lunes, 14 de noviembre de 2011

LA VUELTA AL REDIL, CON UNA RESPUESTA, UNA TERTULIA Y UN GAFFE.





Casi, se va a cumplir un mes en que no escribo nada en mi amado "vergerus". Varias circunstancias han concurrido para dejarlo en barbecho tanto tiempo (1). Si me descuido estoy en la fatídica fecha - 20-N-2011 "día del subnormal" - en que España perderá (otra vez) la democracia y retornará al "Régimen" . Al franquista, por si algún despistado no ha percibido la ironía. Entonces arrasará el P.P. con mayoría absoluta y adiós a ciertas conquistas de progreso cívico, cultural, sanitario, universitario y todo los que se os ocurra. Y este apocalipsis se producirá en la fecha marcada por el tarot. Aquella en la que fallecieron el genocida Caudillo y el fundador "oficial" de la Falange o el fascismo al hispánico modo: José Antonio Primo de Rivera. Así lo decretó el hado. La fin del mundo. La parusía.  Menos mal que cuando muramos nos aguarda el cielo de Terrence Malick, o chocaremos con el planeta "Melancholía" de Lars Von Trier. Colisión que a  un ATEO CON MAYÚSCULAS como yo me parece más atractiva y probable. Cierro el preámbulo, no rogando sino exigiendo,  que toda persona que lea este blog,  o me conozca  y le chiven lo que anoto ya, se abstenga de mentarme cierto proverbio que reza "en el hospital cada uno siente su mal". Dispararé a matar.


EL COMENTARIO

Pues es así, desde que el mundo es mundo, a todos no nos gusta lo mismo, por poner un ejemplo a mí Audrey Hepburn me ha parecido siempre un montón de huesos sin atractivo en cambio Elizabeth Taylor me encanta me parece bellísima delgada o con más curvas me da igual. Ahora de ahí a afirmar con una prepotencia tan insultante que no tenía talento y que le regalaron el oscar por "Butterfly 8" ( película que me gustó y me tocó) me parece una simplicidad y una falta de respeto a los que pensamos lo contrario. Porque pienso que las emociones y los sentimientos no se aprenden en una clase de arte dramático y que hay gente que lo expresa de una forma innata, natural y a ella le salía así...Respete eso

Por Anónimo en Elizabeth Taylor, ¿era una diosa?  post del 22/10/11 fácilmente localizable.








1.- LA RESPUESTA

Dado que la avería merced a la cual me resulta imposible responder a los comentarios que sobre los diversos post (escribamos un anglicismo que al fin y al cabo somos ya más americanos que europeos) persiste en "vergerus", y, me temo, persistirá por tiempo indefinido dado que nadie ha sabido o podido  resolverla; es por lo que respondo aquí al anónimo ¿caballero? que en 22-10.2011 remitió el comentario que reproduzco arriba.

"Vergerus" es mi segundo hogar, por el que tengo la suerte de no pagar impuestos  y, al igual que en el primero, está reservado el derecho de admisión. Más aún a pervertidos "anónimos" que en su cobardía no se atreven ni a mencionar su nombre. Así que mi desconocido "oculto" jamás vuelvas a asomarte por mi "blog" y menos insultando. Te borraré ipso-facto. Y quién eres tú para hablar de respeto cuando a mi me tratas de prepotente, simple e "irrespetuoso", pedazo de imbécil. En el país llamado "cinefilia" el idiotismo ocupa una parcela de considerables dimensiones en la que estás y estarás permanentemente alojado.. Y ya sin ánimo de hacer más sangre y, repito, aquí mando yo aunque mis opiniones para nada pretendo que sean "dogmáticas" o "fanáticas" que eso tambien es cosa de bobos, me reafirmo en que la desaparecida Liz "la de las joyas" me sigue pareciendo obesa, culigorda y una pésima actriz. Exceptuemos contadas ocasiones, no por cierto la de la inenarrable "Butterfly 8" por la que le regalaron un Oscar aún más disparatado que el de "Quién teme a Virginia Woolf"que  fue otro gentil obsequio de la Academia de Hollywood a la fenecida dama, a la que jamás negaré la belleza de su rostro ni el fulgor de sus ojos violeta.



 




2.- LA TERTULIA

La última reunión de la "Tertulia Perdiguer" pareciome de las más exóticas a las que he acudido. y a fuer que si hubo un culpable de que su desarrollo fuese extravagante  ese fuí yo, que en mi turno oratorial, califiqué sucintamente a una serie de películas y avisé de que mi discurso se iba a centrar en una sola; "El árbol de la vida" (The tree of life, Terrence Malick , Palma de Oro del Festival de Cannes 2011). Con este filme se ha dado la curiosa circunstancia de que mientras la crítica - tanto la de revistas especializadas como la de diarios - ha levitado, el mal o bien llamado gran público ha desertado en significativa proporción, abandonando sus butacas, pagadas y muy pagadas, presos de indignación, aburrimiento o o indiferencia. Conste que a a mí la citada "obra maestra" me parece sobre todo ridícula y me procuró una inesperada diversión. Y no fui a verla impregnado de aviesas intenciones, siendo que Terrence Malick, como James Gray, no me interesan nada y me parecen  el enésimo intento del "cahierismo" por reinventar a un genio del infantilizado  y horroroso cine yanqui contemporáneo. Dichos "inventos" tienen un aspecto no desdeñable en común. Tanto mr. Malick como mr. Gray hacen un cine ultraconservador, reaccionario hasta el extremo de que, entre otras cosas, el polémico arbolete me suena a manifiesto religioso del tea party y el cielo final, playero y arenoso, al que todos iremos a parar - incluso los duros de corazón - dado que siempre la gracia divina ha iluminado nuestras vidas - el mejor anuncio posible para una compañía de seguros de vida. Más esa fue mi opinión, representativa de una "minoría minoritaria". Hubo, naturalmente, quién la tildó no ya de película genial sino destinada a inscribirse con letras de oro en la breve Historia del cine. Quien afirmó que había estado a punto de sollozar el contemplar el edén imaginado por san Terrence. Hablo de personas sumamente inteligentes, cuidado, no de orates,  y que expresan su parecer absteniéndose de demagogia alguna y exhibiendo una dialéctica y un discurso perfectamente articulados. La discusión podía eternizarse pero desde aquí me contradigo con lo que dije allí para que eso no sucediese. No, no albergo duda alguna ni revisaré jamás "El árbol de la vida". En confianza: la premiadísima y discutidísima película me parece un bodriete. Pero entiendo que a mi edad, y físicamente "touché", creo que tan penoso, inútil y mentecato me parece reñir con amigos o amistades por la política, el cine e incluso ¡¡EL FUTBOL¡¡ que, eso si que es más trascendente que la vida misma.


 





3.- EL "GAFFE"

El Ateno de Zaragoza es, más bien fue, una institución cultural que en su mejores épocas cuando su sede estaba en el desaparecido Casino Mercantil, llegó a contar con más de mil afiliados "activos" en una ciudad cuya población no llegaba a los 300.00 habitantes. Hoy se ubica en un modestísimo piso en una de las plazas más feas de Zaragoza: la que sirve de antesala a la de Santa Cruz y en la que asimismo se encuentra el Colegio de Arquitectos. Los socios han descendido a poco más de 100 de los cuales la inmensa mayoría son "pasivos". Quiere esto decir que jamás acuden a las Tertulias que se llevan a cabo. Convertido, así, en una Agencia de Viajes para que una de las damas que más mandan (bueno, la que más) palíe su soledad los fines de semana, el Ateneo es una prueba, todavía viviente, de la atroz incultura que hoy impera en la Capital de Aragón, fruto del desinterés - en roman paladino, la enemistad - de los políticos aragoneses hacia todo lo que les suene a cultura. Lógico, ya que si de algo carecen es precisamente de ese inapreciable bien. A dichos rufianes todo aquello que no sea agrandar su bolsillo les importa un rábano y han convertido paulatinamente a Zaragoza en Zaraconejos. El Ateneo sobrevive gracias a la generosidad - ¿por cuanto tiempo? - de la C.A.I. y de una paupérrima subvención de la D.G.A. Porque los socios pagamos una cuota anual de......¡¡12 euros!!. O sea que tiene todas las trazas de un fiambre al que acude un público compuesto, en su mayoría, por señoronas enjoyadas y muy dadas a lucir visones varios cuando el invierno ataca. Soledades maduras que van a matar una tarde sin entender ni jota del tema del día. En tan decadente reliquia soy responsable de las Tertulias de Cine - a medias con el joven profesor universitario Celestino Deleyto -  y de Bel Canto (ópera) denominadas respectivamente con un aragonesismo impregnado de las fétidas esencias del PAR (Partido Argonés Regionalista). Segundo de Chomón y Miguel Fleta respectivamente. Sería mendaz e injusto si no relatara que allí soy una especie de diosecillo al que se escucha y se aprecia. Y que las citadas señoras son acreedoras, por tanto, de mi  respeto. La excepción la constituye un caballero de nacionalidad mexicana que, además de culto, habla siempre con conocimiento de causa y notable educación. Dos características que en el Ateneo se convierten en un lujo.



 



Las anécdotas que he presenciado en el  Ateneo ocuparían no uno sino más de 10 post en este humilde blog (ya ven como me voy poniendo al día, certainly, of course). Me referiré a los dos últimas. Una de ellas positiva y la otra divertida y surrealista. Presento la película de Buñuel "Subida al cielo" (1951), una de las menos conocidas perlas del genial turolense en su gloriosa etapa mexicana. Se proyecta el film y, como siempre, me dirijo a los asistentes  con aquello de ¿que les ha parecido?. Me responden que les ha gustado la película, aunque sin excesivo entusiasmo, Es obvio que las sutilezas irónicas de don Luis les vienen grandes. Explico que aunque Buñuel pareció siempre amar México y fue en ese país en el que quiso morir, tanto en su estupendo libro de memorias "Mon dernier soupir" como en las películas que allí filmó - su etapa mejicana me parece la más pobre y la mejor de toda la filmografía del insigne cineasta . se observa una visión de México no poco cruel y cuanto menos durísima. "Subida al cielo" es un buen ejemplo. El cordial señor mexicano me responde: no, no hay ni crueldad ni dureza en la mirada de Buñuel, solo estricto realismo, México era así de sucio y terrible en los años 50; ahora es peor. Buñuel no podría hacer películas como esta o "Los olvidados", le pegarían un tiro o sería objeto de una balacera a tres bandas servida por los narcotraficantes, la policía y los políticos.



 





La otra es la que he titulado con el vocablo inglés "gaffe", para acentuar el hecho de que habito en Spain no en España. Un "gaffe" significa un error de apreciación y un pecado de presunción. Vulgo: meter la pata hasta lo más hondo. Es célebre el "gaffe" don Manué Fraga cuando era ministro de Información y Turismo y el más popular marrano del Régimen que, insisto, está a la vuelta de la esquina. Invitado a una cacería tipo "La escopeta nacional" solo que por el mismísimo Franco y familia, resultó que el gallego cabrón no tenía ni puta idea de diaparar con escopeta (de ordenar tirar a matar si, lo demostró en Vitoria con creces) y en apuntando a timido cervatillo equivocose y le atizo la perdigonada el trasero de la hija del Generalísimo, Carmencita Franco, esa, esa , la que estaba casada con el hijoputa del marques de Villaverde. Genial. Lo que acontenciome en el Ateneo es una insignificancia. Esta vez era la Tertulia operística y presento al respetable la genial ópera de Mozart-Da Ponte "Don Giovanni" en la suntuosa versión cinematográfica de Joseph Losey. Terminado mi brillantísimo exordio, el buen hombre que maneja eso del "cañón" se hace un lío con el ordenador y la función se escucha...pero no se ve. Como a estas alturas uno ya tiene más tablas que Mariánico el Corto - eximio artista aragonés de los que gustan al sr. Alcalde y al ex-Presidente del Gobierno Autónomo, el políglota y pozo de sabiduría don Marcelino Iglesias -, sigo y sigo hablando como James Stewart en el mr. Smith de Capra a ver si se soluciona el problemilla. Mozart, Mozart, da Ponte, Da Ponte, Losey, Losey.....hasta que una señora va y me espeta: oiga y si nos dejamos ya de Mozart y nos explica algo de la crisis que a mi me parece el anticipo del, otra vez, "fín del mundo". Respondo: tranquila señora que no es para tanto, aunque yo que usted iba al banco en que tenga depositado su dinero, lo sacaba de allí y, como en tiempos pretéritos, lo escondía debajo de baldosas o en unos cuantos pares de medias. La buena mujer me mira con cara de perplejidad sin captar para nada la burda imitación de socarronería buñueliana que me he marcado. Pero....¡¡cuidado!! que otra con el dedo levantado lo dirige hacia mí con ademán acusador y exclama: ¡¡con lo que usted sabe de cine me fui a ver con mi hija "El árbol de la vida" y nos tuvimos que salir a la media hora de tamaño rollazo....¡¡Señora, señora!!, no me confunda que yo jamás he recomenadado esa película, que no trata del "Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal" (eso hubiera sido más divertido, con Eva lujoriosa tirándose a Adán hiperexcitado) sino del "Arbol de la Memez", del "Arbol de la nada".... A la mierda. Odio los árboles. Su sitio, como el de las bicis, es el parque y no el cine.


Luis Betrán

1) Entre que me enrrollado con un libro digital que, dicen, igual me publican vía Internet y que cierto enemigo asaz plasta se ha mostrado en los últimos quinece o veinte días más incordiante que de costumbre, he dejado al pobre "Vergerus" más solo que al sufriente Job, citado, como no en "el arbolito" de Malick. Pronto daré cancha a lucky que el jodido "virtual" quiere cascar sobre juanitotranvías - que raro - y sobre un tal Iñaki yerno del Borbón que parece  ha salido algo estafador. Seguro que la casa Real, cuyos absurdos gastos pagamos todos, se deshace en explicaciones. ¡Ah! Berlusconi va in merda y ¡¡Viva la República!!. Y.....disculpen la locuacidad, producto de tan prolongada ausencia.


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