro mi amor y mi amistad virtual u onírica: Jorge Semprún y Jorge Luis Borges.







Odio los nacionalismos (y entiendo que deben ser extirpados los que matan sin  posterior mala conciencia), las personas que se creen de una pieza y trascendentales, los radicalismos, fanatismos y dogmatismos de toda laya, los fascismos azules y rojo, las Fallas de Valencia y las Fiestas de San Fermín en las que nunca he estado ni estaré. El cine de superhéroes, la ciencia-ficción, las novelas policíacas, el comic y el rock and roll globalizado. Hugo Chávez , Vladimir Putin, Silvio Berlusconi, Gadafi , los dirigentes chinos, iraniés....la lista sería interminable. La violencia de género, la pedofilia , los maltratadores de niños y ancianos,  el narcotráfico, las abundantísimas mafias, los patriotas que disparan. Me avergúenzan las hambrunas africanas y no me olvido - gracias Forges - de Haití. Creo que el hombre más lúcido de este asandereado país es un dibujante que se cambió el nombre de Ops por el de El Roto. Con leer sus ¿chistes? en el diario más vendido y más hipócrita basta para  enterarse del ¿pan? nuestro de cada día. Creo, ya solo a medias, en la amistad y en que el mundo da muchas vueltas en algunas de las cuales nos iremos definitivamente al carajo. Soy Republicano y me molesta sobremanera la Monarquía. Y creo tener la habilidad poco recomendable de estar en el sitio indebido en el momento más inoportuno.








Vamos a despegar suave, dulcemente. En la grata compañía de las películas. Queda trecho hasta llegar al llanto, la ira y el crujir de dientes.

No me privaré, puesto que los he nombrado, de carcajearme mofarme y regodearme de aquellos que menosprecian  a gentes - ellos son patéticamente mediocres, dan lástima- como Semprún o Borges porque no fueron "perfectos". . El que estuvo "enchufado" en Büchenwald fue afrancesado y ministro engañado de Felipe González. El "señorito" anglófilo que definió la envidia como "cosa de españoles que cuando algo les gusta dicen es envidiable". Añado de baturra cosecha "si la envidia fuera tiña y la tiña sarampión, cuantos tiñosos habría en el reino de Aragón"

Levitaría si se mudasen en carne y hueso los versos de la copla de Atahualpa Yupanqui

Yo tengo tantos amigos
que no los puedo nombrar
y una novia muy querida 
que se llama libertad







Zaragoza se desperezaba lentamente, intuía el final del mal sueño franquista. La Universidad comenzaba a bullir y los estudiantes fascistas ya eran excepción y no regla. Importó poco que el Caudillísimo visitara ese año la ciudad. Ya había pasado la moda del saludo a la romana. Había tres periódicos: Heraldo (como siempre en el sol que todavía  más calentaba), Noticiero (clero) y Amanecer (F.E.T. y J.O.N.S.). Tres emisoras: Radio Zaragoza, Radio Juventud (Falange) y Radio Popular (Acción Católica). Televisión en blanco y negro. Tranvías, muchos tranvías. Cadetes de la Academia General Militar..... Y yo dirigía el cine-club de la Escuela de Turismo que proyectaba las películas en el Colegio de las Franciscanas de Montpellier. Duró hasta que me echo el infame "Pierrot le fou" (1965) de Godard., quién si no. "Mi público" me dejó solo ante el peligro a mitad de la película. Ejercía de crítico cinematográfico en la surrealistamente progre radio de los curas. Era una rata de cine-club y de las Salas de Arte y Ensayo. Vi los siete días seguidos de la semana la película "Ocho y medio" (Otto e mezzo, 1962, Federico Fellini) desterrada al Teatro Argensola. En la Facultad de Ciencias diserté y leí traducidos textos de canciones de los prohibidísimos Leo Ferré, Georges Brassens y Jacques Brel. Recitales/actos políticos de Raimon, Paco Ibañez, Labordeta, Guillermina Mota, Maria del Mar Bonet, Elisa Serna, Joaquín Carbonell, La Bullonera......Frecuentaba un bar que se llamaba Lloret, como el dueño. Y en el que conocería a dos jovenzuelos de largas cabelleras que influirían no poco en mi, por demás, convencido rojerío. Siguen siendo amigos, hermanos míos. La vida no nos ha alejado.






Luis Buñuel, en sus memorias tituladas "Mon dernier soupir", comenta que cuando filmaba en Sevilla la que sería su última película - "Cet obscur objet du desir", 1977 - leyó un graffitti que rezaba "contra Franco vivíamos mejor". El genial y terrible cineasta turolense se quedó algo pasmado pero creyó entender algo. Entrevistado en 1970  por la revista Nuestro Cine, a la pregunta de que le parecía entonces Zaragoza contestó: ¡¡horrible, es una ciudad feísima!!. No le faltaban motivos arquitectónicos para tan rotunda afirmación que a los cinéfilos de la capital del Ebro y la Pilarica nos dejó indiferentes. En 1967 habíamos visto en clandestina sesión del Cine-Club Saracosta (por siempre gracias, Alberto Sánchez) "Viridiana" y eso era lo importante.

La que he llamado, parafraseando a Chabrol, "la década prodigiosa" duró exactamente hasta las primeras elecciones democráticas y pocos, poquitos años más. Antes y despues comi, cené y conspiré repetidas veces en "Casa Emilio". Sin contarlo a nadie. Tempus fugit.

Luis Betrán


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