1) "Ubi bene ubi patria" (Donde se está bien, está la Patria).- J.M. Caballero Bonald
El salvaje lucky profirió hace poco algunas barbaridades. Aclaro. "España no es todavía una país católico - que todo se andará - sino aconfesional". Ergo no existen las blasfemias. Ni Dieu ni Mâitre (Ni Dios ni amos). Asimismo puso en duda la calidad moral de loz zaragozanos. Tomaré ese toro por los cuernos cuando proceda que no será tarde. Yo no me siento bien en Zaragoza. ni en España. Ni en ningúna otra nación del universo mundo que, en su conjunto, me produce actualmente verdadera repugnancia. En consecuencia me declaro APÁTRIDA y a mucha honra.
2) El más fascista de los políticos peperos, sr. Alvarez Cascos, se ha cargado al director del más vanguardiata, imaginativo, defensor de los derechos humanos e IMPORTANTE de todos los Festivales de Cine de la España franquista sin Franco: GIJÓN. En su lugar ha nombrado a un antiguo ayudante de dirección de José Luis Garci para que en su nueva singladura el Festival exalte los valores asturianos. Pobre gente con lo bien que siempre me han caído. Con la que está cayendo y a ellos les toca el tsunami. Me pregunto: ¿porque tengo yo que estar canceroso y el mandamás de Asturias no y además terminal?. Porca misería. Pronto al carajo la estatua de Woody Allen. ¡¡Viva la sidra champán El Gaitero famosa en el mundo entero!!. He firmado en todos los lugares de protestas en los que he podido. Hay varios en Internet. ¡¡Cinéfilos del mundo entero uníos contra el discípulo de Göbbels!!.
3) Por una vez, y antes de mis esperadísimas dos listas de las mejores películas vistas en 2011, los textos que siguen me han sido solicitados vía e-mail desde ¡¡Sevilla!!. Como no voy a complacer a este caballero que prefiere mantener oculta su identidad, aunque yo la conozca. Vanitas, vanitatis
JULES Y MELINA
Con abominable descortesía comienzo por el caballero
Jules Dassin
Nacido en 1911 y fallecido en 2008, el director americano de Conecticut vivió nada menos que 96 años, aunque retirado del cine desde 1981 con la espantosa “Circle of two”. Estudió arte dramático en Europa y, ya en Estados Unidos, pasó primero por la radio y en el cine comenzó como ayudante de dirección de, entre otros, Alfred Hitchcock y John Ford. Aunque parece no haber pertenecido jamás al Partido Comunista, lo cierto es que con gran dignidad se largó en la “caza de brujas” porque si que estaba significado políticamente para los inquisidores (sus orígenes eran judeorusos) y con ello no tuvo que llevar a cabo declaración alguna, como si hicieron, delatando a mansalva, gentuza como Elia Kazan o Robert Rossen, y cito tan solo a estos dos porque ambos – especialmente el primero - fueron grandes directores. Edward Dmitryk no, aunque alguna buena película pueda espigarse en una filmografía más bien irregular. Dassin siempre despotricó de sus primeros films realizados entre 1942 y 1947. Y con razón. Creo que las he visto todas excepto “Young ideas” (1943) y si “The Canterville Ghost" (1944) tiene un pasar, el resto son malas hasta decir basta incluyendo “Reunion in France” (1942) en la que, tras haber sido expulsada por la puerta de atrás de la Metro, la eximia Joan Crawford entraba en la serie B y en la R.K.O intervendría en no pocos excelentes melodramas.. Es en 1947 con “Brute force” cuando Dassin llama la atención con una virulenta diatriba antinazi tan bienintencionada como histérica, con un lamentable Burt Lancaster, un tono panfletario que hoy resulta más o menos “extravagante” y, seamos justos, con una potencia y un convencimiento casi tan poderoso como el que bastantes años más tarde Melina Mercouri emplearía en su afán (conseguido a la postre) de cepillarse el régimen fascista griego de los coroneles Papadopoulos y Patakos. NACI GRIEGA Y MORIRE GRIEGA, PATAKOS NACIO FASCISTA Y MORIRÁ FASCISTA.
Era la llamada “epoca del director” en la Fox y allí Dassin realizaría las “neorrealistas” The naked city (La ciudad desnuda, 1948, excelente) y “Thieves highway” (Mercado de ladrones 1949, notable justito). Pero sería en Londres, ya exiliado, cuando filmará la extraordinaria “Night and the city” (Noche en la ciudad,1950) todavía producido por la Fox y, en mi opinión, una de las cumbres del cine negro clásico en la que Richard Widmark acaso tuvo el papel y la interpretación de su vida. Tampoco Dassin superaría jamás esta cinta, a la que tan solo le sobra una cierta previsibilidad en su argumento para redondear una obra maestra. A pesar de su más que evidente calidad “Noche en la ciudad” fue un fracaso comercial en toda regla y pintaron bastos para el cineasta hasta que la siempre acogedora Francia le albergó en su seno tan cinéfilo y le produjo – que cosas tiene la vida – el mayor éxito de taquilla de toda su carrera: “Du rififi chez les hommes” (1954), “Rififí” para entendernos. Película que odiaron los filmidealistas y que el paso del tiempo – como, por ejemplo, a “Fedra” (1962) – situaría en su justo y nada despreciable lugar de estupenda película, que si se dilata excesivamente en la secuencia del famoso atraco a la joyería, posee quince minutos finales tan buenos o más como los de “Noche en la ciudad”. Y un genial Jean Servais.
En 1955 Dassin se personó en Cannes y ¡¡voilá!! tropezose con una griega rubia algo madurita y que esperaba conseguir un premio de interpretación por la estupenda “Stella” (1955) de Cacoyannis ("Carmen" en el país que iluminó Occidente). No lo ganó pero si el corazón de Jules hasta el extremo que el americano que había pasado por Londres y Paris se convertiría en un heleno y ya casi todo el resto de su filmografía la podríamos denominar como “la fase mercurial”.
Melina Mercouri
Ya antes de ligar con Jules tenía una corta carrera en Grecia en la que había sentado las bases de lo que sería su único papel: la puta por excelencia del cine europeo sesentero y una actriz permanentemente sobreactuada pero cuya mirada traspasaba la pantalla y cuya presencia podía llegar a ser electrizante. Nada de eso sucedió en la penosa adaptación de un libro igual de penoso: “Celui qui doit mourir” (1957) o el Kazantzakis de “Cristo nuevamente crucificado” con el que Dassin anduvo más despistado que John Huston con el fútbol o Robert Rossen con los toros. Allí Melina hacía de puta con buen corazón, en el exitazo de “Never on Sunday” (1960) tambien pero mucho más alegre y divertida en tanto que Jules hacía el memo demostrando que era casi imposible ser peor actor. En la horripilante “La legge” (1958) sufría lo suyo y hasta se suicidaba,. Y es que ese artefacto italiano era infumable, con Melina, con Lollobrígida, con Mastroianni y con Montand todos a cual peor. Un bodrio que avergonzaba a la actriz y al director.
Ya he comentado que “Phaedra” es mucho mejor película de lo que se suele decir. La traslación temporal de la grandiosa tragedia de Eurípides al mundo de los armadores griegos multimillonarios en el que Raf Vallone es claro trasunto de Aristóteles Onassis funciona admirablemente. Y si Melina luce un vestuario zarzuelero y no puede con un personaje tan descomunal, Perkins esta excelente y el film contiene dos momentos inolvidables: la censurada cuando se estrenó en la España franquista ( no la de ahora, la de antes con el caudillo en carne mortal y no en fiambre incómodo) escena de sexo con gotas sadomaso entre Melina y Tony y, otra vez, los últimos veinte minutos en los que Dassin logra el climax que precisa tan descomunal pieza dramática. En 1978 el director haría una personalísima e ignorada “Medea” en su último gran film, la muy desconocida “A dream of Passion” o “Gritos de pasión” en el título español. Tambien la reivindico y la recomiendo con fervor. Y no solo por el mercurial matrimonio sino por la prodigiosa interpretación de Ellen Burstyn.
“Topkapi” (1964) fue un buen divertimento que parodiaba “Rififí” y en el que Melina se mostraba lujuriosa y estupenda actriz de comedia respaldada por un oscarizado Ustinov y un siempre a punto Robert Morley, pero el recalcitrante esposo, ya nacionalizado griego, se volvió a dar de bruces con Marguerite Duras y con Romain Gary en las de nuevo horrendas “10,30 p.m summer” (1965, rodada en Hispania y en la que salía 10 minutos Julián Mateos) y “La promesse de l’aube” con una Mercouri mas desmadrada y ramera que nunca aunque entrañable madraza del hijo de Moshe Dayan. Jamás he visto, y veo difícil que lo consiga algun día, “Survival” (1967). “Up tight” (1968) o “The rehearsal” (1974) son más que interesantes, realizada la primera en su natal U.S.A en plan “indie avant la lettre” y que Dassin tenía en gran estima. En efecto, abandonando solo un poquito a su musa en pleno fragor de su lucha contra los golpistas coroneles, el cineasta parece más rojo aún que su ya esposa y se venga de la América que le expulsó con un film violentamente antiracista que hace causa común con Angela Davis, los Black Panthers, el Black Power....y en el "ensayo" filma a Mercouri organizando su mitin acompañada por coros y solistas que cantan maravillosamente las bellas canciones de guerra de Theodorakis y Hadjidakis.
Lo que es la vida, ¡¡oh Zeus y Hera!!, Melina es ya una figura histórica con estatua y todo en la Acrópolis. Fue Ministra de Cultura con el socialista Papandreu (no el actual, ojo) y Alcaldesa de Atenas que recibió un entierro-homenaje multitudinario bien merecido. Su compromiso político devino en mito que sobrevive a sus limitaciones de actriz. ¿Y Dassin?. Fue primero su amante y luego su marido. En segundo lugar; un cineasta notable al que el amor, como el humo, cegó sus ojos.
Luis Betrán
Y es que el cine americano nunca ha sabido sacar buenos personajes de putas. Ni actrices que supieran imprimirles carácter ¡Hay que ver esa Shirley MacLaine de “Irma La Dulce”! ¿Y la Elizabeth Taylor de “Una mujer marcada”?. Ninguna supo hacerlo tan bien como Melina,...a excepción de otras europeas: la Annie Girardot de “Rocco”, la Moreau.......la MAGNANI. ¡Que mujeres!
El caballero oculto de Sevilla: FLAZARO
¡¡Gracias!! LB
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