La más importante y original contribución del cine americano
al melodrama fue este auténtico cajón de sastre que podemos denominar melodrama
de actrices y que procedía del más genuino cine mudo. Cierto que otros grupos
clasificatorios de melos pueden estar interpretados por mujeres, pero éste es
un hecho accidental que queda diluido en un marco más amplio que es quién
define la personalidad de la obra. Por ejemplo “Sin remisión” (Caged) es un
melodrama protagonizado por mujeres, pero no es propiamente un melodrama de
actrices en el sentido aquí expresado pues el tema carcelario, y aún el
thriller, privan sobre la exposición de los sentimientos de las mujeres como
eje motor del film.
Dentro del apartado que nos ocupa destacan los melodramas
protagonizados por Bette Davis. Siendo eso, melodramas hasta la médula, el
núcleo sentimental de los films se basó en la pasión y la ambición de los
personajes de miss Davis que se asentaron sobre historias que tuvieron
adecuados contextos al desarrollo de las mismas. Los entramados argumentales de
las películas de la gran Bette, desde “La solterona” a “Más allá del bosque”,
concordaban perfectamente con cuanto exponía la actriz. Había una adecuación de
personajes y mundo en que vivían que nunca resultaban impuestos el uno al otro.
Y, sobre todo, sin que Bette Davis terminara siendo una pieza más del tablero
en el que jugaba su partida de ajedrez, pero tampoco sin que se impusiera
arbitrariamente al lógico devenir del relato.
Bette Davis protagonizó historias llenas de ruido y de
furia, en las que las razones sentimentales no estaban en juego para producir
la congoja o la compasión del espectador, sino, para asumir sobre ella y
trasladar al público, una visión de un enervante universo en el que la ceguera
pasional y la voluntad de acción constituían el leit-motiv del personaje.
Por primera vez en el melodrama sonoro la hembra dejaba de
tener el carácter pasivo, receptor de desgracias, que había sido la nota
dominante desde Lilian Gish. Los films
románticos, con historias enloquecidas, fueron posteriores o contemporáneos a
los de la época dorada de Bette Davis. Había surgido una mujer dominante que hacía
girar todo alrededor de si misma y que utilizaba las ¿razones? sentimentales en provecho de su interés y
ambición. Bette Davis compraba el mundo con el sentimiento y así el entrelazado
de pasiones que dieron vida a sus películas no fueron, como en las actrices del
cine mudo, principio y fin de la obra, sino moneda de cambio en la dominación
de un planeta muy peligroso que aceptaba como el hecho más natural que las
armas de combate de miss Davis fueran tan “espirituales”.
El melodrama de Bette Davis pudo obtenerse por evolución de
géneros, cinematográficos o no, anteriores. Puede hablarse de la novela gótica,
de la novela-río (frecuentemente poblada de criaturas a lo Bette Davis, con
rasgos heredados de generación en generación)), pero la composición-tipo final
de su personaje vio la luz únicamente en las pantallas.
Directores como Goulding y, sobre todo, el excepcional William Wyler pulieron un ser tan vivo
como terrible, tierno y misterioso, al borde del crimen o del sacrificio. Bette Davis, plena de
gestos duros, escondía tras unos rasgos inolvidables un paradigma de amor, avaricia,
astucia y egoísmo que hizo proclamar que sus películas eran mejores cuanto más
mala era ella. Bette Davis y William Wyler se amaron dentro y fuera de la
pantalla y dejaron, como testimonio fílmico de ese amor, dos obras maestras –
al menos – imperecederas: “La carta” y “La loba”,basadas en piezas teatrales de
Somerset Maugham y Lilian Hellman. Las
dos arrancan con el delito, las dos finalizan con el castigo.
Luis Betrán
Yo no soy muy de melodramas, pero sin duda tus artículos me servirán como buena guía introductoria al género. Muy currados, Luis!
ResponderEliminarelpelicultista.com
Gracias Rubén por el comentario. Esto no es otra cosa que una pequeña historia del melodrama como supergénero en el Hollywood clásico. Más o menos hasta los años 60. A partir de los 70 todo fue distinto y, en mi opinión, peor. Desde el cine mudo hasta los años 60, hay películas melodramáticas americanas que figuran prácticamente en todas las listas de las mejores de la Historia del Cine: "Amanecer" (Murnau), "Y el mundo marcha" (Vidor), "Avaricia" (Von Stroheim), "Carta de una desconocida" (Ophüls), "Los mejores años de nuestra vida" (Wyler).....Dices que está muy currado. Cierto, pero ¿sabés en que año se escribió?, en 1978. Y no he añadido ni una coma a tan vetusto texto.
ResponderEliminarCordiales saludos.
Ánimo en la repesca de textos de 1978 o anteriores!
EliminarViva el Cine!
S.
Gracias Sergio por el comentario. El miércoles seguirá la repesca. ¡Viva el cine!
ResponderEliminarAbracicos
Impresionante. A ver si saco tiempo para leer con detenimiento este dossier de 6 partes, que seguro voy a disfrutar, así como el próximo que comience. ¡Ánimo con todo y viva el cine!
ResponderEliminarAbrazos
Un elogio de Cinegoza vale lo que éste dossier íntegro.
ResponderEliminarGracias, abrazos y ¡Viva el Cine!