En 1938, el grupo
surrealista presidido por André Breton y con la ausencia de Luis Buñuel y de
Salvador Dalí (expulsado por Breton por manifestar que el acto surrealista
supremo era el descarrilamiento de un tren con cientos de obreros muertos),
visitaron a su padre espiritual e intelectual: Sigmund Freud. El insigne
escritor, científico y padre del psicoanálisis, ya casi en fase terminal de su
terrible cáncer de mandíbula les recibió desabridamente en la puerta de su casa
de Londres. Breton ordenó a todos postrarse de rodillas ante el SABIO y dijo:
MAESTRO, NOSOTROS LE VENERAMOS, A lo que Freud desganadamente respondió: YO A
USTEDES NO PORQUE A MI ME GUSTAN LAS MUJERES. Tómese como se quiera.
(1) Una carta sobre
homosexualidad.- Freud había escrito por su parte y previamente, cartas a los
surrealistas en general y a André Bretón en particular. Buñuel nunca ocultó la
influencia de las teorías freudianas en sus obras cinematográficas y lo dijo y
escribió en varias ocasiones.. Era consciente de que sin Freud, él no habría
rodado ni siquiera “Un perro andaluz”.
Buñuel, en México, es un
impecable artesano – que a partir de “Los olvidados” recupera su condición de
gran artista – al que le gusta trabajar rápidamente y con eficiencia, y no
desdeña los proyectos comerciales siempre que pueda introducir en ellos sus
preocupaciones y obsesiones personales. Logra hacer algunas películas de gran
éxito popular, sin por ello renegar de su visión esencialmente austera del
mundo ni realizar concesiones. De “Susana” (1951) Buñuel escribe en “Mon
dernier soupir” que no tiene nada que decir. Autocrítica muy severa. “Susana”
es una disolvente y divertida sátira en la que el maestro se carga impasible a
Dios, el Diablo y la Familia Católica.
Veamos. Susana (Rosita Quintana) es el mal mismo, Belcebú en forma de mujer
(como en “Simón del desierto”, 1965) que está enjaulada entre rejas. Pero un
rayo del cielo enviado por Dios (o Zeus, que más da) fulmina los barrotes y
Susana, demonio y carne, se asoma al exterior. Al Paraíso Terrenal. ¿Qué
encuentra?. Una familiar ejemplar, burguesa, rica y católica que acoge a la
desdichada para menesteres serviciales. Sucede que Susana está de muy buen ver
y destila erotismo por todos los poros de su piel. Hecho que provocará la
destrucción de la ejemplar familia ya que el padre y el hijo y….tendrán algo
que ver con ella. Susana no es el Angel de la Guarda pasoliniano de “Teorema”. Por tanto no se
volverá a los cielos sino que será violentamente expulsada del seno familar,
del rancho y hasta de la comarca en donde se ubica la película. La socarronería
buñueliana alcanza aquí uno de sus puntos máximos. Buñuel no tiene nada que
decir sobre “Susana”. Otros sí. Que es una de las obras maestras más ignoradas
de la filmografía del turolense.
Hecho que se repite en la
fundamental “Subida al cielo” (1952), en
la que un buen chico que se va a casar con una buena chica tiene que hacer un
lejano viaje en antediluviano autobús para buscar unos medicamentos para su mamacita
política. Sucede esta vez que al autobús primitivo sube tambien la puta del
pueblo – San Jeronimito – y……cuando en el bus ya solo quedan el muchacho, la
pelandusca y el conductor surge el sueño del joven mientras se lo pasa bomba
con la depravada. Eso en un instante en que el rancio vehículo se para porque
no da más de si en la cima de un puerto de montaña llamado…….Subida al cielo.
Sublime chiste solo al alcance de Luis Buñuel. Será que los aragoneses somos
así (no es cierto).
Menos interés tienen “La
hija del engaño” (1951), “El bruto” (1953, aunque en esta abundan las bromas
memorables), “Una mujer sin amor” (1952, un buen melodrama que Buñuel
consideraba su peor película, a saber porqué), “La ilusión viaje en tranvía”
(1954, un agradable divertimento en tono menor), o “El río y la muerte” (1955,
tremebunda sátira del machismo mexicano que Buñuel detestaba tanto como los
sombreros charros). Y, ahora, me doy cuenta de que me he dejado en el camino la
estupenda “El gran calavera” (1949) que siempre que la veo me parece tan
inteligente como cachonda y cuenta con el suplemento de una interpretación
formidable del gran actor Fernando Soler.
Durante este periodo
mexicano surgen obras maestras que superaran a todas las francesas con mayor
presupuesto y colores que vendrán después, en plena canonización de Buñuel.
“El” (1953) un apasionante estudio, protagonizado por el gran Arturo de
Córdova, sobre los celos patológicos y el fetichismo. Esta película, desde los
tiempos de Lacan, se estudia para adquirir el título de Doctor en
Psiquiatría. En julio de 2012 vino a
Zaragoza un hijo de un gran amigo mío de Santander (ya fallecido, que pena) y,
mientras buscaba un piso, se alojó en mi casa. Estaba, y está, haciendo los
cuatro años de residencia en el hospital Miguel Servet. A los dos meses, más o
menos, me pidió el DVD de “El” ya que habían organizado un seminario los más jóvenes
y precisaban la proyección del film de Buñuel. Su inteligente versión de “Robinson Crusoe”,
rodada por primera vez en su obra en color, no poco iconoclasta y con una
excepcional secuencia surrealista. Si alguien conserva el primitivo prospecto
de este film (fue el primero de Buñuel que se estrenó comercialmente en
España), observará que Buñuel figura en el mismo ¡¡como actor!! Y no como
director.
La gran comedia negra
“Ensayo de un crimen o La vida criminal de Archibaldo de la Cruz”(1955) hace hincapié
todavía más en el fetichismo en la secuencia inicial en la que una bala mata a
la institutriz del nene Archibaldo, y al caer desplomada se mezcla la
sangre….con una piernas con medias de costura altamente libidinosas. Archibaldo
no lo olvidará nunca, pero sus asesinatos resultarán fallidos o las muertes las
provocará el azar y no él. Como la escena de la monja con sus grandes tocas
cayendo al vació por la puerta de un ascensor y…..mostrando lo que una sierva
de Dios (ojo, solo las piernas) no debería hacer nunca. Es otro de los grandes
logros de Buñuel, que en México culminan
con “Nazarín” (1958) , adaptación de una no muy buena novela de Galdós (uno de
los escritores favoritos de Buñuel) y una brutalmente irónica (el Cristo riendo
a carcajadas) y conmovedora parábola sobre la imposibilidad de llevar una vida
verdaderamente cristiana en un mundo imperfecto dominado por el egoísmo y la
corrupción. En realidad, la
Pasión de Cristo según Buñuel. Un Cristo altanero en su falsa
humildad, que en el desenlace aceptará una caridad mientras resuenan por
segunda vez en su obra los tambores de Calanda.
Luis Betrán
Para mi, Archibaldo, Nazarín y El Angel son las tres obras maestras de D. Luis en tierras mexicanas. Nada que ver con el cine que se hacia por entonces y por ahora.
ResponderEliminarGracias Flazaro por el comentario. Más o menos de acuerdo, salvo que puestos a ser exigentes yo sustituiría "Archibaldo" por "El", película que cada vez que la veo me parece más cargada de sugerencias. E imposible, para mi, prescindir de "Los olvidados". Lo que si pienso es que "El angel exterminador" es la obra cumbre de don Luis. Ingmar Bergman la calificó de la mejor película de la historia. Yo no diría tanto pero si figuraría entre mis diez favoritas. Además el gran corpus mexicano de Buñuel - integrado por estas películas y otras excelentes que he citado - me parece muy superior al francés (excepción acaso, la estupenda "La voie lactée") - y, claro, ahí están "Viridiana" y Tristana" ambas extraordinarias. En los tiempos quer corren, creo que Buñuel no podría hecer cine y menos en España. A ver si se anima este cotarro. Otra vez gracias y un abrazo.
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