miércoles, 18 de junio de 2014

DOSSIER MELODRAMA CLÁSICO (VIII)



EL MELODRAMA DE ACTRICES  ( y 3)
 

El melodrama de actrices (Dietrich y Davis aparte) fue un cine sin la violencia de Vidor o de los films de Bette Davis, ni tampoco tuvo su sugestión sexual. Los films de Greta Garbo en los treinta resultan representativos de esta forma de entender el melodrama. Estaban basados por completo en la utilización con fines melodramáticos de determinadas aptitudes de la estrella. Quizá por ello la propaganda de una comedia como “Ninochtka” en 1939 se hacía sobre el aspecto más opuesto de entre los hábitos interpretativos de la estrella hasta el momento: la risa, Greta Garbo ríe. Es evidente que hasta entonces la risa de Greta Garbo, que había existido antes, no había sido el elemento predominante de sus films. Es decir, Greta Garbo como paradigma del dolor era lo contemplado hasta ese instante. Con todo: “Margarita Gautier” (Cukor) y “La reina Cristina de Suecia” (Mamoulian) fueron buenas películas.


Este tipo de melodrama solía tener un carácter mundano, desarrollado entre decorados decadentes, con alguna base literaria a lo Dumas y, sobre todo, no ofendía jamás el buen gusto familiar burgués del público al que iba dirigido. M.G.M. fue la productora que más prodigó  tales películas. Garbo, Joan Crawford o Greer Garson no se desmelenaban de por vida. Lejos de los excesos visuales de los films de Vidor o Sternberg, o de la violencia subterránea de los de Bette Davis, esta clase de films trataban de desarrollarse con una mesura que acababa desnaturalizándolos. Un buen gusto entendido a la inversa estropeaba la fuerza de la obra.

 La candidez  y la cursilería asomaban peligrosamente la oreja, pero la sublime Greta Garbo en un proceso auténticamente vampírico anulaba los lados febles de la película  para decantar la guardarropía y aparecer como reina y señora de unas historias impregnadas de amores imposibles y sacrificios sublimes, muy a la manera de l’ancien régime, y que por el tamiz milagroso de su rostro quedaban asimiladas a las obras. Cada aspecto de esa faz o figura, cuidados por el equipo técnico, desde el director al maquillador, absorbían la esencia del melo en cuestión hasta terminar siendo la propia película. Tras ella quedaba una historia desvencijada contada con un estilo procedente de la sensibilidad del cine mudo. Greta Garbo fue la actriz del melodrama, pero sus películas no fueron los melodramas de actrices. 


Estos desmanes tuvieron un límite porque se cuestionaba, a veces, la moral tradicional, con “femmes fatales” que desafiaban los oscuros designios del destino; el melodrama familiar que estudiaremos a continuación vino a reparar semejante grieta poniendo a la  sagrada institución entre los altares a salvar del enemigo. Si en el melodrama de actrices los castigos  por los osados pecados de sus hembras, tenían carácter casi telúrico - recuérdense finales de obras como  como “The flesh and the devil”, “Duel in the sun”, “Beyond the forrest” - , los castigos por pecados cometidos contra la familia irán acompañados por fuertes dosis de moralismo infiltrado en arrepentimientos llenos de lágrimas y olor de santidad.

Luis Betrán

7 comentarios:

  1. En mi país no decimos "asomar la oreja", sino "asomar el hocico".

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    1. Gracias Taribo por el comentario. Tanto me vale asomar la oreja como asomar el hocico. Aquí todos los países son bienvenidos.
      Saludos.

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    2. De nada. Yo tampoco le hago ascos a los españoles.

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  2. Luis, enhorabuena por tus atinadas y cultas reflexiones en torno a Greta Garbo y otras actrices protagonistas de diferentes melodramas.
    Merece la pena que los recopiles y los publiques

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    1. Gracias Julio por el comentario. Y tú lo has dicho. Espero que, pasado el verano, estos textos vean la luz y sean publicados. Llevo negociándolo desde casi un año.

      Abrazos

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    2. Merecen la pena. Mucha suerte con ello.
      ¿Cómo se pone uno en contacto con las revistas para que le publiquen?

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    3. En mi caso, los textos serán publicados una vez pasado el verano en dos libros digitales o e-books. Ninguna revista, si no tienes relación de amistad con sus colaboradores, se presta a ello. Yo empecé a escribir de cine a los 18 años y tengo ya 67. Mis intentos siempre fueron infructuosos con las revistas especializadas. Si tú quieres publicar algo en libros digitales házmelo saber de algún modo. Eso si puede estar a mi alcance.

      Saludos

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