miércoles, 18 de septiembre de 2013

DOSSIER LUIS BUÑUEL II

En 1938, el grupo surrealista presidido por André Breton y con la ausencia de Luis Buñuel y de Salvador Dalí (expulsado por Breton por manifestar que el acto surrealista supremo era el descarrilamiento de un tren con cientos de obreros muertos), visitaron a su padre espiritual e intelectual: Sigmund Freud. El insigne escritor, científico y padre del psicoanálisis, ya casi en fase terminal de su terrible cáncer de mandíbula les recibió desabridamente en la puerta de su casa de Londres. Breton ordenó a todos postrarse de rodillas ante el SABIO y dijo: MAESTRO, NOSOTROS LE VENERAMOS, A lo que Freud desganadamente respondió: YO A USTEDES NO PORQUE A MI ME GUSTAN LAS MUJERES. Tómese como se quiera.

(1) Una carta sobre homosexualidad.- Freud había escrito por su parte y previamente, cartas a los surrealistas en general y a André Bretón en particular. Buñuel nunca ocultó la influencia de las teorías freudianas en sus obras cinematográficas y lo dijo y escribió en varias ocasiones.. Era consciente de que sin Freud, él no habría rodado ni siquiera “Un perro andaluz”.



Buñuel, en México, es un impecable artesano – que a partir de “Los olvidados” recupera su condición de gran artista – al que le gusta trabajar rápidamente y con eficiencia, y no desdeña los proyectos comerciales siempre que pueda introducir en ellos sus preocupaciones y obsesiones personales. Logra hacer algunas películas de gran éxito popular, sin por ello renegar de su visión esencialmente austera del mundo ni realizar concesiones. De “Susana” (1951) Buñuel escribe en “Mon dernier soupir” que no tiene nada que decir. Autocrítica muy severa. “Susana” es una disolvente y divertida sátira en la que el maestro se carga impasible a Dios, el Diablo y la Familia Católica. Veamos. Susana (Rosita Quintana) es el mal mismo, Belcebú en forma de mujer (como en “Simón del desierto”, 1965) que está enjaulada entre rejas. Pero un rayo del cielo enviado por Dios (o Zeus, que más da) fulmina los barrotes y Susana, demonio y carne, se asoma al exterior. Al Paraíso Terrenal. ¿Qué encuentra?. Una familiar ejemplar, burguesa, rica y católica que acoge a la desdichada para menesteres serviciales. Sucede que Susana está de muy buen ver y destila erotismo por todos los poros de su piel. Hecho que provocará la destrucción de la ejemplar familia ya que el padre y el hijo y….tendrán algo que ver con ella. Susana no es el Angel de la Guarda pasoliniano de “Teorema”. Por tanto no se volverá a los cielos sino que será violentamente expulsada del seno familar, del rancho y hasta de la comarca en donde se ubica la película. La socarronería buñueliana alcanza aquí uno de sus puntos máximos. Buñuel no tiene nada que decir sobre “Susana”. Otros sí. Que es una de las obras maestras más ignoradas de la filmografía del turolense.



Hecho que se repite en la fundamental “Subida al cielo” (1952),  en la que un buen chico que se va a casar con una buena chica tiene que hacer un lejano viaje en antediluviano autobús para buscar unos medicamentos para su mamacita política. Sucede esta vez que al autobús primitivo sube tambien la puta del pueblo – San Jeronimito – y……cuando en el bus ya solo quedan el muchacho, la pelandusca y el conductor surge el sueño del joven mientras se lo pasa bomba con la depravada. Eso en un instante en que el rancio vehículo se para porque no da más de si en la cima de un puerto de montaña llamado…….Subida al cielo. Sublime chiste solo al alcance de Luis Buñuel. Será que los aragoneses somos así (no es cierto).



Menos interés tienen “La hija del engaño” (1951), “El bruto” (1953, aunque en esta abundan las bromas memorables), “Una mujer sin amor” (1952, un buen melodrama que Buñuel consideraba su peor película, a saber porqué), “La ilusión viaje en tranvía” (1954, un agradable divertimento en tono menor), o “El río y la muerte” (1955, tremebunda sátira del machismo mexicano que Buñuel detestaba tanto como los sombreros charros). Y, ahora, me doy cuenta de que me he dejado en el camino la estupenda “El gran calavera” (1949) que siempre que la veo me parece tan inteligente como cachonda y cuenta con el suplemento de una interpretación formidable del gran actor Fernando Soler.



Durante este periodo mexicano surgen obras maestras que superaran a todas las francesas con mayor presupuesto y colores que vendrán después, en plena canonización de Buñuel. “El” (1953) un apasionante estudio, protagonizado por el gran Arturo de Córdova, sobre los celos patológicos y el fetichismo. Esta película, desde los tiempos de Lacan, se estudia para adquirir el título de Doctor en Psiquiatría.  En julio de 2012 vino a Zaragoza un hijo de un gran amigo mío de Santander (ya fallecido, que pena) y, mientras buscaba un piso, se alojó en mi casa. Estaba, y está, haciendo los cuatro años de residencia en el hospital Miguel Servet. A los dos meses, más o menos, me pidió el DVD de “El” ya que habían organizado un seminario los más jóvenes y precisaban la proyección del film de Buñuel.  Su inteligente versión de “Robinson Crusoe”, rodada por primera vez en su obra en color, no poco iconoclasta y con una excepcional secuencia surrealista. Si alguien conserva el primitivo prospecto de este film (fue el primero de Buñuel que se estrenó comercialmente en España), observará que Buñuel figura en el mismo ¡¡como actor!! Y no como director.



La gran comedia negra “Ensayo de un crimen o La vida criminal de Archibaldo de la Cruz”(1955) hace hincapié todavía más en el fetichismo en la secuencia inicial en la que una bala mata a la institutriz del nene Archibaldo, y al caer desplomada se mezcla la sangre….con una piernas con medias de costura altamente libidinosas. Archibaldo no lo olvidará nunca, pero sus asesinatos resultarán fallidos o las muertes las provocará el azar y no él. Como la escena de la monja con sus grandes tocas cayendo al vació por la puerta de un ascensor y…..mostrando lo que una sierva de Dios (ojo, solo las piernas) no debería hacer nunca. Es otro de los grandes logros de Buñuel,  que en México culminan con “Nazarín” (1958) , adaptación de una no muy buena novela de Galdós (uno de los escritores favoritos de Buñuel) y una brutalmente irónica (el Cristo riendo a carcajadas) y conmovedora parábola sobre la imposibilidad de llevar una vida verdaderamente cristiana en un mundo imperfecto dominado por el egoísmo y la corrupción. En realidad, la Pasión de Cristo según Buñuel. Un Cristo altanero en su falsa humildad, que en el desenlace aceptará una caridad mientras resuenan por segunda vez en su obra los tambores de Calanda.

Luis Betrán

2 comentarios:

  1. Para mi, Archibaldo, Nazarín y El Angel son las tres obras maestras de D. Luis en tierras mexicanas. Nada que ver con el cine que se hacia por entonces y por ahora.

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  2. Gracias Flazaro por el comentario. Más o menos de acuerdo, salvo que puestos a ser exigentes yo sustituiría "Archibaldo" por "El", película que cada vez que la veo me parece más cargada de sugerencias. E imposible, para mi, prescindir de "Los olvidados". Lo que si pienso es que "El angel exterminador" es la obra cumbre de don Luis. Ingmar Bergman la calificó de la mejor película de la historia. Yo no diría tanto pero si figuraría entre mis diez favoritas. Además el gran corpus mexicano de Buñuel - integrado por estas películas y otras excelentes que he citado - me parece muy superior al francés (excepción acaso, la estupenda "La voie lactée") - y, claro, ahí están "Viridiana" y Tristana" ambas extraordinarias. En los tiempos quer corren, creo que Buñuel no podría hecer cine y menos en España. A ver si se anima este cotarro. Otra vez gracias y un abrazo.

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