El caso más claro de falta de
veracidad es cuando El País publicó una noticia informando que Pasqual Maragall
(que fue primero alcalde de Barcelona y presidente de la Generalitat de
Catalunya más tarde) fue abucheado cuando entró en el Pavelló de la Vall
d’Hebron (lleno a rebosar) donde se iba a celebrar un acto de Podemos, con una
presentación por parte de Pablo Iglesias. Los miles de personas que abarrotaban
el recinto fueron testigos de la enorme falta de veracidad de aquella noticia,
pues no solo no fue un abucheo, sino que fue precisamente lo contrario: una
gran ovación a uno de los alcaldes más populares que Barcelona haya tenido,
popularidad incluso más acentuada en los barrios obreros como la Vall d’Hebron.
Pero esta falta de veracidad fue acompañada de un intento de ocultación,
rechazando la publicación de una carta de corrección que escribí al director
del rotativo con la esperanza de que la falsa noticia fuera un error del
periodista (resultado de, puede, no saber distinguir entre abucheo y ovación).
En esta carta no había tampoco insultos ni amenazas (que me desagradan
profundamente, como bien sabe cualquier lector familiarizado con mis escritos),
o ningún tipo de acoso. Pedí que hicieran una corrección, que se negaron a
hacer. Es ahí que pude ver que no era un error sino una grosera manipulación,
indigna de tal rotativo.
La enorme agresividad y manipulación
Esta falta de veracidad va
acompañada de un comportamiento abusivo e insultante que apareció en su
cobertura de los debates que han existido en Podemos y en el momento del
Congreso de Vistalegre II. Las legítimas diferencias entre Pablo Iglesias e
Iñigo Errejón sobre la estrategia política a seguir fueron presentadas como una
mera lucha por el sillón, presentándolas nada menos que como algo parecido a la
lucha entre Stalin y Trostky, que terminó con el asesinato del segundo por
parte del primero. Es imposible, por muy ignorante de la historia que fuera,
que el autor de tal analogía no supiera que esa comparación era abusiva en
extremo, publicada única y exclusivamente con el deseo de crear animosidad
hacia el supuesto asesino potencial, el Sr. Pablo Iglesias. Critiqué dicho
comportamiento agresivo en el articulo “La desinformación y manipulación de los
medios sobre Vistalegre”, artículo presentado por El País como un ejemplo de
acoso a los autores de tales falsedades y manipulaciones, acusándome a mí en
las páginas del rotativo de atacar a la libertad de prensa y al derecho de
información.
Ante tal acusación, escribí una
carta al Director (ver aquí). El País no quiso publicar la carta. En su lugar
publicó tres cartas que apoyaban a El País y añadían más insultos a Podemos.
Cabe entonces preguntarle a dicho diario: ¿quién está violando las normas
básicas de un fórum que dice defender la libertad de prensa? Es El País el que
está violando las más mínimas reglas de conducta profesional, manipulando,
falseando e insultando a aquellos a los que considera sus adversarios. Junto
con un gran número de rotativos, es un instrumento de batalla y propaganda que
carece de vocación y compromiso de respetar y promover la diversidad de
opiniones, esencial en un fórum que aspira a ser portavoz de la libertad de
expresión que sistemáticamente viola. Es obvio que ese rotativo ha dejado de
serlo desde hace ya tiempo, alcanzando niveles extremos bajo la dirección de
Antonio Caño (Ver “El sesgo profundamente derechista de Antonio Caño, el nuevo
director de El País”, Público, 24.02.14, o “La supuesta imparcialidad del
director de El País, Antonio Caño”, El Plural, 11.08.14). Ello explica el temor
que existe entre los políticos e intelectuales de este país, que no se atreven
a enfrentarse al Cuarto Poder (mero instrumento de intereses financieros y
económicos) que, sin ningún reparo, milita y batalla para reducir la diversidad
de opiniones, no solo en sus páginas, sino también en la sociedad, incluyendo a
aquellas fuerzas políticas y voces críticas con el orden establecido por
aquellos poderes fácticos que los poseen y/o influencian. De ahí la importancia
de mostrar tales medios por lo que son. Y aplaudo a los pocos políticos que se
atreven a enfrentárseles denunciando su comportamiento profundamente
antidemocrático.
Sería muy deseable que hubiera en
España asociaciones en defensa de la libertad de prensa que sistemáticamente
presentaran casos claros de manipulaciones, mentiras y errores de los medios,
tal como ocurre en EEUU con Extra o Fair. La muy limitada democracia en España
(incluyendo Catalunya) los necesita como el aire que respiramos.
¿A dónde va ‘El País’?
Creo que es evidente que El País se ha ido
moviendo más y más hacia posturas de derechas, e incluso de ultraderecha,
mostrando comportamientos que hasta entonces habían caracterizado a La Razón o
al ABC, y que en las áreas económicas ha significado un apoyo claro a las
políticas públicas de claro corte neoliberal (reformas laborales y recortes del
gasto público) que han llevado al país a un desastre. Apoyó las medidas
iniciadas en esta dirección por el PSOE, justificándolas como “necesarias
debido a la extrema gravedad de la situación” (13.05.2010). La crisis estaba
afectando al país y al rotativo que llevaba su nombre, de manera que las
acciones de dicha empresa (el grupo PRISA) cayeron un 87% y su deuda llegó a
los 5.000 millones de euros. Las políticas desarrolladas para rellenar este
vacío condujeron a lo que Marina Vallejo Valcárcel ha llamado la
financiarización de El País. El accionariado del diario pasó de ser propiedad
de la familia Polanco (que en 2009 tenía el 71% de todas las acciones), a solo
el 19% en 2010. Grandes bloques financieros pasaron a ser sus propietarios. El
grupo Liberty pasó a poseer más del 50% de las acciones, tal como documenta
Marina Vallejo (en un interesante informe, La deriva ideológica de El País: del
socialismo a Ciudadanos, realizado para la Facultad de Comunicaciones de la
UPF, del cual extraigo la mayoría de os datos que aquí presento). Entre el
nuevo accionariado de PRISA destaca el sultán catarí Ghanim Al Hodaifi Al
Kuwati, que inyectó 75 millones de euros, consiguiendo el 10% de las acciones;
el banco británico HSBC (9,6% de las acciones); el empresario mejicano Roberto
Alcántara (9,3% de las acciones); Caixabank (9%); Banco Santander (4,6%) y
Telefónica (4,5%). Esta financiarización reforzó este enorme sesgo neoliberal
del rotativo, que Marina Vallejo muestra analizando los titulares y fotografías
de las portadas del rotativo. El número de portadas favorables al PP y de
“noticias favorables al PP y al Sr. Rajoy” aumentaron más tarde
significativamente. Este sesgo fue acompañado de una gran hostilidad hacia el
15-M, al cual intentó comparar desde el principio con ETA (sí, leyó bien, nada
menos que con ETA), movilizaciones dirigidas por Bildu. Las noticias sobre el
15-M, con fotografías incluidas, aparecían (¿por casualidad?) al lado de
noticias sobre Bildu y lo que definía como su preocupante ascenso. Ello
ocurrió, como muestra Marina Vallejo, los días 16 y 21 de mayo, mostrando
marchas y manifestaciones del 15-M al lado (y también en portada) de las
manifestaciones de Bildu. Como indica la autora “Este hecho podría dar a
entender que El País quería relacionar el 15-M con extremistas de izquierda o
alteradores de lo público, pues incluso en la portada del 16 de mayo, un breve
pie de foto informa de lo ocurrido, y anuncia principalmente los arrestos y
altercados”.
El cambio lo lideró el director
Cebrián, que se hizo impopular incluso dentro de la plantilla del rotativo por
despedir a 149 trabajadores –un tercio de la plantilla-, a la vez que ingresaba
13 millones de euros (35.600 euros diarios) en 2011, como indicaba la carta del
Comité de Empresa. Cebrián reforzó todavía más el sesgo neoliberal cuando
nombró a Antonio Caño nuevo Director de El País (ver mis artículos sobre Caño),
el cual empezó su hostilidad hacia Podemos, definiéndolo en una entrevista con
Ana Pastor como un partido “antisistema democrático. Sus dirigentes creen en
otro sistema que probablemente no es democrático”, continuando y reforzando así
la línea anti-Podemos que había señalado Cebrián, el cual se refirió a “el no
disimulado escalofrío que recorre a los círuclos dirigentes y a amplios
sectores de las clases acomodadas ante la noticia de que un partido como
Podemos encabeza la lista de los eventualmente más votados en las elecciones
(…)”, definiendo a Podemos como “una expresión populista de las enfermedades
infantiles del socialismo”. Y más tarde, y como parte de la campaña de alertar
del peligro que representaba para la economía española el programa económico de
Podemos, propusieron que el lector se leyera el informe del IBEX-35 para
estimular la economía, que consistía en una serie de medidas neoliberales que
han dañado tanto a las clases populares. No es de extrañar, pues, que Cebrián y
El País se opusieran a cualquier coalición de Pedro Sánchez con Podemos, indicándole
que, si hacían tal pacto, PRISA iniciaría “una guerra contra él”. La guerra
contra Podemos, pues, continúa viva, presentándose El País a la vez como el
gran defensor de la libertad de prensa, dando a todas las opciones políticas la
misma cobertura mediática, informando a la población de una manera equilibrada
sobre todos ellos. A la vez que se autodefine con declaraciones altisonantes,
planea la destrucción de aquellos que considera sus enemigos. Así es El País.
Vicenç Navarro (Diario Público)
Comparto totalmente este artículo
del profesor Navarro, y aún más, lamento que no mencione el nombre de Felipe
González, el mayor traidor a la izquierda que ha conocido éste país en toda su
historia. El sr. Navarro es de Podemos, yo no dado que soy de Izquierda Unida,
aunque votante, por ahora, de Unidos Podemos. Lo relevante es sacarle las
vergüenzas a “El País”, a día de hoy el periódico más repulsivo de Espña. Me
haría muy feliz su desaparición.
Relación de los fascistas que
escriben en “El País”: Juan Luis Cebrián, Antonio Caño, Felñipe González,
Antonio Elorza, Santos Juliá, Fernando Savater, Mario Vargas Llosa, Jevier
Cercas, Javier Marías, Félix de Azúa…y muchos otros en reserva.
Luis Betrán
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