RENÉ CLAIR
El caso René
Clair es digno de estudio. Ensalzado por la crítica tradicional hasta la
categoría de mito, su estimación iba decayendo progresivamente a medida que
dicha crítica era reemplazada por otra más joven que partía de opuestos
presupuestos estéticos. No se trata de una cuestión individual, limitada a la
figura de este cineasta. Cuando se atacó la valía la Clair, es toda una
concepción del cine y aún de la cultura lo que se pone entre paréntesis. El
autor de "El millón" viene a ser el exponente de un cierto
refinamiento, de un juego irónico sobre la realidad, de un populismo que se
hallan en la raíz de la más típica cultura burguesa. La que Francia, y en
especial Paris, han tipificado durante decenas de años y que solo tras el
sufrimiento de dos Guerras Mundiales iba a dejar patente su insuficiencia cara
a una comprensión mínimamente certera del hombre contemporáneo. En este sentido
nada más justo que calificar a Clair de cineasta esencialmente
"francés" y "parisino". Representativo hasta la médula de
un anarquismo sentimental, de una bohemia que rechaza cualquier tipo de
compromiso. Las películas de Clair rezuman sinceridad, sobre todo las
realizadas en su país natal. Creía ciegamente en lo que estaba haciendo. Tal
vez por ello ingresó en 1960 en la Académie Française y fue el primer cineasta
admitido en una institución de este tipo.
René Clair fue un hombre de decorados en estudio, de guion férreamente elaborado (en su opinión más importante que el hecho del rodaje), de actores con formación teatral, de suaves tintas en su contemplación de los conflictos, de "esprit" irrenunciable.....Una concepción clasicista del cine que, importante desde una perspectiva histórica, no fue capaz para los "cahieristas" de ocultar su caducidad. ¿Cuántos de los que contribuyeron a desprestigiarle, cabe preguntarse con inquietud, no motivarán (o ya han motivado) dentro de los años venideros (o en el presente) las mismas agrias líneas que se dedicaron a Clair. o a Carné, o a Duvivier, o a Autant-Lara. En el siglo XXI nada de esto tiene interés.
Cinco etapas
cabe distinguir en su obra.
a) 1923-28. Período mudo que comienza con dos films vanguardistas y experimentales (Paris dormido y Entreacto) y alcanza su mayor éxito con la adaptación del vodevil de Labiche "El sombrero de paja de Italia"
b) 1930-37. La consagración en el sonoro en la que yo destacaría la magnífica "A nous la liberté" que habría de inspirar al mismísimo Chaplin para su obra maestra "Tiempos modernos". Ahí es nada.
c) 1941-45. Exilio en U.S.A. Gran triunfo comercial con la deliciosa "I married a witch" y no menor fracaso taquillero con la estupenda "The flame of New Orleans", con una impagable Marlene Dietrich.
d) 1946-57. Reencuentro con su mundo francés que le revitaliza. Reflexión sobre el cine y homenaje a sus pioneros en "El silencio es oro". Primer trabajo con Gérard Philippe en "La belleza del diablo", que continuará en "Mujeres soñadas" y "Las maniobras del amor", agridulce visión de la belle epoque en la que se sirve por primera vez del color, y que cierra con su obra cumbre "Puerta de las lilas", entrañable, poética, literaria, acaso su película más significativa y afirmativa en la que la presencia de Pierre Brasseur y Georges Brassens enriquece no poco el hermosísimo film.
e) 1960-65. Etapa de plena decadencia. Nada extraño en los grandes creadores, sea cual sea la disciplina artística en la que se hayan significado. Y siempre con las debidas excepciones que, pienso, no vienen al caso en este texto.
René Clair
falleció en 1.981. No se cuenta entre mis cineastas de cabecera pero nunca debe
olvidarse que en sus mejores momentos fue encumbrado a la altura de un Chaplin
o un Eisenstein.
Sería por algo.
Luis Betrán
Vagamente en mi recuerdo parte de la filmografia de Rene Clair,pero muy recordada Porte des Lilas,con nuestro admirado Brassens.Magnifique......
ResponderEliminarGracias por el comentario. En efecto, la filmografía de René Clair está muy olvidada. En un momento tardío de su carrera y cuando poco cabía esperar de Clair, nos ofreció su obra maestra que no fue otra que "Porte des lilas". La única película en la que el genial cantante y poeta Georges Brassens intervino como actor, y además cantaba una bellísima composición suya.
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