En medio del temor y las sospechas,
con espíritu agitado y ojos de pavor,
nos consumimos y planeamos cómo hacer
para evitar el seguro
peligro que así terriblemente nos amenaza.
Y sin embargo estamos equivocados, ése no está en nuestro camino:
falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos
bien). Otra catástrofe, que no la imaginábamos,
repentina, violenta cae sobre nosotros
y no preparados -de dónde tiempo ya- nos arrebata.
Kavafis
Creo que no será necesario explicar el sentido del poema de Kavafis. Se perfectamente cual es el seguro peligro que me amenaza, mas tiempo ha que dejaron de preocuparme temores y sospechas. Lo que si exijo es que cuando llegue el momento, a nadie, absolutamente a nadie se le ocurra hacerme la putada de un funeral cristiano. No soy agnóstico sino radicalmente ateo y no amo a dios (así con minúsculas) sino que le odio y no digamos a sus “profetas” llámense Cristo Evangélico, Buda o Mahoma. Los únicos dioses que me interesan son creaciones literarias de la Grecia Clásica, ese desdichado país al que la cultura, la ciencia y las artes de occidente le deben todo, absolutamente todo. Incluso las Olimpiadas y la Democracia, y si en la seminal de la Atenas de Pericles se admitía la esclavitud, en la grotesca caricatura de la España del P.P. se permite el asesinato sin juicio posterior. Los herederos de Franco matan de forma distinta a su genocida fiambre. No precisan de artillería pesada ni de cazas de combates. Les basta con legislar. Y si otro criminal como el fundador del partido fascista en el poder, el puerco gallego Manuel Fraga (tambien de gatillo fácil) dijo aquello de que el mejor etarra es el etarra muerto, gentuza tan poco recomendable como Rajoy y sus ministros – respaldados por la miserable Iglesia Católica, un vendido poder judicial con apestosos hedores de Opus Dei y la xenofobia inherente a todo fascismo – pueden, a su vez, proclamar que el mejor inmigrante sin papeles es el inmigrante sin papeles….muerto.
Este malvado Gobierno tambien se va a cargar la Ley del Aborto e intentará hacer lo propio con la del Divorcio. Y es que este retroceso inexorable a la España de posguerra, y el pan y la cebolla para las clases medias y los de abajo, se vale de los tres ejes fundamentales del franquismo con Franco. Veamos: la familia, el municipio y el sindicato. Lo del municipio si se refiere a uno pequeñito y en el que no moran gentes con millones de euros (enseguida pesetas) lo mejor es que arda que no hay dinero suficiente para los necesarios bomberos y el ministro del ramo se va a los toros mientas se curruscan árboles y personas. Que se jodan, según el solidario escupitajo de la diputada Fabra, cuyo señor padre es uno de los mayores hijoputas del Levante mediterráneo, ergo la diputada Fabra es una hija de Fabra algo que nunca podrá negar.
"Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre", Platón
Un amigo me envía un excelente texto del gran Vicenç Navarro (procedente de “Público”) que termina con las siguientes palabras: “La enorme pasividad de las personas de izquierda debería sustituirse por una agitación social e intelectual que mostrara las enormes falsedades de la sabiduría convencional que se reproduce a través de los medios de información de mayor difusión, transformándolos en medios de persuasión. Una de las grandes insuficiencias de la democracia española es precisamente la falta de diversidad de tales medios. La ciudadanía debería movilizarse para protestar y denunciar tal situación.”. Totalmente de acuerdo y al igual que en el blog del economista comprometido – uno de los escasísimos intelectuales celtíberos que osan alzar la voz – en “Vergerus” asimismo se convida a la rebelión sin cortapisas contra el neonazismo de la porción más grande e inicua de la Península Ibérica. Este Gobierno, ese Partido Político, esa Monarquía bananera no deben perpetuarse ni siquiera un año más. Estamos todavía en el inicio de la lucha. Pero somos y estamos.
Respecto a los sindicatos, me ahorraré el comentario sobre los verticales del pasado pero no mi desconfianza de los horizontales del presente. Idénticas dudas extensibles al P.S.O.E., I.U., los nacionalismos, autonomismos (“el patriotismo es el último refugio de los canallas”, Samuel Johnson). Y en lo tocante a la FAMILIA como supremo e indestructible bastión y pedestal del capitalismo global y salvaje, me acojo al texto del sociólogo Vicente Verdú publicado en “El País” en julio de 2011. ¡Ojo¡, yo no generalizo y comparto únicamente las opiniones de Verdú en lo tocante a la familia………..genuinamente hispana y tradicional. La que conozco desde que nací en 1.947.
Luis Betrán
CONTRA LA FAMILIA
Es difícil, por no decir imposible, encontrar una institución más mostrenca, opresiva y anacrónica que la familia actual. La misma veneración sagrada con la que sus defensores la tratan, da idea de la que se nos viene encima. En medio de una sociedad laica, construida siglo a siglo, en busca de la libertad, la familia sigue entronizada como una piedra bendita a la que se atribuye, tanto en los fascismos como en cualquier régimen autoritario, la categoría de célula de la sociedad. Una sociedad compuesta acaso por células familiares o células madre que operan como recias sucursales del orden, las obligaciones jerárquicas, el vínculo de sangre y cosas así. Estar en familia resguarda, no cabe duda. Estar en la familia encarcela, no hay la menor vacilación. Una familia en sentido amplio, una fratría o un campamento de amigos serían una familia sana y actual pero la otra familia, la estricta familia, lleva en su seno un paralizante riego sanguíneo que impone, por ese conducto venoso (venenoso) respetos, órdenes y subordinaciones que en nada tienen que ver con el proyecto de ser individuos enteros. Seres íntegros para lo que sea y no seres demediados, dirigidos y humillados por la institución.
En esta institución bendita los padres no entienden a los hijos, más bien los soportan. No es amor lo que construye una familia en la mayoría de los casos sino, sencillamente, cemento hormonal, herencia burguesa. No es, de ninguna manera, afinidad electiva lo que produce ese artefacto, bendecido por los Papas, una y otra vez. El Papa bendice a la familia porque si antes obtenía su cenit rezando juntas y emitiendo una felicidad de purpurina dominical, ahora acoge a los parados, da socorro a los divorciados, ayuda a la hipoteca del que empieza a trabajar y, encima, los resigna económicamente a todos. Con estos elementos funcionales, monetarizados y beatos, la familia hace las veces de un banco natural sin intereses, sin comisiones, todo en nombre de la parentela. ¿Un querido y hasta divertido familiar? Esto ya importa menos porque la familia pertenece a la prehistoria del amor cortés y seriamente se cimentaba en intereses ajenos a la voluntad personal. No había que quererse para casarse ni para tener hijos, no había que reunirse por ganas de disfrutar una conversación. Sencillamente, la familia operaba como una máquina cuya característica fundamental, determinante y eficiente, era crear lazos que además de ensartar a los sujetos bajo un patriarcado, convertía esa autoridad, a la manera divina, en indiscutible trueno de Dios.
Este constructo que tanto hizo por articular espacios rurales y guanos internacionales permanece ahora tanto como un estafermo para el amor como, todavía, un posible ingenio para el negocio. Siempre, en las épocas de cambio como la actual, aparecen flotando conceptos e instituciones arrastrados por el naufragio del pasado, pecios inútiles o zombies de a actualidad. En esta institución bendita los yernos no aman a las suegras, o más bien las odian; los padres no entienden a los hijos, más bien los soportan; los hijos no saben como emanciparse de los padres y, en el intervalo, los explotan; los hermanos se ignoran o envidian entre sí y las parejas de los hermanos, salvo excepciones, ni se hablan. ¿El padre? ¿La madre? El padre, antes cabeza de familia, ha perdido su gloriosa potestad mientras la madre, paño de lágrimas de otros tiempos, apenas tiene un fin de semana libre para enjugar las penas. Y todo ello, en el caso de que unos y otros se encuentren lo bastante cerca como para reconocerse y saber quienes son.
Los padres se declaran tan impotentes para comprender los intereses de los hijos como los hijos se reconocen a una distancia sideral del pensamiento paterno. Y no sólo porque haya llegado el diablo de Internet sino porque internamente, en el interior de la familia, no queda casi nada que comunicar. Los chicos tienen sus pandillas y los padres las cenas de matrimonios más sus amantes. Los primeros rechazan pasar las vacaciones con los padres, las Navidades o el Fin de Año. Pero encima tampoco los respetan o necesitan espiritualmente. Definitivamente, los hijos no ven el momento de emanciparse y ese momento, ahora difícil, ayuda poco a que la relación sea cordial. Los padres desean proteger a los hijos y los hijos, muy pronto sienten como una insoportable humillación depender de los padres. No significa esto que no se quieran. O no se quieran a su manera. Prácticamente todo el mundo se quiere porque siempre es más grato amarse que aborrecerse. No significa pues que la familia cree un odio adicional. Crea el odio o el malquistamiento propio de vivir encerrados en un mismo piso personas que no han elegido al compañero y, encima, un señor o señora mayor pretende dar consejos y tener una razón superior. Si el autoritarismo se soporta muy mal, todavía más aquel que se entromete en tu intimidad. Los chicos forman agrupaciones, se sienten apegados a las bandas o tribus urbanas, se hacen colegas de otros que no viven en los metros cuadrados inmediatos a su habitación. La fratría regresa sustituyendo a la jerarquía. Gracias a Dios. Dios mismo, sin ir más lejos, solo es una figura simpática cuando no es ni Padre ni Amo sino tan sólo un educado amigo más. (O sea, nunca.- Apostilla de LuisB)
Vicente Verdú
“Vergerus” ha continuado y continuará con las urgencias. Pero en la próxima comparecencia ante sus “infinitos seguidores”, no olvidará el cine. Palabra.
Luis Betrán
Claro que escribiré aquí, cuando me de la gana y lo que me de la gana. ¿Quién o que lo va a impedir?
ResponderEliminarYo.
ResponderEliminarSi quieres te recomiendo a un buen loquero.