jueves, 13 de diciembre de 2018

CLINT EASTWOOD, VAYAN OLVIDÁNDOSE DE ÉL

Gran Torino. Los bises de Clint Eastwood

Clint Eastwood, 2008
Tras más de cincuenta años delante de las cámaras, además de la dirección, la producción y la composición, el buen hombre ha decidido que ya ha cumplido con creces.
Póster de Gran Torino

Tengo en mente aquella película inglesa, Los amigos de Peter (Kenneth Branagh, 1992), en la que el protagonista hacía una reunión de fin de semana en su casa para informar a sus amigos y celebrar con ellos cierta suerte de despedida (seguir sería un spoiler). Algo así ocurre con Gran Torino, película que se estrena en España el próximo 20 de febrero, y con la cual Clint Eastwood ha anunciando su retiro de la interpretación, su corte de coleta, su cuelgue de hábitos… aunque no de la dirección, campo en el que de momento sigue para regocijo del respetable, que como ya debe saber, está preparando su próximo trabajo, The human Factor. (la filmó con pésimos resultados el venerable Otto Preminger. Tras más de cincuenta años delante de las cámaras, además de la dirección, la producción y la composición, el buen hombre ha decidido que ya ha cumplido con creces, y va siendo momento de aflojar un poco, y dejar de actuar, y en su última faena ha querido rendir homenaje póstumo a lo que su figura ha sido en la pantalla, sus más icónicos personajes, los más representativos y selectos de su filmografía.

Este digno tributo, como productor y director que es, se lo ha podido permitir en forma de película y se llama Gran Torino. En ella da vida a Walt Kowalsky, un viejo ex marine y combatiente en la guerra de corea, gruñón, viudo, renegado de su familia, y hostil con sus vecinos, inmigrantes asiáticos precisamente.
Escena de la pelicula

A medida que avanza la trama, y empezamos a conocer a este individuo más de cerca, vamos reconociendo en él todos los vicios y grandezas que parecen haber dejado en el actor los posos de sus, en otro tiempo, arraigados personajes Josey Walles, Harry Callahan, William Munny, o Frankie Dunn: el tipo duro, solitario, renegado, fascistoide a la vez que anárquico y desafiante con la sociedad y el sistema y, a la sazón, renqueante por el peso de sus pecados del pasado, debido a que, no obstante y muy a su pesar, en el fondo tiene buen corazón.

Pero no sólo es ese fondo el que está retratado en Kowalsky, sino también el envoltorio, la forma visual, gestual, icónica con que solía vestirse como extensión a a la particular idiosincrasia de sus personajes. Por eso Eastwood director aprovecha la mínima ocasión para hacer a Eastwood actor escupir con desprecio, apuntar con la mano sin necesidad de empuñar el Mágnum (genial la escena), apadrinar o respaldar a indefensas damiselas y novatos idealistas de los caciques de pacotilla en guerras que están a mil millas de tener algo que ver con él, o mandar al carajo y sin pasar por la casilla de salida a los reiterados intentos de la Iglesia de hacerse un hueco en la foto de este agrio personaje.

Llegados a este punto, ¿es Gran Torino la excusa para el auto-homenaje o viceversa? La respuesta no es fácil, pues el resultado final no solo es redondo, sino indivisible. Decir que la película es un traje a la medida de su protagonista, es tan cierto como injusto, aun dejando claro que se trata de un traje de alta costura. Ciertamente, me cuesta imaginarme Gran Torino protagonizada por otro actor, cualquiera fuera su rutilancia o solvencia, y cuando finalmente lo consigo, poniendo otra percha a ese traje, el resultado no se me antoja con el sentido de homogeneidad que podemos disfrutar en esta genuina obra de Eastwood, puro Clint.

Clint Eastwood

Y digo que es injusto, porque supone hundir la cabeza de lleno en el topicazo que a menudo se repite cuando te metes entre pecho y espalda alguna película hecha a la medida de tal o cual galán o damisela de la interpretación, para mayor lucimiento de su figura, bolsillo y/o ego, solo que en ese caso suele ocurrir que el vehículo de pompa circula en un sentido que no busca vínculo alguno con la figura o la presencia de su protagonista (persona), sino un elaborar un producto puramente comercial, tanto para la mayor como para la figura, que a veces tanto monta-monta tanto.

Gran Torino nos ofrece además, también argumentalmente, todo aquello que los personajes de Clint Eastwood han ido dejando ver por el camino a lo largo de los años, y busca echar la llave a las puertas que, cada vez menos, iban quedado entornadas. Eastwood busca  en esta obra el retiro, la paz interior y el exorcismo de los fantasmas que sus pecados llevan grabados a fuego en su alma aparentemente pétrea, mediante una purga en la que en el más difícil todavía que puede suponer buscar la absolución hacia uno mismo, como modo de aprender a perdonar y tolerar a los demás. Por eso, aunque no es necesario, es aconsejable conocer la trayectoria de este actor, para disfrutar plenamente de la delicia que supone Gran Torino.

Como si después de su anterior Million Dollar Baby le hubiéramos pedido los bises, Walt Kowalsky sale al escenario y compone su mejor recopilatorio para despedirse de su público, a quien se entrega con sincero amor y generosidad. Él es Clint Eastwood. O mejor, fue Clint Eastwood. Lo que vino despues de "Gran Torino" fue lamentable. Y el cineasta exhibió sin pudor alguno su fascismo republicano, ya visto como actor en "Harry el sucio" y como director en la sobrevaloradísima "Sin perdón". Eastwood apendiño a hacer cine poco a poco. En u fimografía no llegan a la la decena las buenas películas.

Luis Betrán

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