RELATOS SOBRE PELIS DE
AHORA (I)
L’IMAGE MANQUANTE, RITHY PANH
Probablemente una obra maestra a
la que en Zaragoza casi nadie ha prestado la mínima atención. Aunque de
nacionalidad francesa, el director es camboyano y eso queda muy lejos y además
no consta que sea un estado más del Imperio U.S.A. Rithy Panh, como Claude
Lanzmann, es cineasta con un mundo reducido a un solo tema: el genocidio
perpetrado en la entonces Kampuchea por los Jémeres Rojos y su líder el
sanguinario Pol Pot. Masacraron, en nombre de una revolución maoísta, nada
menos que a dos millones de compatriotas y llevaron a cabo indecibles torturas,
con el Sacrosanto Imperio de James Gray o Terrence Malick mirando a otro lado,
que aún duraba el escarmiento de Vietnam. Rithy Panh ni perdona ni olvida,
porque entre esa multitud sumariamente ejecutada se encontraba además toda su
familia. Partiendo de la seminal, y extraordinaria, “SH21, la máquina de matar
roja”, Panh, al igual que Lanzmann con la no menos portentosa y larguísima
“Shoah” (Holocausto, claro), no ha hecho sino añadir más contenido a la
brutalidad de aquellos salvajes y siempre, tambien como Lanzmann y el
Holocausto, con buen tino y general acierto. Tanto Panh como Lanzmann son
eximios documentalistas y en el caso del camboyano autor de largometrajes
ficcionados con el telón de fondo que le es indispensable, y escritor notable.
Aquí no cabe ni la dulcería de Spielberg en su azucarada “La lista de Schindler”
(¡¡qué tipo tan peligroso, consiguió impregnar de mantequilla de cacahuete a la
terrorífica matanza nazi siendo él mismo de origen judío, menos mal que se
redimió pelín en su notable trhiller “Munich”), ni la vergonzante manipulación
de Joshua Oppenheimer en la moralmente repulsiva “The art of killing”. No,
Rithy Panh y Claude Lanzmann son asimismo honestos ciudadanos.
“La imagen perdida” es, por
ahora, la última vuelta de tuerca de Rithy Panh. La mejor y a similar altura o
incluso superior que la mentada “SH21”. Para contarnos su cortísima feliz
infancia y el asesinato de sus padres y parientes menos próximos, el gran
realizador utiliza, y mezcla, breves imágenes rescatadas del mismísimo Pol Pot
y sus bestiales huestes y unas figuras de arcilla primorosamente dibujadas.
Estos muñequitos expresan el pavor como quizá no supieran hacerlo actores
profesionales. La combinación se remata con un bellísimo texto recitado en
francés en que surgen las palabras que la tierra pintada no puede exclamar. La
apuesta es tan arriesgada como lograda. “La imagen perdida”, que apenas supera
los 80 minutos, roza la genialidad y emociona tanto como estremece.
IDA, DE PAVEL PAWLIKOWSKI (2013)
Rodada en el clásico formato 1.37:1 y en blanco y negro, “Ida” vuelve a la
Polonia de finales de los 50 y principios de los 60 , la de Wajda, Kawalerowicz,
Munk, Has, y los entonces primerizos Polanski y Skolimowsky. A la Polonia de
las confrontaciones nacionalistas, judías, católicas y delatoras y/o
colaboracionistas con los invasores nazis. Pero Pawlikowski tiene su propio
universo que bebe solo muy parcialmente de tan ilustres antecedentes. Y es que
no es un recién llegado aunque se acerque a la sesentena y comenzase su filmografía
a edad más que madura. He visto todas sus películas, filmadas en su exilio
británico, y poco tienen que ver con esta “Ida” que es el mejor de sus films….y
el más largo ya que nuestro hombre suele cepillarse sus guiones en menos de 80
minutos (“Last resort” en tan solo 70 min.). La historia que propone “Ida” es
fascinante; la huérfana Anna que es novicia en un convento y que antes de tomar
sus votos es obligada por la Madre Superiora a visitar a su terrible y único
pariente: la peligrosa tía Wanda “la sangrienta” que la guiará y le descubrirá
sus orígenes. Y de paso que no se llama Anna sino Ida, que es hebrea y que sus
padres……
Mucho más interesante la bebedora, fumadora, desencantada y
de vuelta de todo tía Wanda. Y bien que se ocupa de enseñar a su pía sobrina
aquello de que no todo el monte es orégano. Gracias a la tía, que se quitará de
en medio avergonzada de su maldad cuando ejerció de jueza en el régimen
comunista de Gomulka, la sobrina conocerá hasta las delicias de la carne con un
joven saxofonista que interpreta al genial Coltrane….. pero ello no la alejará
de si inquebrantable vocación monástica. Pawlikowski deja claro la fuerza
avasalladora del catolicismo en la Polonia que retrata….. y, sin necesidad de
subrayados, en la de siempre Me viene a la memoria una singular escena de “El
hombre de hierro” – film que inmerecidamente le valió la Palma de Oro a Wajda
en Cannes 1981 - : las manifestaciones de Solidaridad en las que no se cantaba
precisamente la Internacional sino que se rezaba el Santísimo Rosario. “Ida”
está primorosamente fotografiada por Ryszard Lenczewski y extraordinariamente
bien interpretada por Agata
Trzebuchowska (Ida) y Agata
Kulesza (Wanda).
Luis Betrán
Nota: en los textos firmados por el responsable de este
blog, casi nunca aparecerán títulos en lengua original, numeritos o estrellitas
o años de producción. Este blog se declara rotundamente anticahierista. Y
puestos a escribir una “boutade”, afirmo que en una relación
cantidad-calidad-precio el cine estadounidense le parece al firmante el peor
del mundo. Con las debidas excepciones – Alexander Payne, Richard Linklater, la
tetralogía de la muerte de Gus Van Sant, determinadas películas independientes
– y prescindiendo del hecho del cine que se filma en el castigado continente
africano.
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